LA EXPLOTACIÓN SEXUAL EN CANARIAS: CUERPOS CONVERTIDOS EN MERCANCÍAS
"Un punto estratégico para las redes de explotación sexual en España"
la trata de mujeres con fines de explotación sexual sigue siendo un problema creciente en Canarias, agravado por la precariedad económica y la falta de protección institucional. las deficiencias en los protocolos de actuación permiten que las víctimas queden invisibles mientras las redes criminales se lucran (...).
Por A. RAMÍREZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
La trata de personas con fines de explotación sexual es una de las formas más invisibilizadas de violencia en el Estado español, y Canarias no es la excepción.
En los últimos años, la combinación de factores como la precariedad económica y la falta de mecanismos efectivos de protección ha exacerbado el problema, especialmente tras la pandemia del COVID-19.
La explotación sexual y la trata son fenómenos profundamente interrelacionados, alimentados por una estructura capitalista que convierte a las mujeres en mercancías para satisfacer una demanda creciente.
El panorama de la trata en Canarias: Entre la invisibilidad y la impunidad
Un estudio sobre la trata en Canarias, realizado por la socióloga Esther Torrado, revela una cruda realidad: la mayoría de las víctimas no denuncia los abusos que sufren debido a la falta de protección adecuada.
El informe de Torrado constata, asimismo, un aumento en la demanda de servicios de prostitución, lo que ha disparado el número de mujeres, tanto locales como extranjeras, que caen en redes de explotación sexual. Las víctimas son muchas veces mujeres jóvenes y migrantes, lo que las convierte en presas fáciles para estas redes criminales que operan con impunidad.
La pandemia agravó aún más esta situación, dejando a muchas de estas mujeres en una situación de extrema vulnerabilidad. Organizaciones benéficas y ONGs han alertado de que la precariedad generada por la crisis sanitaria ha llevado a muchas mujeres a sucumbir a las redes de prostitución debido a la falta de alternativas laborales.
España: Un país receptor y centro de explotación sexual
España es uno de los principales países de tránsito y destino para la trata de mujeres con fines de explotación sexual en Europa.
Las cifras son estremecedoras: alrededor del 90% de las víctimas de trata con fines sexuales en el país son mujeres y niñas, y muchas de ellas llegan engañadas por falsas promesas de empleo. Sin embargo, solo una pequeña fracción de estas mujeres es identificada como víctima oficialmente, lo que refleja un profundo fallo en los mecanismos de detección y protección. En 2018, solo 138 mujeres fueron reconocidas como víctimas, mientras que se estima que la cifra real de afectadas es mucho mayor.
Esta situación pone en evidencia la falta de compromiso estatal para enfrentar la explotación sexual de manera efectiva. A pesar de la creciente demanda de prostitución y la magnitud del problema, el sistema legal y de protección sigue siendo insuficiente, dejando a miles de mujeres a merced de redes criminales.
La complicidad del Estado y el patriarcado
Un aspecto que agrava aún más esta situación es la inacción de las instituciones estatales. Aunque España ha implementado algunos mecanismos de protección, estos han sido insuficientes. Las políticas migratorias y el enfoque policial sobre la trata han contribuido a invisibilizar a las víctimas, priorizando el control de las fronteras por encima de la protección de los derechos humanos. En ocasiones, las mujeres que logran escapar de sus captores se enfrentan a un sistema que las revictimiza y las deja sin el apoyo necesario para rehacer sus vidas.
La lucha contra la trata de personas en España sigue siendo ineficiente. Aunque las cifras oficiales muestran un descenso en la identificación de víctimas, esto no significa que el problema haya disminuido. De hecho, la explotación sexual es un negocio en constante crecimiento, que mueve millones de euros anualmente en el país. Mientras que el Estado sigue fallando en la persecución efectiva de las redes criminales, miles de mujeres continúan siendo explotadas en burdeles y en las calles, invisibles ante la ley.
Por A. RAMÍREZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
La trata de personas con fines de explotación sexual es una de las formas más invisibilizadas de violencia en el Estado español, y Canarias no es la excepción.
En los últimos años, la combinación de factores como la precariedad económica y la falta de mecanismos efectivos de protección ha exacerbado el problema, especialmente tras la pandemia del COVID-19.
La explotación sexual y la trata son fenómenos profundamente interrelacionados, alimentados por una estructura capitalista que convierte a las mujeres en mercancías para satisfacer una demanda creciente.
El panorama de la trata en Canarias: Entre la invisibilidad y la impunidad
Un estudio sobre la trata en Canarias, realizado por la socióloga Esther Torrado, revela una cruda realidad: la mayoría de las víctimas no denuncia los abusos que sufren debido a la falta de protección adecuada.
El informe de Torrado constata, asimismo, un aumento en la demanda de servicios de prostitución, lo que ha disparado el número de mujeres, tanto locales como extranjeras, que caen en redes de explotación sexual. Las víctimas son muchas veces mujeres jóvenes y migrantes, lo que las convierte en presas fáciles para estas redes criminales que operan con impunidad.
La pandemia agravó aún más esta situación, dejando a muchas de estas mujeres en una situación de extrema vulnerabilidad. Organizaciones benéficas y ONGs han alertado de que la precariedad generada por la crisis sanitaria ha llevado a muchas mujeres a sucumbir a las redes de prostitución debido a la falta de alternativas laborales.
España: Un país receptor y centro de explotación sexual
España es uno de los principales países de tránsito y destino para la trata de mujeres con fines de explotación sexual en Europa.
Las cifras son estremecedoras: alrededor del 90% de las víctimas de trata con fines sexuales en el país son mujeres y niñas, y muchas de ellas llegan engañadas por falsas promesas de empleo. Sin embargo, solo una pequeña fracción de estas mujeres es identificada como víctima oficialmente, lo que refleja un profundo fallo en los mecanismos de detección y protección. En 2018, solo 138 mujeres fueron reconocidas como víctimas, mientras que se estima que la cifra real de afectadas es mucho mayor.
Esta situación pone en evidencia la falta de compromiso estatal para enfrentar la explotación sexual de manera efectiva. A pesar de la creciente demanda de prostitución y la magnitud del problema, el sistema legal y de protección sigue siendo insuficiente, dejando a miles de mujeres a merced de redes criminales.
La complicidad del Estado y el patriarcado
Un aspecto que agrava aún más esta situación es la inacción de las instituciones estatales. Aunque España ha implementado algunos mecanismos de protección, estos han sido insuficientes. Las políticas migratorias y el enfoque policial sobre la trata han contribuido a invisibilizar a las víctimas, priorizando el control de las fronteras por encima de la protección de los derechos humanos. En ocasiones, las mujeres que logran escapar de sus captores se enfrentan a un sistema que las revictimiza y las deja sin el apoyo necesario para rehacer sus vidas.
La lucha contra la trata de personas en España sigue siendo ineficiente. Aunque las cifras oficiales muestran un descenso en la identificación de víctimas, esto no significa que el problema haya disminuido. De hecho, la explotación sexual es un negocio en constante crecimiento, que mueve millones de euros anualmente en el país. Mientras que el Estado sigue fallando en la persecución efectiva de las redes criminales, miles de mujeres continúan siendo explotadas en burdeles y en las calles, invisibles ante la ley.

































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