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DAMNIFICADOS DE LA PALMA ADVIERTEN A LOS DE VALENCIA: "SI NO NOS MANTENEMOS FIRMES SE OLVIDARÁN DE NOSOTROS"

La Palma y Valencia: Dos catástrofes naturales, un mismo temor al olvido

La catástrofe de la DANA en Valencia ha reabierto las heridas de los habitantes de La Palma, quienes aún luchan por reconstruir sus vidas tras la erupción del volcán de Cumbre Vieja en 2021. A pesar de las promesas de reconstrucción, los afectados enfrentan grandes desafíos en infraestructuras y viviendas, al igual que los valencianos hoy. ¿Qué lecciones pueden compartir estas dos comunidades para no ser olvidadas?

 

Por ERNESTO GUTIÉRREZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-

 

   Tres años después de la devastadora erupción del volcán de Cumbre Vieja en La Palma, la isla aún lucha por reconstruir lo que la naturaleza arrasó en cuestión de días.

 

    El reciente desastre de la DANA en Valencia, que ha dejado un saldo de 219 víctimas fatales, ha reavivado en los palmeros un sentimiento de dolor y solidaridad, pero también un temor profundo: el miedo a ser olvidados por las autoridades y la sociedad.

 

   Este temor al olvido es una constante entre las comunidades que enfrentan la reconstrucción tras catástrofes, especialmente cuando el ritmo de recuperación se percibe lento y las ayudas, insuficientes.

 

El Lento avance de la reconstrucción en La Palma

 

   La erupción del volcán en septiembre de 2021 devastó cientos de viviendas y arrasó con vastas zonas agrícolas en La Palma, afectando gravemente el sustento de miles de familias. La agricultura, y en particular el cultivo de plátano, ha sido una de las áreas más golpeadas. Aunque el Gobierno español destinó más de 200 millones de euros en fondos para apoyar la reconstrucción de la isla, la implementación de estas ayudas ha encontrado trabas. En la actualidad, numerosas personas todavía viven en contenedores temporales en Los Llanos de Aridane, en condiciones que el propio consejero de Obras Públicas de Canarias ha calificado de “indignas”.

 

  La falta de viviendas de protección oficial, así como el alto costo del suelo y los bienes de construcción, han hecho que muchos palmeros, como Fátima, portavoz de la plataforma de afectados por la erupción, aún no tengan acceso a una vivienda estable. La lentitud en la entrega de viviendas ha obligado a muchas personas a depender de la generosidad de familiares o incluso a vivir en casas de emergencia que no cumplen con condiciones de habitabilidad adecuadas. A pesar de estos retos, algunos afectados han logrado dar pequeños pasos hacia la normalidad, como Yomaira, quien con esfuerzos ha comenzado a construir una nueva casa en el municipio de El Paso.

 

Puerto Naos y la sombra de los gases tóxicos

 

   La situación es especialmente compleja en localidades como Puerto Naos y La Bombilla, donde el enfriamiento de las coladas de lava ha sido gradual, pero los niveles de gases tóxicos aún impiden la vuelta a una vida completamente normal. En Puerto Naos, por ejemplo, algunos residentes han tenido que reformar sus hogares para mitigar el daño causado por los gases. La presencia de dióxido de carbono y otros gases representa un riesgo para la salud, lo cual ha mantenido a muchas familias lejos de sus casas.

 

  Para Lali, vecina de Puerto Naos, el regreso ha estado lleno de obstáculos. Después de 14 mudanzas, ha podido volver ocasionalmente a su casa, pero los problemas de salud y los niveles de CO2 en su vivienda le impiden asentarse de forma definitiva. A pesar de estos problemas, la reapertura de negocios en Puerto Naos ha comenzado a ofrecer cierta esperanza de recuperación. Las ayudas estatales a través de los ERTE han permitido que algunos trabajadores mantengan sus empleos en la zona, aunque los desafíos para la reactivación económica persisten.

 

Comparativa con Valencia: Diferencias y similitudes en la gestión de desastres

 

  La reciente catástrofe causada por la DANA en Valencia ha provocado reflexiones entre los habitantes de La Palma. La destrucción masiva de viviendas e infraestructuras, así como la pérdida de vidas humanas, ha hecho que muchos valencianos experimenten emociones y preocupaciones similares a las que vivieron los palmeros en 2021. Ambos casos reflejan la importancia de una gestión eficaz en momentos de crisis, pero también revelan la dificultad de responder con celeridad y eficacia en contextos de gran devastación.

 

  En Valencia, el Gobierno ha prometido recursos y la declaración de zona catastrófica, como se hizo en su momento en La Palma. Sin embargo, el acceso real a estas ayudas y la velocidad de implementación son cuestiones críticas que, de no resolverse, podrían poner en riesgo la recuperación de las zonas afectadas. En La Palma, muchos habitantes consideran que la respuesta fue lenta y burocrática, y temen que los valencianos puedan enfrentarse a desafíos similares.

 

Desafíos pendientes: Infraestructura y vivienda

 

  Entre los temas críticos para la reconstrucción en La Palma está la infraestructura. Las carreteras destruidas por el volcán han dejado comunidades aisladas y han dificultado el acceso a servicios básicos. La reconstrucción de caminos, como la carretera LP-2, sigue siendo una demanda urgente para los residentes, quienes necesitan recuperar rutas directas a sus localidades. Asimismo, el estado del colegio público de La Laguna, congelado en el tiempo desde la erupción, ilustra el problema de los servicios básicos en áreas afectadas por catástrofes.

 

  En el caso de Valencia, la situación no es menos compleja. Los daños en infraestructuras de transporte y el anegamiento de extensas áreas de cultivo han puesto en peligro la economía de muchas familias, al igual que ocurrió con los productores de plátano en La Palma. Estos desafíos compartidos muestran la necesidad de contar con infraestructuras más resilientes y de fortalecer la planificación urbana para prevenir o mitigar el impacto de futuros desastres.

 

   El miedo al olvido es un sentimiento común, y plenamente justificado, entre quienes han vivido tragedias naturales. Los palmeros, a tres años de la erupción, sienten que si no mantienen la presión, sus problemas podrían quedar relegados a un segundo plano en la agenda política. Este temor también resuena entre los valencianos afectados por la DANA, quienes temen que la atención de los medios y las autoridades tiende a diluirse con el tiempo.

 

 

 
 
 
 
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