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TORRES LÓPEZ: "LA PRIVATIZACIÓN EN LA SANIDAD MATA"

¿Por qué los datos demuestran que la salud privada no garantiza vidas? ¿Cómo afecta realmente la privatización sanitaria a los más vulnerables?

¿Puede un sistema diseñado para generar beneficios económicos garantizar atención médica universal y de calidad? ¿Qué ocurre cuando se deja en manos del mercado la salud de millones?

 

REDACCIÓN CANARIAS SEMANAL.ORG

 

  En un artículo publicado por Juan Torres López en la publicación La Voz del Sur con el título “Hablemos claro: privatizar la sanidad mata. Lo dicen los datos”, el economista sevillano expone con abundantes datos empíricos los efectos letales de la privatización de los sistemas sanitarios.

 

   Según mantiene el  economista andaluz, no se trata de una declaración ideológica, sino de una constatación derivada de múltiples estudios científicos contrastados, que muestran cómo el negocio privado en salud excluye, margina y termina costando vidas.

 

     De acuerdo a lo expresado por Torres López, la lógica mercantil no puede jamás garantizar un sistema sanitario que cubra a toda la población, pues su finalidad no es el bienestar colectivo sino el beneficio económico. Y para que este beneficio exista, debe excluirse a quien no puede pagar, ya sea mediante seguros, copagos o cuotas. Esta dinámica, sostiene el autor, inevitablemente condena a muchos enfermos a no recibir atención médica o a recibirla tarde, agravando dolencias que podrían haberse curado con una intervención a tiempo.

 

      Uno de los elementos más potentes del texto es la descripción de cómo los seguros privados, también negocios, niegan la cobertura a quienes más la necesitan: los enfermos crónicos, las personas mayores o aquellas con tratamientos costosos. Las aseguradoras operan según estudios de riesgo, evitando asumir costes que superen lo que ingresan. Esto deja a una gran parte de la población desamparada, lo que, en palabras del autor, se traduce en enfermedad y muerte.

 

    Según detalla Torres López, los datos son contundentes. En Estados Unidos, por ejemplo, la falta de seguro médico está asociada a 45.000 muertes anuales. También cita estudios que muestran que la privatización progresiva del sistema de salud en Inglaterra aumentó la mortalidad evitable. A esto se suma el testimonio de instituciones como The Lancet o la OCDE, que alertan del deterioro en los indicadores de salud en los países con mayor peso del sector privado.

 

     Torres también denuncia las consecuencias de privatizar la prevención: campañas de vacunación, atención comunitaria, programas nutricionales o educación sanitaria, quedan debilitados o directamente abandonados porque no generan rentabilidad. La lógica del mercado —como recuerda Torres Lopez— no apuesta por prevenir enfermedades, pues una población sana no necesita consumir servicios sanitarios y, por tanto, no deja beneficios.

 

     Otro aspecto relevante que señala es el deterioro en las condiciones laborales del personal sanitario en centros privados: precariedad, presión por rendimiento, jornadas abusivas. Todo esto conlleva agotamiento, errores, menos tiempo por paciente y, en definitiva, una atención deficiente que también mata.

 

  Las apreciaciones de Torres López no solo son sólidas desde el punto de vista técnico, sino especialmente pertinentes en un momento en que los sistemas públicos de salud están siendo desmantelados de forma silenciosa por gobiernos que promueven, bajo una retórica de modernización o eficiencia, la transferencia de recursos públicos al negocio privado.

 

     Resulta  revelador, por ejemplo, que en Andalucía —como denuncia el propio autor— el 53% de los hospitales públicos ya están concertados con empresas privadas, mientras se proclama desde el poder político que se defiende lo público.

 

     Como indica Torres, nadie en el poder va a admitir que estas decisiones matan. Pero los datos lo hacen evidente. La sanidad, como derecho humano, no puede gestionarse como un negocio. La salud no es un producto y quienes convierten su gestión en una fuente de lucro están atentando contra el bienestar colectivo. El artículo que comentamos es, en ese sentido, un urgente llamado a la conciencia social y política.

 

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