Lunes, 15 de Septiembre de 2025

Actualizada

Lunes, 15 de Septiembre de 2025 a las 16:53:37 horas

Artículos de Manuel Medina
Miércoles, 24 de Enero de 2024 Tiempo de lectura:

El "Consultorio de Elena Francis": O cómo trató de moldear el franquismo la identidad femenina a través de las ondas

Según nuestro colaborador, Manuel Medina, el celebérrimo espacio radiofónico titulado 'Consultorio de Elena Francis', fue un programa emblemático en la historia de la radiodifusión española . Fue un ejemplo clásico de cómo los medios de comunicación pueden ser utilizados como instrumentos de poder y control social. Emitido durante casi cuatro décadas, entre 1947 hasta 1984, este programa no se limitó a ser un mero "espacio amable de entretenimiento y de consejos domésticos". La Dictadura trató y consiguió convertirlo en una eficaz herramienta para el adoctrinamiento y control social del segmento femenino de la población española.

  En la historia de la radiodifusión española pocos programas han tenido un impacto tan profundo y duradero como el 'Consultorio de Elena Francis'. Emitido durante casi 4 décadas, desde el año 1947 hasta 1984, este programa radiofónico no fue un simple   espacio de "entretenimiento" y de "consejos", sino sobre todo una eficaz herramienta de adoctrinamiento y control social del conjunto de la población femenina.

 

    Bajo la apariencia de un "amable consultorio" se escondía realmente un auténtico laboratorio ideológico con el que el Régimen franquista pretendía perpetuar una imagen de la mujer sumisa y obediente, que estuviera en perfecta sincronía con los ideales ultraconservadores y patriarcales de aquella época. 

 

   En realidad, el 'Consultorio de Elena Francis' no fue otra cosa más que una descarada herramienta de adoctrinamiento, a través de la cual se pretendía asegurar el papel subalterno que la mujer debía desempeñar en la sociedad española, asumiendo la sumisión, la abnegación y la paciencia, en consonancia con la ideología del Régimen político resultante de la Guerra Civil española.

 


EL "INSTITUTO FRANCIS": MÁS QUE BELLEZA, UNA FÁBRICA DE IDEOLOGÍA

 

   El Instituto Francis, que más tarde pasó a ser "Laboratorios Francis", fue el epicentro de todo un "experimento" social. El programa había comenzado como una simple campaña publicitaria para el citado Instituto de belleza, pero le faltó tiempo para transformarse rápidamente en un fenómeno sociológico. Lo que inicialmente parecía centrarse en simples "consejos sobre belleza y asuntos domésticos", terminó transformándose en un medio para la difusión de un discurso profundamente nacional-católico y franquista sobre el rol que la mujer debía mantener en la sociedad española.

 

UNA HERRAMIENTA DE ADOCTRINAMIENTO DISFRAZADA

 

 

    Las cartas que enviaban las oyentes estaban inicialmente centradas en cuestiones triviales. Pero pronto dieron paso a consultas más delicadas sobre temas sentimentales y familiares. El equipo de mentores que regía el proyecto pudo comprobar, sin embargo, como aquel ensayo inicial podría ir mucho más lejos.

 

    Las respuestas que el programa radiofónico proporcionaba, filtradas previamente por la censura del Régimen y asesoradas por un equipo de psicólogos y sacerdotes, se dedicaban a promover la paciencia, la resignación y la sumisión femenina. El enfoque otorgado reflejaba una táctica clásica de control socialreforzar estructuras de poder existentes y mantener a las mujeres en roles subordinados, cumpliéndose de esta forma aquella interpretación sociológica que sostiene que las ideologías dominantes tratan de perpetuar de forma invariable las relaciones de poder.

 

"ELENA FRANCIS": EL VERDADERO ROSTRO DE UN ENGAÑO MASIVO

 

      La auténtica identidad de Elena Francis fue durante muchos años un misterio insondable, pero finalmente terminó conociéndose que la tal "Francis" no era más que un personaje ficticio, interpretado por varios individuos, entre los que se incluía el periodista Juan Soto Viñolo.

 

   Soto Viñolo era ya entonces un periodista muy peculiarcuya biografía encajaba perfectamente con la hechura de un programa radiofónico que parecía estar fabricado expresamente para un hombre de su talante ideológico. En los peores tiempos del "Consultorio de Elena Francis"Soto llegó a ocuparse personalmente, y en solitario, de la redacción de las respuestas que pacientemente esperaban miles de mujeres españolas, plenamente convencidas de que su mediadora era una inexistente "Elena Francis".

 

     Una vez desapareció el programa, a principios de la década de los 80, Viñolo se encargó de las crónicas taurinas de aquellos medios para los que trabajaba.  A lo largo de su vida profesional estuvo al servicio de medios de comunicación que entonces eran denominados como "del Movimiento", como fueron Radio España, Radio Nacional, Solidaridad Nacional, La Prensa y Diario Femenino, entre otros.

 

    Posteriormente, ya en   su faceta de "escritor", Soto Viñolo se dedicó a redactar biografías tan significativas  como rentables, tales como las de Lola Flores, - "A tu vera, siempre a la verita tuya"-, o la de Rocío Jurado -"Una biografía íntima"-. Fue, asimismo, autor de una biografía del celebérrimo torero Manolete.

 

    En 1984, tras la muerte del torero "Paquirri", con quien parecía unirle una estrecha amistad, escribió también una biografía sobre la vida de este torero.

 

      Ni que decir tiene que, como  habrá podido constatar el lector, el perfil ideológico y profesional de Soto Viñolo encajaba a las mil maravillas con las características en las que se encuadraba el "Consultorio de Elena Francis".

 

     No obstante, en sus mejores tiempos el programa radiofónico había contado con un nutrido equipo de guionistas y "contestadores", que respondían a las cartas del público femenino, muchas de las cuales llegaron a ser ingeniosamente "inventadas" para incrementar el interés de la audiencia.

 

    De acuerdo con los datos de que se dispone, en los períodos de auge del programa la Redacción del Consultorio llegó a recibir la friolera de 1.000 cartas diarias. Número que, teniendo en cuenta la tasa de analfabetismo que existía en España en las décadas de los 40 y 50 del siglo pasado, representaba un volumen de correspondencia difícilmente imaginable.
 

     En las respuestas que proporcionaban los autores radiofónicos del programa trataban de promover una imagen de la mujer centrada en el cuidado del hogar y la familia, instando a la población femenina a tolerar las situaciones de infidelidad matrimonial, los malos tratos y otros problemas familiares por "el bien de la unidad familiar". A través de las ondas se transmitía el mensaje de una moral profundamente católica y conservadora, que reflejaba y reforzaba  los roles de género típicos del franquismo.

 

    El tardío descubrimiento de que la tal Elena Francis no era más que un personaje de humo sirvió para poner de manifiesto hasta qué punto había llegado el grado de manipulación ejercido por el Régimen franquista.  El conocimiento del montaje desenmascaró no solo una hábil estrategia de marketing, sino que sobre todo puso al descubierto una táctica política aún más amplia y con siniestros propósitos: el control de la   narrativa social y cultural, que tenía como finalidad el reforzamiento del "status quo".

 

 

 UN FRAUDE MASIVO CONTRA EL SECTOR MÁS VULNERABLE DE LAS MUJERES


     Fue sólo en el  2005, es decir, 58 años después de la fecha en la que fuera lanzado por primera vez el programa, y a 21 de su desaparición, cuando se descubrió la existencia de más de 1 millón de cartas de mujeres que dirigían sus consultas a la imaginaria "Elena Francis", un hecho que puso en primer plano el amplísimo alcance e influencia de la que había gozado aquel inmundo programa radiofónico.

 

     Las cartas de las oyentes reflejaban siempre serias preocupaciones y situaciones vividas por mujeres de la época. Ponían de manifiesto como aquel programa de radio constituía para ellas "un confesionario" en el que poder descargar el doloroso drama de sus vidas. La inmensa mayoría de las cartas estaban firmadas bajo pseudónimo, un hecho que no hacía otra cosa más que reflejar el miedo inmenso que experimentaban las mujeres de la época. Se trataba de mujeres sencillas, trabajadoras, muchas de ellas, o jóvenes que no encontraban respuestas en la sociedad en la que vivían, buscándolas en aquel fraudulento programa radiofónico.

 

    A través del "Consultorio" y de otros muchos vehículos comunicacionales, el Régimen no solo trataba de mantener a las mujeres dentro de los roles tradicionales, sino que intentaba también lograr la consolidación de una jerarquía social en la que la obediencia y la sumisión femenina pudieran ser esenciales para la estabilidad del conjunto de la sociedad y del sistema.

 


¿UN FENÓMENO SOLO DEL PASADO?

 

    Aunque el 'Consultorio de Elena Francis' pueda parecer solo un fenómeno del pasado, su legado continúa vivo en la memoria colectiva que, utilizando múltiples y sofisticadas formas, continúa presentándose con múltiples ropajes en diferentes medios de comunicación. Aquel programa radiofónico no solo fue el reflejo de una gran manipulación mediática y cultural del franquismo. Es también la expresión de cómo las estructuras del poder utilizan invariablemente  los medios de comunicación para la consolidación de su dominio.  

 

 
Comentarios Comentar esta noticia
Comentar esta noticia

Normas de participación

Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.

Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.

La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad

Normas de Participación

Política de privacidad

Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.117

Todavía no hay comentarios

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.