¿CÓMO LOGRÓ ELON MUSK CONVERTIR TWITTER EN UNA PESADILLA DIGITAL?
¿Por qué millones siguen usando una red que ya no les gusta?
Durante muchos años, Twitter fue una red social popular, utilizada por personas de todo el mundo para compartir pensamientos, noticias y mantenerse conectadas. Pero un día llegó Elon Musk y (...).
POR ÁLVARO DÍAZ PARA CANARIAS SEMANAL.ORG
Era una plataforma rápida, divertida y muy abierta, donde los propios usuarios ayudaban a crear funciones nuevas y los desarrolladores podían inventar herramientas para mejorar la experiencia. La base de Twitter era una tecnología llamada API, que permitía que distintos programas se comunicaran entre sí y ayudaba a que otras aplicaciones usaran los datos de Twitter para cosas útiles.
Gracias a esa apertura, muchos usuarios y empresas crearon herramientas que permitían acceder a Twitter de maneras distintas. Algunas eran simples, como programas para leer mensajes, y otras más complejas, como bots que daban información útil.
Twitter también prestaba atención a las ideas de sus usuarios. Por ejemplo, cuando las personas comenzaron a usar la abreviación "RT" para repetir un mensaje, Twitter lo transformó en un botón para retuitear con un solo clic.
El inicio del deterioro
Sin embargo, con el tiempo, Twitter comenzó a cambiar. En 2008, empezó a incluir publicidad para obtener beneficios y comenzó a abrir oficinas en muchos países. En lugares donde los gobiernos eran autoritarios, como Turquía, esto significó que Twitter tuvo que obedecer órdenes de censura, como eliminar publicaciones o entregar datos personales de usuarios. Aunque la empresa seguía siendo pública y tenía un directorio elegido por accionistas, estas decisiones mostraban que la prioridad ya no eran los usuarios.
La llegada de Elon Musk
El gran cambio, no obstante, se produjo en 2022, cuando Elon Musk compró Twitter. Para hacerlo, pidió prestado más de 22.000 millones de dólares, lo que significaba que ahora tenía una enorme deuda que debía pagar. Esto llevó a que comenzara a hacer cambios muy rápidos y agresivos para intentar recuperar ese dinero, y lo hizo, en gran parte, a costa de la calidad del servicio.
Uno de sus primeros pasos fue despedir a la mayor parte del equipo encargado de revisar el contenido. Estas personas se ocupaban de mantener Twitter como un lugar relativamente seguro, bloqueando publicaciones peligrosas, como estafas, discursos de odio o contenido sexual no deseado. Al eliminarlos, Twitter se llenó de publicaciones violentas, pornografía, estafas y mensajes de odio. Esto no solo afectó a los usuarios, sino también a las empresas que ponían anuncios y que ya no querían ver su publicidad junto a ese tipo de contenido.
Otro cambio importante fue la forma en que se otorgaban las "verificaciones", que eran las marcas azules al lado del nombre de algunas cuentas, creadas para confirmar que una persona era quien decía ser. Antes, esto se daba tras un proceso de verificación interno. Bajo Musk, cualquiera podía obtener la marca azul si pagaba una cuota mensual. Esto generó confusión, porque estafadores y bromistas comenzaron a hacerse pasar por personas famosas o empresas usando cuentas pagadas.
Pagar para ser visible
Musk también decidió que quienes no pagaban no tendrían la misma visibilidad en sus publicaciones. Esto significa que, si alguien quería que su mensaje llegara a más personas, tenía que pagar. Este cambio favoreció a quienes estaban dispuestos a pagar para estafar o molestar, y perjudicó a quienes simplemente querían usar la plataforma para comunicarse.
Mientras todo esto pasaba, también se dificultó la posibilidad de migrar a otras redes sociales. Twitter empezó a bloquear herramientas que permitían encontrar en otras plataformas, como Mastodon, a los amigos que uno tenía en Twitter. Incluso prohibió que los usuarios pusieran en sus perfiles enlaces a cuentas en otras redes. De este modo, buscaba mantener atrapados a los usuarios dentro de Twitter.
Otro cambio que afectó especialmente a los medios de comunicación fue el de los enlaces. Antes, cuando se compartía un artículo, aparecía el título y un resumen. Musk eliminó eso, haciendo que solo se viera la imagen, lo cual redujo el número de personas que hacían clic en los enlaces. Los medios, que durante años usaron Twitter para atraer lectores, perdieron visitas y dinero.
Publicaciones largas y chantajes económicos
Musk incluso animó a los medios a publicar directamente en Twitter usando publicaciones largas, con la promesa de compartir ingresos si pagaban por validarse. Muchos se negaron, recordando que algo parecido ya había intentado Facebook sin éxito. Al final, Musk tuvo que devolver la marca azul a algunos usuarios destacados sin que pagaran, con la esperanza de recuperar prestigio para ese sistema. Pero ya era tarde: el símbolo azul se había convertido en una señal de spam, pornografía y cuentas molestas.
Aunque Twitter empeoraba día tras día, muchas personas seguían usándolo. Grupos marginales, periodistas, artistas, y usuarios comunes no querían abandonar la red porque allí estaban sus comunidades, sus amigos y su público. Cambiar de red social es difícil, porque significa empezar de cero, perder conexiones importantes y aprender a usar algo nuevo.
Una analogía conmovedora
Esta situación se puede comparar con lo que ocurre en una obra de teatro llamada El violinista en el tejado, donde una comunidad pobre y oprimida se ve obligada a dejar su pueblo. Aunque el lugar es duro y violento, quedarse juntos es una forma de sobrevivir. Irse significa perder esos lazos que les permiten sobrellevar la vida. Algo parecido ocurre con los usuarios de Twitter: no es que les guste la red actual, sino que valoran la conexión con otros usuarios.
Al final, lo que ha ocurrido con Twitter sirve como advertencia. Las plataformas digitales pueden empeorar mucho si sus dueños solo buscan obtener dinero rápido, ignorando los intereses de sus usuarios. Aunque los servicios se deterioren, la gente puede seguir usándolos por necesidad o falta de alternativas. Esto da lugar a lo que se conoce como "plataformas zombis": servicios que deberían desaparecer, pero siguen existiendo porque sus usuarios no encuentran manera de irse sin perder lo que más valoran: su comunidad.
POR ÁLVARO DÍAZ PARA CANARIAS SEMANAL.ORG
Era una plataforma rápida, divertida y muy abierta, donde los propios usuarios ayudaban a crear funciones nuevas y los desarrolladores podían inventar herramientas para mejorar la experiencia. La base de Twitter era una tecnología llamada API, que permitía que distintos programas se comunicaran entre sí y ayudaba a que otras aplicaciones usaran los datos de Twitter para cosas útiles.
Gracias a esa apertura, muchos usuarios y empresas crearon herramientas que permitían acceder a Twitter de maneras distintas. Algunas eran simples, como programas para leer mensajes, y otras más complejas, como bots que daban información útil.
Twitter también prestaba atención a las ideas de sus usuarios. Por ejemplo, cuando las personas comenzaron a usar la abreviación "RT" para repetir un mensaje, Twitter lo transformó en un botón para retuitear con un solo clic.
El inicio del deterioro
Sin embargo, con el tiempo, Twitter comenzó a cambiar. En 2008, empezó a incluir publicidad para obtener beneficios y comenzó a abrir oficinas en muchos países. En lugares donde los gobiernos eran autoritarios, como Turquía, esto significó que Twitter tuvo que obedecer órdenes de censura, como eliminar publicaciones o entregar datos personales de usuarios. Aunque la empresa seguía siendo pública y tenía un directorio elegido por accionistas, estas decisiones mostraban que la prioridad ya no eran los usuarios.
La llegada de Elon Musk
El gran cambio, no obstante, se produjo en 2022, cuando Elon Musk compró Twitter. Para hacerlo, pidió prestado más de 22.000 millones de dólares, lo que significaba que ahora tenía una enorme deuda que debía pagar. Esto llevó a que comenzara a hacer cambios muy rápidos y agresivos para intentar recuperar ese dinero, y lo hizo, en gran parte, a costa de la calidad del servicio.
Uno de sus primeros pasos fue despedir a la mayor parte del equipo encargado de revisar el contenido. Estas personas se ocupaban de mantener Twitter como un lugar relativamente seguro, bloqueando publicaciones peligrosas, como estafas, discursos de odio o contenido sexual no deseado. Al eliminarlos, Twitter se llenó de publicaciones violentas, pornografía, estafas y mensajes de odio. Esto no solo afectó a los usuarios, sino también a las empresas que ponían anuncios y que ya no querían ver su publicidad junto a ese tipo de contenido.
Otro cambio importante fue la forma en que se otorgaban las "verificaciones", que eran las marcas azules al lado del nombre de algunas cuentas, creadas para confirmar que una persona era quien decía ser. Antes, esto se daba tras un proceso de verificación interno. Bajo Musk, cualquiera podía obtener la marca azul si pagaba una cuota mensual. Esto generó confusión, porque estafadores y bromistas comenzaron a hacerse pasar por personas famosas o empresas usando cuentas pagadas.
Pagar para ser visible
Musk también decidió que quienes no pagaban no tendrían la misma visibilidad en sus publicaciones. Esto significa que, si alguien quería que su mensaje llegara a más personas, tenía que pagar. Este cambio favoreció a quienes estaban dispuestos a pagar para estafar o molestar, y perjudicó a quienes simplemente querían usar la plataforma para comunicarse.
Mientras todo esto pasaba, también se dificultó la posibilidad de migrar a otras redes sociales. Twitter empezó a bloquear herramientas que permitían encontrar en otras plataformas, como Mastodon, a los amigos que uno tenía en Twitter. Incluso prohibió que los usuarios pusieran en sus perfiles enlaces a cuentas en otras redes. De este modo, buscaba mantener atrapados a los usuarios dentro de Twitter.
Otro cambio que afectó especialmente a los medios de comunicación fue el de los enlaces. Antes, cuando se compartía un artículo, aparecía el título y un resumen. Musk eliminó eso, haciendo que solo se viera la imagen, lo cual redujo el número de personas que hacían clic en los enlaces. Los medios, que durante años usaron Twitter para atraer lectores, perdieron visitas y dinero.
Publicaciones largas y chantajes económicos
Musk incluso animó a los medios a publicar directamente en Twitter usando publicaciones largas, con la promesa de compartir ingresos si pagaban por validarse. Muchos se negaron, recordando que algo parecido ya había intentado Facebook sin éxito. Al final, Musk tuvo que devolver la marca azul a algunos usuarios destacados sin que pagaran, con la esperanza de recuperar prestigio para ese sistema. Pero ya era tarde: el símbolo azul se había convertido en una señal de spam, pornografía y cuentas molestas.
Aunque Twitter empeoraba día tras día, muchas personas seguían usándolo. Grupos marginales, periodistas, artistas, y usuarios comunes no querían abandonar la red porque allí estaban sus comunidades, sus amigos y su público. Cambiar de red social es difícil, porque significa empezar de cero, perder conexiones importantes y aprender a usar algo nuevo.
Una analogía conmovedora
Esta situación se puede comparar con lo que ocurre en una obra de teatro llamada El violinista en el tejado, donde una comunidad pobre y oprimida se ve obligada a dejar su pueblo. Aunque el lugar es duro y violento, quedarse juntos es una forma de sobrevivir. Irse significa perder esos lazos que les permiten sobrellevar la vida. Algo parecido ocurre con los usuarios de Twitter: no es que les guste la red actual, sino que valoran la conexión con otros usuarios.
Al final, lo que ha ocurrido con Twitter sirve como advertencia. Las plataformas digitales pueden empeorar mucho si sus dueños solo buscan obtener dinero rápido, ignorando los intereses de sus usuarios. Aunque los servicios se deterioren, la gente puede seguir usándolos por necesidad o falta de alternativas. Esto da lugar a lo que se conoce como "plataformas zombis": servicios que deberían desaparecer, pero siguen existiendo porque sus usuarios no encuentran manera de irse sin perder lo que más valoran: su comunidad.






























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