
ERIC TOUSSAINT: LOS "PODEROSOS IMPERIALES" SALVAN DE LA CATÁSTROFE AL GOBIERNO MILEI. ¿POR QUÉ?
Un analisis clarificador sobre las razones por las que el FMI, el Banco Mundial y los BRICS han decidido salvar al ultraderechista Milei de la catástrofe económica
En abril de 2025, cuando el gobierno de Javier Milei tambaleaba, una gigantesca ayuda internacional le permitió ganar tiempo. En este artículo del conocido historiador y economista Eric Toussaint examina con todo lujo de detalles, cómo el FMI, China, los BRICS+, el Banco Mundial y hasta Trump jugaron un rol clave en sostener al presidente argentino, a pesar del colapso económico, las protestas sociales y los escándalos de corrupción.
POR ERIC TOUSSAINT PARA CANARIAS SEMANAL.ORG
Debido a la extensión del informe original de Eric Toussaint nos hemos visto obligados a ofrecer un resumen de su contenido, centrado exclusivamente en los aspectos que vinculan a Argentina con China y los países BRICS. Sin embargo, el documento íntegro podrá leerse pinchando en el enlace incluido al final de este texto, algo que recomendamos encarecidamente a nuestros lectores para comprender en profundidad la trama geopolítica y financiera que atraviesa el caso argentino.
A veces, lo más difícil no es ver lo que ocurre frente a nuestros ojos, sino entender por qué pasa. Y eso es exactamente lo que está en juego cuando miramos lo que sucedió en abril de 2025, cuando Argentina, al borde de una crisis financiera profunda, recibió un paquete de rescate por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI), con el visto bueno entusiasta de los países BRICS+, especialmente de China.
¿Pero cómo puede ser que gobiernos que hablan de independencia, de soberanía económica y de romper con el “imperialismo financiero” terminen avalando con sus votos —y su dinero— el rescate de un presidente como Javier Milei, que defiende públicamente a Bolsonaro, desprecia a Lula, y le declara la guerra a todo lo que huela a Estado?
"Fmi, Trump y Brics: cómo salvaron al Gobierno de Milei"
La respuesta no es simple, pero tampoco es imposible de entender. Porque detrás de la retórica de los bloques geopolíticos y las alianzas estratégicas, hay algo que sigue mandando: los intereses. Y en este caso, los intereses de China, Brasil, India y compañía no coincidieron con los intereses del pueblo argentino.
CUANDO EL FMI HABLA CHINO
En abril de 2025, el FMI aprobó un préstamo de 20.000 millones de dólares a la Argentina. Lo curioso es que esa decisión, que normalmente se asocia a Washington, también fue apoyada por los países del BRICS+ —ese bloque que dice querer construir una alternativa al poder financiero occidental. La ayuda no terminó ahí: China renovó su swap de divisas por otros 5.000 millones, el Banco Mundial prometió 12.000 millones más y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) agregó 10.000 millones durante los tres años siguientes.
“China ayudó a Milei y al mismo tiempo se aseguró de que pudiera seguir pagando su deuda.”
En total, 42.000 millones de dólares. Casi nada. Una cifra que le dio a Milei el oxígeno que necesitaba para no hundirse en plena tormenta económica. Pero también, una cifra que sirve para hacerse una pregunta clave:
¿qué lleva a China y a otros países del BRICS a ofrecer un salvavidas a un gobierno que no solo es autoritario, sino que representa una amenaza directa a las políticas sociales y democráticas en la región?
EL JUEGO DE CHINA: PRAGMATISMO PURO
China es el segundo socio comercial de Argentina, y el primero en términos estratégicos. Compra soja, carne, petróleo, vino y, cada vez más, litio. También vende maquinaria, autopartes, tecnología y componentes industriales. La relación no es de iguales: Argentina es un país exportador de materias primas, y China un país industrializado que compra barato y vende con valor agregado.
“Argentina es el país más endeudado con el FMI… y el FMI el más expuesto con Argentina.”
Pero más allá del comercio, lo que realmente ata a ambos países es el swap financiero. Esta herramienta, que puede sonar técnica o lejana, no es más que un crédito gigante en yuanes que Argentina puede usar para reforzar sus reservas en dólares. Y eso, en contextos de crisis, puede marcar la diferencia entre el default y la supervivencia.
En abril de 2025, Milei necesitaba desesperadamente mostrar reservas positivas, aunque fueran ficticias. Y ahí apareció China, renovando su línea de crédito y permitiéndole al gobierno disimular el colapso inminente. Este gesto no fue altruista ni solidario: China lo hizo para que Argentina pudiera seguir pagando sus importaciones, y —sobre todo— para que no cayera en un impago que arrastrara a sus acreedores asiáticos.
¿Y LOS BRICS? UN BLOQUE QUE HABLA DE RUPTURA... PERO NO ROMPE NADA
La gran sorpresa no vino solo de Beijing, sino del conjunto de países que integran el BRICS+. En la dirección del FMI, estos países tienen peso: China (6,08 %), Rusia (2,59 %), India (2,63 %), Brasil (2,22 %) y Sudáfrica (0,63 %). Si sumamos a los nuevos miembros —como Irán, Egipto, Etiopía o Indonesia—, el bloque representa cerca del 17 % de los votos, suficiente para tener voz y frenar decisiones importantes.
Pero no lo hicieron. Votaron a favor del crédito a Milei sin dudarlo, sin siquiera exigir condiciones de sostenibilidad de la deuda o medidas de protección social. Y eso que la situación de Argentina es realmente crítica: debe más de 55.000 millones de dólares al FMI, una cifra que representa 12,6 veces su cuota. Ningún país del mundo está tan endeudado con ese organismo.
¿Qué los motivó entonces? Básicamente, lo mismo de siempre: la protección de sus propios intereses económicos. Brasil quería asegurarse de que Argentina pudiera seguir comprando productos brasileños. China, que no se cortara la cadena de pagos. Rusia, India y Sudáfrica, que su participación en el FMI no se viera debilitada por una crisis sudamericana que los dejara mal parados.
“Lula presionó para que se apruebe el préstamo, aunque eso signifique sostener al bolsonarismo argentino.”
LULA Y LA PARADOJA BRASILEÑA
Uno de los apoyos más activos al salvataje fue el de Brasil, paradójicamente liderado por Lula da Silva, un presidente que se presenta a sí mismo como defensor de los pueblos latinoamericanos y enemigo de la extrema derecha. Sin embargo, fue su gobierno el que más presionó para que el FMI aprobara el nuevo crédito a Milei.
Lula intervino para convencer a otros países latinoamericanos de que apoyaran el rescate. ¿Por qué? Porque Brasil necesita que la economía argentina no se desplome. Es su principal socio comercial en América del Sur, y una crisis en Buenos Aires tendría efectos devastadores para la industria brasileña.
Esta decisión expone el dilema central del BRICS+: en el discurso hablan de romper con la hegemonía del dólar, del FMI y del Banco Mundial, pero en la práctica actúan como cualquier otra potencia económica, defendiendo sus negocios aunque eso signifique sostener a un gobierno autoritario y antipopular como el de Milei.
“Los BRICS votaron en bloque a favor del rescate, demostrando que sus intereses están por encima de cualquier coherencia política.”
ENTRE EL DÓLAR Y EL YUAN, LA POBREZA SIGUE CRECIENDO
Nada de esto significa que el apoyo financiero internacional haya resuelto la situación argentina. Todo lo contrario: las condiciones impuestas por el FMI y los ajustes promovidos por Milei destruyeron empleo, recortaron jubilaciones, achicaron el gasto público y aumentaron la pobreza.
Pero los organismos financieros aplaudieron igual. ¿Por qué? Porque lo que les importa no es el bienestar social, sino la garantía de pago.
La ayuda de China y del BRICS no tuvo ninguna cláusula que protegiera a los sectores más vulnerables. No hubo condicionamientos democráticos ni exigencias de respeto a los derechos humanos. Solo importaba mantener a flote un modelo económico que sigue funcionando como un gigantesco tubo de succión de riqueza hacia el Norte Global… o hacia los nuevos imperialismos del Este.
ENTRE LA GEOPOLÍTICA Y LA DIGNIDAD
El caso argentino desnuda, una vez más, la hipocresía de los grandes bloques de poder. El FMI actúa como siempre, exigiendo ajuste, recorte y obediencia. Pero ahora lo hace con el consentimiento de países que dicen representar una alternativa, como China, Brasil, India o Rusia.
¿Qué mensaje deja esto para el pueblo argentino? Que la supuesta "nueva multipolaridad" no es garantía de justicia, ni de soberanía, ni de independencia económica.
Que los BRICS, lejos de ofrecer un camino distinto, están reproduciendo muchas de las mismas lógicas que dicen combatir. Y que el verdadero cambio no vendrá de swaps, préstamos o votos en el directorio del FMI, sino de la organización popular, la movilización social y la construcción de una alternativa desde abajo, que no tenga que elegir entre Washington y Pekín, porque no se arrodille ante ninguno de los dos.
- PINCHE AQUÍ PARA LEER ÍNTEGRAMENTE EL ARTICULO DE ERIC TOUSSAINT
POR ERIC TOUSSAINT PARA CANARIAS SEMANAL.ORG
Debido a la extensión del informe original de Eric Toussaint nos hemos visto obligados a ofrecer un resumen de su contenido, centrado exclusivamente en los aspectos que vinculan a Argentina con China y los países BRICS. Sin embargo, el documento íntegro podrá leerse pinchando en el enlace incluido al final de este texto, algo que recomendamos encarecidamente a nuestros lectores para comprender en profundidad la trama geopolítica y financiera que atraviesa el caso argentino.
A veces, lo más difícil no es ver lo que ocurre frente a nuestros ojos, sino entender por qué pasa. Y eso es exactamente lo que está en juego cuando miramos lo que sucedió en abril de 2025, cuando Argentina, al borde de una crisis financiera profunda, recibió un paquete de rescate por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI), con el visto bueno entusiasta de los países BRICS+, especialmente de China.
¿Pero cómo puede ser que gobiernos que hablan de independencia, de soberanía económica y de romper con el “imperialismo financiero” terminen avalando con sus votos —y su dinero— el rescate de un presidente como Javier Milei, que defiende públicamente a Bolsonaro, desprecia a Lula, y le declara la guerra a todo lo que huela a Estado?
"Fmi, Trump y Brics: cómo salvaron al Gobierno de Milei"
La respuesta no es simple, pero tampoco es imposible de entender. Porque detrás de la retórica de los bloques geopolíticos y las alianzas estratégicas, hay algo que sigue mandando: los intereses. Y en este caso, los intereses de China, Brasil, India y compañía no coincidieron con los intereses del pueblo argentino.
CUANDO EL FMI HABLA CHINO
En abril de 2025, el FMI aprobó un préstamo de 20.000 millones de dólares a la Argentina. Lo curioso es que esa decisión, que normalmente se asocia a Washington, también fue apoyada por los países del BRICS+ —ese bloque que dice querer construir una alternativa al poder financiero occidental. La ayuda no terminó ahí: China renovó su swap de divisas por otros 5.000 millones, el Banco Mundial prometió 12.000 millones más y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) agregó 10.000 millones durante los tres años siguientes.
“China ayudó a Milei y al mismo tiempo se aseguró de que pudiera seguir pagando su deuda.”
En total, 42.000 millones de dólares. Casi nada. Una cifra que le dio a Milei el oxígeno que necesitaba para no hundirse en plena tormenta económica. Pero también, una cifra que sirve para hacerse una pregunta clave:
¿qué lleva a China y a otros países del BRICS a ofrecer un salvavidas a un gobierno que no solo es autoritario, sino que representa una amenaza directa a las políticas sociales y democráticas en la región?
EL JUEGO DE CHINA: PRAGMATISMO PURO
China es el segundo socio comercial de Argentina, y el primero en términos estratégicos. Compra soja, carne, petróleo, vino y, cada vez más, litio. También vende maquinaria, autopartes, tecnología y componentes industriales. La relación no es de iguales: Argentina es un país exportador de materias primas, y China un país industrializado que compra barato y vende con valor agregado.
“Argentina es el país más endeudado con el FMI… y el FMI el más expuesto con Argentina.”
Pero más allá del comercio, lo que realmente ata a ambos países es el swap financiero. Esta herramienta, que puede sonar técnica o lejana, no es más que un crédito gigante en yuanes que Argentina puede usar para reforzar sus reservas en dólares. Y eso, en contextos de crisis, puede marcar la diferencia entre el default y la supervivencia.
En abril de 2025, Milei necesitaba desesperadamente mostrar reservas positivas, aunque fueran ficticias. Y ahí apareció China, renovando su línea de crédito y permitiéndole al gobierno disimular el colapso inminente. Este gesto no fue altruista ni solidario: China lo hizo para que Argentina pudiera seguir pagando sus importaciones, y —sobre todo— para que no cayera en un impago que arrastrara a sus acreedores asiáticos.
¿Y LOS BRICS? UN BLOQUE QUE HABLA DE RUPTURA... PERO NO ROMPE NADA
La gran sorpresa no vino solo de Beijing, sino del conjunto de países que integran el BRICS+. En la dirección del FMI, estos países tienen peso: China (6,08 %), Rusia (2,59 %), India (2,63 %), Brasil (2,22 %) y Sudáfrica (0,63 %). Si sumamos a los nuevos miembros —como Irán, Egipto, Etiopía o Indonesia—, el bloque representa cerca del 17 % de los votos, suficiente para tener voz y frenar decisiones importantes.
Pero no lo hicieron. Votaron a favor del crédito a Milei sin dudarlo, sin siquiera exigir condiciones de sostenibilidad de la deuda o medidas de protección social. Y eso que la situación de Argentina es realmente crítica: debe más de 55.000 millones de dólares al FMI, una cifra que representa 12,6 veces su cuota. Ningún país del mundo está tan endeudado con ese organismo.
¿Qué los motivó entonces? Básicamente, lo mismo de siempre: la protección de sus propios intereses económicos. Brasil quería asegurarse de que Argentina pudiera seguir comprando productos brasileños. China, que no se cortara la cadena de pagos. Rusia, India y Sudáfrica, que su participación en el FMI no se viera debilitada por una crisis sudamericana que los dejara mal parados.
“Lula presionó para que se apruebe el préstamo, aunque eso signifique sostener al bolsonarismo argentino.”
LULA Y LA PARADOJA BRASILEÑA
Uno de los apoyos más activos al salvataje fue el de Brasil, paradójicamente liderado por Lula da Silva, un presidente que se presenta a sí mismo como defensor de los pueblos latinoamericanos y enemigo de la extrema derecha. Sin embargo, fue su gobierno el que más presionó para que el FMI aprobara el nuevo crédito a Milei.
Lula intervino para convencer a otros países latinoamericanos de que apoyaran el rescate. ¿Por qué? Porque Brasil necesita que la economía argentina no se desplome. Es su principal socio comercial en América del Sur, y una crisis en Buenos Aires tendría efectos devastadores para la industria brasileña.
Esta decisión expone el dilema central del BRICS+: en el discurso hablan de romper con la hegemonía del dólar, del FMI y del Banco Mundial, pero en la práctica actúan como cualquier otra potencia económica, defendiendo sus negocios aunque eso signifique sostener a un gobierno autoritario y antipopular como el de Milei.
“Los BRICS votaron en bloque a favor del rescate, demostrando que sus intereses están por encima de cualquier coherencia política.”
ENTRE EL DÓLAR Y EL YUAN, LA POBREZA SIGUE CRECIENDO
Nada de esto significa que el apoyo financiero internacional haya resuelto la situación argentina. Todo lo contrario: las condiciones impuestas por el FMI y los ajustes promovidos por Milei destruyeron empleo, recortaron jubilaciones, achicaron el gasto público y aumentaron la pobreza.
Pero los organismos financieros aplaudieron igual. ¿Por qué? Porque lo que les importa no es el bienestar social, sino la garantía de pago.
La ayuda de China y del BRICS no tuvo ninguna cláusula que protegiera a los sectores más vulnerables. No hubo condicionamientos democráticos ni exigencias de respeto a los derechos humanos. Solo importaba mantener a flote un modelo económico que sigue funcionando como un gigantesco tubo de succión de riqueza hacia el Norte Global… o hacia los nuevos imperialismos del Este.
ENTRE LA GEOPOLÍTICA Y LA DIGNIDAD
El caso argentino desnuda, una vez más, la hipocresía de los grandes bloques de poder. El FMI actúa como siempre, exigiendo ajuste, recorte y obediencia. Pero ahora lo hace con el consentimiento de países que dicen representar una alternativa, como China, Brasil, India o Rusia.
¿Qué mensaje deja esto para el pueblo argentino? Que la supuesta "nueva multipolaridad" no es garantía de justicia, ni de soberanía, ni de independencia económica.
Que los BRICS, lejos de ofrecer un camino distinto, están reproduciendo muchas de las mismas lógicas que dicen combatir. Y que el verdadero cambio no vendrá de swaps, préstamos o votos en el directorio del FMI, sino de la organización popular, la movilización social y la construcción de una alternativa desde abajo, que no tenga que elegir entre Washington y Pekín, porque no se arrodille ante ninguno de los dos.
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