
EL PUEBLO CANARIO VOLVERÁ A LAS CALLES CONTRA EL COLAPSO TURÍSTICO Y LA ESPECULACIÓN
¿Se puede revertir la turistificación que ahoga a Canarias?
El archipiélago canario vuelve a tomar las calles para denunciar la asfixiante dependencia del turismo masivo, la especulación inmobiliaria y el deterioro medioambiental. La población clama por un modelo económico que garantice la dignidad y el derecho a quedarse en sus islas (...).
Por ERNESTO GUTIÉRREZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
Canarias ha dicho basta. Un año después de la histórica movilización del 20 de abril de 2024, que congregó a miles de personas en todas las islas para denunciar la situación límite que vive el archipiélago, los motivos que empujaron a la población a salir a la calle no solo persisten, sino que se han agravado. La promesa de un cambio de modelo económico y social que garantice la dignidad de la vida en las islas sigue sin cumplirse. Ante la pasividad institucional y el avance imparable del turismo masivo y la especulación inmobiliaria, el movimiento ciudadano Canarias Tiene Un Límite vuelve a convocar a la sociedad canaria para ocupar nuevamente las calles este mes de mayo.
Lejos de corregirse, las dinámicas que asfixian al archipiélago se han intensificado. La dependencia absoluta de la economía canaria respecto al turismo es un reflejo claro de un modelo extractivista que exprime al máximo el territorio sin devolver beneficios reales a la población trabajadora de las islas. Según los últimos datos, el turismo ya representa alrededor del 35% del PIB canario y cerca del 40% del empleo, cifras que en apariencia pueden parecer positivas pero que esconden una realidad mucho más cruda: precariedad laboral, sobreexplotación del territorio y beneficios concentrados en manos de grandes corporaciones, en su mayoría foráneas.
EL COSTE OCULTO DEL TURISMO MASIVO
La llegada de más de 17,7 millones de turistas en 2024 ha sobrepasado todos los límites. El ritmo de construcción de nuevos complejos hoteleros es frenético: solo entre 2024 y 2025, se proyecta la apertura de al menos 50 nuevos hoteles en las islas. Esto no solo consume espacios naturales protegidos, sino que alimenta una burbuja turística que amenaza con estallar. Las consecuencias ya se dejan sentir: saturación de infraestructuras, sobreexplotación de recursos hídricos y energéticos, y un aumento desmedido de los residuos generados.
Proyectos emblemáticos de esta deriva, como el macrocomplejo Cuna del Alma en Tenerife o el polémico hotel de La Tejita, se han convertido en símbolos de la lucha popular. Activistas como Iván Cerdeña, de la Asociación Tinerfeña de Amigos de la Naturaleza, advierten: “Las únicas zonas que tenían para reproducirse, anidar y vivir en Tenerife ahora mismo son hoteles: el Sur en general, Arona, Adeje…”.
La ofensiva contra el territorio avanza de la mano de una élite económica que ve en Canarias una mercancía más. Pero frente a este modelo de desposesión, la población canaria está plantando cara.
UNA VIVIENDA QUE SE CONVIERTE EN LUJO INALCANZABLE
La otra gran herida que desangra a Canarias es la crisis habitacional. Los precios del alquiler se han disparado, duplicándose en la última década, mientras que el salario medio no ha seguido el mismo ritmo. Se calcula que existen más de 211.000 viviendas vacías en las islas, muchas de ellas propiedad de grandes tenedores como la Sareb, mientras cada vez más familias se ven expulsadas de sus barrios por la gentrificación y la turistificación masiva.
El pasado 5 de abril, cientos de personas volvieron a salir a las calles para exigir medidas que frenen la especulación inmobiliaria y garanticen el derecho a una vivienda digna. Entre los cánticos de los manifestantes se escuchaba con fuerza: “No es turismofobia, es supervivencia”. Una frase que resume a la perfección el sentir general de la población trabajadora canaria.
El crecimiento sin freno de las viviendas vacacionales ha agravado este drama. El parque residencial se ha ido desplazando hacia el alquiler turístico, encareciendo la vivienda habitual y expulsando a la población local hacia la periferia o, directamente, fuera de las islas.
LA INDIFERENCIA INSTITUCIONAL ANTE EL CLAMOR POPULAR
A pesar de las multitudinarias manifestaciones y la creciente presión social, el Gobierno de Canarias ha mostrado una pasividad alarmante. No se han adoptado medidas contundentes para frenar la turistificación ni para regular eficazmente la especulación inmobiliaria. Tampoco se han abierto canales de diálogo reales con los movimientos ciudadanos.
“No dudamos que el turismo de masas deja mucho dinero. La cuestión está a costa de qué y de quiénes”, denuncia Enrique Reina, portavoz del colectivo Tanekra. “No queremos volver al pasado, pero siendo conscientes del mismo, decimos alto y claro que queremos tener un futuro”.
La ausencia de respuestas por parte de las instituciones no hace sino reforzar la convicción de los movimientos sociales: la transformación del modelo económico canario solo será posible desde abajo, impulsada por la organización y la movilización popular.
LA LUCHA POR EL DERECHO A QUEDARSE
Frente a este panorama de extractivismo turístico, especulación inmobiliaria y deterioro medioambiental, el pueblo canario alza la voz para reivindicar el arraigo, la sostenibilidad, los cuidados y las soluciones cooperativas que permitan construir un futuro digno para las generaciones presentes y futuras.
El movimiento Canarias Tiene Un Límite hace un llamamiento a la ciudadanía para que participe en las próximas movilizaciones previstas para este mes de mayo. La consigna es clara: “Canarias no se vende”. Un grito que resuena con fuerza en todas las islas, desde Lanzarote hasta El Hierro, y que expresa la determinación de un pueblo que se niega a ser expulsado de su tierra.
Las calles volverán a ser el escenario donde se exprese la dignidad de un pueblo que defiende su derecho a quedarse, a vivir con dignidad y a preservar su territorio frente a los intereses de unos pocos.
Por ERNESTO GUTIÉRREZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
Canarias ha dicho basta. Un año después de la histórica movilización del 20 de abril de 2024, que congregó a miles de personas en todas las islas para denunciar la situación límite que vive el archipiélago, los motivos que empujaron a la población a salir a la calle no solo persisten, sino que se han agravado. La promesa de un cambio de modelo económico y social que garantice la dignidad de la vida en las islas sigue sin cumplirse. Ante la pasividad institucional y el avance imparable del turismo masivo y la especulación inmobiliaria, el movimiento ciudadano Canarias Tiene Un Límite vuelve a convocar a la sociedad canaria para ocupar nuevamente las calles este mes de mayo.
Lejos de corregirse, las dinámicas que asfixian al archipiélago se han intensificado. La dependencia absoluta de la economía canaria respecto al turismo es un reflejo claro de un modelo extractivista que exprime al máximo el territorio sin devolver beneficios reales a la población trabajadora de las islas. Según los últimos datos, el turismo ya representa alrededor del 35% del PIB canario y cerca del 40% del empleo, cifras que en apariencia pueden parecer positivas pero que esconden una realidad mucho más cruda: precariedad laboral, sobreexplotación del territorio y beneficios concentrados en manos de grandes corporaciones, en su mayoría foráneas.
EL COSTE OCULTO DEL TURISMO MASIVO
La llegada de más de 17,7 millones de turistas en 2024 ha sobrepasado todos los límites. El ritmo de construcción de nuevos complejos hoteleros es frenético: solo entre 2024 y 2025, se proyecta la apertura de al menos 50 nuevos hoteles en las islas. Esto no solo consume espacios naturales protegidos, sino que alimenta una burbuja turística que amenaza con estallar. Las consecuencias ya se dejan sentir: saturación de infraestructuras, sobreexplotación de recursos hídricos y energéticos, y un aumento desmedido de los residuos generados.
Proyectos emblemáticos de esta deriva, como el macrocomplejo Cuna del Alma en Tenerife o el polémico hotel de La Tejita, se han convertido en símbolos de la lucha popular. Activistas como Iván Cerdeña, de la Asociación Tinerfeña de Amigos de la Naturaleza, advierten: “Las únicas zonas que tenían para reproducirse, anidar y vivir en Tenerife ahora mismo son hoteles: el Sur en general, Arona, Adeje…”.
La ofensiva contra el territorio avanza de la mano de una élite económica que ve en Canarias una mercancía más. Pero frente a este modelo de desposesión, la población canaria está plantando cara.
UNA VIVIENDA QUE SE CONVIERTE EN LUJO INALCANZABLE
La otra gran herida que desangra a Canarias es la crisis habitacional. Los precios del alquiler se han disparado, duplicándose en la última década, mientras que el salario medio no ha seguido el mismo ritmo. Se calcula que existen más de 211.000 viviendas vacías en las islas, muchas de ellas propiedad de grandes tenedores como la Sareb, mientras cada vez más familias se ven expulsadas de sus barrios por la gentrificación y la turistificación masiva.
El pasado 5 de abril, cientos de personas volvieron a salir a las calles para exigir medidas que frenen la especulación inmobiliaria y garanticen el derecho a una vivienda digna. Entre los cánticos de los manifestantes se escuchaba con fuerza: “No es turismofobia, es supervivencia”. Una frase que resume a la perfección el sentir general de la población trabajadora canaria.
El crecimiento sin freno de las viviendas vacacionales ha agravado este drama. El parque residencial se ha ido desplazando hacia el alquiler turístico, encareciendo la vivienda habitual y expulsando a la población local hacia la periferia o, directamente, fuera de las islas.
LA INDIFERENCIA INSTITUCIONAL ANTE EL CLAMOR POPULAR
A pesar de las multitudinarias manifestaciones y la creciente presión social, el Gobierno de Canarias ha mostrado una pasividad alarmante. No se han adoptado medidas contundentes para frenar la turistificación ni para regular eficazmente la especulación inmobiliaria. Tampoco se han abierto canales de diálogo reales con los movimientos ciudadanos.
“No dudamos que el turismo de masas deja mucho dinero. La cuestión está a costa de qué y de quiénes”, denuncia Enrique Reina, portavoz del colectivo Tanekra. “No queremos volver al pasado, pero siendo conscientes del mismo, decimos alto y claro que queremos tener un futuro”.
La ausencia de respuestas por parte de las instituciones no hace sino reforzar la convicción de los movimientos sociales: la transformación del modelo económico canario solo será posible desde abajo, impulsada por la organización y la movilización popular.
LA LUCHA POR EL DERECHO A QUEDARSE
Frente a este panorama de extractivismo turístico, especulación inmobiliaria y deterioro medioambiental, el pueblo canario alza la voz para reivindicar el arraigo, la sostenibilidad, los cuidados y las soluciones cooperativas que permitan construir un futuro digno para las generaciones presentes y futuras.
El movimiento Canarias Tiene Un Límite hace un llamamiento a la ciudadanía para que participe en las próximas movilizaciones previstas para este mes de mayo. La consigna es clara: “Canarias no se vende”. Un grito que resuena con fuerza en todas las islas, desde Lanzarote hasta El Hierro, y que expresa la determinación de un pueblo que se niega a ser expulsado de su tierra.
Las calles volverán a ser el escenario donde se exprese la dignidad de un pueblo que defiende su derecho a quedarse, a vivir con dignidad y a preservar su territorio frente a los intereses de unos pocos.
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