¿ANTISEMITA O ANTISIONISTA?: CLAVES PARA ENTENDER LA COARTADA VICTIMISTA DE ISRAEL

POR ADAY QUESADA PARA CANARIAS SEMANAL

    Para abordar la cuestión de si el antisionismo equivale al antisemitismo, es esencial tratar de entender primero qué son el sionismo y el antisemitismo, para luego examinar cómo se relacionan ambos entre sí.

     Empecemos por explicarlo de manera sencilla, para luego vincularlo con ejemplos contemporáneos.

    Sionismo: Es un movimiento político que surgió en el siglo XIX entre los judíos europeos con el objetivo de establecer un Estado judío en Palestina. Este movimiento se basó en la idea de que los judíos, como pueblo, merecían su propio país debido a su identidad nacional y religiosa única, y como respuesta al antisemitismo que sufrían en Europa.

    Antisemitismo: Es el prejuicio, odio o discriminación contra los judíos por su religión, etnia o identidad cultural. Históricamente, ha tomado muchas formas, desde acusaciones infundadas y estereotipos negativos hasta persecuciones y genocidios, como el Holocausto.

    Antisionismo: Es la oposición al sionismo, es decir, la oposición a la idea de un estado judío en Palestina. Esta oposición puede basarse en diversas razones, como la defensa de los derechos de los palestinos, la oposición a la ocupación y la colonización de territorios palestinos, o el rechazo a la idea de un Estado basado en una identidad religiosa o étnica específica. Una concepción que, justamente, puede calificarse como racista. 

¿Es el antisionismo igual al antisemitismo?
 

    La respuesta corta es no, no son lo mismo, aunque a veces se confundan o sean usados de manera intercambiable de manera incorrecta. Aquí es donde entra el ejemplo contemporáneo:

  Supongamos que alguien critica al gobierno de Israel por su brutal política contra los palestinos. Esta crítica puede estar basada en preocupaciones por los derechos humanos o la justicia internacional, sin implicar odio o prejuicio contra los judíos como pueblo. Es como criticar al gobierno de un país por sus políticas, sin ser hostil hacia el conjunto de ciudadanos de ese país.

   Sin embargo, hay casos donde el antisionismo puede cruzar la línea hacia el antisemitismo, como cuando se utilizan estereotipos antisemitas para criticar a Israel o cuando se niega el derecho de los judíos a la autodeterminación. Por ejemplo, si alguien dice que Israel no debería existir porque cree en teorías de una conspiración mundial, en la que los judíos pretenden una suerte de control  global del planeta, eso sería ser un antisemita.

    Adolfo Hitler, sus campos de exterminio y aquellos que en Europa del este practicaban los progroms contra los judíos, eran furibundos antisemitas

     Por otro lado, decir que no se está de acuerdo con las políticas de Israel hacia los palestinos, sin recurrir a estereotipos o teorías de odio específico contra los judíos como pueblo, es una crítica política legítima, pero no es antisemitismo.

   En resumen, en momentos dramáticos como los que vivimos resulta crucial diferenciar entre críticas legítimas a las políticas de un Estado y el odio o prejuicio hacia un grupo étnico o religioso. El antisionismo y el antisemitismo son conceptos distintos, aunque en ciertos contextos y formas, el antisionismo podría manifestarse o ser utilizado como una forma encubierta de antisemitismo.