
EL PAÍS: "Ucrania traspasa las líneas rojas del Kremlin con el apoyo de EE.UU."
El ataque marca un punto de inflexión en el conflicto
El uso de misiles ATACMS por parte de Ucrania contra territorio ruso marca un momento crucial en la guerra. ¿Qué busca Washington con este apoyo militar? ¿Qué respuesta prepara Moscú? Qué implicaciones tiene el uso de misiles de largo alcance en el conflicto ruso-ucraniano? ¿Está Estados Unidos empujando a una confrontación directa con Rusia?
En un artículo publicado por El País bajo el título "Ucrania ataca territorio de Rusia por primera vez con misiles de largo alcance estadounidenses", los autores Javier G. Cuesta y Cristian Segura abordan un nuevo episodio de escalada en el conflicto entre Ucrania y Rusia.
El texto analiza el impacto político y militar del uso por primera vez de misiles ATACMS, proporcionados por Estados Unidos, contra un objetivo militar en la región rusa de Briansk.
El ataque, ocurrido en la madrugada del martes, marca un punto de inflexión en el conflicto, ya que supone una transgresión explícita de las líneas rojas previamente establecidas por el Kremlin.
Según el Ministerio de Defensa ruso, cinco misiles fueron interceptados, mientras que otro provocó un incendio en un arsenal militar. Sin embargo, las imágenes y vídeos difundidos por medios rusos como Astra sugieren que los daños reales podrían ser más graves.
¿POR QUÉ AHORA? LOS MOTIVOS DETRÁS DE LA DECISIÓN DE WASHINGTON
El artículo plantea que la autorización de la Casa Blanca para utilizar los ATACMS responde a varios factores. Joe Biden habría dado luz verde tras más de un año de presiones de Kiev, que busca intensificar la guerra en un momento crítico para consolidar apoyos internacionales y mantener la moral interna. Además, se menciona que el uso de estos misiles, cuya autorización inicialmente se habría limitado a la región de Kursk, ahora incluye objetivos en otras provincias fronterizas rusas como Briansk.
El movimiento podría interpretarse también como un gesto político interno por parte de la administración Biden para diferenciarse del presidente electo Donald Trump, quien busca negociar con Rusia un final rápido para el conflicto, incluso a costa de concesiones territoriales ucranianas.
REPERCUSIONES ESTRATÉGICAS Y RIESGOS DE ESCALADA
Uno de los aspectos más inquietantes del ataque es cuál va a ser la respuesta rusa, que podría incluir medidas drásticas. En septiembre, Vladímir Putin advirtió que el uso de ATACMS contra territorio ruso sería interpretado como un acto de guerra por parte de la OTAN. La publicación del nuevo decreto presidencial sobre doctrina nuclear rusa, el mismo día del ataque, refuerza esta posición. Según este documento, cualquier ataque a Rusia por parte de un país no nuclear con apoyo de un tercero nuclear sería considerado como una agresión conjunta.
Por otro lado, el artículo destaca el riesgo para Ucrania de que el cambio de administración en Estados Unidos limite la ayuda militar a partir de enero, cuando Donald Trump asuma la presidencia. Esto podría dejar a Kiev en una posición de mayor vulnerabilidad ante un conflicto prolongado.
EL FUTURO DE LA GUERRA: ENTRE LA ESCALADA Y LA NEGOCIACIÓN
La dependencia ucraniana de la ayuda militar extranjera se perfila como un factor crucial en las próximas etapas de la guerra. Volodímir Zelenski ha presentado un ambicioso plan para reforzar la producción nacional de armamento, incluyendo misiles de crucero y drones, pero los expertos citados en el artículo advierten que estas capacidades aún están lejos de ser suficientes para sostener una campaña prolongada sin apoyo externo.
Mientras tanto, figuras clave de la administración entrante de Trump, como Michael Waltz, han señalado que el uso de ATACMS aumenta las tensiones globales y podría acelerar una crisis internacional. Las críticas desde ambos bandos de la política estadounidense reflejan la creciente polarización en torno a la estrategia a seguir en Ucrania.
En un artículo publicado por El País bajo el título "Ucrania ataca territorio de Rusia por primera vez con misiles de largo alcance estadounidenses", los autores Javier G. Cuesta y Cristian Segura abordan un nuevo episodio de escalada en el conflicto entre Ucrania y Rusia.
El texto analiza el impacto político y militar del uso por primera vez de misiles ATACMS, proporcionados por Estados Unidos, contra un objetivo militar en la región rusa de Briansk.
El ataque, ocurrido en la madrugada del martes, marca un punto de inflexión en el conflicto, ya que supone una transgresión explícita de las líneas rojas previamente establecidas por el Kremlin.
Según el Ministerio de Defensa ruso, cinco misiles fueron interceptados, mientras que otro provocó un incendio en un arsenal militar. Sin embargo, las imágenes y vídeos difundidos por medios rusos como Astra sugieren que los daños reales podrían ser más graves.
¿POR QUÉ AHORA? LOS MOTIVOS DETRÁS DE LA DECISIÓN DE WASHINGTON
El artículo plantea que la autorización de la Casa Blanca para utilizar los ATACMS responde a varios factores. Joe Biden habría dado luz verde tras más de un año de presiones de Kiev, que busca intensificar la guerra en un momento crítico para consolidar apoyos internacionales y mantener la moral interna. Además, se menciona que el uso de estos misiles, cuya autorización inicialmente se habría limitado a la región de Kursk, ahora incluye objetivos en otras provincias fronterizas rusas como Briansk.
El movimiento podría interpretarse también como un gesto político interno por parte de la administración Biden para diferenciarse del presidente electo Donald Trump, quien busca negociar con Rusia un final rápido para el conflicto, incluso a costa de concesiones territoriales ucranianas.
REPERCUSIONES ESTRATÉGICAS Y RIESGOS DE ESCALADA
Uno de los aspectos más inquietantes del ataque es cuál va a ser la respuesta rusa, que podría incluir medidas drásticas. En septiembre, Vladímir Putin advirtió que el uso de ATACMS contra territorio ruso sería interpretado como un acto de guerra por parte de la OTAN. La publicación del nuevo decreto presidencial sobre doctrina nuclear rusa, el mismo día del ataque, refuerza esta posición. Según este documento, cualquier ataque a Rusia por parte de un país no nuclear con apoyo de un tercero nuclear sería considerado como una agresión conjunta.
Por otro lado, el artículo destaca el riesgo para Ucrania de que el cambio de administración en Estados Unidos limite la ayuda militar a partir de enero, cuando Donald Trump asuma la presidencia. Esto podría dejar a Kiev en una posición de mayor vulnerabilidad ante un conflicto prolongado.
EL FUTURO DE LA GUERRA: ENTRE LA ESCALADA Y LA NEGOCIACIÓN
La dependencia ucraniana de la ayuda militar extranjera se perfila como un factor crucial en las próximas etapas de la guerra. Volodímir Zelenski ha presentado un ambicioso plan para reforzar la producción nacional de armamento, incluyendo misiles de crucero y drones, pero los expertos citados en el artículo advierten que estas capacidades aún están lejos de ser suficientes para sostener una campaña prolongada sin apoyo externo.
Mientras tanto, figuras clave de la administración entrante de Trump, como Michael Waltz, han señalado que el uso de ATACMS aumenta las tensiones globales y podría acelerar una crisis internacional. Las críticas desde ambos bandos de la política estadounidense reflejan la creciente polarización en torno a la estrategia a seguir en Ucrania.
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