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ÉTICA DE QUITA Y PON: A PROPÓSITO DEL TERRORISMO DE ESTADO

Una actitud éticamente injustificable

Desde el punto de vista ético, es del todo inaceptable - opina Xabier Makazaga - calificar como terrorista la violencia empleada contra el Estado y, al mismo tiempo, negar rotundamente esa calificación cuando es el Estado quien ejerce una violencia similar o incluso mucho más grave, vulnerando sus propias leyes y/o las leyes internacionales (...).

Por XABIER MAKAZAGA PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-

 

   Desde el punto de vista ético, es del todo inaceptable calificar como terrorista la violencia empleada contra el Estado y, al mismo tiempo, negar rotundamente esa calificación cuando es el Estado quien ejerce una violencia similar o incluso mucho más grave, vulnerando sus propias leyes y/o las leyes internacionales.

 

  Esa actitud es éticamente injustificable y por eso Xabier Etxeberria, Catedrático emérito de Ética en la Universidad de Deusto, distinguió en su trabajo “Sobre las víctimas del terrorismo”, publicado en 2006, dos tipos de terrorismo: por un lado, «el de los grupos armados que actúan con motivación política contra el Estado»; por otro, el provocado por «el propio Estado, utilizando una violencia que vulnera gravemente los derechos humanos, cuyo peor ejemplo es la tortura — terrorismo de Estado —».

 

  Eso mismo es lo que había dicho un año antes en un extenso trabajo realizado junto a Galo Bilbao, profesor de Ética en la misma universidad de Deusto. En dicho trabajo, “La presencia de las víctimas del terrorismo en la educación para la paz en el País Vasco”, dejaron bien claro que la «principal acción terrorista del Estado era la tortura».

 

  También precisaron que: «Terroristas son una serie de violaciones de los derechos humanos (abusos en algunas leyes, arbitrariedad judicial, malos tratos y torturas, promoción de grupos paraestatales de lucha contra el terrorismo)».

  

  Además, en otros cuatro trabajos realizados en colaboración en los años posteriores confirmaron su opinión sobre el terrorismo de Estado. En dichos trabajos tomaron siempre como referencia lo que dijeron en aquel extenso trabajo que se publicó en 2005.

 

  En dichos trabajos, ambos tenían extremadamente claro que «Con la irrupción del referente de los derechos humanos, se acepta oficialmente que no se debe torturar, porque es un atentado contra la dignidad, pero […] se realiza en secreto, siendo muy difícil de probar».

 

   Ahora bien, después de tanto insistir en la necesidad de calificar de terroristas la tortura y el maltrato infligido por las fuerzas de seguridad, Galo Bilbao cambió radicalmente de opinión, sin dar ninguna explicación al respecto. En un trabajo publicado en 2009 manifestó que ya no consideraba terroristas «las actuaciones judiciales, políticas o policiales puntuales que hayan dado lugar a violencia excesiva o a violaciones flagrantes de los derechos humanos (por ejemplo, casos de tortura)».

 

  Galo Bilbao añadió que aquello no era «exactamente» lo que había dicho hasta entonces, pretendiendo que el cambio fue de poca importancia. Al parecer, negar por completo lo afirmado un par de años antes no había sido para él más que un pequeño cambio. Recordó lo que decía en 2005 junto a Xabier Etxeberria, mantuvo lo que había dicho, al menos hasta 2007, y he aquí que dos años después dijo todo lo contrario. Un cambio a una ética que no cabe designar sino de patética.

 

  Fue Xabier Etxeberria quien trató de argumentar aquel cambio, afirmando, en 2009: «A la hora de determinar quién es un terrorista hay que tener en cuenta dos opciones: una más inclusiva y otra más restrictiva [que niega el terrorismo de Estado]», añadiendo que «la primera basada en el pensamiento ético-político» era «la más adecuada en sí misma, pero la segunda es la que mejor refleja el uso jurídico y social actual de los términos “terrorista” y “víctima del terrorismo”, al menos en nuestro contexto».

 

  Eso sí, tuvo que reconocer que los estados tienen mucho que ver con ese «uso jurídico», y es evidente cómo se desenvuelven esos mismos estados a la hora de impulsar y construir el «uso social» que les conviene en cada momento. Además, no explicó en absoluto qué fue lo que influyó tanto en estos dos usos entre 2007 y 2009. Hasta entonces, tanto él como Galo Bilbao tenían muy claro que los torturados eran víctimas del terrorismo.

  

  Por otra parte, Etxeberria no pudo dejar más claro cuál era la visión que estaba «basada en el pensamiento ético-político», que considera terroristas diversas violencias ilegales utilizadas por los estados, incluidas las torturas. No hay la menor duda de que el campo en el que él y Galo Bilbao han trabajado especialmente es el de la ética. Por lo tanto, es evidente que deberían primar el enfoque ético, pero...

 

  En todo caso, que yo sepa, desde 2009 ni Xabier Etxeberria ni Galo Bilbao han vuelto a hablar en sus trabajos ni de la tortura ni de sus víctimas. Y no han mostrado ninguna preocupación por dichas víctimas. Esto me parece muy significativo, ya que desde 2009 se han realizado y publicado importantes trabajos sobre la realidad de las torturas sufridas por miles de personas en Euskal Herria.

 

  Fue precisamente entonces cuando PNV y PSOE decidieron que los torturados por las fuerzas de seguridad no eran víctimas del terrorismo de Estado. Según ambos partidos, Joxe Arregi, Mikel Zabalza y otros ciudadanos muertos a causa de la tortura son víctimas de «abusos policiales». Sin embargo, saben perfectamente que este término no refleja en absoluto el sufrimiento que padecieron y discrimina de forma muy clara a miles de ciudadanos que han sido torturados en Euskal Herria.

 

  Por eso insisten tanto en invocar un suelo ético al que supuestamente se adhieren ambos partidos, mientras tratan en vano de esconder un subsuelo de lo más impresentable. Un subsuelo que apesta, en el que han ocultado a miles de víctimas del terrorismo de Estado. Muy en especial, las de la tortura.

  

  ¿Tuvo algo que ver la decisión de PSOE y PNV con aquel repentino cambio de opinión de Galo Bilbao, o fue del todo casual? ¿Tuvo algo que ver con las explicaciones que dio Xabier Etxeberria para justificar semejante cambio, o fue pura casualidad?

 

  Me extrañaría mucho que dicho cambio fuera casual, sobre todo teniendo en cuenta lo sucedido desde entonces. La casualidad, a mi entender, brilló por su ausencia. ¿No es verdad señores Galo Bilbao y Xabier Etxeberria?

 

(*) Xabier Makazaga, Investigador del terrorismo de Estado.

 
 
 
 
 
 
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