
LUIS PORTILLO DESNUDA A RODRÍGUEZ ZAPATERO, EL "PORTAVOZ OFICIOSO" DE LA DICTADURA MARROQUÍ
Una demoledora crítica a la cara más activa y visible del lobby alauita en el Estado español
El jurista Luis Portillo Pasqual del Riquelme denuncia, con sólidos argumentos y evidencias, la implicación del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero en la estrategia de blanqueo de la ocupación marroquí del Sáhara. Estamos - apunta Portillo - ante un portavoz oficioso del régimen alauita, dedicado al justificar una ocupación ilegal y silenciar la represión al pueblo saharaui (...).
Por EUGENIO FERNÁNDEZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
En un extenso y documentado artículo publicado en diversos medios de comunicación alternativos, con el título “Desmontando las falacias del lobista Rodríguez Zapatero sobre Marruecos y Sáhara Occidental (y II)”, el jurista y analista Luis Portillo Pasqual del Riquelme realizaba, en días pasados, una demoledora crítica a las últimas declaraciones del expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero sobre el conflicto del Sáhara Occidental.
En su texto, Portillo denuncia lo que califica como una “campaña sistemática de blanqueamiento de la ocupación marroquí del territorio saharaui”, liderada por el autodenominado Movimiento Saharauis por la Paz (MSP), una organización señalada por los propios servicios secretos de España como un instrumento de la dictadura marroquí y que -según denuncia Portillo – “actúa en connivencia con determinados sectores del PSOE”.
Luis Portillo se refiere en su artículo a la reciente intervención de Rodríguez Zapatero en un foro celebrado en Dakar, en el que el expresidente español volvía a presentar una versión edulcorada de la situación en el Sáhara Occidental, negando incluso que se trate de un territorio ocupado.
Portillo desmonta estas afirmaciones, contrastándolas con resoluciones de la ONU, informes de ONGs internacionales y sentencias de la justicia europea, que reiteradamente han calificado la presencia marroquí en el Sáhara como una ocupación ilegal.
![[Img #86837]](https://canarias-semanal.org/upload/images/09_2025/630_586_zapateroforo-1.jpg)
De acuerdo a lo expresado por Portillo, la visita de Zapatero a El Aaiún y Dajla, ciudades bajo ocupación marroquí, no fue una decisión espontánea, sino una invitación del Majzén, costeada por el propio régimen marroquí con fines propagandísticos.
El expresidente español habría sido escoltado por las autoridades, y se movió sin tener ningún contacto real con la población reprimida, ni con los activistas saharauis. En este sentido, Portillo remarca la contradicción entre la visión idílica ofrecida por Zapatero y la realidad de represión sistemática, exilio y persecución que vive el pueblo saharaui.
Luis Portillo critica duramente que Zapatero relativice la ocupación al comparar la aparente "normalidad" en las calles del Sáhara con la vida cotidiana bajo el franquismo, señalando que tal argumento “niega la legitimidad de la lucha por la autodeterminación”.
El autor recuerda que la violencia colonial marroquí ha sido denunciada incluso por la Audiencia Nacional española y que el retorno a la lucha armada por parte del Frente POLISARIO en 2020 se produjo tras la ruptura del alto el fuego por Marruecos.
MANIPULACIÓN HISTÓRICA Y ESTRATEGIAS DE LEGITIMACIÓN
Otro aspecto abordado por Luis Portillo es la utilización de hechos históricos por parte de Zapatero, como el naufragio del barco francés "Louise", en 1775, para justificar una supuesta soberanía marroquí sobre el territorio.
Portillo considera este tipo de argumentos como “burdos intentos de manipular la historia”, señalando que documentos oficiales, tratados internacionales y testimonios diplomáticos de la época demuestran que la autoridad del sultán marroquí nunca se extendió más allá del río Drâa.
Según el autor, la estrategia del autodenominado Movimiento Saharauis por la Paz, del que Zapatero se ha convertido en portavoz oficioso, se centra en presentar al régimen marroquí como un "agente de desarrollo y estabilidad", ocultando la verdadera naturaleza de la ocupación y la sistemática vulneración de derechos humanos.
Portillo destaca, especialmente, la represión a activistas como Aminetu Haidar, Sultana Jaya o los presos del grupo Gdeim Izik, así como la existencia del llamado Muro de la Vergüenza y los millones de minas que dividen el territorio saharaui.
En su crítica, Portillo también señala que Zapatero jamás ha querido visitar los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf, ni los territorios liberados, lo que a juicio del autor evidencia una voluntad deliberada de ignorar la realidad de la resistencia saharaui.
Asimismo, destaca que el expresidente español ha evitado sistemáticamente cualquier contacto con las víctimas de la represión marroquí.
“Este tipo de discursos -advierte Portillo- no solo traicionan los principios democráticos y los compromisos internacionales de España, sino que contribuyen activamente al sostenimiento de una ocupación considerada ilegal por la comunidad internacional”.
UNA RED DE INFLUENCIA AL SERVICIO DEL RÉGIMEN MARROQUÍ
![[Img #86838]](https://canarias-semanal.org/upload/images/09_2025/6146_3346_2520_zpt.jpg)
Zapatero en Gran Canaria con Hach Ahamed Bericalla, presidente del Movimiento Saharaui Por la Paz, señalado por el CNI español como un "instrumento de la inteligencia marroquí, y Angel Tristan Pimienta, un viejo reportero del periódico "La Provincia" y también lobbysta pro marroquí.
En este sentido, el autor subraya la necesidad de mantener una postura coherente con el derecho internacional y de respaldar el derecho inalienable del pueblo saharaui a la autodeterminación.
Luis Portillo amplía la acusación contra Rodríguez Zapatero argumentando que su implicación con el lobby promarroquí se extiende más allá de declaraciones puntuales. Lo sitúa como parte de una red de intereses políticos y económicos que incluyen a otros nombres del PSOE como el exministro José Bono, el eurodiputado canario Juan Fernando López Aguilar o María Antonia Trujillo. Esta última, también exministra y exconsejera de Educación en la embajada de España en Rabat, es mencionada por su defensa de la cesión de Ceuta y Melilla a Marruecos, y por su reciente vinculación con una fundación financiada por el monarca Mohamed VI.
Portillo denuncia que este tipo de comportamientos políticos no son anecdóticos, sino
“parte de una estrategia de infiltración y blanqueo del régimen marroquí dentro del ámbito político español”.
Como muestra, recuerda que Mohamed VI ha condecorado a diversas personalidades españolas con el "wisam alauita" y otros privilegios, como viviendas en zonas costeras marroquíes.
Esta red de influencias estaría destinada -según el análisis de Luis Portillo - a
“debilitar la posición histórica de neutralidad de España respecto al Sáhara Occidental y a legitimar la ocupación ante la opinión pública nacional e internacional”.
El autor subraya que, mientras se niega la existencia de una ocupación, las pruebas se acumulan: expulsión de periodistas, represión de activistas, restricciones al acceso de observadores internacionales, deportaciones, torturas y encarcelamientos sin garantías judiciales. Portillo destaca la hipocresía de quienes hablan de paz sin reconocer la violencia estructural que sufre el pueblo saharaui.
También se detiene en denunciar que la participación electoral que tanto destaca Zapatero como "muestra de la supuesta integración saharaui en Marruecos", es en realidad una estrategia de manipulación del régimen: los saharauis son superados en número por los colonos marroquíes desplazados ilegalmente al territorio, y se ven forzados a participar en comicios bajo amenazas, represión y discriminación económica.
La supuesta normalidad democrática que intenta mostrar Marruecos es -según Portillo- “una escenificación al servicio de intereses coloniales”.
El autor apela a la responsabilidad política e histórica del Estado español, como antigua potencia administradora, y recuerda el dictamen del Tribunal Internacional de Justicia de 1975, que niega vínculos de soberanía entre Marruecos y el Sáhara Occidental.
Finalmente, Portillo alude a las numerosas resoluciones del Tribunal de Justicia de la Unión Europea que establecen que el Sáhara y Marruecos son territorios diferentes
Frente a estas evidencias, la posición de José Luis Zapatero aparece, en palabras de Portillo, “como una operación de cinismo diplomático y traición moral”.
VÍDEO RELACIONADO:
Luis Portillo Pasqual del Riquelme (Cartagena, 1945) es doctor en Ciencias Económicas por la Universidad Complutense de Madrid, con estudios de posgrado en las universidades de Colonia (Alemania) y Uppsala (Suecia). Ha sido redactor de la revista Economía Industrial (Ministerio de Industria, Comercio y Turismo), jefe de redacción del Boletín Económico de ICE, responsable de estudios económicos e investigación en Información Comercial Española. Revista de Economía (Ministerio de Economía) y profesor de Estructura Económica Internacional en la Universidad Autónoma de Madrid. Luis Portillo es, igualmente, un incansable militante en favor del derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui. Es autor del libro "En defensa de la causa saharaui".
Por EUGENIO FERNÁNDEZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
En un extenso y documentado artículo publicado en diversos medios de comunicación alternativos, con el título “Desmontando las falacias del lobista Rodríguez Zapatero sobre Marruecos y Sáhara Occidental (y II)”, el jurista y analista Luis Portillo Pasqual del Riquelme realizaba, en días pasados, una demoledora crítica a las últimas declaraciones del expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero sobre el conflicto del Sáhara Occidental.
En su texto, Portillo denuncia lo que califica como una “campaña sistemática de blanqueamiento de la ocupación marroquí del territorio saharaui”, liderada por el autodenominado Movimiento Saharauis por la Paz (MSP), una organización señalada por los propios servicios secretos de España como un instrumento de la dictadura marroquí y que -según denuncia Portillo – “actúa en connivencia con determinados sectores del PSOE”.
Luis Portillo se refiere en su artículo a la reciente intervención de Rodríguez Zapatero en un foro celebrado en Dakar, en el que el expresidente español volvía a presentar una versión edulcorada de la situación en el Sáhara Occidental, negando incluso que se trate de un territorio ocupado.
Portillo desmonta estas afirmaciones, contrastándolas con resoluciones de la ONU, informes de ONGs internacionales y sentencias de la justicia europea, que reiteradamente han calificado la presencia marroquí en el Sáhara como una ocupación ilegal.
De acuerdo a lo expresado por Portillo, la visita de Zapatero a El Aaiún y Dajla, ciudades bajo ocupación marroquí, no fue una decisión espontánea, sino una invitación del Majzén, costeada por el propio régimen marroquí con fines propagandísticos.
El expresidente español habría sido escoltado por las autoridades, y se movió sin tener ningún contacto real con la población reprimida, ni con los activistas saharauis. En este sentido, Portillo remarca la contradicción entre la visión idílica ofrecida por Zapatero y la realidad de represión sistemática, exilio y persecución que vive el pueblo saharaui.
Luis Portillo critica duramente que Zapatero relativice la ocupación al comparar la aparente "normalidad" en las calles del Sáhara con la vida cotidiana bajo el franquismo, señalando que tal argumento “niega la legitimidad de la lucha por la autodeterminación”.
El autor recuerda que la violencia colonial marroquí ha sido denunciada incluso por la Audiencia Nacional española y que el retorno a la lucha armada por parte del Frente POLISARIO en 2020 se produjo tras la ruptura del alto el fuego por Marruecos.
MANIPULACIÓN HISTÓRICA Y ESTRATEGIAS DE LEGITIMACIÓN
Otro aspecto abordado por Luis Portillo es la utilización de hechos históricos por parte de Zapatero, como el naufragio del barco francés "Louise", en 1775, para justificar una supuesta soberanía marroquí sobre el territorio.
Portillo considera este tipo de argumentos como “burdos intentos de manipular la historia”, señalando que documentos oficiales, tratados internacionales y testimonios diplomáticos de la época demuestran que la autoridad del sultán marroquí nunca se extendió más allá del río Drâa.
Según el autor, la estrategia del autodenominado Movimiento Saharauis por la Paz, del que Zapatero se ha convertido en portavoz oficioso, se centra en presentar al régimen marroquí como un "agente de desarrollo y estabilidad", ocultando la verdadera naturaleza de la ocupación y la sistemática vulneración de derechos humanos.
Portillo destaca, especialmente, la represión a activistas como Aminetu Haidar, Sultana Jaya o los presos del grupo Gdeim Izik, así como la existencia del llamado Muro de la Vergüenza y los millones de minas que dividen el territorio saharaui.
En su crítica, Portillo también señala que Zapatero jamás ha querido visitar los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf, ni los territorios liberados, lo que a juicio del autor evidencia una voluntad deliberada de ignorar la realidad de la resistencia saharaui.
Asimismo, destaca que el expresidente español ha evitado sistemáticamente cualquier contacto con las víctimas de la represión marroquí.
“Este tipo de discursos -advierte Portillo- no solo traicionan los principios democráticos y los compromisos internacionales de España, sino que contribuyen activamente al sostenimiento de una ocupación considerada ilegal por la comunidad internacional”.
UNA RED DE INFLUENCIA AL SERVICIO DEL RÉGIMEN MARROQUÍ
Zapatero en Gran Canaria con Hach Ahamed Bericalla, presidente del Movimiento Saharaui Por la Paz, señalado por el CNI español como un "instrumento de la inteligencia marroquí, y Angel Tristan Pimienta, un viejo reportero del periódico "La Provincia" y también lobbysta pro marroquí.
En este sentido, el autor subraya la necesidad de mantener una postura coherente con el derecho internacional y de respaldar el derecho inalienable del pueblo saharaui a la autodeterminación.
Luis Portillo amplía la acusación contra Rodríguez Zapatero argumentando que su implicación con el lobby promarroquí se extiende más allá de declaraciones puntuales. Lo sitúa como parte de una red de intereses políticos y económicos que incluyen a otros nombres del PSOE como el exministro José Bono, el eurodiputado canario Juan Fernando López Aguilar o María Antonia Trujillo. Esta última, también exministra y exconsejera de Educación en la embajada de España en Rabat, es mencionada por su defensa de la cesión de Ceuta y Melilla a Marruecos, y por su reciente vinculación con una fundación financiada por el monarca Mohamed VI.
Portillo denuncia que este tipo de comportamientos políticos no son anecdóticos, sino
“parte de una estrategia de infiltración y blanqueo del régimen marroquí dentro del ámbito político español”.
Como muestra, recuerda que Mohamed VI ha condecorado a diversas personalidades españolas con el "wisam alauita" y otros privilegios, como viviendas en zonas costeras marroquíes.
Esta red de influencias estaría destinada -según el análisis de Luis Portillo - a
“debilitar la posición histórica de neutralidad de España respecto al Sáhara Occidental y a legitimar la ocupación ante la opinión pública nacional e internacional”.
El autor subraya que, mientras se niega la existencia de una ocupación, las pruebas se acumulan: expulsión de periodistas, represión de activistas, restricciones al acceso de observadores internacionales, deportaciones, torturas y encarcelamientos sin garantías judiciales. Portillo destaca la hipocresía de quienes hablan de paz sin reconocer la violencia estructural que sufre el pueblo saharaui.
También se detiene en denunciar que la participación electoral que tanto destaca Zapatero como "muestra de la supuesta integración saharaui en Marruecos", es en realidad una estrategia de manipulación del régimen: los saharauis son superados en número por los colonos marroquíes desplazados ilegalmente al territorio, y se ven forzados a participar en comicios bajo amenazas, represión y discriminación económica.
La supuesta normalidad democrática que intenta mostrar Marruecos es -según Portillo- “una escenificación al servicio de intereses coloniales”.
El autor apela a la responsabilidad política e histórica del Estado español, como antigua potencia administradora, y recuerda el dictamen del Tribunal Internacional de Justicia de 1975, que niega vínculos de soberanía entre Marruecos y el Sáhara Occidental.
Finalmente, Portillo alude a las numerosas resoluciones del Tribunal de Justicia de la Unión Europea que establecen que el Sáhara y Marruecos son territorios diferentes
Frente a estas evidencias, la posición de José Luis Zapatero aparece, en palabras de Portillo, “como una operación de cinismo diplomático y traición moral”.
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