TRES AÑOS DESPUÉS DE LA ERUPCIÓN DE LA PALMA: PADRES SIGUEN LUCHANDO POR LA RECONSTRUCCIÓN DEL COLEGIO DE SUS HIJOS
Promesas incumplidas: familias de La Palma aún esperan soluciones tras el volcán
Tres años después de la erupción que devastó La Palma, la comunidad del CEIP La Laguna sigue luchando por la reconstrucción de su colegio. Mientras tanto, cientos de damnificados enfrentan una realidad de promesas incumplidas, condiciones de vida precarias y una lenta recuperación que amenaza con diluir la esperanza de toda una isla.
![[Img #81706]](https://canarias-semanal.org/upload/images/12_2024/1209_chica.jpg)
Intervención de dos madres del colegio (entre ellas Nohely Fernández) en el Parlamento de Canarias. Fotografía de elvalledearidane.com
Por ERNESTO GUTIÉRREZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
Tres años después de que la erupción del volcán Cumbre Vieja devastara una buena parte de la isla de La Palma, dejando tras de sí un rastro de lava y cenizas que transformó para siempre la vida de sus habitantes, muchos de los damnificados continúan esperando por las ayudas prometidas para poder reconstruirlas. Uno de los colectivos afectados es el de madres y padres del CEIP La Laguna, conocido cariñosamente como "el cole azul", quienes han luchado incansablemente para que se reconstruya el colegio que era el corazón de su comunidad.
El diario digital ElValleDeAridane.com, dedicado a visibilizar historias humanas tras la catástrofe, recogió recientemente el testimonio de Nohely Fernández, portavoz del movimiento ciudadano que exige la reconstrucción urgente del centro educativo. Desde el primer día, esta comunidad de madres y padres ha liderado una persistente lucha para recuperar no solo un espacio físico, sino el corazón pedagógico y social de su barrio.
"No vamos a dejar de luchar hasta que nuestros hijos entren a clase en el nuevo colegio", afirma Nohely Fernández, quien también denunció la falta de participación de las familias en el diseño del futuro centro. Según explica, "el diseño preliminar no refleja ni las necesidades del alumnado ni la esencia de lo que era nuestro colegio".
Entre sus demandas están la incorporación de una guardería, espacios que fomenten la interacción entre estudiantes de diferentes edades y mantener el característico color azul del edificio.
Actualmente, el proyecto de reconstrucción sigue estancado en la burocracia. Aunque ya se retiró la lava y se han restaurado servicios básicos como la luz y el agua en el entorno del antiguo colegio, no se ha colocado ni un solo bloque para la edificación del nuevo centro. La comunidad educativa pide que la obra sea declarada de emergencia, pero las autoridades aseguran que, jurídicamente, no es posible hacerlo tres años después del desastre.
![[Img #81707]](https://canarias-semanal.org/upload/images/12_2024/1110_aulas.jpg)
Aulas modulares donde reciben clase los alumnos del CEIP La Laguna. Fotografía de elvalledearidane.com
Un reflejo de la situación general en La Palma
El caso del CEIP La Laguna es apenas una pieza en un complejo rompecabezas que representa la situación general de los damnificados por la erupción en La Palma. Más de 1.300 viviendas fueron destruidas, más de 370 hectáreas de cultivos quedaron inutilizables y miles de personas perdieron no solo sus hogares, sino también sus medios de subsistencia.
Tres años después, el panorama sigue siendo desolador para muchas familias. Mientras algunos damnificados han recibido viviendas de madera o módulos temporales, cientos siguen viviendo en barracones o alojamientos provisionales. En varios casos, las ayudas prometidas no han llegado o lo han hecho con retrasos significativos, lo que ha aumentado la frustración de quienes sienten que han sido abandonados por las administraciones públicas.
Un ejemplo claro es el caso de las viviendas temporales. Aunque el Gobierno prometió soluciones habitacionales rápidas, hasta ahora solo un pequeño porcentaje de las familias afectadas ha recibido una casa. Según datos recientes, de las más de 600 familias afectadas directamente por la pérdida de sus hogares, apenas un centenar ha sido reubicado en viviendas definitivas. Mientras tanto, los damnificados siguen enfrentándose a largas esperas, trámites burocráticos interminables y promesas incumplidas.
Los costos humanos de la burocracia
Además de las dificultades materiales, la falta de celeridad en la reconstrucción ha tenido un impacto devastador en el tejido social de la isla.
Según la Plataforma de Afectados por la Erupción del Volcán Cumbre Vieja, muchas familias han tenido que abandonar La Palma debido a la imposibilidad de reconstruir sus vidas allí. La pérdida de población es un golpe adicional para una isla que ya enfrentaba desafíos económicos antes de la erupción.
La reconstrucción de La Palma también se ha visto ralentizada por la burocracia y la falta de coordinación entre instituciones.
Según reconoció el presidente del Cabildo de La Palma, Sergio Rodríguez, "los tiempos de respuesta no son adecuados".
Esta situación, agravada por la falta de presupuestos específicos y de una ley que garantice los derechos de los damnificados, ha generado una sensación de abandono en la población afectada.
Por otro lado, muchas de las ayudas económicas destinadas a la reconstrucción siguen bloqueadas o en proceso de tramitación. De los 100 millones de euros prometidos por el Gobierno central para compensar a los damnificados, apenas una fracción ha llegado a quienes más lo necesitan. La Plataforma de Afectados califica esta gestión de "desacertada y humillante".
En medio de esta tragedia, el CEIP La Laguna se ha convertido en un símbolo de esperanza y unidad para la comunidad de La Palma.
Nohely Fernández y las casi 7.000 personas que han firmado la petición para su reconstrucción recuerdan constantemente a las administraciones públicas que "el tiempo es crucial". Recuperar el colegio no es solo una cuestión de infraestructura, sino una forma de reconstruir el tejido social y devolver la dignidad a un barrio que lucha por su identidad.
VÍDEO RELACIONADO:
Intervención de dos madres del colegio (entre ellas Nohely Fernández) en el Parlamento de Canarias. Fotografía de elvalledearidane.com
Por ERNESTO GUTIÉRREZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
Tres años después de que la erupción del volcán Cumbre Vieja devastara una buena parte de la isla de La Palma, dejando tras de sí un rastro de lava y cenizas que transformó para siempre la vida de sus habitantes, muchos de los damnificados continúan esperando por las ayudas prometidas para poder reconstruirlas. Uno de los colectivos afectados es el de madres y padres del CEIP La Laguna, conocido cariñosamente como "el cole azul", quienes han luchado incansablemente para que se reconstruya el colegio que era el corazón de su comunidad.
El diario digital ElValleDeAridane.com, dedicado a visibilizar historias humanas tras la catástrofe, recogió recientemente el testimonio de Nohely Fernández, portavoz del movimiento ciudadano que exige la reconstrucción urgente del centro educativo. Desde el primer día, esta comunidad de madres y padres ha liderado una persistente lucha para recuperar no solo un espacio físico, sino el corazón pedagógico y social de su barrio.
"No vamos a dejar de luchar hasta que nuestros hijos entren a clase en el nuevo colegio", afirma Nohely Fernández, quien también denunció la falta de participación de las familias en el diseño del futuro centro. Según explica, "el diseño preliminar no refleja ni las necesidades del alumnado ni la esencia de lo que era nuestro colegio".
Entre sus demandas están la incorporación de una guardería, espacios que fomenten la interacción entre estudiantes de diferentes edades y mantener el característico color azul del edificio.
Actualmente, el proyecto de reconstrucción sigue estancado en la burocracia. Aunque ya se retiró la lava y se han restaurado servicios básicos como la luz y el agua en el entorno del antiguo colegio, no se ha colocado ni un solo bloque para la edificación del nuevo centro. La comunidad educativa pide que la obra sea declarada de emergencia, pero las autoridades aseguran que, jurídicamente, no es posible hacerlo tres años después del desastre.
Aulas modulares donde reciben clase los alumnos del CEIP La Laguna. Fotografía de elvalledearidane.com
Un reflejo de la situación general en La Palma
El caso del CEIP La Laguna es apenas una pieza en un complejo rompecabezas que representa la situación general de los damnificados por la erupción en La Palma. Más de 1.300 viviendas fueron destruidas, más de 370 hectáreas de cultivos quedaron inutilizables y miles de personas perdieron no solo sus hogares, sino también sus medios de subsistencia.
Tres años después, el panorama sigue siendo desolador para muchas familias. Mientras algunos damnificados han recibido viviendas de madera o módulos temporales, cientos siguen viviendo en barracones o alojamientos provisionales. En varios casos, las ayudas prometidas no han llegado o lo han hecho con retrasos significativos, lo que ha aumentado la frustración de quienes sienten que han sido abandonados por las administraciones públicas.
Un ejemplo claro es el caso de las viviendas temporales. Aunque el Gobierno prometió soluciones habitacionales rápidas, hasta ahora solo un pequeño porcentaje de las familias afectadas ha recibido una casa. Según datos recientes, de las más de 600 familias afectadas directamente por la pérdida de sus hogares, apenas un centenar ha sido reubicado en viviendas definitivas. Mientras tanto, los damnificados siguen enfrentándose a largas esperas, trámites burocráticos interminables y promesas incumplidas.
Los costos humanos de la burocracia
Además de las dificultades materiales, la falta de celeridad en la reconstrucción ha tenido un impacto devastador en el tejido social de la isla.
Según la Plataforma de Afectados por la Erupción del Volcán Cumbre Vieja, muchas familias han tenido que abandonar La Palma debido a la imposibilidad de reconstruir sus vidas allí. La pérdida de población es un golpe adicional para una isla que ya enfrentaba desafíos económicos antes de la erupción.
La reconstrucción de La Palma también se ha visto ralentizada por la burocracia y la falta de coordinación entre instituciones.
Según reconoció el presidente del Cabildo de La Palma, Sergio Rodríguez, "los tiempos de respuesta no son adecuados".
Esta situación, agravada por la falta de presupuestos específicos y de una ley que garantice los derechos de los damnificados, ha generado una sensación de abandono en la población afectada.
Por otro lado, muchas de las ayudas económicas destinadas a la reconstrucción siguen bloqueadas o en proceso de tramitación. De los 100 millones de euros prometidos por el Gobierno central para compensar a los damnificados, apenas una fracción ha llegado a quienes más lo necesitan. La Plataforma de Afectados califica esta gestión de "desacertada y humillante".
En medio de esta tragedia, el CEIP La Laguna se ha convertido en un símbolo de esperanza y unidad para la comunidad de La Palma.
Nohely Fernández y las casi 7.000 personas que han firmado la petición para su reconstrucción recuerdan constantemente a las administraciones públicas que "el tiempo es crucial". Recuperar el colegio no es solo una cuestión de infraestructura, sino una forma de reconstruir el tejido social y devolver la dignidad a un barrio que lucha por su identidad.
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