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Viernes, 25 de Julio de 2025 Tiempo de lectura:

CHOMSKY FRENTE AL COLAPSO: EL CAPITALISMO O LA VIDA

¿Puede el planeta resistir sin una transformación radical del sistema?

¿Puede el capitalismo reformarse a tiempo para evitar el colapso ambiental? ¿Qué alternativas plantea Noam Chomsky desde una visión socialista racional y realista? ¿Qué papel debe desempeñar la clase trabajadora en esta tarea urgente? ¿Es suficiente con reformar el capitalismo para evitar el colapso climático?

REDACCIÓN CANARIAS SEMANAL.ORG

 

    En un artículo publicado por Robert Pollin en el medio alternativo Jacobin, bajo el título "Noam Chomsky y la alternativa socialista al caos climático", se hace un repaso detallado de las contribuciones del intelectual estadounidense a la comprensión de la crisis climática desde una perspectiva crítica del capitalismo neoliberal.

 

   Según expresa el autor, Chomsky ha dedicado buena parte de la última etapa de su vida a alertar sobre la amenaza existencial que representa el calentamiento global, al que considera —junto a la amenaza nuclear— el mayor peligro que enfrenta hoy la humanidad.

 

    De acuerdo a lo expresado por Pollin, Chomsky no es un especialista técnico en ciencia climática, pero ha sabido interpretar y divulgar sus principales implicaciones con una claridad y profundidad notables. Más aún, ha sido capaz de conectar los datos científicos con un análisis político que identifica al capitalismo —en su versión neoliberal dominante— como el principal responsable del desastre ecológico en curso.

 

     A juicio del autor, el diagnóstico chomskiano es rotundo: “Los que vivimos hoy decidiremos el destino de la humanidad”, sostiene el intelectual, subrayando que lo que está en juego es la continuidad de la vida humana organizada. En ese sentido, señala la urgencia de avanzar hacia un modelo energético limpio y justo que permita alcanzar las emisiones netas cero antes de 2050.

 

 

CONTRA EL NEGACIONISMO Y EL ESPEJISMO TECNOLÓGICO

 

    En el artículo de Jacobin,, Pollin destaca la contundencia con la que Chomsky denuncia el negacionismo climático, particularmente en Estados Unidos. De manera implacable, el autor señala al Partido Republicano —y en especial a figuras como Donald Trump o los hermanos Koch— como actores clave en la consolidación de una política de sabotaje climático al servicio del poder corporativo. Según afirma Chomskyesta élite económica no solo ha negado los hechos, sino que ha financiado campañas masivas de desinformación para impedir cualquier transición energética que amenace sus intereses.

 

    A su vez, el intelectual critica los “planes B” que promueven las grandes corporaciones, como la captura de carbono o las tecnologías milagrosas aún no probadas. Según Chomsky —y en línea con estudios como los del climatólogo Raymond Pierrehumbert—, confiar en estas soluciones es una forma de continuar haciendo negocios como siempre, mientras se posterga la acción real.

 

JUSTICIA CLIMÁTICA Y REDISTRIBUCIÓN GLOBAL

 

 

     Una parte fundamental del enfoque de Chomsky, según explica Pollin, es la insistencia en una justicia climática global. La responsabilidad histórica del calentamiento global recae —afirma— en los países ricos, en particular EE.UU., Europa occidental, Japón, Canadá y Australia, que desde el siglo XIX han basado su desarrollo económico en la quema masiva de combustibles fósiles. A este grupo se suman las élites económicas de esos países, que han sido las grandes beneficiarias del expolio climático.

 

   Por tanto, sostiene que son los países ricos quienes deben asumir los costes de la transición ecológica, financiando infraestructuras sostenibles en el Sur Global, sin imponer condiciones de ajuste estructural ni nuevos mecanismos de dependencia. Esta perspectiva no es solo ética, afirma, sino también estratégica: si los países pobres no pueden acceder a alternativas limpias, el colapso será inevitable y global.

 

 

TRABAJO, TRANSICIÓN JUSTA Y NUEVO PACTO SOCIAL

 

      Un eje destacado en el análisis es el vínculo que Chomsky establece entre justicia ambiental y derechos laborales. Según Pollin, el intelectual norteamericano ha insistido en la necesidad de una “transición justa” para los trabajadores y comunidades dependientes de las industrias fósiles. Esta transición debe traducirse en empleos dignos, nuevas oportunidades formativas, y participación democrática en el diseño de la reconversión ecológica.

 

     En este sentido, Chomsky reivindica el legado de figuras como Tony Mazzocchi, histórico dirigente sindical que defendía el control obrero sobre las condiciones de trabajo y el entorno ambiental. Su ejemplo sirve para ilustrar que no hay contradicción entre defensa del empleo y protección del planeta, siempre que se pongan por delante los intereses de la clase trabajadora y no los del capital.

 

    Pollin destaca que, para Chomsky, un proyecto ecosocialista viable no puede quedarse en las promesas retóricas. Requiere inversiones públicas masivas, planificación democrática y una agenda de transformación global que no se limite a reformas cosméticas. Aunque reconoce que desmantelar el capitalismo llevará tiempo, subraya que la lucha por la sostenibilidad y la lucha contra el neoliberalismo pueden y deben ir en paralelo.

 

 

CRECIMIENTO, DECRECIMIENTO Y SENTIDO COMÚN SOCIALISTA

 

    Sobre el debate entre decrecimiento y crecimiento verdeChomsky mantiene una posición matizadaNo rechaza el crecimiento en sí mismo, sino que plantea distinguir entre tipos de crecimiento: no es lo mismo expandir la producción de armas o SUV que construir trenes eléctricos o paneles solares. Decrecer en sectores destructivos y crecer en sectores sostenibles es, para él, la lógica del sentido común ecosocialista.

 

      De la misma manera, se muestra escéptico ante propuestas abstractas de reorganización global sin una base real. Considera que hoy, el problema central no es la falta de ideas sino la falta de movilización popular. No tenemos tiempo para esperar a que el capitalismo colapse”, afirma. Pero eso no significa renunciar al horizonte socialista, sino construirlo desde las urgencias del presente.

 
 
 
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