El autor ofrece una visión integral de cómo este evento se inserta en una estrategia geopolítica más amplia que involucra intereses locales, regionales y globales.
Sadygzade destaca que la crisis siria no es un hecho aislado, sino parte de un enfrentamiento mayor que busca alterar profundamente el panorama político de Oriente Medio.
Según el autor, el colapso del gobierno de Al Assad fue producto de una "tormenta perfecta" compuesta por contradicciones internas, errores históricos, presiones internacionales y factores externos orquestados principalmente por actores occidentales para mantener su hegemonía global.
FACTORES INTERNOS Y DESGASTE DEL GOBIERNO
Entre los factores internos, el analista de RT menciona "la corrupción en las élites políticas, la fragmentación social y económica, y la prolongada guerra que agotó al país en todos los sentidos".
La sociedad siria -afirma Sadygzade - "desgastada por la desigualdad y la falta de perspectivas, terminó fracturándose, acelerando la caída del gobierno central". En este contexto, Al Assad, debilitado por las tragedias personales y la fatiga de la guerra, habría optado por una salida negociada que garantizara una transición pacífica.
El conflicto sirio, según Sadygzade, es un reflejo de la lucha por la supremacía global, en la que Estados Unidos y sus aliados buscan debilitar a actores clave como Rusia e Irán. Occidente, respaldando a grupos armados y rebeldes en Siria, no solo buscaba desmantelar el régimen de Al Assad, sino también socavar la influencia rusa en la región, privándola de un aliado estratégico y limitando su presencia militar en Siria.
Por otro lado, la caída de Damasco afecta profundamente a Irán, que consideraba a Siria como un eslabón esencial en su "Eje de la Resistencia" contra Israel. El debilitamiento de Irán en la región permite a Israel consolidar su posición estratégica en los Altos del Golán y crear zonas de seguridad adicionales, ampliando su control territorial y contrarrestando la influencia iraní.
PERSPECTIVAS FUTURAS Y RIESGOS DE INESTABILIDAD
El experto advierte que, lejos de ser el fin de la crisis, la caída de Damasco podría marcar el inicio de una fase prolongada de conflictos internos, similares a los que enfrenta Libia tras el derrocamiento de Gaddafi en 2011. Siria corre el riesgo de fragmentarse aún más, con facciones rivales y una posible confrontación militar directa con Israel, quien podría aprovechar el vacío de poder para atacar intereses iraníes en la región.
Finalmente, Sadygzade concluye que la situación en Siria tiene que ver con una reconfiguración más amplia del equilibrio de poder en Oriente Medio, donde los intereses de las grandes potencias y los errores internos de los gobiernos han dejado a la población atrapada en un conflicto que prioriza el control de los recursos y el poder sobre la paz.
Pepín | Miércoles, 11 de Diciembre de 2024 a las 14:54:51 horas
Los "rebeldes".... jajajaJiJA
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