POR MARTÍN ÁLVAREZ PARA CANARIAS SEMANAL.ORG
Netflix, uno de los gigantes del streaming, ha sido objeto de
controversia desde que decidió no renovar la licencia de su colección "Historias Palestinas".
La decisión, que según la plataforma responde a "prácticas estándar de licenciamiento", ha suscitado una oleada de críticas, acusaciones de censura y cuestionamientos sobre la influencia de lobbies pro-israelíes en la industria del entretenimiento.
En este artículo, exploraremos el contexto de esta decisión y las implicaciones de la supresión de voces palestinas en un contexto cultural ya marcado por la hegemonía de determinadas narrativas.
¿Por qué Netflix eliminó “Historias Palestinas”?
La colección, lanzada en octubre de 2021, incluía películas de cineastas palestinos y árabes que exploraban temas como el exilio, la identidad y la vida bajo ocupación. Entre las obras destacadas se encontraban Children of Shatila de Mai Masri y Ave Maria de Basil Khalil, que aportaban una visión profunda de la vida en campos de refugiados y en territorios palestinos. Sin embargo, en octubre de 2023, la mayoría de estos títulos fueron eliminados, excepto Ibrahim: Un destino por definir, accesible solo en algunos países.
La eliminación de esta colección ha sido interpretada como una alineación de Netflix con el lobby sionista, especialmente tras la presión ejercida por grupos de vigilancia de extrema derecha como Im Tirtzu, que se opuso desde el inicio a la inclusión de cineastas palestinos vinculados al movimiento Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) hegemonía cultural en el cine y la exclusión de voces palestinas
Para comprender el impacto de esta exclusión, es esencial reconocer el rol de la industria cinematográfica en la conformación de ideologías y en la construcción de realidades colectivas. En palabras de Sunjeev Bery, director ejecutivo de Freedom Forward,
"Israel ya está intentando borrar a los palestinos de Gaza y Cisjordania. ¿Por qué Netflix está borrando los medios palestinos de su plataforma?".
Este cento pone en el centro la idea de que la censura o limitación de narrativas no se trata solo de un simple acto comercial, sino de una estrategia para borrar, o al menos minimizar, la visibilidad de las experiencias palestinas.
La representación palestina en el cine ha sido históricamente limitada y frecuentemente distorsionada. Los medios occidentales tienden a mostrar una imagen homogénea del conflicto palestino-israelí, presentando a los palestinos de manera estereotipada como agresores o víctimas pasivas, mientras que la narrativa israelí aparece en forma de series populares como Fauda, que retrata a los israelíes como los defensores ante un enemigo aparentemente irracional . Esto contribuye a crear prejuicios y a deshumanizar la causa palestina, privando al público de una comprensión profunda de la realidad en la región.
Las implicaciones del lobby sionista en la industria del entretenimiento
El cine y la televisión son, en efecto, extensiones de la ideología predominante en las esferas del poder. La influencia del lobby sionista en los medios no es nueva y se ha manifestado en la censura de voces críticas a las políticas israelíes, particularmente en plataformas occidentales. Un claro ejemplo es el esfuerzo de Im Tirtzu, que tras el lanzamiento de la colección "Historias Palestinas", presionó a Netflix con el argumento de que muchos de los cineastas apoyaban el BDS . Este grupo no solo busca en la percepción del conflicto, sino deslegitimar cualquier narrativa que cuestionara la ocupación israelí.
Este tipo de censura se enmarca en una tendencia más amplia que no solo afecta a Palestina, sino a cualquier narrativa que desafíe las estructuras hegemónicas. Como expresó en su cuenta de X (antes Twitter) el activista Shahnon Salleh,
"Películas que muestran las realidades diarias del apartheid y la ocupación, como El Presente, ya no están. Las pocas que permanecen muestran a los palestinos como terroristas" .
Reacciones y boicots: ¿qué significa cancelar Netflix
La cancelación de suscripciones a Netflix se ha vuelto un símbolo de protesta entre quienes consideran que la plataforma ha cedido ante las presiones del lobby sionista. En redes sociales, usuarios como "CryptoCaliph" y "EverydayJoeDC" compartieron sus experiencias cancelando sus suscripciones, citando la eliminación de contenido palestino y el sesgo pro-israelí como sus motivos . Esta acción se ha sumado a una larga tradiicots como medio de presión contra las prácticas corporativas que los consumidores consideran antiéticas.
Estos boicots están revelando una comprensión creciente entre las masas de su poder como consumidores frente a las corporaciones. Sin embargo, al mismo tiempo, es importante reflexionar sobre el alcance limitado de esta resistencia, especialmente cuando las grandes corporaciones tienen poco incentivo para actuar en contra de las narrativas dominantes, dada su dependencia de los grandes capitales y la alineación con los intereses de sus accionistas.
La cultura como campo de batalla en el conflicto palestino-israelí
La exclusión de las voces palestinas en Netflix se inscribe en un contexto de represión cultural más amplio. De acuerdo con el grupo Code Pink,
“La erradicación sistemática de las voces palestinas impide que audiencias más amplias comprendan la realidad de la brutal ocupación de Israel, el apartheid, la limpieza étnica y, ahora, el genocidio de los palestinos” .
Esta frase sintetiza la lucha de la cultura palestina por revivir y por ser reconocida en un mundo dominado por una narrativa hegemónica que intenta deslegitimarla.
El cine y el arte son herramientas poderosas para educar, empatizar y construir solidaridad entre los pueblos, especialmente en tiempos de conflicto. Sin embargo, cuando estos medios son controlados por intereses económicos y políticos, el acceso a la verdad y la empatía se vuelven fragmentados y parciales. La influencia de lobbies pro-israelíes en la industria del entretenimiento occidental dificulta el acceso a una representación justa de la causa palestina, limitando el alcance de la solidaridad global.
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