ALEMANIA: MERZ SE HUNDE EN LAS ENCUESTAS Y LA ULTRADERECHA LIDERA LA OPINIÓN PÚBLICA
¿Puede la coalición sobrevivir al derrumbe de su figura clave?
La aprobación del canciller alemán Friedrich Merz ha caído a un mínimo histórico. Mientras tanto, el partido ultraderechista AfD se consolida como la fuerza más popular del país, en un escenario de creciente desafección política y crisis de representación.
POR HANSI QUEDNAU, DESDE ALEMANIA PARA CANARIAS SEMANAL.ORG.-
El canciller alemán sufre el nivel de aprobación más bajo registrado para un jefe de gobierno en la historia reciente. La ultraderecha de Alianza por Alemania (AfD) emerge como primera fuerza en las encuestas.
.El canciller alemán Friedrich Merz atraviesa su peor ![[Img #88354]](https://canarias-semanal.org/upload/images/12_2025/8562_hansi-quednau.jpg)
momento desde que asumió el cargo hace apenas medio año. Según una reciente encuesta del instituto Forsa, su índice de aprobación se ha desplomado hasta un mínimo histórico del 22 %, una cifra que lo sitúa incluso por debajo del peor registro de su antecesor, Olaf Scholz.
Esta estrepitosa caída en su popularidad no hace mas que reflejar un desencanto generalizado con el rumbo político del país. La coalición que Merz lidera, compuesta por la derechista CDU/CSU y los socialdemócratas del SPD, también muestra signos de fatiga en los sondeos. Mientras tanto, el partido ultraderechista Alternative für Deutschland (AfD) continúa su irresistible ascenso y se consolida como la fuerza más popular del país.
SEIS MESES DE DESCONTENTO
Aunque Merz llegó al poder como una figura que prometía devolver estabilidad al gobierno tras años de turbulencias, lo cierto es que su mandato ha estado marcado por decisiones impopulares, tensiones internas y una creciente desconexión con las preocupaciones ciudadanas.
El estudio de opinión encargado por los canales RTL y NTV señala que el 76 % de los encuestados no están satisfechos con su gestión. Ese dato contrasta de forma alarmante con las expectativas depositadas en el líder conservador tras la caída de Scholz.
Muchos alemanes ven en la actual coalición una reedición de las fórmulas que ya han fracasado en el pasado: políticas de austeridad moderada, falta de reformas profundas, y escasa respuesta a la creciente desigualdad.
AUGE DE LA AFD: ¿PROTESTA O CONVICCIÓN?
El contexto de crisis social y económica ha sido el caldo de cultivo perfecto para el ascenso de la AfD. En varias regiones del este del país, este partido ya es la primera fuerza política, y su avance se ha extendido también al Oeste, donde tradicionalmente tenía menor penetración.
La AfD ha capitalizado el miedo a la inflación, la inseguridad en materia energética y la creciente presión migratoria, todo ello aderezado con una retórica ultranacionalista que ha ganado terreno entre sectores de clase trabajadora desilusionados con las élites tradicionales.
Aunque el fenómeno puede interpretarse parcialmente como un "voto de protesta", también es cierto que la ultraderecha alemana ha conseguido instalar parte de su discurso como una opción legítima dentro del tablero político, algo que hace una década parecía impensable. La normalización de su presencia mediática y la falta de respuestas claras desde el centro, han jugado a su favor.
¿QUÉ VENDRÁ DESPUÉS?
El panorama que se abre es incierto. La coalición actual enfrenta una creciente presión no solo desde la oposición, sino desde su propio electorado. Merz, cada vez más aislado dentro y fuera de su partido, se ve forzado a modificar su discurso para tratar de contener la sangría de apoyos.
Sin embargo, su margen de maniobra es limitado: cualquier giro hacia una agenda más social podría hacer tambalear el pacto con los sectores derechistas más ortodoxos de la CDU/CSU.
Al mismo tiempo, una creciente parte del electorado percibe que no hay alternativas reales dentro del espectro tradicional. La socialdemocracia del SPD se encuentra atrapada entre la lealtad a la coalición y la necesidad de reinventarse, mientras que los Verdes, pese a su discurso ambicioso en materia climática, han perdido apoyo por sus contradicciones en la gestión energética.
UNA CRISIS DE REPRESENTACIÓN
El desplome de Merz no es solo un problema de liderazgo personal. Refleja un fenómeno más profundo: la erosión de la confianza en las estructuras políticas tradicionales en Alemania.
La fragmentación del voto, la baja participación en las elecciones locales y el aumento del abstencionismo son señales de una democracia que, aunque formalmente estable, atraviesa una crisis de representación.
La creciente influencia de la AfD debe leerse no solo como un problema coyuntural, sino como el síntoma de una transformación social en curso, donde el malestar económico, la inseguridad cultural y el individualismo neoliberal crean un terreno fértil para discursos autoritarios.
POR HANSI QUEDNAU, DESDE ALEMANIA PARA CANARIAS SEMANAL.ORG.-
El canciller alemán sufre el nivel de aprobación más bajo registrado para un jefe de gobierno en la historia reciente. La ultraderecha de Alianza por Alemania (AfD) emerge como primera fuerza en las encuestas.
.El canciller alemán Friedrich Merz atraviesa su peor momento desde que asumió el cargo hace apenas medio año. Según una reciente encuesta del instituto Forsa, su índice de aprobación se ha desplomado hasta un mínimo histórico del 22 %, una cifra que lo sitúa incluso por debajo del peor registro de su antecesor, Olaf Scholz.
Esta estrepitosa caída en su popularidad no hace mas que reflejar un desencanto generalizado con el rumbo político del país. La coalición que Merz lidera, compuesta por la derechista CDU/CSU y los socialdemócratas del SPD, también muestra signos de fatiga en los sondeos. Mientras tanto, el partido ultraderechista Alternative für Deutschland (AfD) continúa su irresistible ascenso y se consolida como la fuerza más popular del país.
SEIS MESES DE DESCONTENTO
Aunque Merz llegó al poder como una figura que prometía devolver estabilidad al gobierno tras años de turbulencias, lo cierto es que su mandato ha estado marcado por decisiones impopulares, tensiones internas y una creciente desconexión con las preocupaciones ciudadanas.
El estudio de opinión encargado por los canales RTL y NTV señala que el 76 % de los encuestados no están satisfechos con su gestión. Ese dato contrasta de forma alarmante con las expectativas depositadas en el líder conservador tras la caída de Scholz.
Muchos alemanes ven en la actual coalición una reedición de las fórmulas que ya han fracasado en el pasado: políticas de austeridad moderada, falta de reformas profundas, y escasa respuesta a la creciente desigualdad.
AUGE DE LA AFD: ¿PROTESTA O CONVICCIÓN?
El contexto de crisis social y económica ha sido el caldo de cultivo perfecto para el ascenso de la AfD. En varias regiones del este del país, este partido ya es la primera fuerza política, y su avance se ha extendido también al Oeste, donde tradicionalmente tenía menor penetración.
La AfD ha capitalizado el miedo a la inflación, la inseguridad en materia energética y la creciente presión migratoria, todo ello aderezado con una retórica ultranacionalista que ha ganado terreno entre sectores de clase trabajadora desilusionados con las élites tradicionales.
Aunque el fenómeno puede interpretarse parcialmente como un "voto de protesta", también es cierto que la ultraderecha alemana ha conseguido instalar parte de su discurso como una opción legítima dentro del tablero político, algo que hace una década parecía impensable. La normalización de su presencia mediática y la falta de respuestas claras desde el centro, han jugado a su favor.
¿QUÉ VENDRÁ DESPUÉS?
El panorama que se abre es incierto. La coalición actual enfrenta una creciente presión no solo desde la oposición, sino desde su propio electorado. Merz, cada vez más aislado dentro y fuera de su partido, se ve forzado a modificar su discurso para tratar de contener la sangría de apoyos.
Sin embargo, su margen de maniobra es limitado: cualquier giro hacia una agenda más social podría hacer tambalear el pacto con los sectores derechistas más ortodoxos de la CDU/CSU.
Al mismo tiempo, una creciente parte del electorado percibe que no hay alternativas reales dentro del espectro tradicional. La socialdemocracia del SPD se encuentra atrapada entre la lealtad a la coalición y la necesidad de reinventarse, mientras que los Verdes, pese a su discurso ambicioso en materia climática, han perdido apoyo por sus contradicciones en la gestión energética.
UNA CRISIS DE REPRESENTACIÓN
El desplome de Merz no es solo un problema de liderazgo personal. Refleja un fenómeno más profundo: la erosión de la confianza en las estructuras políticas tradicionales en Alemania.
La fragmentación del voto, la baja participación en las elecciones locales y el aumento del abstencionismo son señales de una democracia que, aunque formalmente estable, atraviesa una crisis de representación.
La creciente influencia de la AfD debe leerse no solo como un problema coyuntural, sino como el síntoma de una transformación social en curso, donde el malestar económico, la inseguridad cultural y el individualismo neoliberal crean un terreno fértil para discursos autoritarios.
Maribel Santana | Viernes, 05 de Diciembre de 2025 a las 10:03:40 horas
Cuando los dos polos del poder , 1 democracia, 2 fascismo les sirven un rato una otro rato la otra, escapa y siguen escapando. Palos y zanahorias es la estrategia. La izquierda fragilona y entreguista y las masas populares y trabajadoras lumperizadas es el amor de los ricos.
Toletes como Elon Musk, Jeff Bezos, Mark Zuckerberg y Larry Ellison y los BCE, BBVA, Santander, CaixaBank, J.P. Morgan y Citigroup. Son los dueños del mundo que son 3 y el de la guitarra y el resto de millones de seres que son la gran mayoría del mundo y además tienen razón, cuando esto está pasando, nos preguntamos ¿ Donde coño está la lucha??? esto es un mundo llenos de cucarachas.
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