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Miércoles, 13 de Noviembre de 2024 Tiempo de lectura:

LA "INDUSTRIA" DEL CÁNCER": ¿UN NEGOCIO RENTABLE O LUCHA REAL POR LA SALUD?

Testimonios de pacientes revelan la otra cara de los tratamientos oncológicos

A medida que los casos de cáncer aumentan en España, la efectividad de la ‘guerra contra el cáncer’ y la relación entre médicos y farmacéuticas están siendo cuestionadas. Este artículo explora las críticas a la industria oncológica y ofrece testimonios de quienes buscan alternativas.

POR JORDI RUIZ PARA CANARIAS SEMANAL.ORG

 

[Img #81157]     En los últimos años, la incidencia de cáncer en España ha aumentado significativamente, superando las previsiones  realizadas en torno al crecimiento demográfico.

 

    Según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), en 2015 se registraron 247.771 nuevos casos de tumores, más de mil por encima de las estimaciones iniciales.

 

     Estos datos reflejan una crisis sanitaria que, a pesar de décadas de investigación y una “lucha contra el cáncer” oficialmente promovida, no ha disminuido en cuanto a número de casos ni a impacto mortal.

 

    Este escenario cuestiona hasta qué punto la industria médico-farmacéutica está realmente comprometida en buscar una solución definitiva o si, como plantean algunos críticos, se mantiene un enfoque donde prima la rentabilidad económica sobre el bienestar de los pacientes.

 

¿UNA LUCHA REAL CONTRA EL CÁNCER?

 

      La “guerra contra el cáncer” comenzó oficialmente en 1971, impulsada por la inversión multimillonaria del gobierno estadounidense. En este tiempo, hemos visto una industria oncológica en auge, con nuevos medicamentos y tratamientos que se comercializan como innovadores y prometedores.

 

     Sin embargo, el escepticismo también ha crecido. Críticos de la industria, como el Nobel de Medicina Richard J. Roberts, han cuestionado abiertamente si estos avances son realmente efectivos para curar la enfermedad o si solo buscan cronificarla, beneficiando así a las empresas farmacéuticas.

 

     Roberts, quien ha denunciado el bloqueo de posibles curas debido a la presión de las farmacéuticas, plantea que “el mercado del cáncer” es más lucrativo mientras el número de diagnósticos aumente, pero no necesariamente cuando se encuentre una cura definitiva. En palabras del investigador

 

   “Es más rentable que las farmacéuticas vendan tratamientos crónicos que curas”.

 

    Esta visión abre una crítica profunda a las prácticas de una industria que, en teoría, debería priorizar la vida humana sobre sus intereses económicos.

 

 

TESTIMONIOS QUE REFUERZAN LAS CRÍTICAS

 

 

     Numerosos pacientes y profesionales sanitarios han expresado dudas respecto a la transparencia y los verdaderos intereses de los gigantes farmacéuticos en la investigación contra el cáncer.

 

       María López, diagnosticada con cáncer de mama en 2010, relata su experiencia con un tono de desencanto:

 

     “Me sometí a quimioterapia y radioterapia, pero sentía que los tratamientos eran más dañinos que la propia enfermedad. Busqué alternativas y, aunque no abandoné la medicina convencional, integré terapias complementarias que me ayudaron a sobrellevar los efectos secundarios”.

 

   La historia de María refleja la experiencia de miles de pacientes que, tras someterse a tratamientos agresivos, no ven una mejora en su calidad de vida y terminan buscando alternativas fuera del circuito médico oficial.

 

      Otro caso similar es el de José Fernández, quien tras recibir un diagnóstico de cáncer de pulmón se sometió a un tratamiento de quimioterapia que le provocó múltiples efectos secundarios:

 

     “La quimioterapia me destrozó. Me decían que el tratamiento era lo único que podría salvarme, pero cada vez me sentía más enfermo”.

 

     José finalmente abandonó la quimioterapia en favor de tratamientos complementarios que, aunque no le ofrecieron una cura definitiva, sí le dieron una mayor calidad de vida y un sentido de control sobre su salud. Estos testimonios refuerzan la crítica a los tratamientos convencionales y el interés de las farmacéuticas en mantener tratamientos largos y costosos.

 

 EL NEGOCIO DETRÁS DE LA QUIMIOTERAPIA Y LOS MEDICAMENTOS ONCOLÓGICOS

 

     La quimioterapia y la radioterapia han sido pilares del tratamiento contra el cáncer durante décadas. Sin embargo, los críticos señalan que estos métodos, aunque pueden prolongar la vida en algunos casos, también causan efectos secundarios graves y, en muchos pacientes, no representan una solución definitiva. A pesar de ello, la industria oncológica sigue invirtiendo en la mejora de estos métodos, promocionando “nuevos” medicamentos que muchas veces son variaciones de fármacos ya existentes.

 

     Según el periodista Mike Adams, en su artículo en Natural News, el cáncer de mama en etapa temprana se presenta con una tasa de “curación” del 91% a cinco años gracias al tratamiento convencional.

     Sin embargo, él señala que esta cifra es “ridícula” y que muchas veces los pacientes sobrevivirían sin necesidad de someterse a tratamientos tan agresivos. Este tipo de datos contribuyen a crear una imagen de éxito que puede no reflejar la realidad, mientras se fortalece la narrativa de que estos tratamientos convencionales son la única opción.

 

  CONFLICTOS DE INTERÉS EN LA RELACIÓN ENTRE MÉDICOS Y FARMACÉUTICAS

    Un aspecto especialmente polémico en la investigación y tratamiento del cáncer es la relación entre médicos y farmacéuticas. El hecho de que muchos médicos reciban beneficios económicos de las empresas farmacéuticas, ya sea en forma de incentivos por recetar determinados medicamentos o por participar en estudios patrocinados, plantea un evidente conflicto de interés que podría influir en la objetividad del profesional.

 

      En España, esto es común: las empresas organizan congresos médicos donde se presentan las últimas “innovaciones”en muchos casos promoviendo fármacos que aún carecen de estudios independientes concluyentes sobre su eficacia y seguridad a largo plazo.

 

    Peter Gotzsche, investigador en medicina y cofundador de la Red Cochrane, sostiene que

 

    “las compañías farmacéuticas pagan a los oncólogos para promover medicamentos caros, ineficaces y tóxicos para luchar contra el cáncer”.

     

      Esta dinámica en la que médicos y farmacéuticas colaboran crea un círculo vicioso donde el paciente queda atrapado entre los intereses comerciales y los conflictos éticos de los profesionales de la salud. Los médicos, muchas veces sin cuestionar las indicaciones de las empresas, se limitan a recetar los tratamientos recomendados, perpetuando un sistema que beneficia más a la industria que al paciente.

 

 

   LA NECESIDAD DE UNA ALTERNATIVA SOSTENIBLE Y ACCESIBLE

 

      A pesar de los desafíos, existen alternativas que están ganando terreno en el campo de la medicina oncológica. Algunos especialistas proponen un enfoque más holístico y centrado en el paciente, donde se integren terapias convencionales y complementarias que prioricen la calidad de vida y minimicen los efectos secundarios. Sin embargo, estas alternativas enfrentan una oposición feroz por parte de la industria farmacéutica, que, según los críticos, teme perder el control sobre un mercado multimillonario.

 

     Las terapias alternativas y de bajo costo, como el uso de plantas medicinales, cambios en la dieta o tratamientos de reducción de estrés, a menudo se desestiman como pseudociencia y no reciben financiamiento para investigaciones científicas rigurosas. Pero en el contexto de la crítica hacia la industria oncológica, muchos pacientes están dispuestos a explorar opciones que ofrezcan un mayor equilibrio entre efectividad y calidad de vida.

 

 

UN CAMBIO NECESARIO EN LA LUCHA CONTRA EL CÁNCER

      El debate sobre la efectividad y los intereses en torno a los tratamientos contra el cáncer revela un problema sistémico en la industria médico-farmacéutica. A pesar de los fondos invertidos y de la supuesta “guerra” contra el cáncer, el aumento en la incidencia y la falta de una cura definitiva demuestran que el enfoque actual no está funcionando.

 

     La experiencia de pacientes como María López y José Fernández, que buscan alternativas o combinan tratamientos convencionales y complementarios, evidencia la necesidad de un cambio en el enfoque terapéutico y en la relación entre médicos y empresas farmacéuticas.

 

      Para que la lucha contra el cáncer avance realmente, es crucial que se prioricen los intereses y el bienestar de los pacientes sobre la rentabilidad de las empresas. El sistema de salud debería fomentar una medicina accesible, ética y basada en pruebas científicas, sin dejarse influenciar por los beneficios económicos que hoy rigen la industria.

 

    Solo con un cambio de enfoque que realmente busque soluciones sostenibles y éticas podremos avanzar hacia un futuro donde el cáncer deje de ser un lucrativo negocio y se convierta en un reto sanitario que la humanidad logre superar.

 

FUENTES CONSULTADAS:

 
 
 
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