Algunos dicen que la diplomacia es el arte de sonreír mientras
uno calcula el mejor momento para devolver el golpe. Pero cuando Donald Trump, micrófono en mano y ego en esteroides, se soltó a decir que los países sancionados con aranceles “le estaban besando el culo”, (como ha podido ver el lector en el video adjunto), quedó claro que el mundo ha entrado en una nueva era: la diplomacia del trasero glorificado.
Ya no se trata de negociar, ni siquiera de amenazar sutilmente. Ahora se trata de jactarse abiertamente de la sumisión ajena. De narrar, con pelos y señales, cuántos gobiernos se han puesto de rodillas ante el nuevo César imperator del comercio mundial.
Por supuesto, semejante muestra de chulería geopolítica no ha pasado desapercibida, aunque no pocos medios de comunicación hayan preferido arrinconarla en un segundo plano. Algunos gobiernos reaccionaron con firmeza y algo de dignidad. Otros... bueno, otros se apresuraron a preparar el bálsamo labial y ponerse en fila.
Acompáñenos en este tour global de vergüenzas diplomáticas, resistencias honorables y silencios tan serviles que dan vergüenza ajena.
PRIMERA PARADA: CHINA, “NO TE BESAMOS, TE FACTURAMOS”
China fue el primero en levantarse de la silla. El gigante asiático, que no se deja amedrentar fácilmente, respondió como quien está harto de aguantar bufones: subió sus aranceles a productos estadounidenses al 125% y, con tono glacial, denunció las prácticas comerciales “coercitivas y unilaterales” de Washington ante la Organización Mundial del Comercio. No hubo gestos, ni insultos, ni bravuconadas. Solo una respuesta efectiva, sin necesidad de convertirlo en un espectáculo. Una lección de diplomacia dura, sin besar culos ni lamer...
SEGUNDA PARADA: UNIÓN EUROPEA – “AMAMOS A LOS EEUU, PERO NOS PEGA”
La Unión Europea, siempre tan preocupada por los modales, sigue cogiéndosela con papel de fumar. Reaccionó como quien, siendo víctima de una relación abusiva, continúa guardando la esperanza de que “él cambiará”. Frente al insulto público, lo primero que hicieron fue pedir una tregua de 90 días. Y encima, la enviaron en papel oficial, con membrete, como si el matón del barrio respetara ese tipo de lindezas burocráticas.
Maros Sefcovic, su emisario, fue a Washington con la ilusión de que le dieran una audiencia para negociar. Mientras Trump se carcajeaba descojonado de los “líderes que suplican”, ellos sonreían con la cortesía propia del Palacio de Versalles . La UE se convirtió en esa ex que, tras recibir el mensaje “no te quiero, pero igual ven”, es tan poca cosa que encima le lleva flores. Es evidente que sadomasoquismo geopolítico tiene su sede en Bruselas.
TERCERA PARADA: ESPAÑA – “OPTIMISMO Y CUELLOS EN JUEGO”
España, como miembro obediente de la UE, también puso su parte en el número. Carlos Cuerpo, ministro de Economía, fue a Washington con cara de niño bueno atrapado en una travesura. Se mostró “optimista” tras su reunión con Scott Bessent, secretario del Tesoro de EE.UU., como si el hecho de que los yanquis le dijeran que la política exterior de España hacia China es “como rebanarse el propio cuello” fuera un consejo amistoso y no una amenaza disfrazada de refrán mafioso.
Que a un ministro europeo le digan que acercarse a China equivale a suicidarse, y que la respuesta oficial sea “estamos dispuestos a dialogar”, ya no es diplomacia: es puro síndrome de Estocolmo institucionalizado. Porque aquí no se cortó el cuello… pero sí la vergüenza.
CUARTA PARADA: ARGENTINA – “SEÑOR, LO QUE USTED DIGA”
Y ahora, la parada estrella: Argentina. El presidente Javier Milei no solo no protestó por los aranceles. No. Fue más allá. Declaró, con voz de fanático histérico, que aceptaba los términos de Trump, que entendía el enfoque estadounidense, y que estaba dispuesto a firmar lo que fuera. Milei no solo se puso de rodillas: sacó el plumero, le desempolvó los cataplines al abusón de barrio, y se ofreció como tapete. Fue una interpretación tan entregada que da vergüenza hasta leerla en voz alta.
Argentina se anotó como primer miembro del Club del Beso en Culo. Con honores.
QUINTA PARADA: CELAC – ¿UN BROTE DE DIGNIDAD?
Afortunadamente, el escenario no fue del todo deprimente. En la cumbre de la CELAC celebrada en Tegucigalpa, los presidentes Claudia Sheinbaum (México), Lula da Silva (Brasil) y Gustavo Petro (Colombia) alzaron la voz contra la política de aranceles y defendieron la necesidad de fortalecer la soberanía económica latinoamericana.
No hubo sumisión. No hubo lisonjas. Pero por parte de quien esto escribe, y atendiendo a los precedentes, tengo muchas dudas sobre la capacidad de resistencia de este trío. Solo un recordatorio: que los pueblos que se arrodillan acaban sirviendo mesas, y los que resisten, tal vez sufran, pero no se convierten en bufones imperiales. Y, sin duda, entre quienes mantienen indelebles esa postura se encuentran Cuba, Nicaragua y Venezuela.
EL SILENCIO, ESA FORMA DE HUMILLARSE SIN PALABRAS
Y luego están los otros. Los que ni siquiera se molestaron en emitir un comunicado. Los que prefirieron el silencio, como quien prefiere no mirar al agresor para que no le pida también la cartera.
Japón, Corea del Sur, Canadá… potencias con capacidad de respuesta, pero sin coraje para usarla. Callaron humildes. Se hicieron los sordos. No porque no supieran qué dijo Trump el camorrista, sino porque no sabían cómo responder sin ofender al amo. El miedo a una represalia económica, a un mal tuit, a un arancel punitivo, fue más fuerte que el sentido de la dignidad.
Ese silencio no es estrategia. Es rendición. Es ponerse de perfil mientras insultan tu bandera y tus exportaciones. Es ver cómo el matón del barrio abofetea a tus vecinos y tú solo te atreviste a cambiar de acera. Eso no es diplomacia: es pura cobardía monda y lironda. Eso sí, envuelta en protocolo.
EPÍLOGO: UN MUNDO EN FILA PARA EL BESO IMPERIAL
Trump no es un diplomático. Es un showman con complejo de emperador romano. Pero el problema no es él. El verdadero problema son los gobiernos que han decidido que más vale besar el culo del imperio que arriesgar una disputa.
Lo preocupante no es que un exmandatario diga cosas como “todos están fritos por besarme el culo”. Lo aterrador es que, en no pocos casos, tenga razón.
Este episodio, que muy bien podría haber sido escrito por un guionista de sátiras políticas, pasará a la historia como el momento en que algunos países se hicieron respetar… y otros, la mayoría, se convirtieron en miserables mayordomos del siglo XXI.
Chorche | Miércoles, 23 de Abril de 2025 a las 20:25:47 horas
Esto dijo de EEUU el dramaturgo Harold Pinter (y eso que no llegó a conocer a Trump):
La política exterior estadounidense podría definirse mejor de la siguiente manera: bésame el culo o te parto la cabeza. Así de simple y así de crudo. Lo interesante es que tiene un éxito increíble. Posee las estructuras de la desinformación, el uso de la retórica, la distorsión del lenguaje, que son muy persuasivas, pero en realidad son una sarta de mentiras. Es una propaganda muy exitosa. Tienen el dinero, tienen la tecnología, tienen todos los medios para salirse con la suya y lo hacen.
Los crímenes de EEUU han sido sistemáticos, constantes, despiadados, brutales, pero muy poca gente ha hablado realmente de ellos. Hay que reconocerlo. Ha ejercido una manipulación bastante cínica del poder en todo el mundo mientras se hacía pasar por una fuerza del bien universal. Es un acto de hipnosis brillante, incluso ingenioso, de gran éxito.
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