
CAMBIO DE HORA: EL BIOPODER DEL CAPITAL
Una vez más, hoy nos roban el tiempo
Llama la atención que no haya nadie al frente del sistema de salud, de la protección social o de la previsión energética a futuro y de viabilidad social, que se oponga ante medidas tan antinaturales como desfasarse tan ampliamente con el sol. La subordinación, la sumisión, la aceptación resignada y acrítica de medidas como el robo del tiempo, forman parte también del Dominio y del Poder del Capital, de su hegemonía cultural.
Por ANDRÉS PIQUERAS (*) PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
Es sabido que el capitalismo es un modo de producción basado en ello: el robo del tiempo (su beneficio radica en el
tiempo que nos retienen trabajando y que no es pagado). Pero es que además hoy se permite el lujo de enseñorearse del tiempo natural, astronómico, mostrándonos con ello su dominio y opresión sobre el conjunto social, sobre nuestras vidas enteras, sobre nuestros ciclos biológicos. La subyugación de los cuerpos a los ritmos del capital.
Resulta bastante chocante, por eso mismo, que en los últimos años una parte de la izquierda europea (y de la población en general) se haya mostrado tan indignada por el control social que ha supuesto la gestión de la llamada “pandemia del covid”, pero sea tan tremendamente indiferente al terrible e injustificado juego sobre nuestras vidas que los Estados realizan cada año. El acondicionamiento y la sensibilidad a la paulatina progresión de la luz solar que los seres vivos mantenemos con el desplazamiento terrestre, son de golpe trastocados por una medida arbitraria de adelantamiento de una hora.
En el caso concreto del Reino de España, y respondiendo todavía a una decisión franquista para alinearnos con la Alemania nazi, esa medida arbitraria de Poder disciplinante implica la aberración de quedar dos horas por encima del tiempo solar, con todo el conjunto de perjuicios para nuestro “reloj biológico” o “reloj circadiano”, que son más acusados en menores y mayores de edad, así como en las personas con dolencias físicas o psicológicas.
¿Es necesario adelantar al sol dos horas para “ahorrar” algo? ¿Eso quiere decir que entonces en Portugal, por ejemplo, no “ahorran” nada?
Tal aberración conduce, además, a que en buena parte del verano no anochezca antes de las 22:30, las 23 horas si nos vamos a una nación como Galiza, asegurándonos tardes de sol y calor insufribles e interminables, problemas para que la infancia pueda dormir adecuadamente, además de los múltiples inconvenientes para nuestra salud y el trastorno al conjunto de la vida animal vinculada directamente a la especie humana. Todo lo cual se acentúa con el estrés climático que de forma creciente padecemos cada año.
Ya casi no sorprende que, ante el cada vez menor régimen de lluvias, todavía se alegre el empresariado hostelero, así como tantas opiniones callejeras bien entrenadas de lo maravilloso que es tener sol a las 10 de la noche; de igual manera que siguen, igual que nuestros telediarios, llamando “buen tiempo” a tener en invierno casi 30º y mínimas de 12º para tener “todas las reservas completas”.
Igualmente, se celebran noticias como la multiplicación del regadío por territorios desolados y casi desérticos (así hasta que no salga agua del grifo, claro). Un cortoplacismo suicida, sobrecogedor.
Lo que llama más la atención es que no haya nadie al frente del sistema de salud, de la protección social o de la previsión energética a futuro y de viabilidad social, que no advierta sobre todo ello y, en el caso que tratamos, se oponga ante medidas tan antinaturales como desfasarse tan ampliamente con el sol.
La subordinación, la sumisión, la aceptación resignada y acrítica de medidas como el robo del tiempo, forman parte también del Dominio y del Poder del Capital, de su hegemonía cultural.
Resulta altamente constatable en el ensordecedor silencio que las izquierdas del Sistema, incluidas las ecologistas, guardan ante ellas. E incluso en la poca importancia que las izquierdas altersistémicas le dan al tema.
En fin, por si sirviera de algo, y un año más, dejo enlace aquí a un artículo que escribí en 2017 al respecto, y que creo que todavía tiene validez, más allá de algunas claves del momento en que se escribió: Cambio de hora. Robo al tiempo – Otras miradas.
(*) Andrés Piqueras es profesor titular de Sociología y Antropología Social en la Universidad Jaume I de Castellón, y miembro del Observatorio Internacional de la Crisis (OIC). Es autor de varios libros, el último de los cuales es “De la decadencia de la política en el capitalismo terminal. Un debate crítico con los «neo» y los «post» marxismos. También con los movimientos sociales” (El Viejo Topo).
Fuente:
https://andrespiqueras.com/2024/03/30/cambio-de-hora-el-biopoder-del-capital/
Por ANDRÉS PIQUERAS (*) PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
Es sabido que el capitalismo es un modo de producción basado en ello: el robo del tiempo (su beneficio radica en el tiempo que nos retienen trabajando y que no es pagado). Pero es que además hoy se permite el lujo de enseñorearse del tiempo natural, astronómico, mostrándonos con ello su dominio y opresión sobre el conjunto social, sobre nuestras vidas enteras, sobre nuestros ciclos biológicos. La subyugación de los cuerpos a los ritmos del capital.
Resulta bastante chocante, por eso mismo, que en los últimos años una parte de la izquierda europea (y de la población en general) se haya mostrado tan indignada por el control social que ha supuesto la gestión de la llamada “pandemia del covid”, pero sea tan tremendamente indiferente al terrible e injustificado juego sobre nuestras vidas que los Estados realizan cada año. El acondicionamiento y la sensibilidad a la paulatina progresión de la luz solar que los seres vivos mantenemos con el desplazamiento terrestre, son de golpe trastocados por una medida arbitraria de adelantamiento de una hora.
En el caso concreto del Reino de España, y respondiendo todavía a una decisión franquista para alinearnos con la Alemania nazi, esa medida arbitraria de Poder disciplinante implica la aberración de quedar dos horas por encima del tiempo solar, con todo el conjunto de perjuicios para nuestro “reloj biológico” o “reloj circadiano”, que son más acusados en menores y mayores de edad, así como en las personas con dolencias físicas o psicológicas.
¿Es necesario adelantar al sol dos horas para “ahorrar” algo? ¿Eso quiere decir que entonces en Portugal, por ejemplo, no “ahorran” nada?
Tal aberración conduce, además, a que en buena parte del verano no anochezca antes de las 22:30, las 23 horas si nos vamos a una nación como Galiza, asegurándonos tardes de sol y calor insufribles e interminables, problemas para que la infancia pueda dormir adecuadamente, además de los múltiples inconvenientes para nuestra salud y el trastorno al conjunto de la vida animal vinculada directamente a la especie humana. Todo lo cual se acentúa con el estrés climático que de forma creciente padecemos cada año.
Ya casi no sorprende que, ante el cada vez menor régimen de lluvias, todavía se alegre el empresariado hostelero, así como tantas opiniones callejeras bien entrenadas de lo maravilloso que es tener sol a las 10 de la noche; de igual manera que siguen, igual que nuestros telediarios, llamando “buen tiempo” a tener en invierno casi 30º y mínimas de 12º para tener “todas las reservas completas”.
Igualmente, se celebran noticias como la multiplicación del regadío por territorios desolados y casi desérticos (así hasta que no salga agua del grifo, claro). Un cortoplacismo suicida, sobrecogedor.
Lo que llama más la atención es que no haya nadie al frente del sistema de salud, de la protección social o de la previsión energética a futuro y de viabilidad social, que no advierta sobre todo ello y, en el caso que tratamos, se oponga ante medidas tan antinaturales como desfasarse tan ampliamente con el sol.
La subordinación, la sumisión, la aceptación resignada y acrítica de medidas como el robo del tiempo, forman parte también del Dominio y del Poder del Capital, de su hegemonía cultural.
Resulta altamente constatable en el ensordecedor silencio que las izquierdas del Sistema, incluidas las ecologistas, guardan ante ellas. E incluso en la poca importancia que las izquierdas altersistémicas le dan al tema.
En fin, por si sirviera de algo, y un año más, dejo enlace aquí a un artículo que escribí en 2017 al respecto, y que creo que todavía tiene validez, más allá de algunas claves del momento en que se escribió: Cambio de hora. Robo al tiempo – Otras miradas.
(*) Andrés Piqueras es profesor titular de Sociología y Antropología Social en la Universidad Jaume I de Castellón, y miembro del Observatorio Internacional de la Crisis (OIC). Es autor de varios libros, el último de los cuales es “De la decadencia de la política en el capitalismo terminal. Un debate crítico con los «neo» y los «post» marxismos. También con los movimientos sociales” (El Viejo Topo).
Fuente:
https://andrespiqueras.com/2024/03/30/cambio-de-hora-el-biopoder-del-capital/
Maribel Santana | Lunes, 01 de Abril de 2024 a las 15:21:10 horas
Ese es el capitalismo si no, seria otra cosa!
exprime hasta lo indecible. Nos tratan como los animales, como por ejemplo las gallinas que les tinen encendida la luz las 24 horas del día para que pongan mas huevos. Pues así es con el cambio de hora y otras alternativas del capitalismo.
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