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EL LIBRO PROHIBIDO QUE ALEMANIA TRATÓ DE BORRAR DE SU MEMORIA

La batalla política, policial y mediática contra el “Libro Pardo”, el dossier que señalaba a antiguos nazis en la cúpula del Estado occidental

Cuando apareció en 1965 se editó el "Libro Pardo", la reacción del gobierno de la Alemania Federal fue inmediata: prohibiciones, confiscaciones policiales y una intensa campaña mediática para desacreditarlo. Pero el Libro Pardo circuló igualmente de manera clandestina, revelando los nombres de ministros, jueces y jefes policiales con un sangriento pasado nazi. Medio siglo después, la historiografía confirma lo que Bonn negó: todo lo que aquel libro denunciaba era cierto.

 

POR HANSI QUEDNAU, DESDE ALEMANIA PARA CANARIAS SEMANAL.ORG

 

      En 1965, se publicó un voluminoso libro, editado en la Alemania Oriental. En él se denunciaba, con un gran [Img #87906]acompañamiento documental, que altos cargos de la nueva República Federal alemana habían sido miembros activos del régimen nazi. El libro fue rápidamente prohibido y sometido a una escrupulosa persecución. Sin embargo, el tiempo terminó dando toda la razón a su contenido.

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El Prof. Albert Norden fue el coordinador y editor del Libro Pardo,  Norden, miembro  del Politburó del Partido Socialista Unificado de la RDA. 

 

Un libro que irritó a medio país

     Cuando apareció en 1965, el Libro Pardo (Braunbuch) cayó como un auténtico artefacto político en la Alemania Occidental. Publicado por la República Democrática alemana (RDA), afirmaba que miles de funcionarios, jueces, diplomáticos y jefes de seguridad de la República Federal Alemana (RFA) eran exnazis con trayectorias siniestras. 

 

     La acusación golpeaba en el corazón mismo del relato oficial: el de una joven democracia que había tratado de borrar su sangriento  pasado hitleriano. El tono era directo, con nombres, cargos y documentos. La reacción degobierno occidental fue dura e inmediata. El "Libro Pardo" fue prohibido, y se ordenó confiscar ejemplares en librerías y correos. La prensa lo presentó como “propaganda comunista”  carente de valor.

 

   Sin embargo, esas medidas solo aumentaron su atractivo. En las Universidades y círculos críticos, el Libro Pardo comenzó a circular de manera clandestina. Se fotocopiaba, se pasaba de mano en mano y comenzó a alimentar el creciente malestar generacional que desembocaría en las protestas estudiantiles del 68.

 

Los nombres que hicieron saltar la alarma

    El libro señalaba a figuras clave:

- Hans Globke

   Coautor de comentarios a las Leyes de Núremberg, pilar jurídico del antisemitismo nazi. En la RFA era el hombre de confianza del canciller Konrad Adenauer.

- Reinhard Gehlen

   Jefe de inteligencia militar nazi en el Frente Oriental. Tras la guerra, EEUU lo reclutó y lo puso al frente del nuevo servicio secreto occidental, el BND.

- Kurt Georg Kiesinger

   Funcionario del Ministerio de Propaganda de Goebbels. En 1966 se convirtió en canciller de la RFA.

   

    Eran casos demasiado importantes como para ser ignorados. Y había muchos más: jueces que habían dictado sentencias durante el nazismo, policías procedentes de la Gestapo y altos cargos diplomáticos con un pasado seriamente comprometido con el nazismo.

 

   Propaganda… pero cierta

    Durante décadas, Alemania Occidental sostuvo que el Libro Pardo era una falsificación. Y, en parte, era lógico: había nacido como arma propagandística en plena Guerra Fría. La RDA buscaba demostrar que la RFA era una “continuidad del nazismo”, mientras ella representaba la auténtica ruptura antifascista.

 

   Pero con el tiempo, cuando se abrieron los archivos y los historiadores pudieron investigar sin presiones, ocurrió lo inesperado:


    El grueso de la información del Libro Pardo resultó ser auténtica.

   Un informe oficial de 2010 encargado por el Ministerio de Exteriores alemán reveló que:

 

- más del 70% de los altos funcionarios de la posguerra habían sido miembros del partido nazi.

- un numero estimable de destacados diplomáticos habían participado en tareas vinculadas al Holocausto.

- y numerosísimos jueces y policías tenían su trayectoria biográfica en instituciones nacional- socialistas.

 

    Investigaciones posteriores demostraron que lo mismo ocurría en la policía, la judicatura y la inteligencia. La llamada "desnazificación" había sido un auténtico fraude.

 

 

Un tema que aún incomoda a Alemania

   El caso del Libro Pardo sigue siendo relevante porque muestra hasta qué punto la Guerra Fría condicionó la memoria histórica. En plena confrontación con la URSS, EEUU y la RFA prefirieron mantener en sus cargos a personal “experimentado”, incluso si provenían del Régimen nazi.

 

    Hoy, los debates sobre redes ultraderechistas en el Ejército, la Policía, la Judicatura o sectores vinculados a la Administración alemana han reabierto preguntas sobre la continuidad histórica de ciertas mentalidades.

 

   El Libro Pardo, lejos de ser una reliquia de propaganda como se le atribuía, se ha convertido en una referencia incómoda para entender ese trasfondo.

 

Un legado difícil pero imprescindible

El  "Libro Pardo" dejó dos enseñanzas muy claras:

  1. Fue el primer intento sistemático de exponer la continuidad nazi en la RFA, una continuidad que tardó décadas en ser reconocida oficialmente.

  2. Ilustra cómo la política internacional puede moldear la memoria nacional, silenciando hechos incómodos para preservar alianzas.

 

   En 1965, el Libro Pardo fue convertido, pues, en un objeto peligroso: se requisaba, se prohibía y se escondía. Hoy, con los archivos abiertos y la distancia histórica suficiente, se ha convertido en un recordatorio de que la verdad, incluso cuando llega envuelta en propaganda, termina aflorando.

 

     Un libro que intentaron enterrar acabó convirtiéndose en una pieza indispensable para entender la Alemania moderna y las sombras que sobrevivieron al Tercer Reich.

 

   Lo que en 1965 lo que se trató de ocultar con el calificativo de "panfleto comunista", hoy forma parte de la historiografía alemana más seria acerca de  cómo se produjo en la RFA el proceso de "desnazificación".  

 

 

 
 
 
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