REDACCIÓN CANARIAS SEMANAL.ORG
 
       Más de medio millón de personas mueren al año por causas relacionadas con el calor extremo, según el noveno informe del Lancet Countdown. 
 
   Esta publicación, elaborada por 128 expertos de 71 instituciones internacionales, entre ellas organismos de Naciones Unidas, presenta un panorama cada vez más grave sobre los efectos del cambio climático sobre la salud global. 
 
    Lejos de tratarse de un fenómeno futuro, el informe advierte que el calentamiento global está afectando ya de forma directa la vida y la salud de millones de personas en todo el planeta.
 
    La edición de 2024 del informe registra que entre 2012 y 2021, el promedio anual de muertes atribuibles al calor se situó en 546.000 personas. En comparación con los años noventa, esto representa un incremento del 85%. 
 
    En Europa, la situación no es menos alarmante: solo en España se produjeron 5.800 muertes por calor en 2021, el doble que hace treinta años.
 
    La investigación no se limita a contabilizar fallecimientos. También documenta cómo el calentamiento global está facilitando la expansión de enfermedades infecciosas y tropicales. 
    El informe revela que la capacidad de transmisión del virus del dengue ha aumentado en un 50% desde los años cincuenta, y enfermedades como el cólera, el zika o el chikungunya están extendiéndose a nuevas regiones que antes no eran vulnerables a este tipo de brotes.
 
    Otro de los puntos destacados del informe se refiere a los incendios forestales, un fenómeno intensificado por el cambio climático. En el año 2024, la exposición a las partículas contaminantes derivadas de estos incendios provocó 154.000 muertes adicionales en todo el mundo. Esta contaminación representa un riesgo significativo, especialmente para las poblaciones más vulnerables: ancianos, niños, personas con enfermedades respiratorias y habitantes de regiones con sistemas de salud precarios.
 
    Pese a la contundencia de estos datos, el informe subraya la falta de acción efectiva por parte de los gobiernos y el sector financiero. Uno de los hallazgos más alarmantes es que, en lugar de reducir el apoyo a la industria de los combustibles fósiles, muchos países han incrementado sus subvenciones públicas a estas empresas. 
 
   En 2023, el gasto global en subsidios al petróleo, gas y carbón alcanzó la cifra récord de 956.000 millones de dólares.  Además, las inversiones bancarias en la industria fósil crecieron un 29% en 2024, superando los 611.000 millones de dólares. Esta cantidad representa más del doble de lo destinado a sectores económicos orientados hacia la sostenibilidad. Las estrategias de producción de las grandes petroleras continúan apuntando a niveles de extracción incompatibles con el límite de 1,5 °C establecido en el Acuerdo de París.
 
    El Lancet Countdown también denuncia la disminución del compromiso político con la salud climática. En 2021, el 62% de los discursos pronunciados en la Asamblea General de la ONU incluían referencias explícitas al clima y la salud; en 2024, esa proporción cayó al 30%. Esta pérdida de prioridad contrasta drásticamente con el agravamiento de los indicadores.
 
    Marina Romanello, directora ejecutiva del informe, advierte que
  “la desconexión entre la ciencia climática y las políticas gubernamentales nunca ha sido tan grande”.
 
    El informe reclama acciones inmediatas, coordinadas y ambiciosas que prioricen la salud humana por encima de los intereses económicos de corto plazo. La falta de respuesta ante las advertencias científicas, alerta el documento, está llevando al mundo hacia un escenario en el que las consecuencias serán no solo más graves, sino irreversibles.
 
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