"TRAS EL SÁHARA, MARRUECOS IRÁ A POR CANARIAS", ADVIERTE EL FRENTE POLISARIO
El representante saharaui en España alerta sobre la pasividad del Estado ante el expansionismo marroquí
El Frente Polisario ha advertido que, si Marruecos consolida su ocupación del Sáhara Occidental, el próximo objetivo será Canarias. La denuncia llega en plena alianza entre Madrid y Rabat, con el aval del Gobierno canario. El conflicto ya no es lejano: se negocia en nombre de otros y a espaldas de los pueblos.
Por EUGENIO FERNÁNDEZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
"Canarias podría convertirse en el próximo objetivo estratégico de Marruecos". Esta es, al menos, la advirtencia realizada desde el Frente Polisario el pasado 3 de diciembre, a través de su representante en España, Abdulah Arabi.
En declaraciones previas a la Reunión de Alto Nivel entre el Gobierno español y el marroquí, Arabi alertó que,
"una vez consolidada la ocupación del Sáhara Occidental, el siguiente paso en la agenda expansionista de Rabat sería el Archipiélago canario".
“La experiencia nos permite advertir a España que, si no frena las pretensiones de Marruecos, el siguiente objetivo será Canarias”, declaró Arabi, recordando que el Estado español sigue siendo legalmente potencia administradora del Sáhara, a pesar de haber intentado eludir esa responsabilidad con los Acuerdos de Madrid de 1975.
Desde 2022, el Gobierno de Pedro Sánchez respalda abiertamente el plan marroquí de autonomía, que niega al pueblo saharaui el derecho a decidir su destino. Del mismo modo, el Gobierno de Canarias ha asumido como propia la postura oficial del Estado español, legitimando de facto la ocupación marroquí del Sáhara.
La denuncia del Polisario, más que una provocación retórica, parece querer advertir sobre las consecuencias que podría acarrear al archipiélago canario una red de complicidades institucionales que convergen en su aval al proyecto colonial y la ideología expansionista del Régimen alauita.
UNA OCUPACIÓN PROLONGADA CON AVAL INTERNACIONAL
El Sáhara Occidental es considerado por Naciones Unidas como un territorio no autónomo pendiente de descolonización. Sin embargo, desde la retirada de España en 1975, Marruecos mantiene una ocupación sostenida del territorio, contraria al derecho internacional.
Durante décadas, la solución propuesta por la ONU fue la celebración de un referéndum de autodeterminación. Ese proceso jamás se realizó. En su lugar, Marruecos impulsó un Plan de autonomía bajo su soberanía, que desde 2022 cuenta con el respaldo explícito de España y de varias potencias occidentales.
Este giro diplomático copernicano deja en segundo plano al Frente Polisario y su lucha por el derecho a decidir del pueblo saharaui, que es desplazado del escenario como sujeto político. El referéndum ha sido reemplazado por una propuesta de integración impuesta desde fuera.
ESPAÑA: DE POTENCIA ADMINISTRADORA A CÓMPLICE ACTIVA
El cambio de postura del Gobierno de Pedro Sánchez en marzo de 2022 marcó un punto de inflexión. España pasó de mantener una aparente neutralidad a respaldar abiertamente el plan marroquí. Desde entonces, las cumbres bilaterales entre Madrid y Rabat se han convertido en plataformas para profundizar esa alianza.
En la reciente Reunión de Alto Nivel celebrada en diciembre de 2025, el Ejecutivo español continuó reforzando acuerdos con Marruecos, incluso después de que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea reafirmara en 2024 que el Sáhara Occidental no forma parte de Marruecos, y que cualquier tratado que afecte al territorio debe contar con el consentimiento del pueblo saharaui.
España, sin embargo, ha preferido ignorar estos pronunciamientos jurídicos. Con ello no solo viola principios del derecho internacional, sino que traiciona su propia historia como potencia administradora.
EL GOBIERNO DE CANARIAS Y SU ADHESIÓN A RABAT
Lejos de oponerse a esta política, el Gobierno de Canarias ha profundizado su complicidad. El presidente Fernando Clavijo, tras visitar Marruecos, declaró públicamente que su Ejecutivo “asume enteramente la posición del Estado” sobre el Sáhara Occidental.
Esa afirmación no es menor. Significa que, desde Canarias, no solo se acepta la ocupación, sino que se respalda activamente una solución impuesta al pueblo saharaui. Esta posición ignora tanto las históricas relaciones culturales con el Sáhara como los riesgos estratégicos para el propio archipiélago.
La advertencia del Polisario —que señala a Canarias como posible próximo objetivo de la dictadura alauita— debe entenderse en este marco geopolítico. Marruecos, en efecto, no ha ocultado su interés en ampliar su influencia en el Atlántico, con iniciativas para redefinir su frontera marítima, controlar zonas como el Monte Tropic (rico en minerales estratégicos) y asumir competencias sobre el espacio aéreo que actualmente gestiona España desde Canarias.
COMPLICIDADES GLOBALES Y LA RENUNCIA AL DERECHO
La legitimación de la ocupación marroquí, por supuesto, no es solo obra de España. Estados Unidos, Francia y varios países de la Unión Europea han respaldado el plan de autonomía como “realista y creíble”. Por su parte, Rusia y China, evitaron en fechas recientes ejercer su derecho al veto, absteniéndose para permitir la aprobación de la Resolución 2797 del Consejo de Seguridad de la ONU, que apoya el plan marroquí como base para una “solución viable” del conflicto.
Este consenso de las grandes potencias en su apoyo al régimen marroquí no se basa en el derecho, sino en el cálculo político y económico: acceso a recursos, control de rutas migratorias, cooperación antiterrorista y posicionamiento estratégico en el Magreb y el Atlántico.
Lo que prevalece, bajo la lógica capitalista, no es la justicia ni el reconocido derecho a la autodeterminación de los saharauis, sino los intereses de los Estados en su carrera por controlar territorios y riquezas.
Como consecuencia de ello, bajo el discurso de la "autonomía", se trata de imponer una dominación política y económica sobre un pueblo que no ha sido consultado y que, frente a todos los obstáculos y a la acción de sus poderosos enemigos, se niega a rendirse ante la "realpolitik" y continúa en pie de guerra.
Por EUGENIO FERNÁNDEZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
"Canarias podría convertirse en el próximo objetivo estratégico de Marruecos". Esta es, al menos, la advirtencia realizada desde el Frente Polisario el pasado 3 de diciembre, a través de su representante en España, Abdulah Arabi.
En declaraciones previas a la Reunión de Alto Nivel entre el Gobierno español y el marroquí, Arabi alertó que,
"una vez consolidada la ocupación del Sáhara Occidental, el siguiente paso en la agenda expansionista de Rabat sería el Archipiélago canario".
“La experiencia nos permite advertir a España que, si no frena las pretensiones de Marruecos, el siguiente objetivo será Canarias”, declaró Arabi, recordando que el Estado español sigue siendo legalmente potencia administradora del Sáhara, a pesar de haber intentado eludir esa responsabilidad con los Acuerdos de Madrid de 1975.
Desde 2022, el Gobierno de Pedro Sánchez respalda abiertamente el plan marroquí de autonomía, que niega al pueblo saharaui el derecho a decidir su destino. Del mismo modo, el Gobierno de Canarias ha asumido como propia la postura oficial del Estado español, legitimando de facto la ocupación marroquí del Sáhara.
La denuncia del Polisario, más que una provocación retórica, parece querer advertir sobre las consecuencias que podría acarrear al archipiélago canario una red de complicidades institucionales que convergen en su aval al proyecto colonial y la ideología expansionista del Régimen alauita.
UNA OCUPACIÓN PROLONGADA CON AVAL INTERNACIONAL
El Sáhara Occidental es considerado por Naciones Unidas como un territorio no autónomo pendiente de descolonización. Sin embargo, desde la retirada de España en 1975, Marruecos mantiene una ocupación sostenida del territorio, contraria al derecho internacional.
Durante décadas, la solución propuesta por la ONU fue la celebración de un referéndum de autodeterminación. Ese proceso jamás se realizó. En su lugar, Marruecos impulsó un Plan de autonomía bajo su soberanía, que desde 2022 cuenta con el respaldo explícito de España y de varias potencias occidentales.
Este giro diplomático copernicano deja en segundo plano al Frente Polisario y su lucha por el derecho a decidir del pueblo saharaui, que es desplazado del escenario como sujeto político. El referéndum ha sido reemplazado por una propuesta de integración impuesta desde fuera.
ESPAÑA: DE POTENCIA ADMINISTRADORA A CÓMPLICE ACTIVA
El cambio de postura del Gobierno de Pedro Sánchez en marzo de 2022 marcó un punto de inflexión. España pasó de mantener una aparente neutralidad a respaldar abiertamente el plan marroquí. Desde entonces, las cumbres bilaterales entre Madrid y Rabat se han convertido en plataformas para profundizar esa alianza.
En la reciente Reunión de Alto Nivel celebrada en diciembre de 2025, el Ejecutivo español continuó reforzando acuerdos con Marruecos, incluso después de que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea reafirmara en 2024 que el Sáhara Occidental no forma parte de Marruecos, y que cualquier tratado que afecte al territorio debe contar con el consentimiento del pueblo saharaui.
España, sin embargo, ha preferido ignorar estos pronunciamientos jurídicos. Con ello no solo viola principios del derecho internacional, sino que traiciona su propia historia como potencia administradora.
EL GOBIERNO DE CANARIAS Y SU ADHESIÓN A RABAT
Lejos de oponerse a esta política, el Gobierno de Canarias ha profundizado su complicidad. El presidente Fernando Clavijo, tras visitar Marruecos, declaró públicamente que su Ejecutivo “asume enteramente la posición del Estado” sobre el Sáhara Occidental.
Esa afirmación no es menor. Significa que, desde Canarias, no solo se acepta la ocupación, sino que se respalda activamente una solución impuesta al pueblo saharaui. Esta posición ignora tanto las históricas relaciones culturales con el Sáhara como los riesgos estratégicos para el propio archipiélago.
La advertencia del Polisario —que señala a Canarias como posible próximo objetivo de la dictadura alauita— debe entenderse en este marco geopolítico. Marruecos, en efecto, no ha ocultado su interés en ampliar su influencia en el Atlántico, con iniciativas para redefinir su frontera marítima, controlar zonas como el Monte Tropic (rico en minerales estratégicos) y asumir competencias sobre el espacio aéreo que actualmente gestiona España desde Canarias.
COMPLICIDADES GLOBALES Y LA RENUNCIA AL DERECHO
La legitimación de la ocupación marroquí, por supuesto, no es solo obra de España. Estados Unidos, Francia y varios países de la Unión Europea han respaldado el plan de autonomía como “realista y creíble”. Por su parte, Rusia y China, evitaron en fechas recientes ejercer su derecho al veto, absteniéndose para permitir la aprobación de la Resolución 2797 del Consejo de Seguridad de la ONU, que apoya el plan marroquí como base para una “solución viable” del conflicto.
Este consenso de las grandes potencias en su apoyo al régimen marroquí no se basa en el derecho, sino en el cálculo político y económico: acceso a recursos, control de rutas migratorias, cooperación antiterrorista y posicionamiento estratégico en el Magreb y el Atlántico.
Lo que prevalece, bajo la lógica capitalista, no es la justicia ni el reconocido derecho a la autodeterminación de los saharauis, sino los intereses de los Estados en su carrera por controlar territorios y riquezas.
Como consecuencia de ello, bajo el discurso de la "autonomía", se trata de imponer una dominación política y económica sobre un pueblo que no ha sido consultado y que, frente a todos los obstáculos y a la acción de sus poderosos enemigos, se niega a rendirse ante la "realpolitik" y continúa en pie de guerra.































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