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Lunes, 17 de Marzo de 2025 Tiempo de lectura:

EL RASTRO AMAZIG EN CANARIAS: UNA CONEXIÓN QUE SIGUE VIVA EN LA GEOGRAFÍA ISLEÑA

Los vestigios de las antiguas lenguas aborígenes que a menudo pasamos por alto

Las autoridades marroquíes han impedido la entrada de una delegación de juristas canarios en El Aaiún, expulsándolos en una "devolución en caliente". Su misión era analizar la situación de derechos humanos en el Sáhara Occidental, pero fueron bloqueados antes de poder iniciar su labor. Esta acción se suma a una larga lista de restricciones impuestas por Marruecos para ocultar la represión en el territorio ocupado.

Por CLAUDIA MELIÁN SANTANA PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-

 

   El pasado indígena de Canarias sigue vivo en sus paisajes, en su historia y, sobre todo, en su toponimia. Aunque las lenguas habladas por los aborígenes desaparecieron tras la conquista castellana, su legado aún perdura en los nombres de montañas, barrancos y valles del archipiélago. Ahora, un estudio pionero dirigido por el lingüista Massinissa Garaoun ha analizado más de mil nombres de lugares para descifrar su origen y su relación con las lenguas amazig, todavía habladas en el Norte de África.

 

   Los resultados de esta investigación no solo refuerzan la teoría de que los primeros habitantes de Canarias eran de origen amazigh, sino que además permiten clasificar con mayor precisión sus lenguas. Los hallazgos confirman que la toponimia canaria guarda un vínculo estrecho con los dialectos hablados por los Masmudas, una de las comunidades amazig más antiguas de Marruecos.

 

EL ORIGEN AMAZIG DE LOS PRIMEROS CANARIOS

 

  El poblamiento de Canarias ha sido un enigma para la ciencia durante décadas. Aunque los arqueólogos han encontrado restos humanos con más de 2.000 años de antigüedad en las islas, el debate sobre cómo llegaron hasta allí sigue abierto. La hipótesis más aceptada es que los antiguos canarios eran grupos de origen amazig que fueron transportados hasta el archipiélago, posiblemente por fenicios, cartagineses o incluso por los romanos.

 

  Estudios recientes de ADN en momias guanches han confirmado su relación genética con poblaciones del norte de África. Esto refuerza la idea de que los indígenas de Canarias eran parte del gran mosaico de pueblos amazig que, desde tiempos inmemoriales, han habitado desde Marruecos hasta Egipto, pasando por Argelia, Libia, Malí, Níger y Mauritania.

 

  "La arqueología y la lingüística deben ir de la mano para completar el rompecabezas del poblamiento aborigen de Canarias", sostiene el arqueólogo José de León, quien ha estudiado durante años la cultura guanche.

 

TOPONIMIA AMAZIG: EL LENGUAJE DE LA TIERRA

 

   A pesar de que las lenguas indígenas desaparecieron con la conquista, los nombres de los lugares han conservado rastros de aquel pasado. La toponimia es un reflejo de la manera en que los pueblos antiguos concebían su entorno y lo nombraban.

 

   Unos pocos ejemplos de toponimia amazig en Canarias son Tindaya (en Fuerteventura), que significa "montaña", Timanfaya (en Lanzarote), "montaña de fuego", Agaete (municipio de Gran Canaria), posiblemente derivado de agadir, que significa granero fortificado o Anaga (en Tenerife), nombre que podría estar relacionado con la geografía montañosa de la zona.

 

   "El estudio de la toponimia amazig es fundamental para entender nuestra identidad y recuperar la memoria histórica del archipiélago", afirma Miguel Ángel Clavijo, director de Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias.

 

EL ESTUDIO QUE DESCIFRA EL PASADO LINGÜÍSTICO DE CANARIAS

 

  El proyecto dirigido por Massinissa Garaoun ha analizado más de mil nombres de lugares en Canarias, comparándolos con veinte lenguas amazig continentales. Uno de los aspectos más interesantes del estudio ha sido la relación entre la toponimia canaria y el léxico anatómico humano. Según el equipo de investigadores, los términos relacionados con el cuerpo suelen ser muy antiguos y tienen menos probabilidades de haber sido influenciados por otras lenguas.

 

  Uno de los hallazgos más llamativos ha sido la palabra "allen", que en lenguas amazig significa "ojo", pero que en Canarias ha sido utilizada para designar fuentes y manantiales. Este uso semántico es común en varias lenguas del Sahara y demuestra una continuidad lingüística entre Canarias y el norte de África.

 

  "Este trabajo no solo nos permite reconstruir el pasado lingüístico de Canarias, sino que también ayuda a reforzar los lazos culturales con el norte de África", explica Massinissa Garaoun, autor del estudio.

 

EL VÍNCULO CON LOS MASMUDAS: UNA CLAVE HISTÓRICA

 

  Uno de los resultados más relevantes de la investigación es la conexión entre las lenguas amazig insulares y las habladas por los Masmudas, un grupo amazig que habita el sur de Marruecos.

 

  Los Masmudas fueron uno de los grupos más influyentes del Magreb en la Edad Media y su lengua todavía sobrevive en las comunidades Chleuhs y Ghomaras. Su influencia en la toponimia canaria sugiere que los primeros habitantes del archipiélago podrían haber migrado desde la costa atlántica marroquí hace más de 2.000 años.

 

   Esto también permite descartar conexiones con otras lenguas amazig del Sahara, como las habladas en Níger, Libia o Egipto, que no presentan similitudes fonéticas con los términos encontrados en Canarias.

 

  Este estudio no solo nos ayuda a comprender mejor la identidad lingüística de los antiguos canarios, sino que también plantea nuevas hipótesis sobre el poblamiento del archipiélago.

 

   Además, refuerza la idea de que Canarias y el norte de África han estado históricamente conectados, no solo por la geografía, sino también por la cultura y el lenguaje.

 

   La toponimia constituye un testimonio vivo de ese pasado. Cada vez que pronunciamos nombres como Tindaya, Timanfaya o Agaete, estamos evocando una historia que se remonta a miles de años atrás, cuando las islas eran habitadas por pueblos que hablaban lenguas ahora extintas, pero cuyo eco aún resuena en nuestra geografía.

 

"Las lenguas desaparecen, pero la memoria permanece en la tierra", concluye Massinissa Garaoun.

 

 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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