
CÁDIZ MARCHA POR LA DIGNIDAD OBRERA: SOLIDARIDAD CON LOS PROCESADOS DE LA HUELGA DEL METAL
Durante la marcha se denunció la represión sistemática contra el movimieno obrero en todo el Estado
El pasado 18 de julio, Cádiz volvió a convertirse en símbolo de lucha obrera. Una manifestación recorrió sus calles para exigir justicia y absolución para los encausados por la Huelga del Metal, en un acto de solidaridad que desbordó fronteras locales y demostró la vigencia de la unidad de clase (...).
REDACCIÓN (*) CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
El pasado viernes 18 de julio, las calles de Cádiz fueron escenario de una nueva expresión de dignidad obrera. Centenares de personas marcharon en solidaridad con los trabajadores encausados por su participación en la Huelga del Metal, una lucha que marcó un punto de inflexión en la movilización sindical del sur de España. La protesta, cubierta informativa por el medio digital Insurgente, arrancó en los juzgados y culminó frente al Ayuntamiento.
Los manifestantes no exigieron solamente la absolución de los cinco procesados con fianzas que alcanzan los 100.000 euros, sino que denunciaron la represión sistemática a la que se enfrenta el movimiento obrero en todo el Estado español.
UNA HUELGA QUE DESNUDA LA EXPLOTACIÓN CAPITALISTA
La Huelga del Metal en Cádiz, iniciada en noviembre de 2021, no fue un simple conflicto laboral aislado. Los trabajadores del sector, víctimas de la precarización, la subcontratación y los bajos salarios impuestos por las grandes industrias navales y auxiliares, decidieron plantar cara a un sistema que maximiza beneficios a costa de empobrecer a quienes producen la riqueza.
Durante más de una semana, miles de obreros paralizaron la actividad industrial y tomaron las calles con piquetes, manifestaciones y cortes de tráfico. Su reclamo era tan básico como poderoso: salarios dignos, contratos estables y respeto. Pero la respuesta del Estado fue inmediata y brutal: cargas policiales, persecuciones, detenciones y ahora, procesos judiciales con cuantiosas fianzas. El mensaje es claro: a quien se organiza y lucha, se le castiga.
LA MOVILIZACIÓN DE JULIO: LA CLASE RESPONDE
La manifestación de este 18 de julio fue convocada por la CTM, CGT y la Confluencia Sindical. Esta última encabezaba la marcha con su ya emblemática pancarta “UNA SOLA CLASE, UNA SOLA LUCHA”, síntesis del espíritu de unidad que se ha ido gestando entre colectivos obreros y populares de la ciudad.
En la protesta confluyeron pensionistas, colectivos sociales como Amigas al Sur, las Brigadas Amarillas, estudiantes y trabajadores de distintas partes de Andalucía y del Estado. La presencia del SAT, la CTA y Solidaridad Obrera de Madrid evidenció el carácter amplio y transversal del apoyo que ha generado esta lucha, que ha trascendido Cádiz para convertirse en símbolo de resistencia en todo el país.
Gracias a una red de solidaridad extensa, las fianzas impuestas a los cinco encausados se han cubierto en un tiempo récord. Esa solidaridad, sin embargo, no ha detenido la maquinaria represiva del Estado. Frente a la Comisaría, en mitad del recorrido, los manifestantes corearon con fuerza “Somos obreros, no delincuentes” y exigieron la dimisión del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, por su responsabilidad política en la represión.
También se denunció el incumplimiento de la promesa del gobierno “más progresista de la historia” de derogar la Ley Mordaza, una herramienta jurídica que ha servido para perseguir sistemáticamente la protesta social y obrera.
UNA LUCHA QUE INTERPELA AL CONJUNTO DE LA CLASE TRABAJADORA
La jornada no solo sirvió para respaldar a los procesados de Cádiz, sino que enlazó con otras luchas represaliadas en el Estado español, como el caso de “las 6 de la Suiza”, trabajadoras condenadas por organizarse y que ahora han accedido al tercer grado. La manifestación reclamó su libertad total, recordando que mientras existan presos por luchar, no hay democracia digna de tal nombre.
Se alzaron, además, consignas en apoyo a la clase trabajadora inmigrante, duramente golpeada por la represión racista del Estado, especialmente tras los recientes episodios en Torre Pacheco, Murcia. “Nativa o extranjera, la misma clase obrera” y “No sobran inmigrantes, sobran fascistas”, fueron algunos de los gritos que resonaron con fuerza.
UN LLAMADO A LA UNIDAD Y A LA CONTINUIDAD
La protesta finalizó en la plaza de San Juan de Dios, frente al Ayuntamiento, donde se leyeron comunicados y tomaron la palabra distintos representantes sindicales y sociales. Las intervenciones coincidieron en la necesidad de extender la experiencia de lucha del Metal a otros sectores, en articular una respuesta unificada de la clase trabajadora ante la ofensiva capitalista, y en no dejar que este 18 de julio sea un punto final, sino un punto y seguido en la movilización.
(*) Artículo redactado a partir de la nota elaborada por Insurgente.org
REDACCIÓN (*) CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
El pasado viernes 18 de julio, las calles de Cádiz fueron escenario de una nueva expresión de dignidad obrera. Centenares de personas marcharon en solidaridad con los trabajadores encausados por su participación en la Huelga del Metal, una lucha que marcó un punto de inflexión en la movilización sindical del sur de España. La protesta, cubierta informativa por el medio digital Insurgente, arrancó en los juzgados y culminó frente al Ayuntamiento.
Los manifestantes no exigieron solamente la absolución de los cinco procesados con fianzas que alcanzan los 100.000 euros, sino que denunciaron la represión sistemática a la que se enfrenta el movimiento obrero en todo el Estado español.
UNA HUELGA QUE DESNUDA LA EXPLOTACIÓN CAPITALISTA
La Huelga del Metal en Cádiz, iniciada en noviembre de 2021, no fue un simple conflicto laboral aislado. Los trabajadores del sector, víctimas de la precarización, la subcontratación y los bajos salarios impuestos por las grandes industrias navales y auxiliares, decidieron plantar cara a un sistema que maximiza beneficios a costa de empobrecer a quienes producen la riqueza.
Durante más de una semana, miles de obreros paralizaron la actividad industrial y tomaron las calles con piquetes, manifestaciones y cortes de tráfico. Su reclamo era tan básico como poderoso: salarios dignos, contratos estables y respeto. Pero la respuesta del Estado fue inmediata y brutal: cargas policiales, persecuciones, detenciones y ahora, procesos judiciales con cuantiosas fianzas. El mensaje es claro: a quien se organiza y lucha, se le castiga.
LA MOVILIZACIÓN DE JULIO: LA CLASE RESPONDE
La manifestación de este 18 de julio fue convocada por la CTM, CGT y la Confluencia Sindical. Esta última encabezaba la marcha con su ya emblemática pancarta “UNA SOLA CLASE, UNA SOLA LUCHA”, síntesis del espíritu de unidad que se ha ido gestando entre colectivos obreros y populares de la ciudad.
En la protesta confluyeron pensionistas, colectivos sociales como Amigas al Sur, las Brigadas Amarillas, estudiantes y trabajadores de distintas partes de Andalucía y del Estado. La presencia del SAT, la CTA y Solidaridad Obrera de Madrid evidenció el carácter amplio y transversal del apoyo que ha generado esta lucha, que ha trascendido Cádiz para convertirse en símbolo de resistencia en todo el país.
Gracias a una red de solidaridad extensa, las fianzas impuestas a los cinco encausados se han cubierto en un tiempo récord. Esa solidaridad, sin embargo, no ha detenido la maquinaria represiva del Estado. Frente a la Comisaría, en mitad del recorrido, los manifestantes corearon con fuerza “Somos obreros, no delincuentes” y exigieron la dimisión del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, por su responsabilidad política en la represión.
También se denunció el incumplimiento de la promesa del gobierno “más progresista de la historia” de derogar la Ley Mordaza, una herramienta jurídica que ha servido para perseguir sistemáticamente la protesta social y obrera.
UNA LUCHA QUE INTERPELA AL CONJUNTO DE LA CLASE TRABAJADORA
La jornada no solo sirvió para respaldar a los procesados de Cádiz, sino que enlazó con otras luchas represaliadas en el Estado español, como el caso de “las 6 de la Suiza”, trabajadoras condenadas por organizarse y que ahora han accedido al tercer grado. La manifestación reclamó su libertad total, recordando que mientras existan presos por luchar, no hay democracia digna de tal nombre.
Se alzaron, además, consignas en apoyo a la clase trabajadora inmigrante, duramente golpeada por la represión racista del Estado, especialmente tras los recientes episodios en Torre Pacheco, Murcia. “Nativa o extranjera, la misma clase obrera” y “No sobran inmigrantes, sobran fascistas”, fueron algunos de los gritos que resonaron con fuerza.
UN LLAMADO A LA UNIDAD Y A LA CONTINUIDAD
La protesta finalizó en la plaza de San Juan de Dios, frente al Ayuntamiento, donde se leyeron comunicados y tomaron la palabra distintos representantes sindicales y sociales. Las intervenciones coincidieron en la necesidad de extender la experiencia de lucha del Metal a otros sectores, en articular una respuesta unificada de la clase trabajadora ante la ofensiva capitalista, y en no dejar que este 18 de julio sea un punto final, sino un punto y seguido en la movilización.
(*) Artículo redactado a partir de la nota elaborada por Insurgente.org
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