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Domingo, 01 de Diciembre de 2024 Tiempo de lectura:

EUROPA Y EL AJEDREZ IMPERIALISTA: ¿QUIÉN DECIDIRÁ EL FUTURO DEL CONFLICTO?

¿Veremos desfilar a miles de jovenes soldados europeos por las callles de Kiev?

La cumbre de París ha dejado en evidencia algo que muchos ya sospechaban: Europa no tiene una estrategia clara sobre la guerra en Ucrania. Es esa la razón por la que sus líderes corren de un lado para otro como pollos sin cabeza. Mientras algunos mandatarios abogan por enviar al matadero ucraniano a miles de jóvenes, otros rechazan cualquier intervención directa. Sin embargo, más allá de estas contradicciones, el conflicto sigue cobrándose miles de vidas y reafirmando, -ahora con mucha claridad-, el carácter interimperialista del conflicto.

 

POR  HANSI QUEDNAU, DESDE ALEMANIA,  PARA CANARIAS SEMANAL.ORG.-

 

 

     La reciente Cumbre de París, convocada por Emmanuel Macron, ha puesto de manifiesto algo que ya era evidente: [Img #82898]Europa no tiene ni idea de qué hacer con la guerra en Ucrania.

 

     Si bien el conflicto lleva años desangrando al país eslavo y desgastando a Rusia lo que verdaderamente preocupa a los líderes europeos es cómo quedar bien parados en la foto sin tomar decisiones que puedan comprometerlos en exceso.

 

   Macron, siempre adobado con su retórica grandilocuente, abrió la reunión con su ya conocido discurso sobre la "unidad europea". Una unidad que, en cuanto se abordó el tema del envío de tropas a Ucrania, se desmoronó como un castillo de naipes. 

 

   Reino Unido, con el socialdemócrata Keir Starmer a la cabeza, se mostró guerreramente entusiasta con la idea de enviar soldados a Ucrania. Pero España, con serios problemas en la trastienda doméstica, Alemania, con elecciones a la vista, y Polonia, frenaron en seco cualquier intento de conversión del continente en una suerte de cuartel de la OTAN.

  

    "Es prematuro", se apresuró a proclamar Pedro Sánchez, mientras Scholz, con las fauces de AFD hundidas en los tobillos, sentenció: 

 

  "Este es un debate inadecuado, en un momento erróneo y sobre un tema erróneo".

 

    Mientras tanto, Ursula von der Leyen y Mark Rutte, con el mismo entusiasmo con el que defienden sanciones y paquetes de ayuda millonarios, aseguraban que la paz en Ucrania debía llegar, sí, pero en condiciones que fortalezcan a la Unión Europea. Porque si algo está claro es que cada país está más preocupado por su propio juego geopolítico que por la suerte de los ucranianos o la estabilidad real del continente.

 

¿Es la guerra en Ucrania una "lucha por la democracia" o una disputa económica y geopolítica entre las grandes potencias?

 

 

INTERIMPERIALISMO EN ESTADO PURO

 

     Para quienes aún continúan creyendo que la guerra en Ucrania es un simple enfrentamiento entre el "autoritarismo ruso" y la benevolente "democracia occidental", la realidad es mucho más cruda. No estamos ante una batalla entre la libertad y la opresión, sino ante un clásico conflicto interimperialista, donde dos bloques de poderEE.UU. y la OTAN por un lado, y Rusia por otro— se disputan el control e influencia de la  Europa del Este.

 

      El canciller ultraderechista húngaro, Péter Szijjártó, lo expresó sin rodeos:

 

    "En París se han reunido aquellos que llevan tres años echando leña al fuego de la guerra en Ucrania". 

 

     Y aunque en Bruselas prefieran ignorar este tipo de afirmaciones, la realidad es que EE.UU. y la OTAN han usado a Ucrania como un peón en su juego de contención contra Rusia, mientras la Unión Europea pese a los escarnios de Donald Trump, continúa  atrapada en una dinámica de sumisión a los intereses de Washington.

 

      Por su parte, António Costa, presidente del Consejo Europeo, dejó claro que Europa quiere su pedazo del pastel en las futuras negociaciones:

 

     "Si Trump realmente quiere que los europeos asuman su seguridad, entonces debemos ser clave en el diseño de la nueva arquitectura de seguridad".

      

      Lo que no se atrevió siquiera a mentar Costa es que esa "arquitectura" bien podría ser la de un continente convertido en una extensión militar de la OTAN, sin voz propia y con una economía cada vez más dependiente de Estados Unidos.

 

      Y mientras los líderes europeos discuten sobre el futuro de Ucrania sin ponerse de acuerdo, Washington y Moscú han empezado a moverse sin esperarles. Estados Unidos y Rusia se han reunido en Arabia Saudí para negociar una posible salida al conflicto sin contar con Kiev ni con la Unión Europea, algo que ha enfurecido al ya insignificante payasete Volodímir Zelenski. 

 

     "Ucrania no reconocerá ningún acuerdo en el que no esté presente", advirtió grandilocuente el mandatario ucraniano, consciente de que lo que hoy le queda por salvar es su propio pellejo.   

 

LAS CIFRAS DEL HORROR QUE NADIE QUIERE MIRAR: LA GUERRA DE UCRANIA HA SIDO UN MATADERO

 

      Entre tantos discursos, reuniones de alto nivel y declaraciones políticas, las cifras de muertos en el conflicto siguen aumentando a un ritmo brutal. Las bajas en ambos bandos han alcanzado tales niveles que harían temblar a cualquier analista militar:

 

   - Bajas ucranianas: Según estimaciones occidentales, entre 200.000 y 300.000 soldados han muerto o resultado heridos desde el inicio del conflicto.

   - Bajas rusas: Fuentes occidentales calculan entre 150.000 y 250.000 bajas, mientras que el Kremlin mantiene su última cifra oficial de 5.937 muertos (un número claramente subestimado).

   - Civiles fallecidos: Más de 30.000 muertos según la ONU, aunque el número real podría ser mucho mayor.

 

    Para poner este dramático tema en perspectiva: las pérdidas en esta guerra ya superan ampliamente las de conflictos recientes como las guerras de Irak o Afganistán. Pero, en lugar de buscar una solución real, los líderes europeos siguen debatiendo si enviar más soldados a este matadero sin siquiera haber acordado qué significa "paz" para ellos.

 

UNA GUERRA QUE NO PARECE TENER UN FIN A LA VISTA

 

     El panorama es desolador. Europa sigue atrapada en su propia maraña de contradicciones, sin decidir si quiere más guerra, menos guerra o simplemente seguir jugando al equilibrio entre la OTAN y su propia supervivencia geopolítica.

 

     Estados Unidos, con la vuelta de Donald Trump, alega estar decididamente inclinado a encontrar una salida negociada, pero sin contar con Europa ni con Zelenski, a los  que considera, y con razón, simples peones de EEUU.  

 

     Rusia, por su parte, ve posible el final de la "fase caliente" del conflicto, pero sigue avanzando sobre el terreno. 

 

    Si algo ha dejado clara la cumbre de París es que Europa no solo está dividida, sino que está a la greña consigo misma. Y mientras los líderes europeos continúan debatiendo lo que debería hacerse, la guerra sigue cobrándose las vidas de los mas humildes, tanto de un lado como del otro.

 
 
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