 
  ENTREVISTA: LA VERDADERA HISTORIA DE UNA INSURRECCIÓN POPULAR QUE CAMBIÓ ESPAÑA PARA SIEMPRE (VÍDEO)
¿Cómo una revuelta de burgueses y artesanos pudo desafiar al poder de un Imperio?    
   
	    
	
    
        
    
    
        
          
		
    
        			        			        			        			        			        			        			        	
                                
                    			        			        
    
    
    Desde héroes decapitados hasta estrategias clandestinas, descubre cómo la Guerra de los Comuneros no fue solo un levantamiento contra el emperador Carlos I de España y V de Alemania, sino también un grito desesperado por justicia y autonomía en la España del Renacimiento.
	
	
        
        
        			        			        			        			        			        			        	
                                
                    			        			        			        
        
                
        
         
REDACCIÓN CANARIAS SEMANAL.ORG
 
       Hace apenas unos días, el pasado 23 abril, se conmemoró el 503 aniversario de la rebelión de los Comuneros de Castilla, un evento histórico realmente notorio, pero que, sin embargo, es apenas conocido por amplios sectores de la sociedad española. 
    Con ese motivo, y para tratar de conocer los entresijos de un tema tan apasionante y polémico como el de la denominada "revolución comunera" de Castilla, hemos entrevistado a Aday Quesada, un asiduo colaborador de Canarias Semanal, licenciado en Historia y divulgador de  temas relacionados con esta materia. 
 
 
ENTREVISTA:
 
 -   CS: Recuerdo, Aday, que ni en la Escuela ni en el Instituto tuve nunca la oportunidad de que mis profesores me proporcionaran una interpretación aproximada sobre el significado de la insurrección comunera. Ese era un tema de la asignatura de Historia sobre el que se sobrevolaba velozmente, sin que nunca llegáramos a tener muy claro qué había provocado aquella guerra, ni tampoco en que consistió su desarrollo. Lo único que se mantuvo en mi retina fue la imagen del cuadro que figuraba en el libro, de la decapitación de Juan de Padilla, Juan Bravo y Francisco Maldonado, pintado tres siglos después por Antonio Gisbert...
 
    -Aday Quesada: Sí, efectivamente, así es. La Guerra de las Comunidades de Castilla, que tuvo lugar entre los años 1520 y 1521 fue, sin embargo, un episodio clave para comprender en qué consistían las dinámicas de poder y las luchas de clase en la España del siglo XVI.  Este levantamiento, protagonizado principalmente por la burguesía urbana, los artesanos, y algunos sectores de la baja nobleza, fue una respuesta contundentemente directa a las políticas centralizadoras y fiscalmente gravosas de Carlos I, que ascendió al trono en un contexto de creciente influencia extranjera en los asuntos castellanos.
 
    Desde una perspectiva de análisis de las relaciones de clase, el conflicto comunero destacó como expresión de la creciente insatisfacción de las ciudades con el Poder real y la aristocracia. Estos sectores urbanos vieron amenazadas sus aspiraciones económicas y políticas por un monarca que era sentido, además, como un personaje ajeno a Castilla, que estaba rodeado de una corte de consejeros flamencos a los que les importaban un comino las realidades locales.
 
    CS: ¿Por qué razón o razones el levantamiento comunero  ha sido tan poco conocido por la sociedad española?
 
     AQ: La Guerra de los Comuneros, a pesar de su importancia, ha sido un episodio histórico que no ha recibido la misma atención que otros eventos en la Historia de España. La historia que se enseña en las escuelas y se populariza a través de los medios   la mayoría de las veces se centra en eventos considerados más decisivos o gloriosos para la nación, como la Reconquista o el descubrimiento de América.  
 
     Existen varias razones que podrían explicar por qué la rebelión comunera ha sido relativamente desconocida o menos enfatizada entre la mayoría de los españoles.
 
     En principio, porque la historia que se ha enseñado en las escuelas y se ha popularizado a través de los medios se suele centrar en esos eventos considerados más "gloriosos" para la nación, como la llamada Reconquista. La Guerra de los comuneros,   al haber sido una revuelta contra la Monarquía, para instancias políticas, educativas y culturales dominantes en este país "no encaja" en las narrativas tradicionales de heroísmo y éxito que suelen predominar en determinados relatos históricos.
 
     Sucede, igualmente, que durante demasiado tiempo, la historiografía ha tendido a contemplar las rebeliones como signos de desorden o retroceso, en lugar de como movimientos sociales con causas perfectamente legítimas.  Esto, posiblemente, ha influido también en cómo se ha transmitido, — o dejado de transmitir—, el legado de la Guerra de las Comunidades de Castilla.
 
     La manera en que se recuerdan o se celebran los eventos históricos también están estrechamente ligada al contexto político y cultural coetáneo. Durante el franquismo, por ejemplo, se puso un particular énfasis en destacar la centralización del poder y en la figura del líder indiscutible, lo cual llevó a minimizar eventos históricos que mostraban desafíos significativos al Poder central.  El sistema político que impuso esa misma dictadura fue la Monarquía de los Borbones. La insurrección de los comuneros de Castilla, aunque en mi opinión no tuvo la pretensión de derrocar a la Monarquía de "Carlos I de España y V de Alemania", transmite demasiadas connotaciones que el Poder político sigue tratando de borrar. ¿Y qué mejor terapia para lograr ese objetivo que proceder a su "cancelación", por utilizar un término actualmente de moda.
 
  CS: ¿Qué reivindicaban los Comuneros?
 
     - AQ:  Los comuneros lucharon y murieron por tratar de convertir en realidad toda una serie de reivindicaciones que reflejaban tanto su hondo descontento con la Administración de Carlos I, como sus aspiraciones de conquistar reformas políticas y sociales.  
 
  Los comuneros luchaban por una mayor autonomía para las ciudades y las comunidades locales, defendiendo el derecho a tener una voz más decisiva en el gobierno, especialmente en lo que tenía que ver con la gestión fiscal y administrativa.
 
    Estaban, asimismo, en contra de los nuevos impuestos de Carlos I, una carga fiscal que era considerada como insufrible, especialmente para las clases medias urbanas y para los sectores productivos. Los comuneros demandaban un sistema de tributación más justo y equitativo que no sobrecargara a los ciudadanos .
 
    Se pronunciaban también en contra de la influencia extranjera ejercida por los consejeros extranjeros de  la Corte de Carlos I. Los comuneros veían con absoluta desconfianza la presencia de nobles y asesores flamencos que interpretaban y manejaban la voluntad del rey en detrimento de los intereses de Castilla.
      Defendían el respeto a las leyes tradicionales y los fueros de las ciudades y territorios de Castilla. Consideraban que el rey estaba obligado a respetar estas tradiciones y que su incumplimiento era una violación de los derechos de sus súbditos.
 
   Demandaban también reformas en el sistema judicial para hacerlo más accesible y justo, evitando la corrupción y garantizando que la justicia no fuera manipulada por el Poder central y por intereses particulares.
 
 
 -  CS: ¿Fue la guerra comunera un levantamiento realmente popular y antimonárquico?
 
      - AQ:  La Guerra de los Comuneros tiene características que la identifican tanto como con un levantamiento popular, como por uno protagonizado por la élite local. Esa ambivalencia nos pone de manifiesto la naturaleza compleja y multifacética de aquella rebelión.
 
    Uno de los aspectos más destacados del levantamiento fue la activa participación de las ciudades, particularmente de sus sectores urbanos medios y bajos, como artesanos, comerciantes y trabajadores. Eso ayudó para que se produjera una auténtica eclosión en la participación popular.
 
    Las asambleas y los cabildos abiertos se convirtieron en lugares habituales para la discusión y la toma de decisiones colectivas, reflejando un nivel significativo de intervención netamente popular. Y es que las reivindicaciones de los comuneros incluían cuestiones que afectaban directamente a la población general, como era la rotunda oposición a los impuestos   y la defensa de los fueros y privilegios locales que protegían a las comunidades frente a los abusos del Poder central.
 
   Aunque muchos de los líderes de aquel movimiento pertenecían a la baja nobleza o al patriciado urbano, también había líderes y miembros del movimiento insurreccional proveniente de estratos más bajos. Un hecho este último que pone de manifiesto la existencia de una cierta transversalidad social en el movimiento comunero.
    Sin embargo, no todo fue participación popular.  Algunos sectores minoritarios de la nobleza y del clero también participaron en el levantamiento, principalmente aquellos que estaban viendo amenazados sus intereses por las políticas de Carlos I. La participación de estos sectores sugiere que el levantamiento también tenía componentes de una lucha de poder tradicional. 
 
     Sucede, además, que el carácter popular de la insurrección tuvo también mucho que ver con la geografía y los territorios. Me explicaré. Aunque el levantamiento estuvo marcado por un fuerte carácter  popular, hubo territorios en los que la adhesión al movimiento fue más tibia o, incluso, hostil hacia los Comuneros. Determinados grupos sociales, como los campesinos, tuvieron menos representación en las decisiones y acciones principales.
 
- CS:  Atendiendo a todos esos elementos que señalas, ¿se podría afirmar que se trató de un movimiento antimonárquico?
 
   - AQ: La Guerra comunera, aunque a menudo ha sido descrita como un levantamiento en contra de la Monarquía, en mi opinión, no lo fue tanto como para poderlo calificar de esa manera.  Los Comuneros no tuvieron como objetivo la abolición de la Monarquía o deponer al emperador Carlos I. Ese objetivo habría resultado impensable en el contexto y la época en la que se produjo.  
 
    De manera un tanto ingenua, los comuneros intentaban que se llegaran a aplicar reformas significativas en la manera en que se estaba gobernando. Reivindicaban el mantenimiento de la autonomía local y una mayor representación en las decisiones políticas, así como una justa aplicación de impuestos y leyes.  
 
     En realidad, los Comuneros se comportaban en sus aspiraciones como hoy en día lo podrían hacer nuestros reformistas modernos, aunque en   el caso de los Comuneros ellos lo hicieron con mucha valentía y con las armas en la mano.
 
   No pretendían derrocar a la Monarquía como institución, sino tan solo corregir lo que interpretaban justamente como abusos y pésimas prácticas del gobierno del emperador Carlos I. Rechazaban especialmente, como ya he mencionado, la influencia de consejeros extranjeros, así como las pesadas cargas fiscales que imponían para financiar las guerras exteriores del Monarca. No hay que olvidar que se trataba del renombrado "Carlos I y V de Alemania" de nuestros años escolares. Querían un rey que residiera en Castilla y que atendiera a las necesidades y leyes de sus reinos españoles, en lugar de favorecer sus dominios en otros lugares de Europa.
 
   Pero los Comuneros se levantaron en armas también para defender los fueros y privilegios tradicionales de las ciudades y regiones de Castilla, que sentían que estaban siendo saqueados por la centralización del Poder en la figura del rey y sus asesores extranjeros. Este aspecto del movimiento muestra más una lucha por el autogobierno local dentro del marco de la Monarquía, que una lucha contra la Monarquía misma.
 
- CS: ¿Cuál era el origen de clase de los líderes del movimiento popular Comunero?
 
     - AQ: Los líderes del movimiento comunero, como Juan de Padilla, provenían en su mayoría de la nobleza menor y del patriciado urbano. Sus objetivos se centraban en obtener una mayor participación en el gobierno y en asegurar que el rey escuchara y atendiera las demandas de sus súbditos castellanos.
 
- CS: ¿Cuáles fueron la causas de su derrota?
 
   - AQ: La derrota de los Comuneros en la Guerra de las Comunidades de Castilla fue el resultado de un conjunto de factores.  Algunos de ellos, los más importantes, fueron de orden militar. Otros, en cambio, tuvieron carácter político y estratégico.  
 
    La cuestión es que uno de los principales problemas que se vieron obligados a afrontar los comuneros fue la falta de unidad entre las distintas ciudades y facciones dentro del movimiento. Mientras que algunas ciudades como Toledo fueron bastiones comuneros, otras, como Sevilla y Córdoba, se mantuvieron leales al emperador o permanecieron dudosas. Esa falta de cohesión debilitó su capacidad para presentar un frente unificado.
 
    Por otra parte, los Comuneros tuvieron desventajas significativas en lo que a recursos y logística se refiere.  Las fuerzas reales disponían de mayor acceso al financiamiento, provisiones y tropas.  No se puede olvidar que Carlos I contaba con el apoyo de importantes sectores de la alta nobleza, que lo ayudaron a financiar sus Ejércitos y lo proveyeron de tropas experimentadas.
 
   Asimismo, tampoco se puede pasar por alto que Carlos I era nada menos que la cabeza del Sacro Imperio Romano Germánico, con múltiples conexiones y aliados en otros reinos europeos. Como ha  sucedido con las rebeliones populares a lo largo de la Historia, los comuneros no tuvieron apoyos internacionales que les permitieran equilibrar su desventajosa situación.
 
    Aunque los comuneros demostraron tener líderes capaces, tuvieron que confrontar con un Ejército Real mejor organizado y dirigido por comandantes que contaban con mayor experiencia militar. En la batalla decisiva de Villalar, los principales líderes comuneros Juan de Padilla, Juan Bravo y Francisco Maldonado fueron capturados y su ejecución  se realizó de forma inmediata. Aquello desmoralizó a muchos de sus seguidores, desarticulando la estructura de liderazgo del movimiento. Esto constituyó un golpe crítico del cual el movimiento nunca pudo recuperarse completamente.
 
![[Img #78761]](https://canarias-semanal.org/upload/images/05_2024/4709_decapitacion.jpg)
 
 
  CS: ¿Cómo de dura fue la represión del movimiento Comunero?  
 
   - AQ: La represión en contra de los Comuneros tras la derrota fue severísima y trató de ser ejemplarizante. Estuvo deliberadamente diseñada para disuadir a futuros y posibles rebeldes de un nuevo levantamiento en contra de la autoridad real. Tras la batalla de Villalar, el 23 de abril de 1521, donde los líderes comuneros fueron capturados, la represión se implementó rápidamente y con mucha dureza.
 
    Los líderes del movimiento, Juan de Padilla, Juan Bravo y Francisco Maldonado, fueron ejecutados al día siguiente de su captura, el 24 de abril de 1521. Estas ejecuciones fueron llevadas a cabo de manera pública, para así enviar un mensaje claro sobre las consecuencias que sufrirían aquellos que osaran desafiar al rey. Además de estos líderes, muchos otros participantes en el levantamiento sufrieron similares destinos, con ejecuciones, encarcelamientos y confiscaciones de bienes.
 
    La represión también tuvo un componente psicológico importante. El miedo y la intimidación fueron utilizados para asegurar la lealtad de los castellanos. Las Cortes y el sistema judicial fueron utilizados para reafirmar la autoridad real y desalentar cualquier futura disidencia.
  Aunque inicialmente la represión resulto efectiva a la hora de restablecer el control monárquico, también dejó una huella de resentimiento y descontento entre la población. Las memorias de la represión y las ejecuciones de los líderes comuneros han perdurado durante siglos, convirtiéndolos en parte del imaginario colectivo y político de España.
 
     La represión del movimiento comunero y el eventual fortalecimiento de la monarquía absolutista bajo Carlos I no deben interpretarse solo como una victoria política, sino también como un momento decisivo en la conformación de un Estado moderno y centralizado en España. Este proceso implicó la subordinación de las estructuras locales a un Poder central, que utilizaría la consolidación territorial y administrativa para manejar mejor los desafíos internos y proyectar su poder a nivel internacional.
 
- CS: ¿Cuál fue el papel desempeñado por la Iglesia en la represión y justificación del aplastamiento de aquella la rebelión popular?
 
   - AQ: La Iglesia jugó un papel significativo, tanto en la justificación como en la represión misma del levantamiento de las Comunidades de Castilla. Su influencia fue crucial debido a su poder ideológico y político en la España del siglo XVI.
 
     La Iglesia, particularmente a través de las figuras de altos prelados y del clero, respaldó la legitimidad del rey Carlos I como monarca por derecho divino. Esta doctrina sostenía que el rey era ungido por Dios y, por lo tanto, cualquier acto de rebelión contra él era visto no solo como un delito político, sino como un pecado contra Dios. Esta perspectiva fue fundamental para deslegitimar la rebelión comunera ante la población más devota y conservadora.
 
  No obstante, unos pocos miembros del clero, incluido algún obispo y otros prelados, participaron directamente en la lucha de los comuneros. Un ejemplo notable fue el del obispo Antonio de Acuña, obispo de Zamora, que inicialmente apoyó a los comuneros, pero fue capturado y posteriormente ejecutado tras la derrota del movimiento.
 
     Sin embargo, la Iglesia también proporcionó apoyo moral decisivo y a veces logístico a las fuerzas leales a Carlos I. El respaldo de la Iglesia fue crucial para mantener la lealtad de las partes de la población que podrían haber estado indecisas o en desacuerdo con la política del rey.
 
    Una vez que la rebelión fue sofocada, la Iglesia participó en la imposición de penitencias a los rebeldes. Esto no solo incluyó castigos físicos o ejecuciones, sino también sanciones espirituales como excomuniones y anatemas, que buscaban la reinstauración del orden social y religioso.
 
    La Iglesia, pues, no solo justificó la supresión del levantamiento comunero desde un punto de vista teológico y moral, sino que igualmente participó de forma activa en la represión física del mismo. Esta participación fue fundamental para el restablecimiento del statu quo, consolidando así el poder tanto de la Monarquía como de la propia Iglesia en la estructura social y política de España.
 
- CS: Muchas gracias, Aday.
 
 
VÍDEO RELACIONADO: Entrevista sobre la Revolución comunera de Castilla a José Nieto, profesor de Historia Moderna de la Universidad Autónoma de Madrid.
 
 
 
 
 
 
 
 
        
        
    
       
            
    
        
        
	
    
                                                                                            	
                                        
                                                                                                                                                                                                    
    
    
	
    
REDACCIÓN CANARIAS SEMANAL.ORG
Hace apenas unos días, el pasado 23 abril, se conmemoró el 503 aniversario de la rebelión de los Comuneros de Castilla, un evento histórico realmente notorio, pero que, sin embargo, es apenas conocido por amplios sectores de la sociedad española.
Con ese motivo, y para tratar de conocer los entresijos de un tema tan apasionante y polémico como el de la denominada "revolución comunera" de Castilla, hemos entrevistado a Aday Quesada, un asiduo colaborador de Canarias Semanal, licenciado en Historia y divulgador de temas relacionados con esta materia.
ENTREVISTA:
- CS: Recuerdo, Aday, que ni en la Escuela ni en el Instituto tuve nunca la oportunidad de que mis profesores me proporcionaran una interpretación aproximada sobre el significado de la insurrección comunera. Ese era un tema de la asignatura de Historia sobre el que se sobrevolaba velozmente, sin que nunca llegáramos a tener muy claro qué había provocado aquella guerra, ni tampoco en que consistió su desarrollo. Lo único que se mantuvo en mi retina fue la imagen del cuadro que figuraba en el libro, de la decapitación de Juan de Padilla, Juan Bravo y Francisco Maldonado, pintado tres siglos después por Antonio Gisbert...
-Aday Quesada: Sí, efectivamente, así es. La Guerra de las Comunidades de Castilla, que tuvo lugar entre los años 1520 y 1521 fue, sin embargo, un episodio clave para comprender en qué consistían las dinámicas de poder y las luchas de clase en la España del siglo XVI. Este levantamiento, protagonizado principalmente por la burguesía urbana, los artesanos, y algunos sectores de la baja nobleza, fue una respuesta contundentemente directa a las políticas centralizadoras y fiscalmente gravosas de Carlos I, que ascendió al trono en un contexto de creciente influencia extranjera en los asuntos castellanos.
Desde una perspectiva de análisis de las relaciones de clase, el conflicto comunero destacó como expresión de la creciente insatisfacción de las ciudades con el Poder real y la aristocracia. Estos sectores urbanos vieron amenazadas sus aspiraciones económicas y políticas por un monarca que era sentido, además, como un personaje ajeno a Castilla, que estaba rodeado de una corte de consejeros flamencos a los que les importaban un comino las realidades locales.
    CS: ¿Por qué razón o razones el levantamiento comunero  ha sido tan poco conocido por la sociedad española?
 
     AQ: La Guerra de los Comuneros, a pesar de su importancia, ha sido un episodio histórico que no ha recibido la misma atención que otros eventos en la Historia de España. La historia que se enseña en las escuelas y se populariza a través de los medios   la mayoría de las veces se centra en eventos considerados más decisivos o gloriosos para la nación, como la Reconquista o el descubrimiento de América.  
 
Existen varias razones que podrían explicar por qué la rebelión comunera ha sido relativamente desconocida o menos enfatizada entre la mayoría de los españoles.
En principio, porque la historia que se ha enseñado en las escuelas y se ha popularizado a través de los medios se suele centrar en esos eventos considerados más "gloriosos" para la nación, como la llamada Reconquista. La Guerra de los comuneros, al haber sido una revuelta contra la Monarquía, para instancias políticas, educativas y culturales dominantes en este país "no encaja" en las narrativas tradicionales de heroísmo y éxito que suelen predominar en determinados relatos históricos.
     Sucede, igualmente, que durante demasiado tiempo, la historiografía ha tendido a contemplar las rebeliones como signos de desorden o retroceso, en lugar de como movimientos sociales con causas perfectamente legítimas.  Esto, posiblemente, ha influido también en cómo se ha transmitido, — o dejado de transmitir—, el legado de la Guerra de las Comunidades de Castilla.
 
La manera en que se recuerdan o se celebran los eventos históricos también están estrechamente ligada al contexto político y cultural coetáneo. Durante el franquismo, por ejemplo, se puso un particular énfasis en destacar la centralización del poder y en la figura del líder indiscutible, lo cual llevó a minimizar eventos históricos que mostraban desafíos significativos al Poder central. El sistema político que impuso esa misma dictadura fue la Monarquía de los Borbones. La insurrección de los comuneros de Castilla, aunque en mi opinión no tuvo la pretensión de derrocar a la Monarquía de "Carlos I de España y V de Alemania", transmite demasiadas connotaciones que el Poder político sigue tratando de borrar. ¿Y qué mejor terapia para lograr ese objetivo que proceder a su "cancelación", por utilizar un término actualmente de moda.
 
CS: ¿Qué reivindicaban los Comuneros?
- AQ: Los comuneros lucharon y murieron por tratar de convertir en realidad toda una serie de reivindicaciones que reflejaban tanto su hondo descontento con la Administración de Carlos I, como sus aspiraciones de conquistar reformas políticas y sociales.
Los comuneros luchaban por una mayor autonomía para las ciudades y las comunidades locales, defendiendo el derecho a tener una voz más decisiva en el gobierno, especialmente en lo que tenía que ver con la gestión fiscal y administrativa.
Estaban, asimismo, en contra de los nuevos impuestos de Carlos I, una carga fiscal que era considerada como insufrible, especialmente para las clases medias urbanas y para los sectores productivos. Los comuneros demandaban un sistema de tributación más justo y equitativo que no sobrecargara a los ciudadanos .
Se pronunciaban también en contra de la influencia extranjera ejercida por los consejeros extranjeros de la Corte de Carlos I. Los comuneros veían con absoluta desconfianza la presencia de nobles y asesores flamencos que interpretaban y manejaban la voluntad del rey en detrimento de los intereses de Castilla.
      Defendían el respeto a las leyes tradicionales y los fueros de las ciudades y territorios de Castilla. Consideraban que el rey estaba obligado a respetar estas tradiciones y que su incumplimiento era una violación de los derechos de sus súbditos.
   Demandaban también reformas en el sistema judicial para hacerlo más accesible y justo, evitando la corrupción y garantizando que la justicia no fuera manipulada por el Poder central y por intereses particulares.
 
 
- CS: ¿Fue la guerra comunera un levantamiento realmente popular y antimonárquico?
 
      - AQ:  La Guerra de los Comuneros tiene características que la identifican tanto como con un levantamiento popular, como por uno protagonizado por la élite local. Esa ambivalencia nos pone de manifiesto la naturaleza compleja y multifacética de aquella rebelión.
Uno de los aspectos más destacados del levantamiento fue la activa participación de las ciudades, particularmente de sus sectores urbanos medios y bajos, como artesanos, comerciantes y trabajadores. Eso ayudó para que se produjera una auténtica eclosión en la participación popular.
    Las asambleas y los cabildos abiertos se convirtieron en lugares habituales para la discusión y la toma de decisiones colectivas, reflejando un nivel significativo de intervención netamente popular. Y es que las reivindicaciones de los comuneros incluían cuestiones que afectaban directamente a la población general, como era la rotunda oposición a los impuestos   y la defensa de los fueros y privilegios locales que protegían a las comunidades frente a los abusos del Poder central.
 
   Aunque muchos de los líderes de aquel movimiento pertenecían a la baja nobleza o al patriciado urbano, también había líderes y miembros del movimiento insurreccional proveniente de estratos más bajos. Un hecho este último que pone de manifiesto la existencia de una cierta transversalidad social en el movimiento comunero.
    Sin embargo, no todo fue participación popular.  Algunos sectores minoritarios de la nobleza y del clero también participaron en el levantamiento, principalmente aquellos que estaban viendo amenazados sus intereses por las políticas de Carlos I. La participación de estos sectores sugiere que el levantamiento también tenía componentes de una lucha de poder tradicional. 
     Sucede, además, que el carácter popular de la insurrección tuvo también mucho que ver con la geografía y los territorios. Me explicaré. Aunque el levantamiento estuvo marcado por un fuerte carácter  popular, hubo territorios en los que la adhesión al movimiento fue más tibia o, incluso, hostil hacia los Comuneros. Determinados grupos sociales, como los campesinos, tuvieron menos representación en las decisiones y acciones principales.
 
- CS:  Atendiendo a todos esos elementos que señalas, ¿se podría afirmar que se trató de un movimiento antimonárquico?
 
- AQ: La Guerra comunera, aunque a menudo ha sido descrita como un levantamiento en contra de la Monarquía, en mi opinión, no lo fue tanto como para poderlo calificar de esa manera. Los Comuneros no tuvieron como objetivo la abolición de la Monarquía o deponer al emperador Carlos I. Ese objetivo habría resultado impensable en el contexto y la época en la que se produjo.
De manera un tanto ingenua, los comuneros intentaban que se llegaran a aplicar reformas significativas en la manera en que se estaba gobernando. Reivindicaban el mantenimiento de la autonomía local y una mayor representación en las decisiones políticas, así como una justa aplicación de impuestos y leyes.
     En realidad, los Comuneros se comportaban en sus aspiraciones como hoy en día lo podrían hacer nuestros reformistas modernos, aunque en   el caso de los Comuneros ellos lo hicieron con mucha valentía y con las armas en la mano.
 
No pretendían derrocar a la Monarquía como institución, sino tan solo corregir lo que interpretaban justamente como abusos y pésimas prácticas del gobierno del emperador Carlos I. Rechazaban especialmente, como ya he mencionado, la influencia de consejeros extranjeros, así como las pesadas cargas fiscales que imponían para financiar las guerras exteriores del Monarca. No hay que olvidar que se trataba del renombrado "Carlos I y V de Alemania" de nuestros años escolares. Querían un rey que residiera en Castilla y que atendiera a las necesidades y leyes de sus reinos españoles, en lugar de favorecer sus dominios en otros lugares de Europa.
Pero los Comuneros se levantaron en armas también para defender los fueros y privilegios tradicionales de las ciudades y regiones de Castilla, que sentían que estaban siendo saqueados por la centralización del Poder en la figura del rey y sus asesores extranjeros. Este aspecto del movimiento muestra más una lucha por el autogobierno local dentro del marco de la Monarquía, que una lucha contra la Monarquía misma.
- CS: ¿Cuál era el origen de clase de los líderes del movimiento popular Comunero?
- AQ: Los líderes del movimiento comunero, como Juan de Padilla, provenían en su mayoría de la nobleza menor y del patriciado urbano. Sus objetivos se centraban en obtener una mayor participación en el gobierno y en asegurar que el rey escuchara y atendiera las demandas de sus súbditos castellanos.
- CS: ¿Cuáles fueron la causas de su derrota?
 
- AQ: La derrota de los Comuneros en la Guerra de las Comunidades de Castilla fue el resultado de un conjunto de factores. Algunos de ellos, los más importantes, fueron de orden militar. Otros, en cambio, tuvieron carácter político y estratégico.
La cuestión es que uno de los principales problemas que se vieron obligados a afrontar los comuneros fue la falta de unidad entre las distintas ciudades y facciones dentro del movimiento. Mientras que algunas ciudades como Toledo fueron bastiones comuneros, otras, como Sevilla y Córdoba, se mantuvieron leales al emperador o permanecieron dudosas. Esa falta de cohesión debilitó su capacidad para presentar un frente unificado.
Por otra parte, los Comuneros tuvieron desventajas significativas en lo que a recursos y logística se refiere. Las fuerzas reales disponían de mayor acceso al financiamiento, provisiones y tropas. No se puede olvidar que Carlos I contaba con el apoyo de importantes sectores de la alta nobleza, que lo ayudaron a financiar sus Ejércitos y lo proveyeron de tropas experimentadas.
Asimismo, tampoco se puede pasar por alto que Carlos I era nada menos que la cabeza del Sacro Imperio Romano Germánico, con múltiples conexiones y aliados en otros reinos europeos. Como ha sucedido con las rebeliones populares a lo largo de la Historia, los comuneros no tuvieron apoyos internacionales que les permitieran equilibrar su desventajosa situación.
    Aunque los comuneros demostraron tener líderes capaces, tuvieron que confrontar con un Ejército Real mejor organizado y dirigido por comandantes que contaban con mayor experiencia militar. En la batalla decisiva de Villalar, los principales líderes comuneros Juan de Padilla, Juan Bravo y Francisco Maldonado fueron capturados y su ejecución  se realizó de forma inmediata. Aquello desmoralizó a muchos de sus seguidores, desarticulando la estructura de liderazgo del movimiento. Esto constituyó un golpe crítico del cual el movimiento nunca pudo recuperarse completamente.
 
![[Img #78761]](https://canarias-semanal.org/upload/images/05_2024/4709_decapitacion.jpg)
  CS: ¿Cómo de dura fue la represión del movimiento Comunero?  
 
- AQ: La represión en contra de los Comuneros tras la derrota fue severísima y trató de ser ejemplarizante. Estuvo deliberadamente diseñada para disuadir a futuros y posibles rebeldes de un nuevo levantamiento en contra de la autoridad real. Tras la batalla de Villalar, el 23 de abril de 1521, donde los líderes comuneros fueron capturados, la represión se implementó rápidamente y con mucha dureza.
Los líderes del movimiento, Juan de Padilla, Juan Bravo y Francisco Maldonado, fueron ejecutados al día siguiente de su captura, el 24 de abril de 1521. Estas ejecuciones fueron llevadas a cabo de manera pública, para así enviar un mensaje claro sobre las consecuencias que sufrirían aquellos que osaran desafiar al rey. Además de estos líderes, muchos otros participantes en el levantamiento sufrieron similares destinos, con ejecuciones, encarcelamientos y confiscaciones de bienes.
La represión también tuvo un componente psicológico importante. El miedo y la intimidación fueron utilizados para asegurar la lealtad de los castellanos. Las Cortes y el sistema judicial fueron utilizados para reafirmar la autoridad real y desalentar cualquier futura disidencia.
  Aunque inicialmente la represión resulto efectiva a la hora de restablecer el control monárquico, también dejó una huella de resentimiento y descontento entre la población. Las memorias de la represión y las ejecuciones de los líderes comuneros han perdurado durante siglos, convirtiéndolos en parte del imaginario colectivo y político de España.
 
     La represión del movimiento comunero y el eventual fortalecimiento de la monarquía absolutista bajo Carlos I no deben interpretarse solo como una victoria política, sino también como un momento decisivo en la conformación de un Estado moderno y centralizado en España. Este proceso implicó la subordinación de las estructuras locales a un Poder central, que utilizaría la consolidación territorial y administrativa para manejar mejor los desafíos internos y proyectar su poder a nivel internacional.
 
- CS: ¿Cuál fue el papel desempeñado por la Iglesia en la represión y justificación del aplastamiento de aquella la rebelión popular?
 
- AQ: La Iglesia jugó un papel significativo, tanto en la justificación como en la represión misma del levantamiento de las Comunidades de Castilla. Su influencia fue crucial debido a su poder ideológico y político en la España del siglo XVI.
La Iglesia, particularmente a través de las figuras de altos prelados y del clero, respaldó la legitimidad del rey Carlos I como monarca por derecho divino. Esta doctrina sostenía que el rey era ungido por Dios y, por lo tanto, cualquier acto de rebelión contra él era visto no solo como un delito político, sino como un pecado contra Dios. Esta perspectiva fue fundamental para deslegitimar la rebelión comunera ante la población más devota y conservadora.
  No obstante, unos pocos miembros del clero, incluido algún obispo y otros prelados, participaron directamente en la lucha de los comuneros. Un ejemplo notable fue el del obispo Antonio de Acuña, obispo de Zamora, que inicialmente apoyó a los comuneros, pero fue capturado y posteriormente ejecutado tras la derrota del movimiento.
 
     Sin embargo, la Iglesia también proporcionó apoyo moral decisivo y a veces logístico a las fuerzas leales a Carlos I. El respaldo de la Iglesia fue crucial para mantener la lealtad de las partes de la población que podrían haber estado indecisas o en desacuerdo con la política del rey.
Una vez que la rebelión fue sofocada, la Iglesia participó en la imposición de penitencias a los rebeldes. Esto no solo incluyó castigos físicos o ejecuciones, sino también sanciones espirituales como excomuniones y anatemas, que buscaban la reinstauración del orden social y religioso.
La Iglesia, pues, no solo justificó la supresión del levantamiento comunero desde un punto de vista teológico y moral, sino que igualmente participó de forma activa en la represión física del mismo. Esta participación fue fundamental para el restablecimiento del statu quo, consolidando así el poder tanto de la Monarquía como de la propia Iglesia en la estructura social y política de España.
- CS: Muchas gracias, Aday.







 
                                  
                                  
                                  
                              





















 
	
Maribel Santana | Sábado, 04 de Mayo de 2024 a las 00:08:15 horas
Tampoco se hablaba de la guerra de los irmandiños (Galicia), que fue asombrosa. estas revueltas populares fueron antes que las de los comuneros.
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