MIENTRAS LA ECONOMÍA ESPAÑOLA SUBE A VELOCIDAD DE COHETE, LA SOCIEDAD SE DERRUMBA ... ¿POR QUÉ?
“El trabajo ha dejado de ser garantía de integración social y se ha convertido en un generador de pobreza"
España es el país que más crece entre las grandes economías europeas. Pero bajo los aplausos internacionales se esconde una sociedad cada vez más desigual, precarizada y fragmentada. ¿Es sostenible una economía que olvida a la mayoría? ¿Por qué el tener empleos ya no nos salvan de la pobreza?
POR CÁNDIDO GÁLVEZ PARA CANARIAS SEMANAL.ORG.-
Durante los últimos años, España ha sido presentada como
un caso exitoso dentro de la Eurozona. Según los organismos internacionales, el país lidera las cifras de crecimiento económico entre las grandes economías europeas. Bruselas y la OCDE aplauden su desempeño macroeconómico, destacando un aumento del PIB del 2,9% en 2025, por encima de Francia, Alemania o Italia. Sin embargo, bajo esta imagen de recuperación y dinamismo, se esconde un país profundamente fracturado, con niveles de desigualdad y exclusión social alarmantes.
UNA BONANZA MACROECONÓMICA QUE NO LLEGA A LA MAYORÍA
Lo que los grandes titulares omiten es que este crecimiento beneficia casi exclusivamente a una exigua minoría. Mientras las cifras del PIB suben, también lo hace el número de personas atrapadas en la precariedad, en empleos inestables o directamente en la pobreza.
“El trabajo ha dejado de ser garantía de integración social y se ha convertido en un generador de pobreza”.
El propio informe de la OCDE señala que el “ascensor social” en España está averiado. Es decir, que el lugar en el que naces —rico o pobre— determina cada vez más tu futuro. En uno de los países con mayor desigualdad de oportunidades de Europa, los hijos de las clases trabajadoras tienen cada vez menos posibilidades de mejorar su situación respecto a sus padres.
La paradoja, entonces, se hace evidente: mientras se celebran los buenos datos macroeconómicos, los indicadores sociales dibujan un escenario de colapso cotidiano para millones de personas. Esto no es una contradicción accidental. Es la consecuencia directa de un modelo económico que ha priorizado los beneficios empresariales por encima del bienestar colectivo.
DESIGUALDAD ESTRUCTURAL: EL PRECIO DEL “MODELO ESPAÑOL”
Según el IX Informe FOESSA, España arrastra una de las tasas de desigualdad más altas de Europa, con un 37% frente a la media de la OCDE que ronda el 28%. La exclusión social afecta a 4,4 millones de personas y ha crecido un 52% desde 2007.
Uno de los factores más determinantes en este proceso ha sido el acceso a la vivienda. Hoy, vivir de alquiler en España se ha convertido en una trampa de pobreza: el 45% de quienes alquilan están en riesgo de exclusión, la tasa más alta de toda la Unión Europea.
Otro eje de esta desigualdad es el trabajo. A pesar de los discursos triunfalistas sobre la caída del desempleo, la realidad es que casi la mitad de la población activa —unos 11,5 millones de personas— vive atrapada en distintas formas de precariedad:
- contratos temporales,
- salarios bajos,
- horarios parciales
- y condiciones laborales que impiden construir una vida digna.
Incluso entre quienes tienen empleo, muchos no logran escapar de la pobreza: más de un tercio de las personas en exclusión severa tienen un trabajo.
Este fenómeno responde a una transformación estructural del mercado laboral español que ha sido impulsada por reformas legislativas desde la década de 1990, profundizadas tras la crisis de 2008. La lógica ha sido clara: hacer el trabajo más barato, más flexible, más prescindible. Y con ello, romper los mecanismos clásicos de integración social que ofrecía el empleo estable.
EL MODELO PRODUCTIVO: FRÁGIL, DEPENDIENTE Y DESIGUAL
La causa profunda de esta paradoja no está solo en la distribución de la riqueza, sino también en el modelo productivo sobre el que se asienta la economía española. Un modelo excesivamente basado en sectores como el turismo, la construcción o los servicios de bajo valor añadido.
Estos sectores, si bien generan empleo, tienden a ofrecer trabajos mal remunerados, estacionales y con escaso desarrollo profesional. A diferencia de economías que invierten fuertemente en industria, ciencia o tecnología, España ha consolidado un patrón económico dependiente y vulnerable ante las crisis globales.
A esto se suma una estructura fiscal profundamente regresiva. Mientras las grandes fortunas y empresas disfrutan de múltiples mecanismos para evadir o minimizar sus contribuciones, la carga fiscal recae desproporcionadamente sobre los salarios medios y bajos. Así, el Estado español tiene menos margen para redistribuir riqueza a través de servicios públicos robustos y políticas sociales.
![[Img #88637]](https://canarias-semanal.org/upload/images/12_2025/9806_2532_info.jpg)
INFANCIA, JUVENTUD Y GÉNERO: LOS ROSTROS DE LA EXCLUSIÓN
La exclusión golpea con especial dureza a ciertos sectores sociales. Uno de cada tres niños en España vive en situación de pobreza. Las mujeres, especialmente las que encabezan hogares monoparentales, están sobrerrepresentadas en los índices de exclusión severa. Y los jóvenes se enfrentan a lo que se ha denominado un “bloqueo vital”: una vida marcada por empleos precarios, imposibilidad de emanciparse y un futuro cargado de incertidumbre.
Estos datos no son solo cifras, sino historias concretas de millones de personas que ven cómo se rompe el pacto social que prometía que con esfuerzo y trabajo podrían vivir con dignidad. La juventud accede a su primer empleo con sueldos hasta un 30% más bajos que los de generaciones anteriores. Esta herida salarial se arrastra durante toda la vida laboral, generando un efecto “cicatriz” que perpetúa la desigualdad.
UNA SOCIEDAD DESGARRADA
El resultado de todo esto es un malestar generalizado que trasciende lo económico. La soledad, la desesperanza, la ansiedad o la angustia ecológica no son fenómenos aislados, sino expresiones de una sociedad que ya no ofrece horizontes. Como concluye el informe FOESSA, vivimos en un país donde
“coexiste la bonanza económica aparente con malestares estructurales profundos: vidas bloqueadas, soledad, desesperanza”.
FUENTES CONSULTADAS:
- IX Informe FOESSA 2025 (www.foessa.es
- El País, Público y La Vanguardia (citados en el artículo original)
- Fuentes de análisis estructural: Una Historia Marxista del Mundo y Los conceptos elementales del materialismo histórico (documentos adjuntos)
- Jacobin Latinoamérica, VientoSur.info, El Salto, Rebelión.org
POR CÁNDIDO GÁLVEZ PARA CANARIAS SEMANAL.ORG.-
Durante los últimos años, España ha sido presentada como
un caso exitoso dentro de la Eurozona. Según los organismos internacionales, el país lidera las cifras de crecimiento económico entre las grandes economías europeas. Bruselas y la OCDE aplauden su desempeño macroeconómico, destacando un aumento del PIB del 2,9% en 2025, por encima de Francia, Alemania o Italia. Sin embargo, bajo esta imagen de recuperación y dinamismo, se esconde un país profundamente fracturado, con niveles de desigualdad y exclusión social alarmantes.
UNA BONANZA MACROECONÓMICA QUE NO LLEGA A LA MAYORÍA
Lo que los grandes titulares omiten es que este crecimiento beneficia casi exclusivamente a una exigua minoría. Mientras las cifras del PIB suben, también lo hace el número de personas atrapadas en la precariedad, en empleos inestables o directamente en la pobreza.
“El trabajo ha dejado de ser garantía de integración social y se ha convertido en un generador de pobreza”.
El propio informe de la OCDE señala que el “ascensor social” en España está averiado. Es decir, que el lugar en el que naces —rico o pobre— determina cada vez más tu futuro. En uno de los países con mayor desigualdad de oportunidades de Europa, los hijos de las clases trabajadoras tienen cada vez menos posibilidades de mejorar su situación respecto a sus padres.
La paradoja, entonces, se hace evidente: mientras se celebran los buenos datos macroeconómicos, los indicadores sociales dibujan un escenario de colapso cotidiano para millones de personas. Esto no es una contradicción accidental. Es la consecuencia directa de un modelo económico que ha priorizado los beneficios empresariales por encima del bienestar colectivo.
DESIGUALDAD ESTRUCTURAL: EL PRECIO DEL “MODELO ESPAÑOL”
Según el IX Informe FOESSA, España arrastra una de las tasas de desigualdad más altas de Europa, con un 37% frente a la media de la OCDE que ronda el 28%. La exclusión social afecta a 4,4 millones de personas y ha crecido un 52% desde 2007.
Uno de los factores más determinantes en este proceso ha sido el acceso a la vivienda. Hoy, vivir de alquiler en España se ha convertido en una trampa de pobreza: el 45% de quienes alquilan están en riesgo de exclusión, la tasa más alta de toda la Unión Europea.
Otro eje de esta desigualdad es el trabajo. A pesar de los discursos triunfalistas sobre la caída del desempleo, la realidad es que casi la mitad de la población activa —unos 11,5 millones de personas— vive atrapada en distintas formas de precariedad:
- contratos temporales,
- salarios bajos,
- horarios parciales
- y condiciones laborales que impiden construir una vida digna.
Incluso entre quienes tienen empleo, muchos no logran escapar de la pobreza: más de un tercio de las personas en exclusión severa tienen un trabajo.
Este fenómeno responde a una transformación estructural del mercado laboral español que ha sido impulsada por reformas legislativas desde la década de 1990, profundizadas tras la crisis de 2008. La lógica ha sido clara: hacer el trabajo más barato, más flexible, más prescindible. Y con ello, romper los mecanismos clásicos de integración social que ofrecía el empleo estable.
EL MODELO PRODUCTIVO: FRÁGIL, DEPENDIENTE Y DESIGUAL
La causa profunda de esta paradoja no está solo en la distribución de la riqueza, sino también en el modelo productivo sobre el que se asienta la economía española. Un modelo excesivamente basado en sectores como el turismo, la construcción o los servicios de bajo valor añadido.
Estos sectores, si bien generan empleo, tienden a ofrecer trabajos mal remunerados, estacionales y con escaso desarrollo profesional. A diferencia de economías que invierten fuertemente en industria, ciencia o tecnología, España ha consolidado un patrón económico dependiente y vulnerable ante las crisis globales.
A esto se suma una estructura fiscal profundamente regresiva. Mientras las grandes fortunas y empresas disfrutan de múltiples mecanismos para evadir o minimizar sus contribuciones, la carga fiscal recae desproporcionadamente sobre los salarios medios y bajos. Así, el Estado español tiene menos margen para redistribuir riqueza a través de servicios públicos robustos y políticas sociales.
![[Img #88637]](https://canarias-semanal.org/upload/images/12_2025/9806_2532_info.jpg)
INFANCIA, JUVENTUD Y GÉNERO: LOS ROSTROS DE LA EXCLUSIÓN
La exclusión golpea con especial dureza a ciertos sectores sociales. Uno de cada tres niños en España vive en situación de pobreza. Las mujeres, especialmente las que encabezan hogares monoparentales, están sobrerrepresentadas en los índices de exclusión severa. Y los jóvenes se enfrentan a lo que se ha denominado un “bloqueo vital”: una vida marcada por empleos precarios, imposibilidad de emanciparse y un futuro cargado de incertidumbre.
Estos datos no son solo cifras, sino historias concretas de millones de personas que ven cómo se rompe el pacto social que prometía que con esfuerzo y trabajo podrían vivir con dignidad. La juventud accede a su primer empleo con sueldos hasta un 30% más bajos que los de generaciones anteriores. Esta herida salarial se arrastra durante toda la vida laboral, generando un efecto “cicatriz” que perpetúa la desigualdad.
UNA SOCIEDAD DESGARRADA
El resultado de todo esto es un malestar generalizado que trasciende lo económico. La soledad, la desesperanza, la ansiedad o la angustia ecológica no son fenómenos aislados, sino expresiones de una sociedad que ya no ofrece horizontes. Como concluye el informe FOESSA, vivimos en un país donde
“coexiste la bonanza económica aparente con malestares estructurales profundos: vidas bloqueadas, soledad, desesperanza”.
FUENTES CONSULTADAS:
- IX Informe FOESSA 2025 (www.foessa.es
- El País, Público y La Vanguardia (citados en el artículo original)
- Fuentes de análisis estructural: Una Historia Marxista del Mundo y Los conceptos elementales del materialismo histórico (documentos adjuntos)
- Jacobin Latinoamérica, VientoSur.info, El Salto, Rebelión.org

































Alejandro El No-Magno | Miércoles, 17 de Diciembre de 2025 a las 05:41:33 horas
MIENTRAS LA ECONOMÍA ESPAÑOLA SUBE A VELOCIDAD DE COHETE, LA SOCIEDAD SE DERRUMBA ... ¿POR QUÉ?
LA VERDAD, COMPAÑEROS, YO OS QUIERO MUCHO (lo que se decía antigua-mente), PERO, HOMBRE...HAY QUE SER TREMENDA-MENTE INGENUOS PARA HACER LA PREGUNTA QUE HACEIS:
--MIENTRAS LA ECONOMÍA ESPAÑOLA SUBE A VELOCIDAD DE COHETE, LA SOCIEDAD SE DERRUMBA ... ¿POR QUÉ?
¿POR QUÉ?
¿Por qué?
Vosotros, "La Primera a la Izquierda", lo sabeis muy bien: ¡¡¡ POR EL ENDOGENO FUNCIONAMIENTO DEL CAPITALISMO.!!!
Esperar otra cosa es como pedirle peras al olmo.
LA DICTADURA ÇAPITALISTA, Y VOSOTROS LO SABEIS MEJOR QUE YO, NO PUEDE, NO PUEDE NI QUIERE FUNCIONAR DE OTRA FORMA.
¡¡¡MIENTRAS LOS RICOS CRECEN LA SOCIEDAD
NO TIENE MAS REMEDIO QUE DERRUMBARSE!!!
¡¡¡ASI TRABAJA LA DICTADURA ÇAPITALISTA!!!
¿¿O ES QUE ESTAMOS EN BABIA??
Por ejemplo ejemplero
(!!Por el amor de dios y todos los $antos!!):
En España cada año hay más ricos que además atesoran mayor patrimonio. Concretamente, al terminar 2025 son 32 los milmillonarios (24 el año pasado) y poseen 213.100 millones de dólares, frente a los 175.400 millones del anterior ejercicio, según el estudio Billionaire Ambitions 2025 del banco suizo UBS —algo así como “las ambiciones de los milmillonarios”, que parece ser solo una, incrementar su riqueza—. Mientras un puñado de familias, encabezadas a distancia por Amancio Ortega, el creador de Zara, acumula capital, hay en nuestro país 9,9 millones de personas que viven bajo el umbral de pobreza, según el informe Estado de la pobreza en España 2025 —de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social, EAPN-ES—. Tanto el trabajo de UBS como este otro demuestran que el esfuerzo de las personas no determina su nivel económico, sino que la herencia es el auténtico motor de una desigualdad que crece imparable. En otras palabras: la meritocracia es una farsa.
Se suele decir que el 1? la población tiene la mayor parte de la riqueza. Esto es cierto, pero solo en parte. El 1% más rico de España son quienes tienen unos 2,5 millones de dólares (2,3 millones de euros) en patrimonio neto; pero el informe del banco suizo se centra en quienes poseen más de 1.000 millones de dólares (unos 900 millones de euros), que son solamente el 0,000064? la población española. En palabras de un periodista de La Vanguardia, “el 11?l PIB de España cabe en un autobús”. Quien debería ir en el asiento preferente de ese hipotético autobús sería Amancio Ortega, pues posee el 58,2?esa riqueza (124.000 millones de dólares) y la ha visto aumentar en un año en 21.600 millones.
Mientras Amancio Ortega ganó 11.500 millones de dólares en un día en la bolsa, las empleadas de Zara ganan entre 18.000 y 24.500 euros al año
....Y etc., etc., etc-, etc.,
Adelante
Gracias por vuestro trabajo
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