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¿POR QUÉ EL FENTANILO SE HA CONVERTIDO EN EL EPICENTRO DEL NARCOTRÁFICO MUNDIAL? (VÍDEO)

El negocio de la muerte en una economía global (Video: entrevista a Petro)

La crisis global del fentanilo no es solo una tragedia sanitaria. Es el resultado directo de un sistema económico que transforma el dolor en mercancía, las comunidades vulnerables en territorios de disputa y la adicción en una oportunidad de negocio. Detrás de cada dosis, de cada muerte, se oculta una red de intereses que va desde grandes empresas químicas hasta bancos, gobiernos y carteles armados. Entender el papel de la geopolítica en este fenómeno es dar un paso hacia su verdadero desenmascaramiento.

POR VICTORIA MARTÍNEZ, DESDE MÉXICO PARA CANARIAS SEMANAL.ORG

 

      En el curso de los últimos años, ha emergido con fuerza el problema de la difusión global de la droga sintética conocida como fentanilo, una sustancia que, más allá de su [Img #87465]dimensión sanitaria, muestra con crudeza cómo la lógica del beneficio, la dominación y el control estructuran tanto el negocio de las drogas como sus efectos sobre las comunidades vulnerables.

 

    En este artículo exploraremos cómo se articula ese negocio, qué impacto tiene sobre los consumidores y cómo se inserta una crítica política reciente protagonizada por el presidente de Colombia, Gustavo Petro, contra el entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

 

 LA PRODUCCIÓN Y DIFUSIÓN COMO EPIFANÍA DEL NEGOCIO CAPITALISTA

    El fentanilo es una sustancia sintética opioide extremadamente potente, que se ha convertido en un eje central del comercio ilegal a escala mundial. Desde una perspectiva crítica, conviene observar cómo se entrelazan en este comercio las redes criminales, las estructuras financieras y los vacíos regulatorios internacionales. Por ejemplo, el U.S. Department of the Treasury ha identificado bancos mexicanos implicados en operaciones de lavado de dinero vinculadas a carteles que adquieren precursores químicos para fabricar fentanilo.

 

     Este negocio reproduce categorías propias del capitalismo: la obtención de ganancias extraordinarias (super­beneficios) cuando una sustancia puede producirse a bajo coste y venderse al por mayor con una alta rentabilidad, así como la externalización del daño social —las muertes, las adicciones, el sufrimiento— fuera del circuito visible de la ganancia.

 

    Desde un análisis crítico, habría que señalar cómo esta lógica explota la precarización laboral, la marginalidad social y la falta de acceso a cuidados de salud, para convertir el dolor y la desesperación en materia prima de un mercado ilegal. En ese sentido, se observa cómo los consumidores, al estar socialmente vulnerabilizados, se vuelven un terreno propicio para un sistema que transforma cuerpos y sufrimiento en capital.

 

EFECTOS SOBRE CONSUMIDORES Y COMUNIDADES

    El daño humano del fentanilo no es un accidente: es inherente al modo en que se organiza su difusión. En regiones donde las expectativas de vida, la salud pública y el trabajo decente están deterioradas, la adicción se convierte en una respuesta —aunque letal—al malestar estructural. Un estudio crítico apunta que la epidemia de opioides en países avanzados es inseparable de la explotación laboral, el abandono del bienestar colectivo y la mercantilización del sufrimiento. 

 

    Los consumidores no son meramente víctimas individuales; están insertos en un sistema que los empuja, desde su vulnerabilidad social, hacia el uso de sustancias cada vez más potentes y menos controladas. El fentanilo, al ser económico de producir y ultra potente, desplaza otras drogas tradicionales, presentando un perfil ideal para la lógica del lucro rápido, sin importar que eso signifique mayor riesgo de muerte. 

 

    Asimismo, la guerra contra las drogas tradicional —represiva, criminalizadora— no ha detenido el fenómeno sino que ha profundizado la estigmatización y la exclusión. Como señala una propuesta crítica, es necesario entender que el consumo y tráfico no son simplemente fallos individuales o morales, sino síntomas de una estructura social que produce alienación, precariedad y desesperanza.  

 

NEGOCIOS ASOCIADOS, FLUJOS FINANCIEROS Y DOMINACIÓN

    El comercio del fentanilo no es una cuestión de marginalidad pura: detrás hay flujos financieros, economías auxiliares, complicidades institucionales y relaciones internacionales de poder. Por ejemplo, la designación de bancos como de “alto riesgo” para lavado de dinero por parte del tesoro norteamericano muestra que el negocio atraviesa formalmente estructuras financieras que parecen legítimas.

 

   Desde el enfoque que podemos tomar, existe una analogía entre este tipo de comercio ilegal y las formas de acumulación típicas del capitalismo: extracción de valor (en este caso, del sufrimiento, de la adicción), concentración de riqueza (en los carteles, intermediarios, redes) y externalización del coste (muertes, desintegración familiar, gastos sanitarios públicos).

 

    Además, la geopolítica del narcotráfico —con rutas, países de producción y consumo desiguales— reproduce desigualdades globales en las que los países consumidores concentran la demanda y los productores o intermediarios asumen los riesgos.

 

LA CRÍTICA DE GUSTAVO PETRO A TRUMP Y LA DIMENSIÓN POLÍTICA

     En este contexto, resulta relevante la intervención del presidente colombiano Gustavo Petro, que lanzó críticas contundentes contra Donald Trump por su política antidrogas, acusando al gobierno de EE.UU. de instrumentalizar el tema, de estigmatizar regiones enteras y de intervenir en el hemisferio sin tener en cuenta las causas estructurales del problema. Por su parte, Trump acusó a Petro de ser un “líder del narcotráfico” y anunció la suspensión de ayuda estadounidense a Colombia.  

 

      Desde la perspectiva crítica, podemos interpretar esta disputa va más allá del rifirrafe diplomático: es un choque de visiones sobre la política de drogas. La fórmula tradicional —centrada en la represión, en la moralización y en la militarización— es desechada por Petro, quien demanda un enfoque más integral, que contemple la legalización, la justicia social, el desarrollo rural y la salida del modelo punitivo. En ese sentido, sus objeciones evidencian que la lucha contra las drogas no puede reducirse a interceptar cargamentos, sino que exige cambiar las condiciones materiales que producen el tráfico, la adicción y la muerte.

 

UNA REFLEXIÓN FINAL

     La difusión del fentanilo es, ante todo, un síntoma de la estructura global de explotación: de cómo la precariedad se convierte en abono para el negocio, de cómo la salud pública se ve subordinada a lógicas de lucro, y de cómo los discursos oficiales (de guerra contra las drogas) ocultan las contradicciones estructurales que permiten que todo siga igual.

 

     Al mismo tiempo, la intervención de actores políticos como Gustavo Petro nos recuerda que la solución no está solo en el endurecimiento del control, sino en repensar desde las bases qué significa la dignidad de vida, el trabajo decente, el acceso a la salud y la redistribución de la riqueza.

 

     Hasta que no se reconozca que las raíces del problema están en el modelo que explota la vida y el sufrimiento, el fentanilo seguirá siendo la parte visible de un iceberg mucho mayor.

 

FUENTES CONSULTADAS:

- Red Phoenix News: Hacia una teoría marxista de la adicción

- Al Jazeera+2Newsweek+2

- Redphoenixnews.com+1

- Revcom.us

- U.S. Department of the Treasury+2Select Committee on the CCP+2

- Redphoenixnews.com+1

- U.S. Department of the Treasury

 

ENTREVISTA A PETRO, PRESIDENTE DE COLOMBIA

 

 

 
 
 
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