
NUEVO Y PELIGROSO INCIDENTE USA-VENEZUELA, CON LA DETENCIÓN DE ATUNEROS
Un destructor norteamericano, nueve pescadores venezolanos y una denuncia de soberanía
¿Qué due lo que ocurrió en las aguas cercanas a La Blanquilla el 13 de septiembre de 2025? ¿Por qué un destructor de Estados Unidos abordó durante ocho horas una lancha de pescadores venezolanos? ¿Es este el episodio más reciente de una escalada militar que mezcla la lucha contra el narcotráfico con la disputa política entre Washington y Caracas? ¿Hacia una confrontación irreversible?
POR VICTORIA MARTÍNEZ DESDE MEXICO PARA CANARIAS SEMANAL.ORG
El pasado sábado 13 de septiembre de 2025, el Gobierno
de Venezuela denunció que un buque de guerra de Estados Unidos, el destructor USS Jason Dunham (DDG-109), abordó de manera ilegal una embarcación atunera venezolana con nueve tripulantes a bordo. El hecho ocurrió, según Caracas, a 48 millas náuticas de la isla La Blanquilla, dentro de su Zona Económica Exclusiva.
"CARACAS DENUNCIA UNA “ESCALADA BÉLICA” MIENTRAS WASHINGTON INSISTE EN QUE LUCHA CONTRA EL NARCOTRÁFICO.
El canciller Yván Gil declaró que el navío estadounidense desplegó dieciocho efectivos armados que ocuparon la pequeña embarcación pesquera durante ocho horas. Los pescadores, aseguró, fueron incomunicados y sus labores interrumpidas.
“Eran humildes trabajadores del mar, no criminales”, dijo Gil en transmisión oficial.
Desde el Palacio de Miraflores se enmarcó el incidente como un acto hostil con fines políticos. Según el comunicado oficial, el objetivo habría sido fabricar un pretexto para justificar “una escalada bélica” en el Caribe.
Washington endurece el discurso
El episodio se produjo diez días después de que la Casa Blanca anunciara una operación militar en el Caribe contra una embarcación venezolana acusada de transportar drogas hacia Estados Unidos. Fue el propio Donald Trump quien confirmó públicamente el ataque. “Golpeamos a los narcotraficantes donde sea que intenten mover su veneno”, dijo.
EL DESTRUCTOR JASON DUNHAM ABORDÓ UNA EMBARCACIÓN ATUNERA Y RETUVO A NUEVE PESCADORES DURANTE OCHO HORA
El Pentágono respaldó esas palabras y advirtió que habrá más acciones similares. En Washington, la narrativa se centra en la seguridad y la lucha contra el narcotráfico. El senador Marco Rubio, figura clave de la política contra Venezuela, celebró lo que llamó “una colaboración histórica con países aliados de la región para combatir el crimen organizado”.
En ese marco, el abordaje al barco atunero aparece como un capítulo ambiguo. ¿Era un operativo vinculado a la misma estrategia o una incursión fuera de lugar? Estados Unidos no ha ofrecido aún una versión detallada del hecho del 13 de septiembre.
La visión de Caracas
Para el gobierno de Nicolás Maduro, no hay dudas: el ataque al atunero fue un acto de hostigamiento deliberado. El canciller Gil lo calificó de “bochornoso” y exigió a Washington detener de inmediato “acciones que ponen en riesgo la seguridad y la paz del Caribe”.
La Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) aseguró que monitoreó el incidente “minuto a minuto” con sus recursos aéreos y navales, acompañando a los pescadores hasta que fueron liberados. El parte militar difundido en Caracas insiste en que los tripulantes contaban con permisos legales de faena y que navegaban dentro de aguas venezolanas.
La vicepresidenta Delcy Rodríguez reforzó la acusación al afirmar que Estados Unidos ha emprendido una campaña sistemática de acoso.
“No son simples maniobras. Es un hostigamiento militar contra la población civil”, dijo.
El tablero geopolítico
El Caribe vuelve a convertirse en un escenario de fricción. A un lado, Washington insiste en combatir al narcotráfico y en aumentar la presión sobre Maduro. Al otro, Caracas denuncia la violación de su soberanía y se presenta como víctima de un imperialismo que busca pretextos militares.
El incidente del atunero refleja la tensión de un tablero más amplio. Tras años de sanciones económicas, crisis política y migratoria, la relación bilateral se mueve en un terreno cada vez más militarizado.
En Puerto Rico, hace apenas días, se desplegaron cazas F-35 estadounidenses en medio de la escalada. En Caracas, milicianos bolivarianos declararon estar listos para enfrentar cualquier incursión extranjera. “Los recibiremos con plomo”, advirtieron.
Entre la droga y la soberanía
El ataque a la supuesta “narcolancha” del 2 de septiembre fue presentado en Washington como un triunfo en la lucha antidrogas. Pero en Caracas, la versión es distinta: se trató de un ataque sin pruebas sólidas y con fines políticos.
El abordaje al atunero del 13 de septiembre parece, para Venezuela, la continuación de esa misma estrategia. “Primero inventan una lancha con droga. Ahora humillan a pescadores desarmados. Todo es parte de una agenda de guerra”, dijo un alto funcionario del gobierno bolivariano
TRUMP HABÍA ANUNCIADO UNA SEMANA ANTES QUE HABRÍA MÁS OPERACIONES CONTRA EMBARCACIONES VENEZOLANAS.
Estados Unidos mantiene silencio oficial sobre este segundo episodio. Sin embargo, la advertencia de Trump y el Pentágono sigue en el aire: habrá más operaciones.
Lo que está en juego
El caso de los nueve pescadores va más allá de un incidente puntual. Representa un choque directo entre dos narrativas que difícilmente se concilien. Para Washington, es un paso más en la ofensiva contra Maduro y el narcotráfico. Para Caracas, una afrenta a su soberanía y a la seguridad de sus ciudadanos.
Mientras tanto, los pescadores regresaron a tierra tras ocho horas de incertidumbre. Sus nombres no ocuparon los titulares. Pero su experiencia se convirtió en símbolo de la disputa.
POR VICTORIA MARTÍNEZ DESDE MEXICO PARA CANARIAS SEMANAL.ORG
El pasado sábado 13 de septiembre de 2025, el Gobierno de Venezuela denunció que un buque de guerra de Estados Unidos, el destructor USS Jason Dunham (DDG-109), abordó de manera ilegal una embarcación atunera venezolana con nueve tripulantes a bordo. El hecho ocurrió, según Caracas, a 48 millas náuticas de la isla La Blanquilla, dentro de su Zona Económica Exclusiva.
"CARACAS DENUNCIA UNA “ESCALADA BÉLICA” MIENTRAS WASHINGTON INSISTE EN QUE LUCHA CONTRA EL NARCOTRÁFICO.
El canciller Yván Gil declaró que el navío estadounidense desplegó dieciocho efectivos armados que ocuparon la pequeña embarcación pesquera durante ocho horas. Los pescadores, aseguró, fueron incomunicados y sus labores interrumpidas.
“Eran humildes trabajadores del mar, no criminales”, dijo Gil en transmisión oficial.
Desde el Palacio de Miraflores se enmarcó el incidente como un acto hostil con fines políticos. Según el comunicado oficial, el objetivo habría sido fabricar un pretexto para justificar “una escalada bélica” en el Caribe.
Washington endurece el discurso
El episodio se produjo diez días después de que la Casa Blanca anunciara una operación militar en el Caribe contra una embarcación venezolana acusada de transportar drogas hacia Estados Unidos. Fue el propio Donald Trump quien confirmó públicamente el ataque. “Golpeamos a los narcotraficantes donde sea que intenten mover su veneno”, dijo.
EL DESTRUCTOR JASON DUNHAM ABORDÓ UNA EMBARCACIÓN ATUNERA Y RETUVO A NUEVE PESCADORES DURANTE OCHO HORA
El Pentágono respaldó esas palabras y advirtió que habrá más acciones similares. En Washington, la narrativa se centra en la seguridad y la lucha contra el narcotráfico. El senador Marco Rubio, figura clave de la política contra Venezuela, celebró lo que llamó “una colaboración histórica con países aliados de la región para combatir el crimen organizado”.
En ese marco, el abordaje al barco atunero aparece como un capítulo ambiguo. ¿Era un operativo vinculado a la misma estrategia o una incursión fuera de lugar? Estados Unidos no ha ofrecido aún una versión detallada del hecho del 13 de septiembre.
La visión de Caracas
Para el gobierno de Nicolás Maduro, no hay dudas: el ataque al atunero fue un acto de hostigamiento deliberado. El canciller Gil lo calificó de “bochornoso” y exigió a Washington detener de inmediato “acciones que ponen en riesgo la seguridad y la paz del Caribe”.
La Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) aseguró que monitoreó el incidente “minuto a minuto” con sus recursos aéreos y navales, acompañando a los pescadores hasta que fueron liberados. El parte militar difundido en Caracas insiste en que los tripulantes contaban con permisos legales de faena y que navegaban dentro de aguas venezolanas.
La vicepresidenta Delcy Rodríguez reforzó la acusación al afirmar que Estados Unidos ha emprendido una campaña sistemática de acoso.
“No son simples maniobras. Es un hostigamiento militar contra la población civil”, dijo.
El tablero geopolítico
El Caribe vuelve a convertirse en un escenario de fricción. A un lado, Washington insiste en combatir al narcotráfico y en aumentar la presión sobre Maduro. Al otro, Caracas denuncia la violación de su soberanía y se presenta como víctima de un imperialismo que busca pretextos militares.
El incidente del atunero refleja la tensión de un tablero más amplio. Tras años de sanciones económicas, crisis política y migratoria, la relación bilateral se mueve en un terreno cada vez más militarizado.
En Puerto Rico, hace apenas días, se desplegaron cazas F-35 estadounidenses en medio de la escalada. En Caracas, milicianos bolivarianos declararon estar listos para enfrentar cualquier incursión extranjera. “Los recibiremos con plomo”, advirtieron.
Entre la droga y la soberanía
El ataque a la supuesta “narcolancha” del 2 de septiembre fue presentado en Washington como un triunfo en la lucha antidrogas. Pero en Caracas, la versión es distinta: se trató de un ataque sin pruebas sólidas y con fines políticos.
El abordaje al atunero del 13 de septiembre parece, para Venezuela, la continuación de esa misma estrategia. “Primero inventan una lancha con droga. Ahora humillan a pescadores desarmados. Todo es parte de una agenda de guerra”, dijo un alto funcionario del gobierno bolivariano
TRUMP HABÍA ANUNCIADO UNA SEMANA ANTES QUE HABRÍA MÁS OPERACIONES CONTRA EMBARCACIONES VENEZOLANAS.
Estados Unidos mantiene silencio oficial sobre este segundo episodio. Sin embargo, la advertencia de Trump y el Pentágono sigue en el aire: habrá más operaciones.
Lo que está en juego
El caso de los nueve pescadores va más allá de un incidente puntual. Representa un choque directo entre dos narrativas que difícilmente se concilien. Para Washington, es un paso más en la ofensiva contra Maduro y el narcotráfico. Para Caracas, una afrenta a su soberanía y a la seguridad de sus ciudadanos.
Mientras tanto, los pescadores regresaron a tierra tras ocho horas de incertidumbre. Sus nombres no ocuparon los titulares. Pero su experiencia se convirtió en símbolo de la disputa.
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