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Jueves, 12 de Diciembre de 2024 Tiempo de lectura:

DE ISABEL LA CATÓLICA A MUSSOLINI: PEDRO SÁNCHEZ CONDECORA A LA MELONI

¿Para qué necesita Sánchez coherencia ideológica disponiendo de unos buenos protocolos?

El presidente de un gobierno en que algunos, a estas alturas, todavía se atreven a pintar de "radical", premió con la medalla con la Cruz de la Orden de Isabel la Católica a Giorgia Meloni, una primera ministra italiana que idolatra a Mussolini. Aunque pueda parecer un capítulo surrealista, este tipo de contradicciones no son nuevas en un sistema que blanquea sistemáticamente a cualquiera que pase por sus instituciones. La gran lavadora institucional no para de centrifugar. Cuando las medallas son capaces de cruzar ideologías, el surrealismo político se convierte en norma.

POR LA AVISPA COJONERA PARA CANARIAS SEMANAL.ORG

 

 

    En un movimiento que sólo puede describirse como un episodio magistral del teatro del absurdo, el Gobierno español, [Img #81690]que en los círculos de la derecha más recalcitrante es reiteradamente señalado como perteneciente a la "extrema izquierda peligrosa", ha decidido otorgar la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica a Giorgia Meloni, la primera ministra italiana y devota admiradora de il Duce fascista Benito Mussolini.

 

     Sí, han leído bien: el gobierno de Madrid, perseverantemente tachado de "rojo radical" por Santiago Abascal y los suyos,  ha rendido homenaje a una figura política que representa a lo más granado de la extrema derecha europea.

 

    Esta condecoración, según recoge el BOE, reconoce "los méritos extraordinarios de carácter civil de aquellas personas que contribuyan a las relaciones de amistad con la nación española". 

     

      Al parecer, en el universo paralelo de la diplomacia internacional, nada dice "amistad" como elogiar públicamente a una líder cuya retórica nacionalista y nostálgica del fascismo ha encendido alarmas por todo el continente. 

 

       Pero, ¡que nadie se asuste! Todo esto forma parte de la maquinaria bien engrasada de las lavadoras institucionales, capaces de uniformar con un azul  intenso  a todo el que pase por ellas, ya sea un Mussolini de carne y hueso, o un rojo venido a menos.

 

 

¿EXTREMA IZQUIERDA CONDECORANDO A LA EXTREMA DERECHA? TODO BAJO CONTROL

 

    La paradoja no puede resultar más grotesca. Giorgia Meloni, una mujer que ha declarado sin sonrojarse que Mussolini "hizo cosas buenas", y que lidera un partido con raíces explícitamente neofascistas, recibe honores de un Gobierno español cuyo jefe, Pedro Sánchez, ( o "Perro Sánchez", como lo denominan las huestes ultraderechistas) frecuentemente caricaturizado por la ultraderecha como el heredero directo  de los mismísimos  Lenin y Stalin en versión moderna. Si esto no genera carcajadas  (o lágrimas) colectivas, es porque ya estamos más que acostumbrados a las contradicciones sistemáticas del juego político.

 

    No fue solo la Meloni. También Antonio Tajani, otro político italiano de derechas, y Sergio Mattarella, presidente de la República Italiana, han recibido condecoraciones españolas de alto rango. Y para redondear la jugada, la ceremonia coincidió con la visita de Estado de los borbónicos Reyes de España, quienes aprovecharon para repartir sonrisas protocolares y discursos floridos sobre "la amistad entre naciones".  ¡Qué entrañable imagen! Los herederos del franquismo y los hijos del antifascismo se abrazan, mientras las medallas relucen bajo el deslumbrante sol romano.

 


LA MAGIA DE LAS LAVADORAS INSTITUCIONALES: TODO EL MUNDO ES MODERADO EN EL CICLO DE CENTRIFUGADO

   

    Esta suerte de gestos, que en principio podrían parecer chocantes, no son más que otro ejemplo del eficaz funcionamiento de lo que podríamos llamar la "lavadora institucional". Su función es sencilla: todo personaje público que atraviesa sus puertas, independientemente de su historial político, ideológico o moral que lleve en la mochila, sale por el otro lado convertido en una figura moderada y honorable. 

 

     Giorgia Meloni no es en esas circunstancias una nostálgica del fascismo, sino una "líder comprometida con las relaciones bilaterales". ¿El próximo paso? Quizás lleguemos a tener un día la oportunidad de ver a algún líder neonazi recibiendo la Medalla de Oro al Mérito en Bellas Artes por su " extraordinaria contribución al diseño gráfico".

     

      La ironía, por supuesto, es que estas maniobras se producen en un contexto político donde se "polarizan", como se dice ahora,   los discursos y las etiquetas ideológicas de cara a la galería.

 

      La derecha genuina acusa a la "izquierda" reformista de ser "radical". Y  la "izquierda" vergonzante denuncia escandalizada el auge de los extremismos conservadores, pero a la hora de las fotos oficiales y de las condecoraciones, todas las diferencias se diluyen como si de azucarillos se trataran. En el mundo de la diplomacia institucional, no hay fascistas ni revolucionarios: sólo "líderes destacados" que sonríen fotográficamente para la posteridad.

 


NO ES SURREALISMO, ES PURO CAPITALISMO 

 

    Lejos de ser un simple episodio anecdótico, este tipo de situaciones refleja una realidad mucho más profunda. La uniformidad ideológica que producen las instituciones no es casual. En el marco de las democracias burguesas, la ideología pasa a un segundo plano cuando lo que está en juego son los intereses estratégicos, económicos de las oligarquías. España necesita a Italia, - dicen- y viceversa. ¿Qué importan entonces las raíces fascistas de un partido o las convicciones personales de una líder? Lo importante es que el comercio fluya, que el mercado se mueva, que las inversiones se mantengan y que las agendas internacionales sigan avanzando.

 

     Así, las instituciones actúan como grandes niveladores. Da igual que seas un neoliberal, un populista de derechas o un socialdemócrata: si tienes algo que ofrecer al engranaje del sistema, recibirás una medalla, un aplauso y un brindis en tu honor. 

   

    Esto, lejos de ser anecdótico, es una estrategia consciente para consolidar un orden social donde las ideologías que se exhiben son tan sólo parte del decorado, y lo único realmente importante es  que se mantenga  el statu quo.


 

EL VERDADERO SURREALISMO ESTÁ EN NO SORPRENDERSE

 

     Que un Gobierno "de extrema izquierda" condecore a una figura de la extrema derecha no debería sorprendernos. En el gran teatro de las relaciones internacionales, las ideologías son accesorios que se guardan en un cajón en cuanto llegan las cámaras de televisión. Lo verdaderamente surrealista es que, como sociedad, sigamos normalizando este tipo de contradicciones flagrantes sin ni siquiera pestañear.

 

     En un mundo donde las instituciones son capaces de lavar y centrifugar incluso las ideas más oscuras, no es extraño que todos los trapos más putrefactos terminen oliendo a rosas.

 

    La única pregunta que queda por hacer es: ¿cuándo nos cansaremos de una vez de este espectáculo tragicómico y los mandamos a todos al carajo?

 

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  • Chorche

    Chorche | Viernes, 13 de Diciembre de 2024 a las 22:11:33 horas

    Pedro hará lo que le mande el amo USA a través de su sucursal, la Europa del capital.
    Fascismos y capitalismos son la misma cosa. Bien claro lo dijeron pensadores, políticos y líderes, de la talla de Lenin, Durruti, ect.
    La mismo von der Leyen, además de inepta, corrupta y lacayos USA, es de la misma cuerda.

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