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Jueves, 07 de Noviembre de 2024 Tiempo de lectura:

VALENCIA Y CUBA: DOS MODELOS ANTAGÓNICOS DE GESTIÓN DE LOS DESASTRES NATURALES

La tragedia en Valencia muestra la urgencia de una nueva política de gestión de riesgos

El desastre en Valencia revela las fallas de un modelo de emergencia descentralizado y orientado al beneficio económico. En contraste, el modelo cubano demuestra que una respuesta centralizada y preventiva puede proteger vidas de manera eficaz. Esta comparación invita a cuestionar el actual enfoque de gestión de riesgos en España.

 

 

Por CARLOS SERNA PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-

 

 

[Img #81065]   El desastre ocurrido en Valencia, España, a raíz de lluvias torrenciales, ha puesto en evidencia las graves limitaciones de un sistema de gestión de emergencias fragmentado y orientado por intereses privados. La falta de coordinación y planificación en la respuesta dejó expuesta a la población, resaltando la urgente necesidad de repensar los modelos de gestión de este tipo de fenómenos. En este sentido, el modelo cubano de gestión de desastres naturales se destaca como un ejemplo de eficacia y compromiso con la vida humana, basado en un enfoque estatal y preventivo que prioriza el bienestar colectivo por encima de los intereses económicos.

 

La fragmentación de competencias: un obstáculo para la eficiencia
 

   El sistema autonómico español, que delega competencias de gestión de emergencias entre el gobierno central y las comunidades autónomas, dificulta una reacción unificada en situaciones de crisis. Aunque se disponía de alertas tempranas sobre las lluvias, la respuesta en Valencia fue lenta y desorganizada. Los recursos no se movilizaron con la rapidez necesaria, y la falta de directrices unificadas generó confusión entre los organismos responsables.

 

     Esto contrasta con el enfoque centralizado de Cuba, donde la Defensa Civil lidera una respuesta cohesiva y organizada a nivel nacional, involucrando a toda la comunidad en actividades preventivas, especialmente en regiones vulnerables a huracanes.

  Un bombero valenciano que participó en las labores de rescate declaró: 

   “Nos llegó el aviso de emergencia, pero no teníamos suficientes equipos ni refuerzos. Tuvimos que actuar con lo que había, y en situaciones así, cada minuto cuenta. Fue frustrante ver que la gente estaba en peligro y que la ayuda llegaba tarde”.

 

Cultura de prevención y movilización en Cuba
 

   Cuba ha desarrollado un sistema de protección civil centrado en la prevención, que se activa en cuanto hay previsión de desastres.

    Con un historial de huracanes que golpean regularmente la isla, el país ha creado una cultura de preparación en la población que involucra tanto a las autoridades como a los ciudadanos.

 

     Cuando se anuncia la llegada de un ciclón, el plan es claro:

 

-evacuación anticipada de comunidades en riesgo,

-habilitación de centros de refugio,

-y movilización de todos los recursos necesarios para resguardar la vida de las personas.

 

    Este enfoque se refuerza a través de la educación y campañas de concienciación, que inculcan en los cubanos la importancia de la disciplina y la organización ante los desastres.

   Un experto en desastres naturales que visitó Cuba en una misión de evaluación expresó:

 “La infraestructura cubana puede ser modesta, pero la preparación es incomparable. Las evacuaciones se coordinan como si fueran ejercicios militares: todos conocen su función y la población coopera activamente. Eso es lo que marca la diferencia”.

 

    En Valencia, en cambio, no hubo una evacuación temprana y la falta de un protocolo uniforme dejó a cientos de personas expuestas al desastre. Para muchos, esta catástrofe podría haberse evitado con una planificación adecuada y directrices claras desde el principio.

 

Impacto del desarrollo capitalista en la gestión de riesgos
 

  La urbanización intensiva impulsada por el mercado inmobiliario y el turismo en España ha llevado a la construcción en áreas de alto riesgo, ignorando advertencias ambientales que subrayan la importancia de preservar ciertas áreas libres de construcciones. Este desarrollo, motivado por intereses privados, ha creado ciudades con suelos poco permeables, donde las aguas de lluvia se acumulan rápidamente, generando inundaciones catastróficas. En este contexto, los ciudadanos son los que pagan el precio, mientras que los promotores inmobiliarios continúan beneficiándose de una legislación laxa.

 

  En contraste, en Cuba, la protección del medio ambiente es parte integral de la planificación urbana. A pesar de los desafíos económicos que enfrenta, el gobierno cubano evita urbanizar zonas de riesgo y realiza estudios de impacto ambiental para reducir la vulnerabilidad ante fenómenos climáticos. Esta política, aunque exigente en términos de recursos, ha demostrado ser eficaz para minimizar el impacto de los desastres.

 

  Un urbanista que ha trabajado en proyectos en ambos países comenta:

     “En España, las empresas construyen donde hay demanda, sin importar si se trata de zonas inundables. En Cuba, el Estado limita las construcciones en zonas de riesgo y se planifica con visión a largo plazo. Eso les permite reducir la exposición a desastres, aunque tengan menos recursos”.

 

 

La respuesta rápida: un derecho en Cuba, una espera en Valencia
 

   El modelo cubano prioriza la respuesta rápida en situaciones de emergencia. Cuando se anticipa un huracán, la Defensa Civil despliega brigadas de rescate, equipos médicos y voluntarios de inmediato. Además, existe una red de comunicación efectiva que permite a la población recibir información clara y directa sobre los pasos a seguir. Esta estructura no solo reduce las pérdidas humanas, sino que también genera confianza en las instituciones.

 

  En el caso de Valencia, el despliegue de las fuerzas de emergencia ocurrió tarde, cuando el desastre ya estaba en curso. Aunque se movilizó al Ejército, el tiempo de respuesta fue insuficiente para prevenir el impacto en la vida de muchas personas, lo que expone la fragilidad de un sistema que depende en gran medida de la “libertad de decisión” individual y de intereses económicos que no priorizan la seguridad ciudadana.


    La tragedia en Valencia ilustra los límites de un modelo de desarrollo orientado al beneficio privado y a la autonomía fragmentada de las comunidades autónomas. La falta de un enfoque integral en la gestión de riesgos climáticos pone en riesgo la vida de los ciudadanos y da cuenta de la necesidad de un cambio en la planificación territorial y en las políticas de emergencia. El modelo cubano, que sitúa la vida humana y el bienestar colectivo en el centro de sus políticas, demuestra que es posible gestionar desastres naturales con una estrategia inclusiva y efectiva.

 

   La experiencia cubana enseña que, en tiempos de cambio climático, la seguridad debe ser un derecho universal, no un privilegio. Es urgente que España y otros países avancen hacia un modelo de gestión de riesgos que anteponga el bien común sobre la competencia política y los intereses económicos.

 

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  • Giorgio Grappa

    Giorgio Grappa | Viernes, 08 de Noviembre de 2024 a las 11:55:18 horas

    Alucinante. Vamos, que, si en Catalunya, con inundaciones similares (calles inundadas, coches arrastrados por el agua) pocos días después en Sitges y en Cadaqués no se han producido víctimas mortales, es porque en Catalunya, como todo el mundo sabe, rige un sistema comunista centralizado inspirado en el cubano.

    Pues, no, mira, no: lo deValència ha sido fruto de una pésima gestión por parte de unos políticos que:

    1) no han sabido (no han querido) interpretar el riesgo a partir de los informes oficiales (Cuenca hidrográfica, AEMET),
    2) no han sabido (no han querido) tomar las decisiones oportunas en el momento adecuado (como hubiera sido enviar mensajes de alarma el martes por la mañana y suspender las actividades normales ―cosa que sí hizo, desde el lunes 28, la UPV, poniendo fuera de peligro estudiantes, profesores y trabajadores―),
    3) no han sabido (no han querido) aceptar las ayudas que les ofrecían otras administraciones públicas desde el primer momento (en lugar de rechazarlas por simple cabezonería y chulería política).

    Cualquier análisis o comentario que obvie esos hechos (hechos objetivamente comprobables) es una maniobra de distracción que busca lavar la pésima gestión y la imagen de Carlos Mazón y del (des)gobierno del PP en València.

    En cambio, lo de construir, desde hace decenios, en zonas inundables, ya es otra cosa.

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  • anita12

    anita12 | Jueves, 07 de Noviembre de 2024 a las 15:59:15 horas

    Es verdad que en este aspecto Cuba ha sido y sigue siendo un modelo. Recuerdo cuando el huracán Katrina arrasó Nueva Orleans y murió tanta gente. Cuba no registró ninguna víctima; yo he estado en Santiago en momentos de ciclón y puedo asegurar que hay buena organización para evitar daño a la poblacion, y además, todos y de manera obligatoria, los miembros del partido, responden con una disciplina extraordinaria. En casos de catástrofe, un gobierno centralizado, sin miedo a que eso les acarree una merma de votos, es la solución única que existe. Lo malo de Cuba es cuando el ciclón o huracán ha pasado y la gente se ve con su casa total o parcialmente destruida, como le pasó a mi gente; porque el estado ayudaba con una muy pequeña parte y nadie honesto, con su sueldo podía aspirar a arreglar su casa. Ahora, y con el hambre que está asolando el pais, con un Estado incapaz de darlos de comer y poner coto a los precios del mercado privado,o no interesado en ponerlo, no quiero ni pensar cómo harán con sus casas destruidas. El gobierno actual ha heredado una estructura y protocolos ante catástrofes naturales propios de una país que valoraba la vida humana, su seguridad y bienestar: una país socialista, con sus defectos, pero con esos principios. Ahora, y manteniendo las buenas artes de salvamento poblacional, la gente se muere de falta de atención en todo lo demás.

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