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EL ESTADO ALEMÁN SE REARMA Y RETORNA, COMO EN TIEMPOS DE HITLER, EL SERVICIO MILITAR

Un supuesto compromiso de reconstrucción que se diluye en la burocracia

En septiembre de 2021, la erupción del volcán Cumbre Vieja arrasó más de 1.200 hectáreas de cultivo y sepultó cerca de 1.300 viviendas en la isla de La Palma. Lo que entonces fue catalogado como una catástrofe natural sin precedentes en la historia reciente de Canarias generó promesas inmediatas por parte de las administraciones (...).

POR HANSI QUEDNAU, DESDE ALEMANIA,  PARA CANARIAS SEMANAL.ORG 

 

     El pasado 28 de agosto, cientos de personas salieron a las [Img #86362]calles de Colonia, Alemania, para protestar contra los planes del gobierno federal de restablecer el servicio militar obligatorio.

 

    Bajo el lema “¿Conscripción? ¡No con nosotros!”, la manifestación expresó un rechazo cada vez más extendido entre sectores populares hacia las políticas de militarización promovidas por el Estado alemán en el contexto de la guerra en Ucrania y el rearme general de la OTAN.

 

  “No se trata de defender Europa, sino de asegurar que los que mueran en el frente no sean los hijos de banqueros, sino los de trabajadores.”

 

 

     Lo que parece una protesta puntual por una medida impopular, en realidad es el síntoma de algo mucho más profundo: una reorganización política e ideológica que pretende convertir la guerra en un asunto “nacional”, mientras los verdaderos intereses detrás del conflicto siguen ocultos tras el discurso de “defensa de la democracia”. Pero, ¿quién se beneficia realmente con la militarización de la sociedad? ¿Qué función cumple la conscripción en el orden político actual?

 

  MILITARIZACIÓN Y CRISIS DEL CAPITALISMO

 

     En los últimos años, Europa ha vivido una serie de transformaciones estructurales que responden, en gran medida, al agotamiento del modelo neoliberal. La crisis del 2008 dejó heridas abiertas: precariedad laboral, pobreza creciente, degradación de los servicios públicos. A ello se ha venido a sumar la pandemia y, más recientemente, la guerra en Ucrania. El resultado ha sido una aceleración de los gastos militares y una ofensiva política para normalizar la guerra como herramienta legítima de política exterior.

 

    El regreso del servicio militar obligatorio no es, como se presenta, una simple medida de “prevención” o “seguridad nacional”. Es, más bien, un mecanismo de disciplinamiento social que responde al mismo patrón histórico con el que se han controlado a las clases populares cada vez que el sistema entra en crisis. No se trata de “defender Europa”, sino de asegurar que, en caso de conflicto abierto, los que mueran en el frente no sean los hijos de banqueros, sino los de trabajadores.

 

  “El servicio militar obligatorio actúa como una escuela de obediencia y nacionalismo, útil al poder en tiempos de crisis.”

 

 

     Durante la Primera Guerra Mundial, por ejemplo, millones de jóvenes europeos fueron enviados al matadero con promesas patrióticas. En Alemania, Rusia o Francia, quienes se negaban eran tratados como traidores. El patriotismo se convirtió entonces en una máscara que ocultaba los intereses imperialistas de las grandes potencias. Hoy está ocurriendo algo similar: mientras los gobiernos hablan de “valores europeos”, los consorcios armamentistas multiplican sus beneficios.

 

    LA CONSCRIPCIÓN COMO FORMA DE CONTROL POLÍTICO

      Desde una perspectiva crítica, el Estado moderno no es un árbitro neutral entre ciudadanos, sino un instrumento que garantiza el dominio de una clase sobre otra. Como han explicado diversas teorías políticas, su función principal no es “defender a la patria” sino defender "a su patria", es decir, al orden social existente. En ese sentido, la conscripción actúa como una forma de control político: obliga a los jóvenes a incorporarse, de forma directa o simbólica, al proyecto nacional de guerra y obediencia.

 

    Esto no es nuevo. A lo largo de la historia, el servicio militar ha servido para moldear subjetividades, naturalizar la violencia institucional, imponer jerarquías y disolver cualquier forma de resistencia social. En muchos países latinoamericanos, por ejemplo, el Ejército se convirtió en escuela de nacionalismo, machismo y anticomunismo. No es casual que en momentos de crisis, los Estados refuercen este tipo de dispositivos ideológicos.

 

     Hoy, en Alemania, no se habla solo de entrenar soldados. Se habla también de formar “resiliencia nacional”, de “unidad” y de “sacrificio común”. Pero ¿quiénes se sacrifican? Mientras la casta de los políticos se refugia en sus despachos y los grandes empresarios siguen haciendo negocios, se pretende que los jóvenes asuman con orgullo una carga que no les corresponde.

 

LOS COMITÉS COMO RESPUESTA POLÍTICA

 

    Frente a esto, la propuesta lanzada por los manifestantes en Colonia —crear comités de resistencia en los barrios, escuelas y lugares de trabajo— apunta en una dirección clave: construir organización popular desde abajo. En lugar de limitarse a una protesta simbólica, se trata de articular espacios permanentes de debate y acción colectiva que sirvan para enfrentar no solo la conscripción, sino el rumbo militarista en su conjunto.

 

    Este tipo de experiencias tienen precedentes históricos valiosos. Durante la Revolución Rusa, los soviets nacieron como comités locales de trabajadores y soldados que fueron ganando peso hasta convertirse en organismos de poder real. En otros contextos, como la resistencia al servicio militar obligatorio en EE.UU. durante la guerra de Vietnam, la organización de base fue fundamental para generar una desobediencia masiva que terminó forzando cambios.

 

    La clave está en comprender que el rechazo a la guerra no puede reducirse a una cuestión moral o emocional. Es, sobre todo, un problema político que requiere organización, conciencia y estrategia.

 

    Porque cada guerra moderna no es otra cosa que la continuación de los negocios por otros medios. Y cada llamado a “defender la patria” es, en última instancia, un llamado a defender el orden económico que nos oprime. 

 

 
 
 
 
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