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Martes, 01 de Abril de 2025 Tiempo de lectura:

PERIODISTA PALESTINA DENUNCIA LA PARTICIPACIÓN CHINA EN LA EXPANSIÓN COLONIAL ISRAELÍ

Abundantes testimonios revelan una verdad incómoda: la mano de obra china está participando de forma activa y visible en la construcción de asentamientos israelíes en territorio palestino ocupado.

Mientras oficialmente Pekín predica contención belica, numerosas empresas chinas están actúando en apoyo de la ocupación y del proyecto colonial de asentamientos israelíes en Palestina. Aunque Pekín afirma oponerse a la expansión de los asentamientos, sus lazos económicos con Israel consolidan los cimientos del expansionismo del colonialismo sionista.

 

Por RAZAN SHAWAMREH   (*) / "Middle East Eye" y MLTODAY 

 

    Lejos de la grandilocuente retórica de las autoridades de Pekín sobre la defensa del pueblo palestino, empresas chinas están contribuyendo activamente al sostenimiento de asentamientos ilegales  por parte de los colonos israelíes.

 

—No hace falta que vayas a China, Razan —me dijo en tono de broma mi amigo Ahmad, que pidió mantener su nombre en el anonimato por razones de seguridad—. Ven a Huwara, China ya está aquí.

 

    Huwara es una pequeña aldea palestina cercana a Nablus, rodeada de algunos de los asentamientos sionistas más violentos y extremistas del país, como Yitzhar.

 

 

  Cuando le pregunté a qué se refería, me explicó:

    “Hay trabajadores chinos viviendo y trabajando en asentamientos cercanos. Los veo con frecuencia paseando por las calles del pueblo, comprando en tiendas palestinas”.

 

     Ese comentario casual de hace un par de meses me llevó a investigar más a fondo. Entrevisté a palestinos de toda la Cisjordania ocupada y recogí sus testimonios. Ali, que vive en Ramala cerca del asentamiento de Beit El, me dijo:

 

   “He visto a decenas de trabajadores chinos construyendo casas e infraestructuras en Beit El”.

 

Saeed, de Hebrón, recordaba que

   “durante la pandemia de la Covid-19, los colonos incluso pusieron en cuarentena a los trabajadores chinos por separado del resto”.

 

    Estos testimonios revelan una verdad incómoda: la mano de obra china está participando de forma activa y visible en la construcción de asentamientos israelíes en territorio palestino ocupado.

 

     Paradójicamente, esta realidad contradice la política oficial de China. Hace una década, el gobierno chino prohibió que sus empresas constructoras trabajaran en asentamientos israelíes.

 

    En 2015, China firmó un acuerdo bilateral de trabajo con Israel que incluía una cláusula que impedía emplear trabajadores chinos en la Cisjordania ocupada. Cabe destacar que esta condición no estaba basada en una postura ética sobre la ilegalidad o inmoralidad de los asentamientos, sino en preocupaciones de seguridad. Sin embargo, en 2016, esas preocupaciones parecieron disiparse cuando China adquirió Ahava, una empresa radicada en el asentamiento de Mitzpe Shalem.

 

    Un año más tarde, ambos países firmaron otro acuerdo para traer a 6.000 trabajadores de la construcción chinos a Israel bajo las mismas condiciones.

    El portavoz del Ministerio de Exteriores israelí, Emmanuel Nahshon, confirmó que el acuerdo estaba “basado en preocupaciones por la seguridad de los trabajadores”. No obstante, funcionarios chinos replicaron que “el verdadero problema no era la seguridad, sino la objeción de China a la construcción en asentamientos”.

 

     Pero mis entrevistas con habitantes de Nablus, Ramala y Hebrón dejaron claro que los trabajadores chinos siguen presentes e implicados en la expansión de los asentamientos. Esto plantea serias dudas sobre la sinceridad de la supuesta oposición de China a esta política israelí.

 

“Los pioneros de nuestro tiempo”

 

     En medio del genocidio en Gaza, las autoridades chinas han expresado públicamente su preocupación por el aumento de la violencia de los colonos en Cisjordania. En septiembre del año pasado, el portavoz del Ministerio de Exteriores, Lin Jian, declaró que Israel debía “detener las actividades ilegales de asentamiento en Cisjordania”.

 

    Pero, mientras oficialmente Pekín predica contención, las empresas chinas actúan en apoyo de la ocupación y del proyecto colonial de asentamientos en Palestina.

 

     Uno de los casos más llamativos es el de Adama Agricultural Solutions, una antigua empresa israelí que ahora pertenece íntegramente a la corporación estatal china "China National Chemical Corporation (ChemChina)". En plena guerra de Gaza, Adama movilizó a sus trabajadores

     “para apoyar a los agricultores que sufrían la escasez de mano de obra… incluidos los del sur, los residentes en torno a la Franja de Gaza y los asentamientos del norte”, según informó el "Jerusalem Post".

 

   Aunque Pekín afirma oponerse a la expansión de los asentamientos, sus lazos económicos con Israel consolidan los cimientos del colonialismo sionista.

 

    En ese mismo reportaje, un portavoz de Adama afirmó:

   “Los agricultores del país, y en especial los de los asentamientos próximos a Gaza, son los pioneros de nuestro tiempo, y su labor es esencial para garantizar la seguridad del país”.

 

    “Hoy en día regresan a cultivar sus tierras en medio del dolor y la falta de manos. En Adama tenemos el privilegio de apoyarlos tanto en tiempos normales como en momentos de crisis”.

 

    En enero de 2024, Adama fue más allá y creó un fondo de becas de aproximadamente un millón de shekels (unos 275.000 dólares) para financiar estudios en agricultura dirigidos a residentes de los alrededores de Gaza y asentamientos del norte.

 

     Adama mantiene desde hace tiempo relaciones de colaboración con instituciones de colonos. Sus productos se han utilizado en ensayos agrícolas en asentamientos del Valle del Jordán y, aún más preocupante, uno de sus herbicidas ha sido utilizado por un contratista del ejército israelí en fumigaciones aéreas que han destruido vegetación en la frontera con Gaza.

 

    Aunque China trata de  presentarse como un actor neutral o comprensivo en el conflicto, su propiedad de Adama la vincula directamente con la destrucción militarizada de los medios de vida palestinos.

 

Apoyando el arraigo colonial

 

      Y no se trata de un caso aislado. En los últimos años, varias empresas estatales chinas, junto con otras firmas privadas del país, han invertido de forma directa o indirecta en asentamientos israelíes o en compañías que operan dentro de ellos.

 

     Un ejemplo es Tnuva, una importante empresa israelí de productos alimentarios que opera en asentamientos ilegales. A pesar de los llamamientos internacionales para boicotearla, el conglomerado estatal chino Bright Food adquirió el 56 % de sus acciones en 2014.

 

     En 2021, Tnuva ganó una licitación para operar 22 líneas de transporte público que dan servicio a 16 asentamientos en Mateh Yehuda, todos ellos construidos en tierras ocupadas de Jerusalén Este y Cisjordania. No se trata solo de autobuses, sino de infraestructuras que refuerzan el asentamiento colonial, facilitando y haciendo más permanente la vida de los colonos.

 

     Otro caso es la adquisición en 2016, por parte del grupo chino Fosun, de la marca de cosméticos Ahava, cuya producción se sitúa en el asentamiento de Mitzpe Shalem. Ahava, objeto de una campaña global de boicot, fue señalada por la Asamblea General de la ONU como parte del entramado de asentamientos ilegales.

 

     Mientras tanto, los diplomáticos chinos siguen emitiendo declaraciones pidiendo a Israel que detenga la expansión de sus asentamientos. En 2023, el entonces embajador Zhang Jun dijo ante el Consejo de Seguridad de la ONU:

 

    “Instamos a Israel a contener la creciente violencia de los colonos en Cisjordania, para evitar la propagación del conflicto”. Su sucesor, Fu Cong, reiteró ese mensaje, pidiendo a Israel que “detenga sus actividades ilegales de asentamiento en Cisjordania”.

 

    Pero, ¿qué hay de la propia implicación de China en esas mismas actividades? La agencia de derechos humanos de la ONU informa regularmente sobre empresas que participan en iniciativas relacionadas con los asentamientos, y, sin embargo, las compañías chinas continúan colaborando.

 

     Según múltiples resoluciones de la ONU, los asentamientos israelíes constituyen una violación flagrante del derecho internacional. Las acciones de China contradicen abiertamente los principios legales que dice defender.

 

     Aunque Pekín asegura oponerse a los asentamientos, sus vínculos económicos con Israel fortalecen las bases del colonialismo sionista, a costa de los derechos del pueblo palestino. Y lo más preocupante es lo eficientemente que estas inversiones han pasado desapercibidas: sostienen en silencio el apartheid, mientras China proclama su apoyo a un Estado palestino independiente.

 

(*) Razan Shawamreh es una investigadora palestina cuyos intereses de investigación incluyen la política exterior china en Oriente Medio y la Gran Estrategia de China a nivel internacional. Es candidata a doctorado en Relaciones Internacionales en la Universidad del Mediterráneo Oriental (UME) en Chipre del Norte. Este artículo se basa en el artículo «Biased Imparciality: Understanding China's Contradictory Foreign Policy on Palestine» (Imparcialidad sesgada: Comprensión de la política exterior contradictoria de China sobre Palestina) publicado en la Revista de Estudios Palestinos.

 
 
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