
TRES DÉCADAS DE MIGRACIÓN AFRICANA EN CANARIAS: LO QUE NO LE CUENTAN NI LOS “SOLIDARIOS” NI LOS XENÓFOBOS
"Es fundamental examinar las causas estructurales que empujan a miles de africanos a arriesgar sus vidas"
Tres décadas después de la llegada de la primera patera a Fuerteventura, la migración africana hacia Canarias sigue siendo un problema de escalada humana y política que ni se ha resuelto ni se aborda en su raíz. ¿Qué factores estructurales están empujando a millas de personas a arriesgar sus vidas en el Atlántico? Y, sobre todo, ¿por qué las narrativas dominantes ignoran deliberadamente las causas reales de esta crisis?
Por EUGENIO FERNÁNDEZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
El flujo de la ruta migratoria de África a Canarias, una de las rutas más peligrosas del mundo, no ha dejado de crecer en los últimos 30 años Desde la llegada de la primera patera en 1994 hasta los actuales flujos masivos, este fenómeno ha evolucionado y se ha intensificado, dejando un saldo de tragedia y de muerte. 39.000 personas arribaron al Archipiélago solo en 2023, un récord que recuerda a la crisis de 2006, cuando más de 31.000 personas intentaron alcanzar las costas canarias.
Pero, más allá de las cifras de migrantes y los desafíos humanitarios, es fundamental examinar las causas estructurales que empujan a estos miles de africanos a arriesgar sus vidas en estas travesías.
Más allá de las narrativas humanitarias y securitarias
Aunque las explicaciones sobre este fenómeno migratorio suelen oscilar entre el enfoque humanitario y las narrativas xenófobas, la realidad es que las causas subyacentes de la migración africana rara vez son discutidas con la profundidad necesaria.
La explotación de los recursos naturales y la devastación económica que sufren los países africanos son el motor principal de esta migración forzada.
Multinacionales occidentales, con la complicidad de gobiernos locales corruptos, siguen saqueando el continente, generando condiciones de pobreza extrema que empujan a miles de personas a buscar mejores condiciones de vida en Europa.
En este contexto, las mafias que controlan el tráfico de personas son tan solo un eslabón más de una cadena mucho más compleja, en la que los Estados y las grandes corporaciones desempeñan un papel crucial y deberían considerarse como las verdaderas "mafias" que, pese a ser legales, generan y perpetúan las condiciones estructurales que empujan a la juventud de los países africanos a abandonar su tierra en busca del “sueño europeo”.
Desde la sobreexplotación de los recursos hasta la imposición de tratados de libre comercio que perpetúan el intercambio desigual, las relaciones económicas neocoloniales siguen operando en África con impunidad total.
La respuesta institucional: ¿Soluciones reales o parches temporales?
Durante estas tres décadas, la gestión institucional del fenómeno migratorio en Canarias se ha caracterizado por respuestas insuficientes y tardías.
En 1999, la Delegación del Gobierno prometía un 95% de expulsiones como medida disuasoria, pero el contexto actual demuestra la ineficacia de estas políticas.
Hoy en día, con menores no acompañados hacinados en condiciones precarias y un sistema de atención colapsado, se sigue evidenciando la falta de un enfoque integral y de largo plazo.
Las condiciones en las que migrantes subsaharianos se embarcan hacia Canarias han empeorado con el tiempo. Si en los años noventa se trataba de trayectos relativamente cortos, hoy se enfrentan a viajes de varios días en embarcaciones sobrecargadas y frágiles, a menudo terminando en tragedia. Según datos recientes, en 2023 murieron o desaparecieron más de 4.800 personas intentando llegar al Archipiélago, lo que equivale a una muerte cada 45 minutos.
Pero el drama va más allá de las pérdidas humanas. Las redes de tráfico de personas han encontrado en esta ruta una mina de oro, cobrando entre 4.000 y 8.000 euros por un espacio en cayucos que pueden albergar a más de 200 personas.
La situación en el terreno es caótica, con centros de acogida colapsados y menores no acompañados sin un futuro claro.
¿Un problema de “deseo” migratorio o un fenómeno de expulsión forzada?
La migración africana, es un fenómeno impulsado por condiciones de explotación que se han vuelto insostenibles. El saqueo de recursos naturales y la devastación ambiental, pero también las guerras auspiciadas por potencias occidentales han generado una situación insostenible para millones de personas en África.
La intervención en Libia es un ejemplo paradigmático: un país que, bajo Gadafi, gozaba de un nivel de vida elevado, pero que tras la intervención de la OTAN se convirtió en un Estado fallido, desestabilizando toda la región y multiplicando los flujos migratorios.
El fenómeno migratorio, por tanto, no puede ser abordado desde una posición ingenua que simplemente apele al "derecho a migrar", ya que esta opción no es fruto de una elección libre y esconde una realidad de la que son corresponsables las naciones occidentales y sus empresas transnacionales.
Limitarse a repetir los discursos de las ONGs y de una izquierda institucionalizada que no cuestiona las bases del capitalismo global es, en última instancia, un acto de complicidad con las condiciones que perpetúan la migración forzada.
No se trata de solidarizarse de manera superficial, sino de movilizar a nuestras sociedades contra un sistema que expulsa a la juventud africana de su tierra, condenándola a la migración forzada, y robándoles a sus países el “capital humano” más imprescindible para cualquier posible desarrollo presente y futuro.
Por EUGENIO FERNÁNDEZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
El flujo de la ruta migratoria de África a Canarias, una de las rutas más peligrosas del mundo, no ha dejado de crecer en los últimos 30 años Desde la llegada de la primera patera en 1994 hasta los actuales flujos masivos, este fenómeno ha evolucionado y se ha intensificado, dejando un saldo de tragedia y de muerte. 39.000 personas arribaron al Archipiélago solo en 2023, un récord que recuerda a la crisis de 2006, cuando más de 31.000 personas intentaron alcanzar las costas canarias.
Pero, más allá de las cifras de migrantes y los desafíos humanitarios, es fundamental examinar las causas estructurales que empujan a estos miles de africanos a arriesgar sus vidas en estas travesías.
Más allá de las narrativas humanitarias y securitarias
Aunque las explicaciones sobre este fenómeno migratorio suelen oscilar entre el enfoque humanitario y las narrativas xenófobas, la realidad es que las causas subyacentes de la migración africana rara vez son discutidas con la profundidad necesaria.
La explotación de los recursos naturales y la devastación económica que sufren los países africanos son el motor principal de esta migración forzada.
Multinacionales occidentales, con la complicidad de gobiernos locales corruptos, siguen saqueando el continente, generando condiciones de pobreza extrema que empujan a miles de personas a buscar mejores condiciones de vida en Europa.
En este contexto, las mafias que controlan el tráfico de personas son tan solo un eslabón más de una cadena mucho más compleja, en la que los Estados y las grandes corporaciones desempeñan un papel crucial y deberían considerarse como las verdaderas "mafias" que, pese a ser legales, generan y perpetúan las condiciones estructurales que empujan a la juventud de los países africanos a abandonar su tierra en busca del “sueño europeo”.
Desde la sobreexplotación de los recursos hasta la imposición de tratados de libre comercio que perpetúan el intercambio desigual, las relaciones económicas neocoloniales siguen operando en África con impunidad total.
La respuesta institucional: ¿Soluciones reales o parches temporales?
Durante estas tres décadas, la gestión institucional del fenómeno migratorio en Canarias se ha caracterizado por respuestas insuficientes y tardías.
En 1999, la Delegación del Gobierno prometía un 95% de expulsiones como medida disuasoria, pero el contexto actual demuestra la ineficacia de estas políticas.
Hoy en día, con menores no acompañados hacinados en condiciones precarias y un sistema de atención colapsado, se sigue evidenciando la falta de un enfoque integral y de largo plazo.
Las condiciones en las que migrantes subsaharianos se embarcan hacia Canarias han empeorado con el tiempo. Si en los años noventa se trataba de trayectos relativamente cortos, hoy se enfrentan a viajes de varios días en embarcaciones sobrecargadas y frágiles, a menudo terminando en tragedia. Según datos recientes, en 2023 murieron o desaparecieron más de 4.800 personas intentando llegar al Archipiélago, lo que equivale a una muerte cada 45 minutos.
Pero el drama va más allá de las pérdidas humanas. Las redes de tráfico de personas han encontrado en esta ruta una mina de oro, cobrando entre 4.000 y 8.000 euros por un espacio en cayucos que pueden albergar a más de 200 personas.
La situación en el terreno es caótica, con centros de acogida colapsados y menores no acompañados sin un futuro claro.
¿Un problema de “deseo” migratorio o un fenómeno de expulsión forzada?
La migración africana, es un fenómeno impulsado por condiciones de explotación que se han vuelto insostenibles. El saqueo de recursos naturales y la devastación ambiental, pero también las guerras auspiciadas por potencias occidentales han generado una situación insostenible para millones de personas en África.
La intervención en Libia es un ejemplo paradigmático: un país que, bajo Gadafi, gozaba de un nivel de vida elevado, pero que tras la intervención de la OTAN se convirtió en un Estado fallido, desestabilizando toda la región y multiplicando los flujos migratorios.
El fenómeno migratorio, por tanto, no puede ser abordado desde una posición ingenua que simplemente apele al "derecho a migrar", ya que esta opción no es fruto de una elección libre y esconde una realidad de la que son corresponsables las naciones occidentales y sus empresas transnacionales.
Limitarse a repetir los discursos de las ONGs y de una izquierda institucionalizada que no cuestiona las bases del capitalismo global es, en última instancia, un acto de complicidad con las condiciones que perpetúan la migración forzada.
No se trata de solidarizarse de manera superficial, sino de movilizar a nuestras sociedades contra un sistema que expulsa a la juventud africana de su tierra, condenándola a la migración forzada, y robándoles a sus países el “capital humano” más imprescindible para cualquier posible desarrollo presente y futuro.
miguel angel | Jueves, 29 de Agosto de 2024 a las 21:30:43 horas
ONGs o fundaciones, como OPEN SOCIETY DE SOROS que financia OPEN ARMS (ayuda a migrantes), BILL & M. GATES, FUND. ROKEFELLER, FONDOS VANGUAR Y BLAK ROCK, ONGs MIGRANT OFFSHORE AID STATION (MOAS) (del magnate financiador de J. Clintom). AVAAZ **** . SAVE THE CHILDREN. MEDICOS SIN FRONTERAS. SARCH AND RESCUE. Se dedican a traer emigrantes a Europa con la excusa humanitaria, por ejemplo 12 barcos de una vez de Libia al Sur de Italia. O en Canarias, conchavados con las mafias negreras, los traen en barco por 2000 euros el peaje, en el punto de encuentro los desembarcan en neumaticas echas polvo (algun migrante muere) y el barco de la ONG de turno, lo filma y los recoge y los lleva a los puertos preparados para recibirlos. Toda una operación / estafa para dar pena y colarlos. ¿Por Que?. Segun Santiago Armesilla, Quieren repoblar europa con DUMPEM PROLETARIADO (termino marxista), que trabajaran por menos dinero, desarraigados y sin conciencia de clase, se llevaran ayudas de varias que pagaran los bolsillos del alienado proletariado europeo.
Estamos ante una conspiración de las elites de occidente, necesariamente se da la complicidad de la UE y del Estado Español. Por cierto, la OCDE a la que pertenece España, presta dinero a países africanos que han de devolverlo multiplicado por 3. Lo que los mantiene permanentemente endeudados y obliga a la población a emigrar, es un bucle, TODO ESTA ORGANIZADO (lo más gordo) Por suerte la Alianza del Sahel está revirtiendo esta tendencia, la rebelión antioccidental se esta extendiendo. Este es un punto crucial, que puede cortar este bucle negrero del s XXI.
Accede para votar (0) (0) Accede para responder