
GRAN CANARIA: SIN AGUA PARA USO AGRÍCOLA POR LA CENTRAL DE CHIRA SORIA
¿Están las grandes infraestructuras sacrificando el futuro agrícola de Gran Canaria?
Vecinos y agricultores del barranco de Arguineguín, en la isla de Gran Canaria, respaldados por el colectivo Tamaranae Activismo, han alzado la voz contra la falta de agua para riego provocada por el vaciado de los embalses de Soria y Chira (...).
Por ERNESTO GUTIÉRREZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
Vecinos y agricultores del barranco de Arguineguín, en la isla de Gran Canaria, respaldados por el colectivo Tamaranae Activismo, han alzado la voz contra la falta de agua para riego provocada - según denuncian - por el vaciado de los embalses de Soria y Chira.
Ecologistas y vecinos afectados sostiene que el proyecto destinado a readaptar las presas para su nuevo uso hidroeléctrico, ha cortado el suministro vital para la agricultura local, sumiendo a la región en un estado de incertidumbre y desesperación.
Desde hace más de un mes, los miembros de la Comunidad de Regantes Agua de la Mesa de Chira enfrentan un panorama desolador.
"No hay agua y no podemos regar", señalan con preocupación.
Las consecuencias trascienden la pérdida de cosechas; árboles frutales como mangueros, aguacateros y naranjeros están en riesgo, poniendo en peligro la biodiversidad y el sustento de muchas familias.
La respuesta de las autoridades y entidades responsables, incluyendo la propia Comunidad de Regantes, el Consejo Insular de Aguas de Gran Canaria y Red Eléctrica, ha sido insuficiente, dejando a los afectados en un limbo de incertidumbre. Sin soluciones a la vista, la frustración crece tan rápido como la sequía en sus campos.
Los efectos de esta crisis hídrica se ven agravados por las acciones de las empresas adjudicatarias de la obra, que han comenzado a comprar agua a propietarios de pozos, redirigiéndola hacia las construcciones en vez de a las tierras áridas. Esta presión adicional sobre los recursos hídricos subterráneos amenaza no solo a la agricultura sino también al abastecimiento de agua para consumo humano en la zona.
La promesa de agua desalada como solución futura parece lejana y poco consoladora. Los ecologistas advierten sobre las consecuencias de depender de esta fuente: un incremento exorbitante en el costo del agua y posibles efectos negativos a largo plazo en el suelo, como la salinización y la desertificación. La asignación de 700.000 m3 de agua desalada, apenas el 1% de la demanda agrícola de Gran Canaria, es vista como una solución insuficiente y tardía.
Esta situación refleja una preocupación mayor: el impacto ambiental y social de conceder recursos naturales a empresas multinacionales sin considerar adecuadamente las necesidades y derechos de las comunidades locales. Los colectivos ecologistas subrayan la falta de garantías para el suministro de agua de riego en la Declaración de Impacto Ambiental del proyecto, evidenciando una vez más la urgencia de replantear nuestras prioridades y métodos de desarrollo.
Por ERNESTO GUTIÉRREZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
Vecinos y agricultores del barranco de Arguineguín, en la isla de Gran Canaria, respaldados por el colectivo Tamaranae Activismo, han alzado la voz contra la falta de agua para riego provocada - según denuncian - por el vaciado de los embalses de Soria y Chira.
Ecologistas y vecinos afectados sostiene que el proyecto destinado a readaptar las presas para su nuevo uso hidroeléctrico, ha cortado el suministro vital para la agricultura local, sumiendo a la región en un estado de incertidumbre y desesperación.
Desde hace más de un mes, los miembros de la Comunidad de Regantes Agua de la Mesa de Chira enfrentan un panorama desolador.
"No hay agua y no podemos regar", señalan con preocupación.
Las consecuencias trascienden la pérdida de cosechas; árboles frutales como mangueros, aguacateros y naranjeros están en riesgo, poniendo en peligro la biodiversidad y el sustento de muchas familias.
La respuesta de las autoridades y entidades responsables, incluyendo la propia Comunidad de Regantes, el Consejo Insular de Aguas de Gran Canaria y Red Eléctrica, ha sido insuficiente, dejando a los afectados en un limbo de incertidumbre. Sin soluciones a la vista, la frustración crece tan rápido como la sequía en sus campos.
Los efectos de esta crisis hídrica se ven agravados por las acciones de las empresas adjudicatarias de la obra, que han comenzado a comprar agua a propietarios de pozos, redirigiéndola hacia las construcciones en vez de a las tierras áridas. Esta presión adicional sobre los recursos hídricos subterráneos amenaza no solo a la agricultura sino también al abastecimiento de agua para consumo humano en la zona.
La promesa de agua desalada como solución futura parece lejana y poco consoladora. Los ecologistas advierten sobre las consecuencias de depender de esta fuente: un incremento exorbitante en el costo del agua y posibles efectos negativos a largo plazo en el suelo, como la salinización y la desertificación. La asignación de 700.000 m3 de agua desalada, apenas el 1% de la demanda agrícola de Gran Canaria, es vista como una solución insuficiente y tardía.
Esta situación refleja una preocupación mayor: el impacto ambiental y social de conceder recursos naturales a empresas multinacionales sin considerar adecuadamente las necesidades y derechos de las comunidades locales. Los colectivos ecologistas subrayan la falta de garantías para el suministro de agua de riego en la Declaración de Impacto Ambiental del proyecto, evidenciando una vez más la urgencia de replantear nuestras prioridades y métodos de desarrollo.
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