 
  NICOLÁS ESTÉVANEZ MURPHY: UN POETA, MILITAR Y POLÍTICO CANARIO INJUSTAMENTE OLVIDADO
Una historia de coraje convicción y compromiso con sus ideales    
   
	    
	
    
        
    
    
        
          
		
    
        			        			        			        			        			        			        			        	
                                
                    			        			        
    
    
    No creemos equivocarnos si nos atrevemos a suponer que no demasiadas personas de las que transitan cada día por la céntrica calle Nicolás Estévanez, de Las Palmas de G.C., sabrían responder si fueran interrogadas acerca del personaje que le da nombre a la misma. Pero tampoco se nos ocurriría culparlos por ello, teniendo en cuenta la negligente ausencia de contenidos sobre la historia de Canarias, y sus personajes más destacados, en los currículos escolares de un sistema educativo paradójicamente controlado durante décadas por presuntos "nacionalistas" canarios (...).
	
	
        
        
        			        			        			        			        			        			        	
                                
                    			        			        			        
        
                
        
        Por EUGENIO FERNÁNDEZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
 
   No creemos equivocarnos si nos atrevemos a suponer que no demasiadas personas de las que transitan cada día por la céntrica calle Nicolás Estévanez, de Las Palmas de G.C., sabrían responder si fueran interrogadas acerca del personaje que le da nombre a la misma. Pero tampoco se nos ocurriría culparlos por ello, teniendo en cuenta la negligente ausencia de contenidos sobre la historia de Canarias, y sus personajes más destacados, en los currículos escolares de un sistema educativo paradójicamente controlado durante décadas por presuntos "nacionalistas" canarios.
 
   Lo cierto es, no obstante, que Nicolás Estévanez Murphy (Las Palmas de Gran Canaria, 1838, -París, 1914) es una de esas figuras históricas que merecen ser conocidas y reconocidas en nuestro tiempo.
 
   Hijo de un militar de origen malagueño y una madre procedente de una familia de  comerciantes de origen irlandés, Estévanez Murphy acumuló suficientes méritos para ello.
 
   Poeta, militar y político, diputado por el Partido Republicano Federal y efímero ministro de la Guerra con la Primera República Española,  su vida estuvo marcada por una destacada  fidelidad a sus principios progresistas, que plasmó en la política y la literatura, con una coherencia y pasión que hoy en día pueden seguir siendo fuente de inspiración.
 
   Desde su infancia, trasladada pronto a la isla de Tenerife, Estévanez demostró una curiosidad y un espíritu crítico que le acompañarían toda su vida.
 
  Tras recibir su educación básica, se lanzó a la carrera militar ingresando en el Colegio General Militar de Toledo en 1855, un paso que parecería marcar el inicio de una vida castrense convencional.
 
  Sin embargo, las inclinaciones liberales y románticas de Estévanez pronto encontraron expresión en su poesía, sembrando también las semillas de su futuro activismo político.
 
 
POESÍA Y PROSA
 
   La obra literaria de Estévanez se caracteriza por su rica expresión del romanticismo tardío, teñida con elementos del realismo, lo que refleja la complejidad de su época.
 
   En su poesía, se destaca el uso de la naturaleza como metáfora de emociones humanas y como escenario de reflexiones sobre la libertad, la lucha, la justicia y el amor. Su poesía es también un reflejo de sus experiencias personales, incluyendo su desilusión con la política, su amor por la libertad, y su profunda empatía por el sufrimiento humano.
 
   Esta obra poética refleja, asimismo, su experiencia en el ejército y su crítica al militarismo y a la guerra. A través de ella, Estévanez explora la brutalidad y la futilidad del conflicto armado, así como el dolor que éste provoca.
 
 
POSICIÓN CRÍTICA CON LA POLÍTICA COLONIAL  
 
   Su experiencia militar en el frente de Marruecos en 1859, donde fue herido y condecorado, y sus posteriores destinos en las colonias españolas en América fueron fundamentales para forjar su crítica hacia la política colonial y su compromiso con los ideales republicanos. Estos lugares no solo ampliaron su horizonte geográfico sino también ideológico, preparándolo para los desafíos que enfrentaría a su retorno a España.
 
  En la década de 1860, la vida de Estévanez tomó un giro decisivo al abandonar el ejército para dedicarse a la conspiración política, una vocación que había estado latente en su corazón.
 
  Su encuentro en Londres con el General Prim y otros exiliados marcó el comienzo de una etapa intensa de actividad revolucionaria, centrada en la aspiración de establecer una República Federal Española.
 
  Al triunfar la Revolución de 1868 se le ofreció formar parte de la Junta Nacional que debía regir el país durante la transición, pero rechazó el puesto.
 
   Volvió al ejército, pero el nuevo régimen no colmó sus aspiraciones republicanas y continuó conspirando e intentando levantamientos.
 
  Como resultados de estas actividades fue encarcelado entre los años 1869 y 1870.
 
 
CONTRA EL ASESINATO JUDICIAL DE LOS  8 ESTUDIANTES CUBANOS
 
   Una vez en libertad pidió su traslado a Cuba para no participar como militar en la represión de sus compañeros republicanos.
 
  Sin embargo, su oposición a los brutales métodos de la administración colonial y de los Voluntarios de La Habana - milicias que actuaban, de forma indiscriminada, reprimiendo los impulsos crecientemente independentistas de la población cubana -  le hizo abandonar de nuevo, y definitivamente, el ejército.
 
  En 27 de noviembre de 1871, estando destinado en Cuba como capitán, en situación de reemplazo, se enteró de la ejecución de ocho  estudiantes que habían sido condenados en un consejo de guerra se había cumplido.
 
  Nicolás Estévanez se indignó, como él mismo recordaría en su obra "Fragmentos de mis memorias",   y manifestó con desacuerdo contra el fusilamiento de los jóvenes cubanos, diciendo que “antes que la patria están la humanidad y la justicia”.
 
  Por este motivo, solicitó su baja en el ejército español, porque no podía permanecer ni un día más.
 
 
I REPÚBLICA Y EXILIO
 
  La proclamación de la I República Española le vio asumir roles de creciente importancia, incluido el de Ministro de la Guerra. Sin embargo, la caída de la República y el fracaso del Compromiso Estévanez, una iniciativa para federar Canarias que él había promovido, lo llevaron al exilio.
 
  Su obra "Canarias", publicada durante este período, le estableció como padre del regionalismo poético canario, mientras que su supuesta implicación en actividades anarquistas refleja la complejidad y la controversia de su figura.
 
  Su exilio en Portugal y París fue un nuevo testimonio de su resistencia, al igual que su decisión de enrolarse en el ejército francés durante la Primera Guerra Mundial, dispuesto a participar en la contienda cuando ya había cumplido los 76 años. Algo que no llegaría a suceder, por su fallecimiento el 21 de agosto de 1914.
 
   Dieciséis años antes, cuando en 1998, en  el marco de la guerra hispano-estadounidense, los norteamericanos se plantearon una posible invasión del Archipiélago canario,  Nicolás Estévanez también  escribió desde París sobre su determinación de regresar a su tierra para luchar contra los estadounidenses, pese a su avanzada edad:
 
   “Salvo impedimento, me iré a la tierra en cuanto la guerra se declare. A los 60 estoy relevado de pelear en Cuba y aún en la península, pero en defensa de la patria chica pelearé hasta los 100 años [...]”.
 
   La vida de Nicolás Estévanez Murphy es, pues, una historia de coraje, convicción y compromiso con unos  ideales que, décadas después, acabarían plasmándose en los mejores intentos de modernización y regeneración de los sectores más progresistas de la II República española. 
 
 
 
        
        
    
       
            
    
        
        
	
    
                                                                                            	
                                        
                                                                                                                                                                                                    
    
    
	
    
Por EUGENIO FERNÁNDEZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
No creemos equivocarnos si nos atrevemos a suponer que no demasiadas personas de las que transitan cada día por la céntrica calle Nicolás Estévanez, de Las Palmas de G.C., sabrían responder si fueran interrogadas acerca del personaje que le da nombre a la misma. Pero tampoco se nos ocurriría culparlos por ello, teniendo en cuenta la negligente ausencia de contenidos sobre la historia de Canarias, y sus personajes más destacados, en los currículos escolares de un sistema educativo paradójicamente controlado durante décadas por presuntos "nacionalistas" canarios.
Lo cierto es, no obstante, que Nicolás Estévanez Murphy (Las Palmas de Gran Canaria, 1838, -París, 1914) es una de esas figuras históricas que merecen ser conocidas y reconocidas en nuestro tiempo.
Hijo de un militar de origen malagueño y una madre procedente de una familia de comerciantes de origen irlandés, Estévanez Murphy acumuló suficientes méritos para ello.
Poeta, militar y político, diputado por el Partido Republicano Federal y efímero ministro de la Guerra con la Primera República Española, su vida estuvo marcada por una destacada fidelidad a sus principios progresistas, que plasmó en la política y la literatura, con una coherencia y pasión que hoy en día pueden seguir siendo fuente de inspiración.
Desde su infancia, trasladada pronto a la isla de Tenerife, Estévanez demostró una curiosidad y un espíritu crítico que le acompañarían toda su vida.
Tras recibir su educación básica, se lanzó a la carrera militar ingresando en el Colegio General Militar de Toledo en 1855, un paso que parecería marcar el inicio de una vida castrense convencional.
Sin embargo, las inclinaciones liberales y románticas de Estévanez pronto encontraron expresión en su poesía, sembrando también las semillas de su futuro activismo político.
POESÍA Y PROSA
La obra literaria de Estévanez se caracteriza por su rica expresión del romanticismo tardío, teñida con elementos del realismo, lo que refleja la complejidad de su época.
En su poesía, se destaca el uso de la naturaleza como metáfora de emociones humanas y como escenario de reflexiones sobre la libertad, la lucha, la justicia y el amor. Su poesía es también un reflejo de sus experiencias personales, incluyendo su desilusión con la política, su amor por la libertad, y su profunda empatía por el sufrimiento humano.
Esta obra poética refleja, asimismo, su experiencia en el ejército y su crítica al militarismo y a la guerra. A través de ella, Estévanez explora la brutalidad y la futilidad del conflicto armado, así como el dolor que éste provoca.
POSICIÓN CRÍTICA CON LA POLÍTICA COLONIAL
Su experiencia militar en el frente de Marruecos en 1859, donde fue herido y condecorado, y sus posteriores destinos en las colonias españolas en América fueron fundamentales para forjar su crítica hacia la política colonial y su compromiso con los ideales republicanos. Estos lugares no solo ampliaron su horizonte geográfico sino también ideológico, preparándolo para los desafíos que enfrentaría a su retorno a España.
En la década de 1860, la vida de Estévanez tomó un giro decisivo al abandonar el ejército para dedicarse a la conspiración política, una vocación que había estado latente en su corazón.
Su encuentro en Londres con el General Prim y otros exiliados marcó el comienzo de una etapa intensa de actividad revolucionaria, centrada en la aspiración de establecer una República Federal Española.
Al triunfar la Revolución de 1868 se le ofreció formar parte de la Junta Nacional que debía regir el país durante la transición, pero rechazó el puesto.
Volvió al ejército, pero el nuevo régimen no colmó sus aspiraciones republicanas y continuó conspirando e intentando levantamientos.
Como resultados de estas actividades fue encarcelado entre los años 1869 y 1870.
CONTRA EL ASESINATO JUDICIAL DE LOS 8 ESTUDIANTES CUBANOS
Una vez en libertad pidió su traslado a Cuba para no participar como militar en la represión de sus compañeros republicanos.
Sin embargo, su oposición a los brutales métodos de la administración colonial y de los Voluntarios de La Habana - milicias que actuaban, de forma indiscriminada, reprimiendo los impulsos crecientemente independentistas de la población cubana - le hizo abandonar de nuevo, y definitivamente, el ejército.
En 27 de noviembre de 1871, estando destinado en Cuba como capitán, en situación de reemplazo, se enteró de la ejecución de ocho estudiantes que habían sido condenados en un consejo de guerra se había cumplido.
Nicolás Estévanez se indignó, como él mismo recordaría en su obra "Fragmentos de mis memorias", y manifestó con desacuerdo contra el fusilamiento de los jóvenes cubanos, diciendo que “antes que la patria están la humanidad y la justicia”.
Por este motivo, solicitó su baja en el ejército español, porque no podía permanecer ni un día más.
I REPÚBLICA Y EXILIO
La proclamación de la I República Española le vio asumir roles de creciente importancia, incluido el de Ministro de la Guerra. Sin embargo, la caída de la República y el fracaso del Compromiso Estévanez, una iniciativa para federar Canarias que él había promovido, lo llevaron al exilio.
Su obra "Canarias", publicada durante este período, le estableció como padre del regionalismo poético canario, mientras que su supuesta implicación en actividades anarquistas refleja la complejidad y la controversia de su figura.
Su exilio en Portugal y París fue un nuevo testimonio de su resistencia, al igual que su decisión de enrolarse en el ejército francés durante la Primera Guerra Mundial, dispuesto a participar en la contienda cuando ya había cumplido los 76 años. Algo que no llegaría a suceder, por su fallecimiento el 21 de agosto de 1914.
Dieciséis años antes, cuando en 1998, en el marco de la guerra hispano-estadounidense, los norteamericanos se plantearon una posible invasión del Archipiélago canario, Nicolás Estévanez también escribió desde París sobre su determinación de regresar a su tierra para luchar contra los estadounidenses, pese a su avanzada edad:
“Salvo impedimento, me iré a la tierra en cuanto la guerra se declare. A los 60 estoy relevado de pelear en Cuba y aún en la península, pero en defensa de la patria chica pelearé hasta los 100 años [...]”.
La vida de Nicolás Estévanez Murphy es, pues, una historia de coraje, convicción y compromiso con unos ideales que, décadas después, acabarían plasmándose en los mejores intentos de modernización y regeneración de los sectores más progresistas de la II República española.







 
                                  
                                  
                                  
                              





















 
	
Manuel | Viernes, 19 de Abril de 2024 a las 03:20:17 horas
En Cuba la Habana tenemos una Institución Educativa que lleva su nombre.
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