
"NEUES DEUTSCHLAND": MACRON A TRUMP: ¿Y QUÉ HAY DE LO MÍO?
¿ Qué busca realmente Macron en su relación con Trump?
En su reciente visita a Washington, Emmanuel Macron intentó acercar posiciones con Donald Trump en torno a la guerra en Ucrania y la seguridad europea. Sin embargo, las diferencias entre ambos mandatarios quedaron en evidencia. ¿Es posible una alianza estratégica o el francés simplemente busca posicionarse como líder de una Europa cada vez más dividida?
REDACCIÓN CANARIAS SEMANAL.ORG
El presidente francés, Emmanuel Macron, ha protagonizado un encuentro con su homólogo estadounidense, Donald Trump, que ha estado marcado por una mezcla de gestos de aparente cercanía y profundas discrepancias en torno a temas cruciales, como la guerra en Ucrania y la seguridad europea.
Desde la publicación alemana Neues Deutschland, el periodista Ralf Klingsieck describe un escenario en el que, pese a la cálida bienvenida de Trump a Macron en Washington, las posturas de ambos líderes continúan estando en gran medida enfrentadas.
Aunque ambos coincidieron en la necesidad de un "pronto acuerdo de paz" en Ucrania, las diferencias en sus enfoques quedaron patentes. Mientras Trump, que es realmente el que manda, se limitó a minimizar la responsabilidad de Rusia en el conflicto y sugirió que, tras un alto el fuego, Moscú perdería interés en Ucrania, Macron insistió en la necesidad de garantizar la seguridad de Kiev para evitar futuras agresiones del Kremlin.
El encuentro en la Casa Blanca también dejó momentos de tensión. En plena reunión, Trump aseguró que EE.UU. había destinado 300.000 millones de dólares en ayuda a Ucrania, mientras que Europa solo había concedido "100.000 millones en préstamos". Macron no dudó en corregir públicamente esta afirmación, precisando que Europa había aportado el 60% de la ayuda total y que, además, no toda se trataba de préstamos, sino también de subvenciones directas.
Sin embargo, en un intento de acercamiento, Macron ofreció a Trump la posibilidad de desplegar tropas europeas de paz en Ucrania, asegurando que Francia y Reino Unido estarían dispuestos a asumir este compromiso, pero Trump evitó dar una respuesta clara. Por el contrario, aseguró que Putin ya habría dado su visto bueno a una posible misión de paz, algo que fue desmentido desde Moscú.
En paralelo a la reunión entre ambos mandatarios, la Asamblea General de la ONU aprobó por amplia mayoría una resolución que condena la invasión rusa y exige la retirada inmediata de sus tropas. Llamativamente, tanto EE.UU. como Rusia se abstuvieron en la votación, lo que evidenció el aislamiento de Washington en este punto. Posteriormente, en el Consejo de Seguridad de la ONU, los estadounidenses presentaron otra resolución —esta vez respaldada por Rusia y China— que evitaba señalar responsables en el conflicto y se limitaba a lamentar "la pérdida de vidas humanas". Francia, junto a otros países europeos, optó por abstenerse en esta ocasión, dejando en evidencia las estrategias diplomáticas que cada potencia está manejando en este conflicto.
El artículo de Klingsieck también destaca la estrategia interna de Macron antes de su viaje a EE.UU. Para preparar su postura ante Trump, el presidente francés convocó a los líderes parlamentarios de su país a una reunión en el Palacio del Elíseo, en la que representantes militares y de inteligencia expusieron la creciente amenaza que, según su análisis, representa Rusia para Francia y Europa.
La propuesta de Macron de avanzar hacia una "economía de guerra" en la UE busca precisamente compensar la pérdida de peso de la OTAN ante el viraje de EE.UU. y la actitud complaciente de Trump hacia el Kremlin.
Este viaje de Macron a Washington se da en un contexto en el que el presidente francés se apresura a reforzar su papel como referente europeo en el escenario geopolítico actual, especialmente cuando Trump parece dispuesto a modificar drásticamente la política estadounidense respecto a Ucrania. En su intervención conjunta con el líder estadounidense, Trump volvió a mostrarse como el empresario que siempre ha sido:
"Yo hago acuerdos. Toda mi vida he hecho acuerdos, es lo único que sé hacer", afirmó con su característico estilo directo.
Lo que está en juego, sin embargo, es mucho más que un simple acuerdo comercial. Se trata de la seguridad europea, del equilibrio de poder en la geopolítica mundial y del futuro de la relación entre Europa y EE.UU. ¿Podrá Macron mantener el liderazgo de Francia en una Europa que se reconfigura ante el nuevo orden mundial? ¿O quedará atrapado en la red de intereses de una administración estadounidense impredecible?
REDACCIÓN CANARIAS SEMANAL.ORG
El presidente francés, Emmanuel Macron, ha protagonizado un encuentro con su homólogo estadounidense, Donald Trump, que ha estado marcado por una mezcla de gestos de aparente cercanía y profundas discrepancias en torno a temas cruciales, como la guerra en Ucrania y la seguridad europea.
Desde la publicación alemana Neues Deutschland, el periodista Ralf Klingsieck describe un escenario en el que, pese a la cálida bienvenida de Trump a Macron en Washington, las posturas de ambos líderes continúan estando en gran medida enfrentadas.
Aunque ambos coincidieron en la necesidad de un "pronto acuerdo de paz" en Ucrania, las diferencias en sus enfoques quedaron patentes. Mientras Trump, que es realmente el que manda, se limitó a minimizar la responsabilidad de Rusia en el conflicto y sugirió que, tras un alto el fuego, Moscú perdería interés en Ucrania, Macron insistió en la necesidad de garantizar la seguridad de Kiev para evitar futuras agresiones del Kremlin.
El encuentro en la Casa Blanca también dejó momentos de tensión. En plena reunión, Trump aseguró que EE.UU. había destinado 300.000 millones de dólares en ayuda a Ucrania, mientras que Europa solo había concedido "100.000 millones en préstamos". Macron no dudó en corregir públicamente esta afirmación, precisando que Europa había aportado el 60% de la ayuda total y que, además, no toda se trataba de préstamos, sino también de subvenciones directas.
Sin embargo, en un intento de acercamiento, Macron ofreció a Trump la posibilidad de desplegar tropas europeas de paz en Ucrania, asegurando que Francia y Reino Unido estarían dispuestos a asumir este compromiso, pero Trump evitó dar una respuesta clara. Por el contrario, aseguró que Putin ya habría dado su visto bueno a una posible misión de paz, algo que fue desmentido desde Moscú.
En paralelo a la reunión entre ambos mandatarios, la Asamblea General de la ONU aprobó por amplia mayoría una resolución que condena la invasión rusa y exige la retirada inmediata de sus tropas. Llamativamente, tanto EE.UU. como Rusia se abstuvieron en la votación, lo que evidenció el aislamiento de Washington en este punto. Posteriormente, en el Consejo de Seguridad de la ONU, los estadounidenses presentaron otra resolución —esta vez respaldada por Rusia y China— que evitaba señalar responsables en el conflicto y se limitaba a lamentar "la pérdida de vidas humanas". Francia, junto a otros países europeos, optó por abstenerse en esta ocasión, dejando en evidencia las estrategias diplomáticas que cada potencia está manejando en este conflicto.
El artículo de Klingsieck también destaca la estrategia interna de Macron antes de su viaje a EE.UU. Para preparar su postura ante Trump, el presidente francés convocó a los líderes parlamentarios de su país a una reunión en el Palacio del Elíseo, en la que representantes militares y de inteligencia expusieron la creciente amenaza que, según su análisis, representa Rusia para Francia y Europa.
La propuesta de Macron de avanzar hacia una "economía de guerra" en la UE busca precisamente compensar la pérdida de peso de la OTAN ante el viraje de EE.UU. y la actitud complaciente de Trump hacia el Kremlin.
Este viaje de Macron a Washington se da en un contexto en el que el presidente francés se apresura a reforzar su papel como referente europeo en el escenario geopolítico actual, especialmente cuando Trump parece dispuesto a modificar drásticamente la política estadounidense respecto a Ucrania. En su intervención conjunta con el líder estadounidense, Trump volvió a mostrarse como el empresario que siempre ha sido:
"Yo hago acuerdos. Toda mi vida he hecho acuerdos, es lo único que sé hacer", afirmó con su característico estilo directo.
Lo que está en juego, sin embargo, es mucho más que un simple acuerdo comercial. Se trata de la seguridad europea, del equilibrio de poder en la geopolítica mundial y del futuro de la relación entre Europa y EE.UU. ¿Podrá Macron mantener el liderazgo de Francia en una Europa que se reconfigura ante el nuevo orden mundial? ¿O quedará atrapado en la red de intereses de una administración estadounidense impredecible?
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