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Viernes, 13 de Diciembre de 2024 Tiempo de lectura:

GRAN CANARIA Y EL MUNDIAL DE FÚTBOL 2030: ENTRE LAS PROMESAS Y LOS COSTOS SOCIALES

Macroeventos deportivos: ¿progreso o negocio privado a costa de lo público?

La confirmación de Gran Canaria como sede del Mundial 2030 ha despertado entusiasmo entre las autoridades, pero también importantes interrogantes. ¿Será realmente un motor de desarrollo para la isla o un evento que profundizará las desigualdades sociales y los problemas ambientales?

Por CARLOS SERNA PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-

 

[Img #81711]   El reciente anuncio de que el Estadio de Gran Canaria será una de las sedes del Mundial de Fútbol 2030 ha generado entusiasmo en diversos sectores de la sociedad isleña. Durante el Congreso Extraordinario de la FIFA celebrado en Las Rozas, Madrid, se confirmó la candidatura, que compartirá protagonismo entre España, Marruecos y Portugal. Gran Canaria, con una inversión pública proyectada de más de 100 millones de euros para remodelar el  estadio en el que habitualmente juega la UD Las Palmas, se prepara para acoger uno de los mayores eventos deportivos del mundo.

 

   Autoridades como Antonio Morales, presidente del Cabildo de Gran Canaria, y la alcaldesa de Las Palmas, Carolina Darias, han manifestado su entusiasmo, destacando el "potencial transformador del evento" en términos económicos y sociales. Sin embargo, tras el entusiasmo inicial, surge la necesidad de analizar con rigurosidad lo que estos macroeventos implican realmente para las comunidades locales. La experiencia internacional y el contexto específico de Gran Canaria invitan a una reflexión crítica sobre los costos económicos, sociales y ambientales que tendrá acoger el Mundial de fútbol en la isla.

 

¿Realmente vale la pena la inversión económica?

 

   Uno de los aspectos más cuestionables de la organización de macroeventos deportivos como el Mundial es la elevada inversión pública que requieren. En el caso de Gran Canaria, los 10 millones de euros aprobados para remodelar el estadio son solo una parte del gasto total que la isla tendrá que asumir para cumplir con las exigencias de la FIFA. Se espera que esta remodelación impulse el estadio a la "vanguardia del fútbol", pero ¿a qué costo?

 

   Experiencias anteriores nos ofrecen lecciones importantes. El Mundial de Brasil 2014, por ejemplo, implicó un gasto público de más de 15.000 millones de dólares, gran parte destinado a estadios que hoy permanecen infrautilizados. Algo similar ocurrió en Qatar 2022, donde se invirtieron más de 200.000 millones de dólares en infraestructuras, muchas de las cuales son ahora "elefantes blancos". En ambos casos, los costos recayeron principalmente en los contribuyentes, mientras que los beneficios económicos se concentraron en las élites locales y grandes corporaciones.

 

  En Gran Canaria, las declaraciones oficiales apuntan a un impacto económico positivo, aunque este argumento se sostiene en estudios de impacto financiados frecuentemente por los propios interesados en el evento. Las ganancias tienden a concentrarse en sectores específicos, como las grandes cadenas hoteleras y el turismo masivo, mientras que el ciudadano medio, especialmente en una región con altos índices de pobreza, raramente experimenta una mejora significativa en su calidad de vida.

 

Ganancias privadas, pérdidas públicas

 

[Img #81709]

 

 

   El Mundial de Fútbol, al igual que otros megaeventos, genera una redistribución desigual de los beneficios. En el caso de Gran Canaria, el principal beneficiado indirecto será la U.D. Las Palmas y su propietario, el controvertido empresario Miguel Ángel Ramírez, quien verá cómo el estadio remodelado con fondos públicos incrementará el valor de su infraestructura y sus ingresos futuros. Sin embargo, la pregunta que surge es: ¿por qué debe ser la ciudadanía quien financie mejoras que beneficiarán principalmente a un club privado?

 

   Además, el sector del Turismo, considerado otro gran beneficiario del evento, está dominado en Canarias por grandes cadenas hoteleras como RIU, Meliá o Iberostar. Estas empresas, aunque generan empleo, lo hacen bajo condiciones frecuentemente precarias y con salarios bajos. A ello se suma que la mayor parte de los beneficios son exportados fuera de la isla, contribuyendo poco al desarrollo local. En este modelo, el pequeño comercio y los negocios locales apenas logran obtener ingresos significativos, lo que perpetúa la desigualdad económica y la dependencia del sector turístico.

 

La amenaza de la gentrificación y el aumento del coste de vida

 

   Otro de los impactos previsibles del Mundial es el fenómeno de la gentrificación, que ya afecta a Gran Canaria debido al auge del turismo masivo. La remodelación del estadio y las nuevas infraestructuras asociadas elevarán el valor de las propiedades en los alrededores, desplazando a los residentes de bajos ingresos y transformando el tejido social de las zonas afectadas. Este fenómeno, documentado en eventos como el Mundial de Sudáfrica o los Juegos Olímpicos de Río, podría exacerbar la crisis de acceso a la vivienda en Canarias, una región donde la especulación inmobiliaria ya es un grave problema.

 

   Por otro lado, el sistema turístico de "todo incluido", predominante en las grandes cadenas hoteleras, limita las oportunidades de las pequeñas empresas locales, ya que los visitantes gastan la mayor parte de su presupuesto dentro de los complejos hoteleros. En este escenario, mientras los grandes promotores y empresarios acumulan beneficios, los sectores populares enfrentan mayores dificultades para sostenerse en sus propios barrios.

 

El impacto ambiental: un precio muy alto

 

   Los macroeventos deportivos también tienen un impacto ambiental significativo. La construcción y remodelación de infraestructuras generan grandes cantidades de emisiones de carbono, y la afluencia masiva de visitantes ejerce una presión considerable sobre los recursos naturales de la región. En el caso de Gran Canaria, una isla con ecosistemas frágiles y recursos hídricos limitados, este problema es especialmente preocupante.

 

  En Qatar 2022, por ejemplo, se registró un aumento del 70 % en las emisiones de carbono en comparación con Rusia 2018, pese a las supuestas medidas "verdes" implementadas. En Gran Canaria, el incremento en la generación de residuos, el consumo de agua y la alteración de espacios naturales podría tener consecuencias irreparables para el medio ambiente insular. Aunque las autoridades han prometido iniciativas sostenibles, la realidad es que los megaeventos deportivos siempre dejan una huella ecológica difícil de mitigar.

 

Prioridades desatendidas en una región vulnerable

 

   Canarias, y en particular Gran Canaria, enfrenta problemas estructurales que deberían ser prioritarios para las administraciones públicas. Con una de las tasas de pobreza más altas del Estado español y un desempleo juvenil alarmante, la región necesita inversiones urgentes en sanidad, educación, vivienda y políticas sociales. Destinar recursos públicos a eventos como el Mundial, aunque pueden generar ilusión especialmente entre los aficionados al fútbol, plantea serias dudas sobre si se trata de una inversión verdaderamente orientada al bienestar colectivo.

 

   En este contexto, las declaraciones de algunos dirigentes, que ven el Mundial como una solución casi mágica para los problemas de la isla, parecen desconectadas de la realidad de miles de canarios que luchan por acceder a servicios básicos.

 

 
 
 
 
 
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  • Chorche

    Chorche | Viernes, 13 de Diciembre de 2024 a las 21:46:39 horas

    En el franquismo te ponían fútbol a todas las horas para tener entretenida a la gente. Le llamábamos opio del pueblo".
    Vivimos, una vez muerto Franco, la mejor etapa que yo recuerde, en la que predominaban los ideales, la ilusión, la creatividad, los proyectos y el esfuerzo colectivo enfocado a lograr un mundo más justo. Todo se empezó a torcer desde el momento en que lograron tumbar a la URSS y el capitalismo se hizo el amo del mundo. Poco a poco todo se volvió más zafio, poco a poco la manipulación consumista capitalista colonizó nuestras mentes, sin darnos cuenta fuimos perdiendo lucidez mental, autonomía librepensante.
    En la medida en que el capitalismo se imponía, se volvía a imponer otra vez el fútbol.
    Para mí el fútbol sigue siendo sinónimo de adormidera.

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