MONICA GARCÍA: LA NUEVA MINISTRA DE SANIDAD NO SE REPRIME... Y "ENSEÑA LA PATITA"
Sobre las recientes declaraciones de la ministra de Sanidad
En el panorama político actual, marcado por la lluvia de promesas previas a la investidura, la posición de Mónica García, la flamante ministra de sanidad de España, ha generado una serie de reacciones que ponen de manifiesto, una vez más, el eterno debate entre salud pública y privada (...).
En el panorama político actual, marcado por la lluvia de promesas previas a la investidura, la posición de Mónica García, la flamante ministra de sanidad de España, ha generado una serie de reacciones que ponen de manifiesto, una vez más, el eterno debate entre salud pública y privada.
García, líder del "Más Madrid" podemo-errejonista, expresó en unas recientes declaraciones "su respeto' hacia la Sanidad privada, lo que ha sembrado dudas y críticas sobre el rumbo que se prevé tomará su gestión en un ámbito tan crucial y crítico como es el de la salud de los ciudadanos.
PROMESAS VS. "PRAGMATISMO" POLÍTICO
Las declaraciones de García han venido a caer en el marco de un contexto donde, entre determinados sectores ciudadanos su designación como ministra era visto como una posibilidad de que se materializara un sistema sanitario robusto y menos dependiente de intereses privados.
Sus afirmaciones han venido a resultar una "jarra de agua fría" pero no pocos de los que la seguían. Las declaraciones de la ministra sobre la Sanidad privada dejan entrever que, tal y como algunos esperábamos, la ex podemita ha terminado "enseñando la patita" socialdemócrata que siempre llevó escondida, alejándose de sus hasta hace poco "radicales" pronunciamientos sobre su "firme compromiso" con la Sanidad pública. Las aseveraciones de Mónica García tienen especial importancia porque están formuladas en el marco una larga historia de privatizaciones y de un modelo de conciertos con mutuas, implantados en Comunidades como en Cataluña.
¿COMPLEMENTO O ADVERSARIO DE LO PÚBLICO?
A la ministra le ha faltado tiempo para empezar a delinear una postura que distingue entre diferentes formas de gestión privada en la sanidad, reconociendo la existencia y la necesidad de ciertas formas de colaboración entre lo público y lo privado. No obstante, la mención de límites a las ganancias de la sanidad privada y la distinción entre "la privada" y la "privada, privada" han levantado interrogantes sobre la claridad y viabilidad de estas demarcaciones en la práctica real de gestión sanitaria.
EL FUTURO DE LA SANIDAD PÚBLICA EN JUEGO
La gestión de Mónica García al frente del Ministerio de Sanidad se presenta, pues, como un campo de batalla ideológico y práctico, donde se definirá el equilibrio entre el mantenimiento de un sistema de salud pública fuerte y las concesiones a un sector privado profundamente arraigado. Las decisiones y políticas que se adopten tendrán consecuencias directas en la calidad, accesibilidad y equidad del sistema sanitario español.
Solo a través de una presión sostenida y un debate informado se podrá asegurar que la Sanidad pública no se vea mermada en favor de intereses privados, sino que evolucione hacia un modelo más justo y eficiente que garantice el bienestar de toda la población.
Y es que la privatización de la Sanidad convierte la salud en una mercancía. En Madrid y otras regiones de España, el incremento de la privatización de servicios sanitarios no ha resultado más que una fórmula para desviar fondos públicos a entidades privadas, beneficiando a la patronal del sector a expensas de la calidad y accesibilidad del servicio para la clase trabajadora.
La lógica de la gestión capitalista trata obviamente de maximizar el lucro, lo que en la inmensa mayoría de los casos tiene como resultado peores condiciones de trabajo para el personal sanitario, listas de espera más largas, y una calidad general reducida del servicio para los pacientes, especialmente para aquellos que no pueden permitirse servicios privados.
La privatización conlleva, pues, un acceso desigual a los servicios de salud, con una sanidad de dos velocidades, donde los ricos siempre podrán acceder a mejores servicios más rápidamente. Esto refuerza las desigualdades de clase y deteriora la solidaridad social.
Desde una perspectiva transformadora y realmente de izquierdas, la Sanidad pública es un derecho humano fundamental, no como un servicio que 'debe ser rentable". Se trata de conseguir una sanidad financiada y gestionada públicamente, que sea accesible para todos, independientemente de su capacidad de pago, en contraposición radical con en modelo de negocio privado.
Para ello es precisa la existencia de fuertes y poderosos movimientos sociales, así como la lucha perseverante de sindicatos por la preservación y mejora de la sanidad pública. Es evidente que esas condiciones en España no se están produciendo. Ni los llamados "sindicatos mayoritarios" están en la práctica por esos objetivos, ni tampoco la sociedad ha logrado, salvo contadas excepciones, disponer de una red organizada que sea capaz de afrontar esa batalla en todo el país.
De ahí que importantes sectores de la población hayan cifrado y continúen cifrando su confianza en personajes como Mónica García. El desenlace de esas ilusorias expectativas concluye siendo siempre y de manera invariable, el mismo: la desmovilización y el escepticismo.
En el panorama político actual, marcado por la lluvia de promesas previas a la investidura, la posición de Mónica García, la flamante ministra de sanidad de España, ha generado una serie de reacciones que ponen de manifiesto, una vez más, el eterno debate entre salud pública y privada.
García, líder del "Más Madrid" podemo-errejonista, expresó en unas recientes declaraciones "su respeto' hacia la Sanidad privada, lo que ha sembrado dudas y críticas sobre el rumbo que se prevé tomará su gestión en un ámbito tan crucial y crítico como es el de la salud de los ciudadanos.
PROMESAS VS. "PRAGMATISMO" POLÍTICO
Las declaraciones de García han venido a caer en el marco de un contexto donde, entre determinados sectores ciudadanos su designación como ministra era visto como una posibilidad de que se materializara un sistema sanitario robusto y menos dependiente de intereses privados.
Sus afirmaciones han venido a resultar una "jarra de agua fría" pero no pocos de los que la seguían. Las declaraciones de la ministra sobre la Sanidad privada dejan entrever que, tal y como algunos esperábamos, la ex podemita ha terminado "enseñando la patita" socialdemócrata que siempre llevó escondida, alejándose de sus hasta hace poco "radicales" pronunciamientos sobre su "firme compromiso" con la Sanidad pública. Las aseveraciones de Mónica García tienen especial importancia porque están formuladas en el marco una larga historia de privatizaciones y de un modelo de conciertos con mutuas, implantados en Comunidades como en Cataluña.
¿COMPLEMENTO O ADVERSARIO DE LO PÚBLICO?
A la ministra le ha faltado tiempo para empezar a delinear una postura que distingue entre diferentes formas de gestión privada en la sanidad, reconociendo la existencia y la necesidad de ciertas formas de colaboración entre lo público y lo privado. No obstante, la mención de límites a las ganancias de la sanidad privada y la distinción entre "la privada" y la "privada, privada" han levantado interrogantes sobre la claridad y viabilidad de estas demarcaciones en la práctica real de gestión sanitaria.
EL FUTURO DE LA SANIDAD PÚBLICA EN JUEGO
La gestión de Mónica García al frente del Ministerio de Sanidad se presenta, pues, como un campo de batalla ideológico y práctico, donde se definirá el equilibrio entre el mantenimiento de un sistema de salud pública fuerte y las concesiones a un sector privado profundamente arraigado. Las decisiones y políticas que se adopten tendrán consecuencias directas en la calidad, accesibilidad y equidad del sistema sanitario español.
Solo a través de una presión sostenida y un debate informado se podrá asegurar que la Sanidad pública no se vea mermada en favor de intereses privados, sino que evolucione hacia un modelo más justo y eficiente que garantice el bienestar de toda la población.
Y es que la privatización de la Sanidad convierte la salud en una mercancía. En Madrid y otras regiones de España, el incremento de la privatización de servicios sanitarios no ha resultado más que una fórmula para desviar fondos públicos a entidades privadas, beneficiando a la patronal del sector a expensas de la calidad y accesibilidad del servicio para la clase trabajadora.
La lógica de la gestión capitalista trata obviamente de maximizar el lucro, lo que en la inmensa mayoría de los casos tiene como resultado peores condiciones de trabajo para el personal sanitario, listas de espera más largas, y una calidad general reducida del servicio para los pacientes, especialmente para aquellos que no pueden permitirse servicios privados.
La privatización conlleva, pues, un acceso desigual a los servicios de salud, con una sanidad de dos velocidades, donde los ricos siempre podrán acceder a mejores servicios más rápidamente. Esto refuerza las desigualdades de clase y deteriora la solidaridad social.
Desde una perspectiva transformadora y realmente de izquierdas, la Sanidad pública es un derecho humano fundamental, no como un servicio que 'debe ser rentable". Se trata de conseguir una sanidad financiada y gestionada públicamente, que sea accesible para todos, independientemente de su capacidad de pago, en contraposición radical con en modelo de negocio privado.
Para ello es precisa la existencia de fuertes y poderosos movimientos sociales, así como la lucha perseverante de sindicatos por la preservación y mejora de la sanidad pública. Es evidente que esas condiciones en España no se están produciendo. Ni los llamados "sindicatos mayoritarios" están en la práctica por esos objetivos, ni tampoco la sociedad ha logrado, salvo contadas excepciones, disponer de una red organizada que sea capaz de afrontar esa batalla en todo el país.
De ahí que importantes sectores de la población hayan cifrado y continúen cifrando su confianza en personajes como Mónica García. El desenlace de esas ilusorias expectativas concluye siendo siempre y de manera invariable, el mismo: la desmovilización y el escepticismo.

































Angel | Martes, 26 de Diciembre de 2023 a las 10:04:10 horas
UNA DE LOS POLÍTICOS CON MÁS CARADURA, PUES COBRABA EL PLUS ELÉCTRICO PARA PERSONAS CON TRES HIJOS Y CON SUELDOS BAJOS, ELLA DENUNCIÓ A UNO DE LOS CARGOS DEL PP, Y ESTOS LA "DESCUBRIERON"QUE TAMBIÉN LOS COBRABA, ESO SÍ PROMETIÓ DEVOLVER EL DINERO, NO SÉ SI LO HABRÁ HECHO.
EN UN DEBATE SOBRE LA SANIDAD, EN EL CAUM, HACE UNOS TRES AÑOS, LA MINISTRA MÁS LA "TÉCNICA" DE SANIDAD DE CCOO, LAS INCREPE QUE POR QUÉ LA LEY 15/97, QUE VOTARON EL PP-PSOE.LA DERECHA INDEPENDENTISTA, APOYÓ CCOO, NO SE "ACORDARON" DE ESTA LEY Y SOLO DENUNCIABAN AL PP SIENDO ELLOS IGUAL, DE VENDIDOS A LA SANIDAD PÚBLICA.
LA MINISTRA ACTUAL ME CONTESTÓ" QUE EN ESOS AÑOS SE HABÍA PUESTO DE MODA" LA PRIVATIZACIÓN DE LA SANIDAD" Y LA REPRESENTANTE DE CCOO, SE CALLÓ.
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