
CHINA: ¿ALTERNATIVA SOCIALISTA O ENGRANAJE DEL CAPITAL GLOBAL?
¿Es posible hablar de socialismo en un país donde el capital domina cada esfera de la vida?
¿Es China una "esperanza para los pueblos" o una nueva forma de sometimiento global? ¿Representa una ruptura con el neoliberalismo o es su expresión más eficaz? El análisis del Colectivo marxista Chuang en la revista Jacobin, desmonta mitos, expone contradicciones y propone una mirada crítica sobre el papel que está desempeñando China en el siglo XXI.
En un artículo publicado por el Colectivo marxista Chuang (1) en la revista Jacobin bajo el título "El enigma China"(2), se plantea una tesis rotunda: lejos de ser una alternativa al orden neoliberal, como proclaman hoy algunos, China se ha convertido en una pieza clave del engranaje capitalista global. Según mantiene citado Colectivo, la imagen que presentan ciertos sectores de izquierda -que ven en China una potencia “socialista” enfrentada al imperialismo occidental-parte de una ilusión. En lugar de subvertir la lógica capitalista, el ascenso chino la refuerza y la reproduce.
De acuerdo a lo expresado por el "Colectivo Chuang", el crecimiento económico que ha experimentado el país asiático desde la década de los ochenta no debe interpretarse como una ruptura con el orden establecido, sino como una integración sistemática en las cadenas globales de valor. Lejos de ofrecer un modelo emancipador, China ha operado bajo la lógica de la acumulación capitalista, con una combinación de mano de obra barata, disciplinamiento estatal y atracción de inversiones extranjeras.
Este “milagro económico” ha servido para fortalecer a una clase dirigente cada vez más entrelazada con el capital global, mientras la mayoría de la población trabajadora continúa bajo condiciones de explotación extrema. Los autores insisten en que no puede hablarse de socialismo allí donde las relaciones sociales están mediadas por la lógica del beneficio privado y el poder del Estado se usa para preservar el orden económico dominante.
EL PAPEL DEL ESTADO Y LA EXPLOTACIÓN DE CLASE EN LA ECONOMÍA CHINA
Uno de los puntos más incisivos del artículo del "Colectivo Chuang" es la crítica al papel del Estado chino. Según sus autores, el Partido Comunista Chino (PCC) ha abandonado cualquier proyecto socialista en favor de una racionalidad tecnocrática orientada a la eficiencia económica, la estabilidad política y la competitividad internacional. Bajo este paradigma, el Estado ya no actúa como motor de transformación social, sino como administrador eficaz de la acumulación capitalista.
El artículo describe con detalle cómo se han flexibilizado los derechos laborales, reprimido los movimientos sociales y privatizado sectores estratégicos bajo la forma de “reformas estructurales”. Las ciudades chinas, impulsadas por megaproyectos inmobiliarios y endeudamiento local, se han convertido en escenarios de desposesión masiva y especulación. Al mismo tiempo, el campo ha sido vaciado de población mediante políticas de industrialización forzada y migración interna masiva.
"China no representa hoy una ruptura con el orden capitalista, sino una de sus expresiones más disciplinadas y eficaces.”
En este contexto, el proletariado chino —tanto rural como urbano— ha sido la piedra angular de un modelo que combina autoritarismo político con apertura capitalista. La represión de huelgas, el control de Internet y la persecución de organizaciones independientes muestran que el Estado chino prioriza la estabilidad del capital por encima de cualquier intento de democratización social.
CHINA COMO POTENCIA IMPERIAL: EXPANSIÓN, INFLUENCIA Y CONTRADICCIONES
Otro aspecto central del análisis es la crítica a la política exterior china. El C. Chuang advierte que la proyección internacional del país no debe leerse como una estrategia “antiimperialista”, sino como una expansión imperial de nuevo tipo. A través de inversiones masivas, préstamos bilaterales y proyectos como la Iniciativa de la Franja y la Ruta, China busca garantizar su acceso a materias primas, mercados y posiciones estratégicas en el Sur Global.
Este proceso se asemeja en muchos aspectos al patrón de comportamiento de otras potencias imperialistas. El autor sostiene que, aunque China no impone condiciones políticas tan abiertamente como Estados Unidos o el FMI, sus acciones generan endeudamiento, dependencia tecnológica y reestructuración económica en los países receptores. Además, sus megaproyectos a menudo se acompañan de corrupción, destrucción ambiental y desplazamiento de comunidades locales.
El C. Chuang deja claro que el nacionalismo económico chino no representa una forma de autodeterminación popular, sino una estrategia de expansión capitalista gestionada por el Estado. Así, el mito de China como “aliada de los pueblos oprimidos” pierde sustento ante la evidencia de sus prácticas imperialistas, aunque estas adopten formas más sutiles que las de Occidente.
RESISTENCIAS Y PERSPECTIVAS: LUCHAS SOCIALES DENTRO DE UN MODELO AUTORITARIO
Pese a este panorama, el artículo no cae en el pesimismo absoluto. Según afirma el autor, la clase trabajadora china ha comenzado a generar respuestas, aunque fragmentarias y aún desorganizadas. Protestas laborales, huelgas espontáneas, campañas y movimientos de base emergen en distintos sectores, poniendo en evidencia el malestar social acumulado tras décadas de sacrificios en nombre del crecimiento económico.
“El Estado chino actúa más como garante de la acumulación capitalista que como instrumento de transformación social.”
No obstante, estas resistencias enfrentan obstáculos enormes: la represión estatal es intensa, los canales legales están bloqueados y no existe una izquierda organizada con capacidad de articular políticamente las demandas sociales. El Colectivo Chuang reconoce estas limitaciones, pero también señala que el aumento de la conflictividad social podría abrir nuevas posibilidades de lucha en el futuro.
“El entusiasmo geopolítico por China no puede sustituir una estrategia de clase, basada en organización y solidaridad internacional.”
Los autores concluyen que solo mediante una mirada crítica, atenta a las dinámicas internas de clase y a las formas concretas de explotación y dominación, es posible entender el papel real de China en el sistema mundial.
El entusiasmo geopolítico por su ascenso no puede sustituir a una estrategia emancipadora basada en la solidaridad de clase y la organización autónoma de los oprimidos.
NOTA:
(1) Chuang (traducido del chino como “crear” o “fundar”) es un colectivo internacional de investigación y análisis político que se enfoca en las transformaciones del capitalismo en China. Se formó en la década de 2010 y está compuesto por investigadores, activistas y traductores que colaboran de forma anónima. Aunque no se identifican como una organización política tradicional, sus textos adoptan una perspectiva crítica, influenciada por el marxismo, el comunismo de consejos, la crítica de la economía política y otras corrientes revolucionarias dogmáticas.
Características principales del colectivo Chuang:
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Crítica del capitalismo chino: Su objetivo central es desmitificar la imagen de China como un país “socialista” o “alternativo” al capitalismo occidental. Sostienen que China es plenamente capitalista, aunque con particularidades derivadas de su historia y su estructura estatal.
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Enfoque en la lucha de clases: Analizan el papel de la clase trabajadora, los procesos de proletarización, las revueltas obreras y campesinas, y el papel del Estado chino como garante de la acumulación capitalista.
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Investigación en terreno: Muchos de sus informes y artículos se basan en investigaciones directas, incluyendo entrevistas, observaciones de conflictos laborales y análisis de datos económicos y políticos. Esto les permite ofrecer un retrato detallado y poco habitual de la China contemporánea.
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Producción editorial destacada: Han publicado textos clave como:
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"Social Contagion and Other Material on Microbiological Class War in China"
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"Sichuanese Diary"
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"Red Dust: The Dispossession of the Chinese Countryside"
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"China on Strike" (en colaboración con otros autores)
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"El enigma China" (2) Enlace al artículo íntegro.
En un artículo publicado por el Colectivo marxista Chuang (1) en la revista Jacobin bajo el título "El enigma China"(2), se plantea una tesis rotunda: lejos de ser una alternativa al orden neoliberal, como proclaman hoy algunos, China se ha convertido en una pieza clave del engranaje capitalista global. Según mantiene citado Colectivo, la imagen que presentan ciertos sectores de izquierda -que ven en China una potencia “socialista” enfrentada al imperialismo occidental-parte de una ilusión. En lugar de subvertir la lógica capitalista, el ascenso chino la refuerza y la reproduce.
De acuerdo a lo expresado por el "Colectivo Chuang", el crecimiento económico que ha experimentado el país asiático desde la década de los ochenta no debe interpretarse como una ruptura con el orden establecido, sino como una integración sistemática en las cadenas globales de valor. Lejos de ofrecer un modelo emancipador, China ha operado bajo la lógica de la acumulación capitalista, con una combinación de mano de obra barata, disciplinamiento estatal y atracción de inversiones extranjeras.
Este “milagro económico” ha servido para fortalecer a una clase dirigente cada vez más entrelazada con el capital global, mientras la mayoría de la población trabajadora continúa bajo condiciones de explotación extrema. Los autores insisten en que no puede hablarse de socialismo allí donde las relaciones sociales están mediadas por la lógica del beneficio privado y el poder del Estado se usa para preservar el orden económico dominante.
EL PAPEL DEL ESTADO Y LA EXPLOTACIÓN DE CLASE EN LA ECONOMÍA CHINA
Uno de los puntos más incisivos del artículo del "Colectivo Chuang" es la crítica al papel del Estado chino. Según sus autores, el Partido Comunista Chino (PCC) ha abandonado cualquier proyecto socialista en favor de una racionalidad tecnocrática orientada a la eficiencia económica, la estabilidad política y la competitividad internacional. Bajo este paradigma, el Estado ya no actúa como motor de transformación social, sino como administrador eficaz de la acumulación capitalista.
El artículo describe con detalle cómo se han flexibilizado los derechos laborales, reprimido los movimientos sociales y privatizado sectores estratégicos bajo la forma de “reformas estructurales”. Las ciudades chinas, impulsadas por megaproyectos inmobiliarios y endeudamiento local, se han convertido en escenarios de desposesión masiva y especulación. Al mismo tiempo, el campo ha sido vaciado de población mediante políticas de industrialización forzada y migración interna masiva.
"China no representa hoy una ruptura con el orden capitalista, sino una de sus expresiones más disciplinadas y eficaces.”
En este contexto, el proletariado chino —tanto rural como urbano— ha sido la piedra angular de un modelo que combina autoritarismo político con apertura capitalista. La represión de huelgas, el control de Internet y la persecución de organizaciones independientes muestran que el Estado chino prioriza la estabilidad del capital por encima de cualquier intento de democratización social.
CHINA COMO POTENCIA IMPERIAL: EXPANSIÓN, INFLUENCIA Y CONTRADICCIONES
Otro aspecto central del análisis es la crítica a la política exterior china. El C. Chuang advierte que la proyección internacional del país no debe leerse como una estrategia “antiimperialista”, sino como una expansión imperial de nuevo tipo. A través de inversiones masivas, préstamos bilaterales y proyectos como la Iniciativa de la Franja y la Ruta, China busca garantizar su acceso a materias primas, mercados y posiciones estratégicas en el Sur Global.
Este proceso se asemeja en muchos aspectos al patrón de comportamiento de otras potencias imperialistas. El autor sostiene que, aunque China no impone condiciones políticas tan abiertamente como Estados Unidos o el FMI, sus acciones generan endeudamiento, dependencia tecnológica y reestructuración económica en los países receptores. Además, sus megaproyectos a menudo se acompañan de corrupción, destrucción ambiental y desplazamiento de comunidades locales.
El C. Chuang deja claro que el nacionalismo económico chino no representa una forma de autodeterminación popular, sino una estrategia de expansión capitalista gestionada por el Estado. Así, el mito de China como “aliada de los pueblos oprimidos” pierde sustento ante la evidencia de sus prácticas imperialistas, aunque estas adopten formas más sutiles que las de Occidente.
RESISTENCIAS Y PERSPECTIVAS: LUCHAS SOCIALES DENTRO DE UN MODELO AUTORITARIO
Pese a este panorama, el artículo no cae en el pesimismo absoluto. Según afirma el autor, la clase trabajadora china ha comenzado a generar respuestas, aunque fragmentarias y aún desorganizadas. Protestas laborales, huelgas espontáneas, campañas y movimientos de base emergen en distintos sectores, poniendo en evidencia el malestar social acumulado tras décadas de sacrificios en nombre del crecimiento económico.
“El Estado chino actúa más como garante de la acumulación capitalista que como instrumento de transformación social.”
No obstante, estas resistencias enfrentan obstáculos enormes: la represión estatal es intensa, los canales legales están bloqueados y no existe una izquierda organizada con capacidad de articular políticamente las demandas sociales. El Colectivo Chuang reconoce estas limitaciones, pero también señala que el aumento de la conflictividad social podría abrir nuevas posibilidades de lucha en el futuro.
“El entusiasmo geopolítico por China no puede sustituir una estrategia de clase, basada en organización y solidaridad internacional.”
Los autores concluyen que solo mediante una mirada crítica, atenta a las dinámicas internas de clase y a las formas concretas de explotación y dominación, es posible entender el papel real de China en el sistema mundial.
El entusiasmo geopolítico por su ascenso no puede sustituir a una estrategia emancipadora basada en la solidaridad de clase y la organización autónoma de los oprimidos.
NOTA:
(1) Chuang (traducido del chino como “crear” o “fundar”) es un colectivo internacional de investigación y análisis político que se enfoca en las transformaciones del capitalismo en China. Se formó en la década de 2010 y está compuesto por investigadores, activistas y traductores que colaboran de forma anónima. Aunque no se identifican como una organización política tradicional, sus textos adoptan una perspectiva crítica, influenciada por el marxismo, el comunismo de consejos, la crítica de la economía política y otras corrientes revolucionarias dogmáticas.
Características principales del colectivo Chuang:
-
Crítica del capitalismo chino: Su objetivo central es desmitificar la imagen de China como un país “socialista” o “alternativo” al capitalismo occidental. Sostienen que China es plenamente capitalista, aunque con particularidades derivadas de su historia y su estructura estatal.
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Enfoque en la lucha de clases: Analizan el papel de la clase trabajadora, los procesos de proletarización, las revueltas obreras y campesinas, y el papel del Estado chino como garante de la acumulación capitalista.
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Investigación en terreno: Muchos de sus informes y artículos se basan en investigaciones directas, incluyendo entrevistas, observaciones de conflictos laborales y análisis de datos económicos y políticos. Esto les permite ofrecer un retrato detallado y poco habitual de la China contemporánea.
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Producción editorial destacada: Han publicado textos clave como:
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"Social Contagion and Other Material on Microbiological Class War in China"
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"Sichuanese Diary"
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"Red Dust: The Dispossession of the Chinese Countryside"
-
"China on Strike" (en colaboración con otros autores)
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"El enigma China" (2) Enlace al artículo íntegro.
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