
CÓMO LA EMPRESA ESPAÑOLA CAF PARTICIPA "A TODO TREN" EN EL PROYECTO COLONIZADOR ISRAELÍ
NEGOCIOS QUE MATAN: INFRAESTRUCTURAS Y COLONIALISMO EN EL SIGLO XXI
Mientras España reconoce oficialmente al Estado palestino, una de sus principales empresas de transporte, CAF, participa activamente en la expansión de la colonización israelí en Jerusalén. Este artículo se analiza el papel de las infraestructuras como instrumento político en el conflicto palestino-israelí.
POR ADAY QUESADA PARA CANARIAS SEMANAL.ORG
Cuando hablamos de infraestructuras, en no pocas ocasiones pensamos en progreso, en desarrollo, en conectividad.
Pero lo que ocurre en Jerusalén, con el tren ligero que une los asentamientos israelíes ilegales en territorio palestino ocupado, nos muestra el otro lado de la moneda: cómo el transporte puede convertirse en una herramienta de colonización.
Y en esta historia, una empresa española, CAF (Construcciones y Auxiliar de Ferrocarriles), desempeña un papel central.
INFRAESTRUCTURA AL SERVICIO DE LA COLONIZACIÓN
El nuevo proyecto del tren ligero en Jerusalén no es una obra de transporte cualquiera. Va mucho más allá de conectar puntos en un mapa. En realidad, forma parte de una estrategia sistemática de judaización del territorio palestino.
Lo que se está presentando como modernización del transporte es, en términos políticos e históricos, una técnica refinada de consolidación colonial. El tren no une barrios: une colonias. No mejora la vida de todos: aísla aún más a los palestinos.
El objetivo es evidente. Se trata de conectar asentamientos israelíes ilegales (como French Hill o Neve Ya’akov) con el núcleo central de Jerusalén, atravesando barrios palestinos e imponiendo sobre ellos una geografía ajena. Es el viejo truco del “hecho consumado”: cambiar el terreno para cambiar también la historia y la legalidad.
¿QUÉ PINTA UNA EMPRESA ESPAÑOLA EN TODO ESTO?
CAF participa en el diseño, la operación y el mantenimiento de esta red de trenes, e incluso en el suministro de material rodante.
Es decir, no es una empresa que presta un servicio técnico desinteresado: está implicada hasta el tuétano en un proyecto de ocupación. Su socio local, Shapir, ya aparece en la base de datos de Naciones Unidas por colaborar con la colonización de territorios ocupados. ¿Qué hace entonces CAF asociándose con ellos?
Si esto fuera poco, también ha vendido autobuses —a través de su filial Solaris— a la empresa israelí Egged, que presta servicio regular hacia asentamientos. No es un detalle menor: cada rueda que gira en esos buses, cada vagón del tren, refuerza una estructura de apartheid territorial.
EL DERECHO INTERNACIONAL Y LA DOBLE MORAL
La participación de CAF no solo es escandalosa desde el punto de vista ético; también lo es desde lo legal. La Corte Internacional de Justicia ya ha dictaminado que la colonización israelí es ilegal y que ningún Estado debe colaborar con ella. Sin embargo, CAF sigue ahí, como si no pasara nada, mientras el Gobierno español mira hacia otro lado.
Este hecho resulta aún más incoherente cuando recordamos que España ha reconocido oficialmente al Estado palestino y su derecho a tener Jerusalén Oriental como capital. ¿Cómo se compatibiliza ese reconocimiento con la participación activa de una empresa española en un proyecto que borra precisamente esa posibilidad?
LA RESPONSABILIDAD DE LA SOCIEDAD CIVIL
No todo está perdido. Desde Euskadi y Navarra, más de 170 organizaciones están movilizándose. El próximo 14 de junio, coincidiendo con la Junta de Accionistas de CAF en San Sebastián, se celebrará una manifestación para exigir que la empresa rompa con su complicidad colonial. Se trata de una presión legítima y necesaria, que intenta trasladar la lucha del pueblo palestino al corazón mismo de Europa.
Este es uno de esos momentos en que no se puede ser neutral. Participar en el tren ligero de Jerusalén no es “hacer negocios”. Es participar en la colonización, en el desplazamiento forzado, en la violación del derecho internacional. CAF tiene una decisión que tomar: o sigue llenando sus bolsillos al precio de la dignidad palestina, o da un paso al frente y se retira.
EL TRANSPORTE COMO CAMPO DE BATALLA POLÍTICA
La historia nos enseña que las infraestructuras no son neutrales. Desde los ferrocarriles coloniales británicos en la India hasta las autopistas segregadas del apartheid sudafricano, el transporte ha sido siempre un arma más en la lucha por el poder y el territorio.
Hoy, en Jerusalén, ese patrón se repite. Y CAF ha elegido de qué lado estar. Lo que está en juego no es solo un contrato comercial, sino la complicidad con una ocupación que se alarga ya más de medio siglo. La responsabilidad histórica recae sobre quienes, pudiendo hacer algo, prefieren mirar hacia otro lado.
FUENTES CONSULTADAS:
-
Nota de prensa original del Comité Nacional de Acción Civil en Jerusalén (https://english.pnn.ps/news/47478)
-
Blog del Comité de Solidaridad con la Causa Árabe: https://causaarabeblog.blogspot.com/2025/05/nota-de-prensa-sobre-el-proyecto-del.html
-
Dictamen de la Corte Internacional de Justicia (19 de julio de 2024) sobre la ilegalidad de la colonización en territorios ocupados.
POR ADAY QUESADA PARA CANARIAS SEMANAL.ORG
Cuando hablamos de infraestructuras, en no pocas ocasiones pensamos en progreso, en desarrollo, en conectividad.
Pero lo que ocurre en Jerusalén, con el tren ligero que une los asentamientos israelíes ilegales en territorio palestino ocupado, nos muestra el otro lado de la moneda: cómo el transporte puede convertirse en una herramienta de colonización.
Y en esta historia, una empresa española, CAF (Construcciones y Auxiliar de Ferrocarriles), desempeña un papel central.
INFRAESTRUCTURA AL SERVICIO DE LA COLONIZACIÓN
El nuevo proyecto del tren ligero en Jerusalén no es una obra de transporte cualquiera. Va mucho más allá de conectar puntos en un mapa. En realidad, forma parte de una estrategia sistemática de judaización del territorio palestino.
Lo que se está presentando como modernización del transporte es, en términos políticos e históricos, una técnica refinada de consolidación colonial. El tren no une barrios: une colonias. No mejora la vida de todos: aísla aún más a los palestinos.
El objetivo es evidente. Se trata de conectar asentamientos israelíes ilegales (como French Hill o Neve Ya’akov) con el núcleo central de Jerusalén, atravesando barrios palestinos e imponiendo sobre ellos una geografía ajena. Es el viejo truco del “hecho consumado”: cambiar el terreno para cambiar también la historia y la legalidad.
¿QUÉ PINTA UNA EMPRESA ESPAÑOLA EN TODO ESTO?
CAF participa en el diseño, la operación y el mantenimiento de esta red de trenes, e incluso en el suministro de material rodante.
Es decir, no es una empresa que presta un servicio técnico desinteresado: está implicada hasta el tuétano en un proyecto de ocupación. Su socio local, Shapir, ya aparece en la base de datos de Naciones Unidas por colaborar con la colonización de territorios ocupados. ¿Qué hace entonces CAF asociándose con ellos?
Si esto fuera poco, también ha vendido autobuses —a través de su filial Solaris— a la empresa israelí Egged, que presta servicio regular hacia asentamientos. No es un detalle menor: cada rueda que gira en esos buses, cada vagón del tren, refuerza una estructura de apartheid territorial.
EL DERECHO INTERNACIONAL Y LA DOBLE MORAL
La participación de CAF no solo es escandalosa desde el punto de vista ético; también lo es desde lo legal. La Corte Internacional de Justicia ya ha dictaminado que la colonización israelí es ilegal y que ningún Estado debe colaborar con ella. Sin embargo, CAF sigue ahí, como si no pasara nada, mientras el Gobierno español mira hacia otro lado.
Este hecho resulta aún más incoherente cuando recordamos que España ha reconocido oficialmente al Estado palestino y su derecho a tener Jerusalén Oriental como capital. ¿Cómo se compatibiliza ese reconocimiento con la participación activa de una empresa española en un proyecto que borra precisamente esa posibilidad?
LA RESPONSABILIDAD DE LA SOCIEDAD CIVIL
No todo está perdido. Desde Euskadi y Navarra, más de 170 organizaciones están movilizándose. El próximo 14 de junio, coincidiendo con la Junta de Accionistas de CAF en San Sebastián, se celebrará una manifestación para exigir que la empresa rompa con su complicidad colonial. Se trata de una presión legítima y necesaria, que intenta trasladar la lucha del pueblo palestino al corazón mismo de Europa.
Este es uno de esos momentos en que no se puede ser neutral. Participar en el tren ligero de Jerusalén no es “hacer negocios”. Es participar en la colonización, en el desplazamiento forzado, en la violación del derecho internacional. CAF tiene una decisión que tomar: o sigue llenando sus bolsillos al precio de la dignidad palestina, o da un paso al frente y se retira.
EL TRANSPORTE COMO CAMPO DE BATALLA POLÍTICA
La historia nos enseña que las infraestructuras no son neutrales. Desde los ferrocarriles coloniales británicos en la India hasta las autopistas segregadas del apartheid sudafricano, el transporte ha sido siempre un arma más en la lucha por el poder y el territorio.
Hoy, en Jerusalén, ese patrón se repite. Y CAF ha elegido de qué lado estar. Lo que está en juego no es solo un contrato comercial, sino la complicidad con una ocupación que se alarga ya más de medio siglo. La responsabilidad histórica recae sobre quienes, pudiendo hacer algo, prefieren mirar hacia otro lado.
FUENTES CONSULTADAS:
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Nota de prensa original del Comité Nacional de Acción Civil en Jerusalén (https://english.pnn.ps/news/47478)
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Blog del Comité de Solidaridad con la Causa Árabe: https://causaarabeblog.blogspot.com/2025/05/nota-de-prensa-sobre-el-proyecto-del.html
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Dictamen de la Corte Internacional de Justicia (19 de julio de 2024) sobre la ilegalidad de la colonización en territorios ocupados.
Chorche | Jueves, 29 de Mayo de 2025 a las 23:16:04 horas
Miles viaja a Israel a recibir un premio dotado con un millón de dólares por su defensa del sionismo.
Qué premio recibirá CAF por trabajar para el sionismo?
Pedir dignidad y valores humanos al mundo del capital es demasiado pedir.
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