FELIPE GONZÁLEZ, UNA BIOGRAFÍA POLÍTICA INÉDITA: DE UN "PARTIDO DE CLASE" A UN "PARTIDO DE ESTADO". (SONORIZADO)
¿Quién financió y moldeó al "nuevo PSOE" durante la Transición? ¿Cómo pasó Felipe González de prometer el cambio a gestionar la continuidad? ¿Qué hubo detrás del "Señor X" y la guerra sucia de los GAL?
Felipe González fue mucho más que "un presidente socialista". Fue el rostro de una transición pactada, diseñada para estabilizar el poder económico mientras se desmovilizaba a la clase trabajadora. Su historia es la de un país que cambió todo para que nada cambiara. En menos de diez años, el PSOE pasó de ser un partido marginal a llegar a convertirse en la nueva columna vertebral del Régimen monárquico. ¿En qué consistió la magia de aquel gigantesco "milagro"?
Este audio ha sido grabado con voces profesionales y puede escucharlo desde su teléfono móvil. Sintonícelo con Canarias Semanal y podrá escuchar su contenido desde cualquier lugar.
POR MANUEL MEDINA (*) PARA CANARIAS SEMANAL.ORG
Cuando se habla de Felipe González Márquez suele aparecer el retrato del joven abogado sevillano que se convirtió en el primer presidente socialista tras el franquismo. Se le pinta como el rostro moderno de una nueva España democrática, europeísta y abierta al mundo. Y, sin duda, lo fue.
Lo que se olvida, en la mayoría de las ocasiones, es que esa "modernización" tuvo un alto precio: el abandono del anunciado proyecto socialista transformador, la entrada a fondo en el modelo neoliberal y la consolidación de una red de poder que convirtió la política en una eficaz administradora de los intereses empresariales.
"La ruptura prometida se transformó en continuidad maquillada"
Felipe González no fue simplemente un político con éxito. Fue el operador central de un nuevo pacto social que cambió a fondo la naturaleza del PSOE, vaciando su discurso de clase y convirtiéndolo en el gestor más eficaz del capital español.
Esta brevísima biografía no busca manchar su figura, ni ensalzarla: solo ponerla bajo una lupa distinta. Una lupa que observe no sus discursos, sino sus actos, y no sus promesas, sino sus alianzas.
DE ABOGADO LABORALISTA A TECNÓCRATA DE LA TRANSICIÓN
Nacido en Sevilla, en 1942, Felipe González creció en una familia de clase media acomodada. Se licenció en Derecho y fue abogado laboralista en el tardofranquismo, defendiendo a obreros en un contexto de represión sindical. En 1964 se afilió clandestinamente al PSOE, entonces muy lejos del poder y con apenas actividad y militancia organizada.
Su ascenso dentro del partido fue meteórico. En 1974 se hizo con el control del aparato del PSOE en el Congreso de Suresnes, desplazando a los viejos exiliados de la etapa republicana. Esta renovación formal escondía ya un primer giro: González y su equipo apostaban por un "socialismo moderno", sin ruptura con el Régimen anterior, dispuesto a negociar con las élites económicas y políticas del franquismo para asegurar una transición “pacífica”. Y eso fue exactamente lo que ocurrió.
En menos de diez años, el PSOE pasó de ser un partido marginal a convertirse en la nueva columna vertebral del Régimen monárquico impuesto tras la muerte de Franco. Lo hizo, por supuesto, sin cuestionar el modelo económico ni el poder de las oligarquías financieras que tenían su origen en la misma dictadura. La ruptura prometida se transformó en una continuidad maquillada.
LA INGENIERÍA EXTERNA DEL CAMBIO: SPD Y ESTADOS UNIDOS EN LA FABRICACIÓN DE UN LÍDER
La socialdemocracia alemana, a través del SPD y la Fundación Friedrich Ebert, jugó un papel central en el rediseño del PSOE. No fue un simple apoyo ideológico: fue asesoramiento político, formación de cuadros, financiación encubierta y legitimación internacional. Desde el Congreso de Suresnes hasta el triunfo de 1982, el SPD operó como tutor del nuevo PSOE, imponiendo un modelo de socialismo "reformista" que evitara cualquier tipo de alianza estratégica con el PCE.
Willy Brandt, referente de la socialdemocracia europea, respaldó personalmente a González. Alemania necesitaba una izquierda controlable en España y el PSOE se convirtió en su proyecto. Incluso hubo sospechas sobre fondos del escándalo Flick, que habrían pasado por la Friedrich Ebert Stiftung en apoyo al PSOE, aunque esa operación nunca fue judicializada.
Estados Unidos, por su parte, tuvo un interés geoestratégico en la estabilidad de España. Washington veía con una gran preocupación la posibilidad de que el país siguiera el camino de Portugal tras la Revolución de los Claveles. Por eso, un PSOE atado a la OTAN y alineado con el capital internacional era ideal. La evolución de González desde su supuesta oposición a la OTAN hasta su defensa en el referéndum de 1986 fue exactamente lo que esperaban los estrategas del Pentágono.
Así, el PSOE fue moldeado desde fuera como una fuerza útil para la transición, integrada en el orden occidental y funcional a los intereses del capital global.
DE LA MONCLOA AL MERCADO: UNA TRANSFORMACIÓN PROGRAMADA
En 1982, el PSOE llegó al gobierno con una mayoría aplastante. España vivía entonces una gran esperanza popular de un cambio real. Pero el rumbo elegido fue otro. González renunció rápidamente a cualquier perspectiva de transformación estructural. Muy pronto, comenzó un proceso de reformas orientadas a liberalizar la economía, atraer capital extranjero y desmontar los restos del sector público heredados del franquismo.
Se privatizaron empresas públicas, se reconvirtió la industria dejando decenas de miles de obreros en la calle y se recortaron progresivamente servicios sociales. Lo que el PSOE gestionó no fue una ruptura con el franquismo económico, sino una transición ordenada hacia el neoliberalismo, adaptado al estilo europeo.
LA SOMBRA DEL "SEÑOR X": CUANDO EL ESTADO GOLPEA EN LA OSCURIDAD
Mientras las promesas de justicia social terminaban diluyéndose, el Estado mostraba su cara más oscura. Los GAL (Grupos Antiterroristas de Liberación) operaron como escuadrones parapoliciales en los años 80. Secuestros, torturas y asesinatos fueron cometidos desde las entrañas del aparato de seguridad del Estado, con dinero público.
Varios altos cargos del Ministerio del Interior fueron condenados. Pero el gran ausente en los tribunales fue quien los coordinó desde arriba. Documentos desclasificados de la CIA en 2020 identificaron a Felipe González como el "Señor X", la figura política que aprobó la creación de los GAL. González nunca fue juzgado, pero el rastro de los hechos lo persigue hasta hoy.
DE LA POLÍTICA AL NEGOCIO: CUANDO EL PODER CAMBIA DE TRAJE
Tras dejar la política institucional en 1996, González fue acogido con entusiasmo por las grandes empresas. Primero en Gas Natural Fenosa, luego en Boluda Corporación Marítima y más tarde con su propia firma de lobby, Ialcon Consultoría S.L., que facturó millones asesorando a empresas y gobiernos.
"FELIPE GONZÁLEZ NO REPRESENTABA YA A LOS TRABAJADORES. REPRESENTABA AL CAPITAL NACIONAL Y A SUS SOCIOS EUROPEOS"
Lejos de esconderse, se convirtió en un referente internacional del "centro reformista", participando en foros de élites globales como el Club de Madrid y actuando como asesor de magnates como Carlos Slim. Su rol como consejero global fue perfectamente coherente con su trayectoria: no era un traidor a la causa socialista. Era un administrador eficaz del nuevo orden económico.
EL LEGADO: DEL SUEÑO OBRERO A LA ÉLITE GLOBAL
Felipe González no fue un accidente, ni una traición aislada. Fue la figura necesaria en un contexto en el que el capital necesitaba legitimación democrática, control social y reformas compatibles con su reproducción. Fue el rostro amable de una maquinaria de clase. Su paso al mundo empresarial no fue un giro inesperado, sino la continuación lógica de su papel como gestor del Estado en clave de clase.
La historia lo recordará como el primer presidente socialista de la Monarquía, pero también como el gran ejecutor de la modernización neoliberal del Estado español. Su papel consistió en desmovilizar a la clase trabajadora mientras se consolidaba una nueva élite económica. Su legado no está en los discursos, sino en las estructuras que dejó: un PSOE sin contenido transformador, una economía entregada al mercado y un Estado que aprendió a reprimir sin dictadura.
¿QUÉ NOS ENSEÑA SU HISTORIA? UNA CLAVE PARA COMPRENDER EL PRESENTE
La biografía de Felipe González no es útil solamente para entender el pasado, sino también para comprender los mecanismos actuales de dominación. Su historia se repite, con otros nombres y otras caras, en muchas democracias formales modernas: partidos que nacen para representar a los trabajadores y que, al alcanzar el poder, terminan defendiendo los intereses del capital.
"SU HISTORIA ES LA DE UN SOCIALISMO SIN CONTENIDO, UN 'CAMBIO' QUE LO CAMBIÓ TODO PARA QUE TODO SIGUIERA IGUAL"
Lo que ocurrió con el PSOE bajo su mando es lo mismo que ocurrió con el Partido Laborista británico, con el Partido Demócrata estadounidense o con tantas otras fuerzas que pasaron de la calle al palacio. Cuando se prioriza la "gobernabilidad" por encima de los principios, la política se convierte en gestión del statu quo. Y los trabajadores quedan, una vez más, sin representación real.
Hoy, cuando la desafección política crece, y cuando la extrema derecha avanza sobre el terreno que la "izquierda" reformista abandonó, la figura de González vuelve a ser relevante. No como símbolo de esperanza, sino como advertencia: cuando la "izquierda" se olvida de los de abajo, solo les queda mirar hacia arriba.
FUENTES UTILIZADAS:
" Garcés, Joan: "Soberanos e intervenidos"
" CIA declassified documents sobre Felipe González y el "Señor X" (2020)
" Artículos de El Salto, Rebelion.org y CTXT sobre la financiación del PSOE y el papel del SPD
" Informes sobre el caso Flick y la Fundación Friedrich Ebert (SPD)
" Wikipedia, ElPaís.com, Publico.es, Diariocritico.com, (consultados 2025)
" Diccionario del pensamiento marxista (Bottomore)
" La ideología alemana, Karl Marx.
(*) Manuel Medina es profesor de Historia y divulgador de temas relacionados con esa misma materia.
Este audio ha sido grabado con voces profesionales y puede escucharlo desde su teléfono móvil. Sintonícelo con Canarias Semanal y podrá escuchar su contenido desde cualquier lugar.
POR MANUEL MEDINA (*) PARA CANARIAS SEMANAL.ORG
Cuando se habla de Felipe González Márquez suele aparecer el retrato del joven abogado sevillano que se convirtió en el primer presidente socialista tras el franquismo. Se le pinta como el rostro moderno de una nueva España democrática, europeísta y abierta al mundo. Y, sin duda, lo fue.
Lo que se olvida, en la mayoría de las ocasiones, es que esa "modernización" tuvo un alto precio: el abandono del anunciado proyecto socialista transformador, la entrada a fondo en el modelo neoliberal y la consolidación de una red de poder que convirtió la política en una eficaz administradora de los intereses empresariales.
"La ruptura prometida se transformó en continuidad maquillada"
Felipe González no fue simplemente un político con éxito. Fue el operador central de un nuevo pacto social que cambió a fondo la naturaleza del PSOE, vaciando su discurso de clase y convirtiéndolo en el gestor más eficaz del capital español.
Esta brevísima biografía no busca manchar su figura, ni ensalzarla: solo ponerla bajo una lupa distinta. Una lupa que observe no sus discursos, sino sus actos, y no sus promesas, sino sus alianzas.
DE ABOGADO LABORALISTA A TECNÓCRATA DE LA TRANSICIÓN
Nacido en Sevilla, en 1942, Felipe González creció en una familia de clase media acomodada. Se licenció en Derecho y fue abogado laboralista en el tardofranquismo, defendiendo a obreros en un contexto de represión sindical. En 1964 se afilió clandestinamente al PSOE, entonces muy lejos del poder y con apenas actividad y militancia organizada.
Su ascenso dentro del partido fue meteórico. En 1974 se hizo con el control del aparato del PSOE en el Congreso de Suresnes, desplazando a los viejos exiliados de la etapa republicana. Esta renovación formal escondía ya un primer giro: González y su equipo apostaban por un "socialismo moderno", sin ruptura con el Régimen anterior, dispuesto a negociar con las élites económicas y políticas del franquismo para asegurar una transición “pacífica”. Y eso fue exactamente lo que ocurrió.
En menos de diez años, el PSOE pasó de ser un partido marginal a convertirse en la nueva columna vertebral del Régimen monárquico impuesto tras la muerte de Franco. Lo hizo, por supuesto, sin cuestionar el modelo económico ni el poder de las oligarquías financieras que tenían su origen en la misma dictadura. La ruptura prometida se transformó en una continuidad maquillada.
LA INGENIERÍA EXTERNA DEL CAMBIO: SPD Y ESTADOS UNIDOS EN LA FABRICACIÓN DE UN LÍDER
La socialdemocracia alemana, a través del SPD y la Fundación Friedrich Ebert, jugó un papel central en el rediseño del PSOE. No fue un simple apoyo ideológico: fue asesoramiento político, formación de cuadros, financiación encubierta y legitimación internacional. Desde el Congreso de Suresnes hasta el triunfo de 1982, el SPD operó como tutor del nuevo PSOE, imponiendo un modelo de socialismo "reformista" que evitara cualquier tipo de alianza estratégica con el PCE.
Willy Brandt, referente de la socialdemocracia europea, respaldó personalmente a González. Alemania necesitaba una izquierda controlable en España y el PSOE se convirtió en su proyecto. Incluso hubo sospechas sobre fondos del escándalo Flick, que habrían pasado por la Friedrich Ebert Stiftung en apoyo al PSOE, aunque esa operación nunca fue judicializada.
Estados Unidos, por su parte, tuvo un interés geoestratégico en la estabilidad de España. Washington veía con una gran preocupación la posibilidad de que el país siguiera el camino de Portugal tras la Revolución de los Claveles. Por eso, un PSOE atado a la OTAN y alineado con el capital internacional era ideal. La evolución de González desde su supuesta oposición a la OTAN hasta su defensa en el referéndum de 1986 fue exactamente lo que esperaban los estrategas del Pentágono.
Así, el PSOE fue moldeado desde fuera como una fuerza útil para la transición, integrada en el orden occidental y funcional a los intereses del capital global.
DE LA MONCLOA AL MERCADO: UNA TRANSFORMACIÓN PROGRAMADA
En 1982, el PSOE llegó al gobierno con una mayoría aplastante. España vivía entonces una gran esperanza popular de un cambio real. Pero el rumbo elegido fue otro. González renunció rápidamente a cualquier perspectiva de transformación estructural. Muy pronto, comenzó un proceso de reformas orientadas a liberalizar la economía, atraer capital extranjero y desmontar los restos del sector público heredados del franquismo.
Se privatizaron empresas públicas, se reconvirtió la industria dejando decenas de miles de obreros en la calle y se recortaron progresivamente servicios sociales. Lo que el PSOE gestionó no fue una ruptura con el franquismo económico, sino una transición ordenada hacia el neoliberalismo, adaptado al estilo europeo.
LA SOMBRA DEL "SEÑOR X": CUANDO EL ESTADO GOLPEA EN LA OSCURIDAD
Mientras las promesas de justicia social terminaban diluyéndose, el Estado mostraba su cara más oscura. Los GAL (Grupos Antiterroristas de Liberación) operaron como escuadrones parapoliciales en los años 80. Secuestros, torturas y asesinatos fueron cometidos desde las entrañas del aparato de seguridad del Estado, con dinero público.
Varios altos cargos del Ministerio del Interior fueron condenados. Pero el gran ausente en los tribunales fue quien los coordinó desde arriba. Documentos desclasificados de la CIA en 2020 identificaron a Felipe González como el "Señor X", la figura política que aprobó la creación de los GAL. González nunca fue juzgado, pero el rastro de los hechos lo persigue hasta hoy.
DE LA POLÍTICA AL NEGOCIO: CUANDO EL PODER CAMBIA DE TRAJE
Tras dejar la política institucional en 1996, González fue acogido con entusiasmo por las grandes empresas. Primero en Gas Natural Fenosa, luego en Boluda Corporación Marítima y más tarde con su propia firma de lobby, Ialcon Consultoría S.L., que facturó millones asesorando a empresas y gobiernos.
"FELIPE GONZÁLEZ NO REPRESENTABA YA A LOS TRABAJADORES. REPRESENTABA AL CAPITAL NACIONAL Y A SUS SOCIOS EUROPEOS"
Lejos de esconderse, se convirtió en un referente internacional del "centro reformista", participando en foros de élites globales como el Club de Madrid y actuando como asesor de magnates como Carlos Slim. Su rol como consejero global fue perfectamente coherente con su trayectoria: no era un traidor a la causa socialista. Era un administrador eficaz del nuevo orden económico.
EL LEGADO: DEL SUEÑO OBRERO A LA ÉLITE GLOBAL
Felipe González no fue un accidente, ni una traición aislada. Fue la figura necesaria en un contexto en el que el capital necesitaba legitimación democrática, control social y reformas compatibles con su reproducción. Fue el rostro amable de una maquinaria de clase. Su paso al mundo empresarial no fue un giro inesperado, sino la continuación lógica de su papel como gestor del Estado en clave de clase.
La historia lo recordará como el primer presidente socialista de la Monarquía, pero también como el gran ejecutor de la modernización neoliberal del Estado español. Su papel consistió en desmovilizar a la clase trabajadora mientras se consolidaba una nueva élite económica. Su legado no está en los discursos, sino en las estructuras que dejó: un PSOE sin contenido transformador, una economía entregada al mercado y un Estado que aprendió a reprimir sin dictadura.
¿QUÉ NOS ENSEÑA SU HISTORIA? UNA CLAVE PARA COMPRENDER EL PRESENTE
La biografía de Felipe González no es útil solamente para entender el pasado, sino también para comprender los mecanismos actuales de dominación. Su historia se repite, con otros nombres y otras caras, en muchas democracias formales modernas: partidos que nacen para representar a los trabajadores y que, al alcanzar el poder, terminan defendiendo los intereses del capital.
"SU HISTORIA ES LA DE UN SOCIALISMO SIN CONTENIDO, UN 'CAMBIO' QUE LO CAMBIÓ TODO PARA QUE TODO SIGUIERA IGUAL"
Lo que ocurrió con el PSOE bajo su mando es lo mismo que ocurrió con el Partido Laborista británico, con el Partido Demócrata estadounidense o con tantas otras fuerzas que pasaron de la calle al palacio. Cuando se prioriza la "gobernabilidad" por encima de los principios, la política se convierte en gestión del statu quo. Y los trabajadores quedan, una vez más, sin representación real.
Hoy, cuando la desafección política crece, y cuando la extrema derecha avanza sobre el terreno que la "izquierda" reformista abandonó, la figura de González vuelve a ser relevante. No como símbolo de esperanza, sino como advertencia: cuando la "izquierda" se olvida de los de abajo, solo les queda mirar hacia arriba.
FUENTES UTILIZADAS:
" Garcés, Joan: "Soberanos e intervenidos"
" CIA declassified documents sobre Felipe González y el "Señor X" (2020)
" Artículos de El Salto, Rebelion.org y CTXT sobre la financiación del PSOE y el papel del SPD
" Informes sobre el caso Flick y la Fundación Friedrich Ebert (SPD)
" Wikipedia, ElPaís.com, Publico.es, Diariocritico.com, (consultados 2025)
" Diccionario del pensamiento marxista (Bottomore)
" La ideología alemana, Karl Marx.






























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