
LAS TRAMPAS DEL PRESIDENTE: CÓMO SÁNCHEZ METIÓ EL REARME EN LOS PRESUPUESTOS
¿Por qué se ocultan los verdaderos datos del presupuesto militar? ¿Qué es lo que se está sacrificando en nombre de la “seguridad”?
Mientras la Sanidad se resquebraja y la vivienda la han convertido en un lujo, el Gobierno español destina cifras récord al gasto militar. El presidente Sánchez nos ha estado vendiendo su política de defensa como un "mal menor". Pero en este artículo, nuestro colaborador Manuel Medina realiza un detallado análisis que revela toda una trama de engaños, silencios y decisiones, que favorecen a los intereses de los de siempre: la industria de la guerra, los intereses de la OTAN y del "gran mercader", los EEUU.
POR MANUEL MEDINA (*) PARA CANARIAS SEMANAL.ORG
En los últimos tiempos, el presidente español Pedro Sánchez ha venido multiplicando sus maniobras discursivas envolventes, intentando, con mil y un recursos, justificar el aumento del gasto militar que trata de imponernos la OTAN.
A simple vista, a no pocos, su relato les parecerá incluso sensato: mantener el equilibrio entre las obligaciones internacionales y el bienestar social. Pero nos bastaría con rascar un poco en su argumento para que afloren como si de setas se trataran los trucos contables, las ambigüedades interesadas y una realidad muy distinta: la de un Gobierno que está priorizando la militarización por encima de las necesidades básicas de la mayoría.
Este artículo tratará de exponer, con datos claros y ejemplos sencillos, cómo se está haciendo pasar por “inevitable” un proceso de rearme que en realidad responde a intereses ajenos a la ciudadanía, y que se está pagando con recortes silenciosos en sanidad, educación y vivienda. A lo largo del texto veremos cómo se manipulan porcentajes, cómo se ocultan partidas presupuestarias y cómo se está utilizando la idea del llamado “Estado del bienestar” como cortina de humo.
LA FÓRMULA DEL ENGAÑO – DEL 5 % AL 2,1 %
Durante los últimos meses, el presidente Sánchez ha insistido en que España no llegará al 5 % del PIB en gasto militar, como pedían algunos sectores de la OTAN. En su lugar, afirma que se comprometerá solo a alcanzar el 2,1 %. Ni que decir que a muchos esa propuesta les suena mas razonable. Pero vamos a traducir esas cifras y porcentajes a datos más comprensibles.
En 2020, el gasto militar fue de unos 11.240 millones de euros. En 2024, ya roza los 19.723 millones. Esto supone un aumento de más del 75 % en apenas cuatro años. En otras palabras: por cada 100 euros que se gastaban en defensa en 2020, ahora se gastan casi 180. Y esto no incluye todavía todos los créditos extraordinarios que se suman a mitad de año.
¿DE QUÉ 2,1% HABLA SÁNCHEZ ?
Cuando el presidente dice que solo se compromete al 2,1 %, que ese porcentaje ya está incluyendo muchos “añadidos”: desde misiones en el exterior hasta partidas de investigación. Pero lo que exige la OTAN es otra cosa: que ese porcentaje corresponda a gasto estrictamente militar. De hecho, la propia OTAN plantea que se alcance un 3,5 % “real” más otro 1,5 % en partidas asociadas. Es decir, estamos hablando de doblar prácticamente el gasto actual.
Además, el supuesto “acuerdo flexible” que dice haber conseguido Sánchez con los socios europeos tiene fecha de caducidad: en 2029 se revisará todo, y que muy posiblemente que esa flexibilidad desaparecerá como por arte del ensalmo.
En resumen: se presenta como logro lo que en realidad es una tregua temporal.
REPARTO DEL "BOTÍN MILITAR"
Otra de las justificaciones frecuentes con las que malabarea el presidente del Ejecutivo, es que este gasto militar reforzará la industria nacional española. Nada mas mentiroso y alejado de la realidad.
Lo cierto es, en cambio, que una parte muy importante del presupuesto acaba en manos de empresas extranjeras, sobre todo estadounidenses. De hecho, España ha comprado aviones, sistemas de misiles y tecnología de defensa fuera del país, comprometiendo dinero público para contratos que no generan empleo aquí.
Y mientras tanto, las empresas españolas del sector armamentístico también engordan sus beneficios con estos fondos. Es un negocio redondo para unos pocos, mientras se pide “esfuerzo” a la mayoría.
CUANDO LOS NÚMEROS SON CLAROS
Pero volvamos a las cifras. Si sumamos los compromisos adquiridos desde 2019, España ha destinado ya más de 82.000 millones de euros al gasto militar. Eso equivale nada menos que a financiar más de 400 hospitales medianos, o construir casi 1 millón de viviendas sociales.
Solo en 2025, se prevé una inyección adicional de más de 10.471 millones de euros.
Y esto sucede mientras la sanidad pública sufre listas de espera récord, los alquileres se disparan, y muchos jóvenes no pueden emanciparse. ¿Tiene sentido?
LA TRAMPA DEL “ESTADO DEL BIENESTAR”
Conviene, además, desmontar otra de las grandes mentiras repetidas hasta el hartazgo: que vivimos en un “Estado del bienestar”. Como si este fuera un regalo generoso que el sistema nos hace, una conquista inalterable, o un punto de llegada.
Pero no es así. Lo que en Europa se llama “welfare state” no es más que un equilibrio inestable —y siempre en disputa— entre las necesidades colectivas de la mayoría trabajadora y los límites que le imponen los intereses de las clases dominantes.
No hubo nunca ninguna “decisión benévola” por parte del capital para financiar sanidad, educación o pensiones: hubo sí, muchas luchas, huelgas, organización y también retrocesos y hasta muertos.
El bienestar social es una cuerda tirante donde, según la coyuntura, a veces avanzan los asalariados, y otras veces, como ahora, retroceden mientras los beneficios empresariales crecen como la espuma. Aceptar como si de un eufemismo se tratara, el concepto de “Estado del bienestar” a un instante histórico que se ha ido desdibujando, forma parte un engaño deliberadamente montado , porque pretende hacer que creamos que algo ganado se puede mantener indefinidamente sin defenderlo. No ha sucedido nunca de esa forma a lo largo de la historia.
UNA PRIORIDAD QUE NO ES LA NUESTRA
Mientras aumentan estos gastos militares, las encuestas reflejan con arrolladora claridad, que la mayoría de los ciudadanos prefiere que se destinen más fondos a Salud y Educación.
Según datos del Instituto de Estudios Fiscales, más del 75 % apoyaría subir impuestos si eso mejora los hospitales o las escuelas. Solo un 43 % estaría de acuerdo si ese dinero va a defensa.
Es decir, el Gobierno "más progresista de nuestra historia", está aplicando una política que va justo en contra de las prioridades de su propio electorado. ¿Por qué? Porque no gobierna solo para su electorado: también lo hace para cumplir con las élites internacionales y los intereses empresariales que se benefician del negocio de la guerra. Esa, sin ambages, es la realidad
ESPAÑA COMO PLATAFORMA DE GUERRA
El problema no es solo de dinero. Es también de soberanía. Las bases militares en territorio español están siendo utilizadas para operaciones que ni siquiera son comunicadas públicamente. En los últimos meses, desde España se han lanzado misiones hacia zonas de conflicto en Oriente Medio, incluyendo el apoyo logístico a Israel en sus ataques a Gaza o acciones encubiertas contra Irán.
¿Quién decide eso? ¿Qué gana la ciudadanía española prestando sus infraestructuras para guerras ajenas? Lo único que se obtiene es quedar expuestos como posibles objetivos en futuros conflictos.
LA GRAN MENTIRA FINAL
El presidente del Gobierno de la coalición ha repetido como mantra que el gasto militar es “ni más ni menos” del necesario. Pero esa frase, tan redonda, oculta que se están desviando miles de millones sin debate público, sin transparencia y con efectos sociales muy reales.
Solo en 2025, por ejemplo, más de 10.000 millones serán reasignados desde fondos europeos o partidas no ejecutadas para financiar el rearme. Mientras tanto, se siguen aplazando inversiones prometidas en salud mental, atención primaria o vivienda.
Pedro Sánchez ha conseguido vestir con palabras bonitas una política de rearme que se aleja por completo de las necesidades populares. Ha tratado de vender como logro lo que en realidad es una cesión. Y ha logrado que millones de personas acepten como normal lo que no lo es: que un país con graves problemas sociales priorice las armas sobre las personas.
No nos encontramos ante un pequeño ajuste técnico. Estamos ante un cambio de rumbo que compromete el futuro del país y convierte en papel mojado la idea de que España es un ejemplo de progreso social. Porque si seguimos gastando más en tanques que en pediatras, más en aviones de combate que en becas, ¿qué tipo de sociedad estamos construyendo?
Este no es, pues, un debate técnico. Es un debate político. Y sobre todo, es un debate moral.
(*) Manuel Medina es profesor de Historia y divulgador de temas relacionados con esa materia
POR MANUEL MEDINA (*) PARA CANARIAS SEMANAL.ORG
En los últimos tiempos, el presidente español Pedro Sánchez ha venido multiplicando sus maniobras discursivas envolventes, intentando, con mil y un recursos, justificar el aumento del gasto militar que trata de imponernos la OTAN.
A simple vista, a no pocos, su relato les parecerá incluso sensato: mantener el equilibrio entre las obligaciones internacionales y el bienestar social. Pero nos bastaría con rascar un poco en su argumento para que afloren como si de setas se trataran los trucos contables, las ambigüedades interesadas y una realidad muy distinta: la de un Gobierno que está priorizando la militarización por encima de las necesidades básicas de la mayoría.
Este artículo tratará de exponer, con datos claros y ejemplos sencillos, cómo se está haciendo pasar por “inevitable” un proceso de rearme que en realidad responde a intereses ajenos a la ciudadanía, y que se está pagando con recortes silenciosos en sanidad, educación y vivienda. A lo largo del texto veremos cómo se manipulan porcentajes, cómo se ocultan partidas presupuestarias y cómo se está utilizando la idea del llamado “Estado del bienestar” como cortina de humo.
LA FÓRMULA DEL ENGAÑO – DEL 5 % AL 2,1 %
Durante los últimos meses, el presidente Sánchez ha insistido en que España no llegará al 5 % del PIB en gasto militar, como pedían algunos sectores de la OTAN. En su lugar, afirma que se comprometerá solo a alcanzar el 2,1 %. Ni que decir que a muchos esa propuesta les suena mas razonable. Pero vamos a traducir esas cifras y porcentajes a datos más comprensibles.
En 2020, el gasto militar fue de unos 11.240 millones de euros. En 2024, ya roza los 19.723 millones. Esto supone un aumento de más del 75 % en apenas cuatro años. En otras palabras: por cada 100 euros que se gastaban en defensa en 2020, ahora se gastan casi 180. Y esto no incluye todavía todos los créditos extraordinarios que se suman a mitad de año.
¿DE QUÉ 2,1% HABLA SÁNCHEZ ?
Cuando el presidente dice que solo se compromete al 2,1 %, que ese porcentaje ya está incluyendo muchos “añadidos”: desde misiones en el exterior hasta partidas de investigación. Pero lo que exige la OTAN es otra cosa: que ese porcentaje corresponda a gasto estrictamente militar. De hecho, la propia OTAN plantea que se alcance un 3,5 % “real” más otro 1,5 % en partidas asociadas. Es decir, estamos hablando de doblar prácticamente el gasto actual.
Además, el supuesto “acuerdo flexible” que dice haber conseguido Sánchez con los socios europeos tiene fecha de caducidad: en 2029 se revisará todo, y que muy posiblemente que esa flexibilidad desaparecerá como por arte del ensalmo.
En resumen: se presenta como logro lo que en realidad es una tregua temporal.
REPARTO DEL "BOTÍN MILITAR"
Otra de las justificaciones frecuentes con las que malabarea el presidente del Ejecutivo, es que este gasto militar reforzará la industria nacional española. Nada mas mentiroso y alejado de la realidad.
Lo cierto es, en cambio, que una parte muy importante del presupuesto acaba en manos de empresas extranjeras, sobre todo estadounidenses. De hecho, España ha comprado aviones, sistemas de misiles y tecnología de defensa fuera del país, comprometiendo dinero público para contratos que no generan empleo aquí.
Y mientras tanto, las empresas españolas del sector armamentístico también engordan sus beneficios con estos fondos. Es un negocio redondo para unos pocos, mientras se pide “esfuerzo” a la mayoría.
CUANDO LOS NÚMEROS SON CLAROS
Pero volvamos a las cifras. Si sumamos los compromisos adquiridos desde 2019, España ha destinado ya más de 82.000 millones de euros al gasto militar. Eso equivale nada menos que a financiar más de 400 hospitales medianos, o construir casi 1 millón de viviendas sociales.
Solo en 2025, se prevé una inyección adicional de más de 10.471 millones de euros.
Y esto sucede mientras la sanidad pública sufre listas de espera récord, los alquileres se disparan, y muchos jóvenes no pueden emanciparse. ¿Tiene sentido?
LA TRAMPA DEL “ESTADO DEL BIENESTAR”
Conviene, además, desmontar otra de las grandes mentiras repetidas hasta el hartazgo: que vivimos en un “Estado del bienestar”. Como si este fuera un regalo generoso que el sistema nos hace, una conquista inalterable, o un punto de llegada.
Pero no es así. Lo que en Europa se llama “welfare state” no es más que un equilibrio inestable —y siempre en disputa— entre las necesidades colectivas de la mayoría trabajadora y los límites que le imponen los intereses de las clases dominantes.
No hubo nunca ninguna “decisión benévola” por parte del capital para financiar sanidad, educación o pensiones: hubo sí, muchas luchas, huelgas, organización y también retrocesos y hasta muertos.
El bienestar social es una cuerda tirante donde, según la coyuntura, a veces avanzan los asalariados, y otras veces, como ahora, retroceden mientras los beneficios empresariales crecen como la espuma. Aceptar como si de un eufemismo se tratara, el concepto de “Estado del bienestar” a un instante histórico que se ha ido desdibujando, forma parte un engaño deliberadamente montado , porque pretende hacer que creamos que algo ganado se puede mantener indefinidamente sin defenderlo. No ha sucedido nunca de esa forma a lo largo de la historia.
UNA PRIORIDAD QUE NO ES LA NUESTRA
Mientras aumentan estos gastos militares, las encuestas reflejan con arrolladora claridad, que la mayoría de los ciudadanos prefiere que se destinen más fondos a Salud y Educación.
Según datos del Instituto de Estudios Fiscales, más del 75 % apoyaría subir impuestos si eso mejora los hospitales o las escuelas. Solo un 43 % estaría de acuerdo si ese dinero va a defensa.
Es decir, el Gobierno "más progresista de nuestra historia", está aplicando una política que va justo en contra de las prioridades de su propio electorado. ¿Por qué? Porque no gobierna solo para su electorado: también lo hace para cumplir con las élites internacionales y los intereses empresariales que se benefician del negocio de la guerra. Esa, sin ambages, es la realidad
ESPAÑA COMO PLATAFORMA DE GUERRA
El problema no es solo de dinero. Es también de soberanía. Las bases militares en territorio español están siendo utilizadas para operaciones que ni siquiera son comunicadas públicamente. En los últimos meses, desde España se han lanzado misiones hacia zonas de conflicto en Oriente Medio, incluyendo el apoyo logístico a Israel en sus ataques a Gaza o acciones encubiertas contra Irán.
¿Quién decide eso? ¿Qué gana la ciudadanía española prestando sus infraestructuras para guerras ajenas? Lo único que se obtiene es quedar expuestos como posibles objetivos en futuros conflictos.
LA GRAN MENTIRA FINAL
El presidente del Gobierno de la coalición ha repetido como mantra que el gasto militar es “ni más ni menos” del necesario. Pero esa frase, tan redonda, oculta que se están desviando miles de millones sin debate público, sin transparencia y con efectos sociales muy reales.
Solo en 2025, por ejemplo, más de 10.000 millones serán reasignados desde fondos europeos o partidas no ejecutadas para financiar el rearme. Mientras tanto, se siguen aplazando inversiones prometidas en salud mental, atención primaria o vivienda.
Pedro Sánchez ha conseguido vestir con palabras bonitas una política de rearme que se aleja por completo de las necesidades populares. Ha tratado de vender como logro lo que en realidad es una cesión. Y ha logrado que millones de personas acepten como normal lo que no lo es: que un país con graves problemas sociales priorice las armas sobre las personas.
No nos encontramos ante un pequeño ajuste técnico. Estamos ante un cambio de rumbo que compromete el futuro del país y convierte en papel mojado la idea de que España es un ejemplo de progreso social. Porque si seguimos gastando más en tanques que en pediatras, más en aviones de combate que en becas, ¿qué tipo de sociedad estamos construyendo?
Este no es, pues, un debate técnico. Es un debate político. Y sobre todo, es un debate moral.
(*) Manuel Medina es profesor de Historia y divulgador de temas relacionados con esa materia
Chorche | Sábado, 28 de Junio de 2025 a las 12:14:40 horas
Mientras la banda mafiosa y genocida OTAN se reune en Holanda, los científicos del CSIC en España que alertan del cambio climático están siendo amenazados de muerte por la extrema derecha.
¡Muera la inteligencia!
El científico FERNANDO VALLADARES, investigador del CSIC, junto a OTROS DIVULGADORES Y PERIODISTAS están recibiendo amenazas de muerte.
La ultraderecha ha cambiado de guion: ya no les basta con negar la crisis climática. Ahora apuntan directamente a los científicos. Les llaman “terroristas climáticos”, “manipuladores del tiempo” o “enemigos de la libertad” y llaman a matarlos y cazarlos como a demonios.
Ante la emergencia climática necesitamos unión.
**** s: **** loquesomos **** /muera-la-inteligencia/
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