
BORRELL SE DESPIDE: ENORME DESGRACIA PARA EL MUNDO DE LA CARICATURA Y EL HUMOR
"Borrell, el "rompetabúes" que entregó a Europa a los intereses de la OTAN"
La despedida de Josep Borrell de su puesto en la UE deja un legado de dependencia y sumisión a los intereses de EE. UU. Aunque se vanagloria de haber roto tabúes en defensa y autonomía, su "jardín europeo" parece más bien un patio trasero de Washington.
POR LA AVISPA COJONERA PARA CANARIAS SEMANAL.ORG
Josep Borrell, Altísimo Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, se despide de su mandato con aires de “defensor de Europa”. En Ucrania, el reconocimiento es notorio hacia él ha sido notorio: Volodímir Zelenski lo celebra como un aliado leal y estratégico. Pero en el resto del continente, no pocos se cuestionan si Borrell ha defendido realmente la autonomía europea o si, entre sus declaraciones sobre jardines, dependencias y tabúes, ha hecho algo más que reafirmar la sumisión de Europa a los intereses estadounidenses.
Porque, a pesar de sus insistencias sobre la “autonomía estratégica”, su legado deja a la UE tan dependiente de Washington como siempre.
El jardín europeo: una metáfora reveladora
Quizá la afirmación más célebre de Borrell fue aquella en la que describió a Europa como un “jardín” rodeado por una “jungla” exterior desalmada, envidiosa y agresiva, que según él justificaba la necesidad de una política exterior más dura y robusta.
La imagen no solo evocó el eurocentrismo de tiempos remotos - y no tanto-, sino que también desveló la visión de Borrell tiene sobre una Europa supuestamente "civilizada" en contraste con un mundo “salvaje” que debe ser contenido y mantenido a raya.
En teoría, esta es una llamada a la acción, a fortalecer la defensa de Europa; pero en la práctica, su "jardín" parece más un espacio de obediencia ciega a las políticas estadounidenses, que un refugio de independencia estratégica. ¿De qué autonomía habla Borrell cuando, para mantener el orden en su jardín, recurre a las herramientas de quienes lo rodean de bases y acuerdos impuestos?
El "humor" de los electores yanquis
Recientemente, Borrell expresó su preocupación por la dependencia europea del “humor” electoral estadounidense, sugiriendo que Europa debería protegerse de las fluctuaciones políticas de Washington. Se trata de una observación irónica viniendo de alguien que ha acatado sin rechistar cada directriz de la OTAN, desde el apoyo incondicional a Ucrania hasta el aumento de los presupuestos de defensa.
A pesar de que los electores en Estados Unidos puedan alternar entre estrategias y posturas, Europa sigue siendo el alumno obediente que en cada elección se adapta a las directrices del maestro. Para Borrell, el problema no parece estar en la estructura de poder de la OTAN, sino en quién es el que manda al otro lado del Atlántico.
Es curioso que Borrell identifique como una amenaza el “humor” de los votantes estadounidenses cuando Europa, con él a la cabeza, ha permitido que las bases y políticas estadounidenses dicten su seguridad. Al final, Europa sigue y seguirá dependiendo de Washington, sin importar cuántos presidentes vengan y vayan.
Romper tabúes o financiar guerras ajenas
Entre sus “logros”, Borrell se enorgullece de haber roto el tabú de financiar ayuda militar europea para Ucrania. Según él, esta decisión transformó la política de la UE, poniendo a Europa al frente de la defensa continental. Sin embargo, el “tabú” que ha roto es, en realidad, una rendición más al capitalismo militar. Lo que Borrell llama "independencia" es una Europa que desvía recursos sociales a la maquinaria de guerra, renunciando a la neutralidad que alguna vez fue su pilar diplomático. Con cada incremento en defensa, el continente pierde una oportunidad de invertir en el bienestar de sus propios ciudadanos, sometiéndose a la misma lógica armamentista que tanto critica en sus rivales geopolíticos.
Lo irónico es que Borrell reclama la necesidad de “autonomía” para Europa cuando el gasto militar de la UE depende enteramente de las tecnologías y licencias estadounidenses. En otras palabras, la independencia que él defiende no es más que el derecho de Europa a financiar las guerras que otros inician e indican.
El mito de la independencia europea
El último capítulo en esta paradoja es la promesa de Borrell de entregar un millón de proyectiles a Ucrania, una cifra lanzada al aire sin tener la capacidad de producción necesaria. Su reacción frente a la dificultad fue casi cómica: Europa, simplemente, no estaba preparada para fabricar tal cantidad de armamento en tan corto plazo. En este “logro” simbólico de Borrell no se ve la independencia europea, sino un continente atrapado entre promesas y compromisos que no puede cumplir por sí mismo.
Mientras tanto, otros países, con una economía mucho más limitada, han enviado más apoyo material a Ucrania sin tanto bombo y espectáculo. Europa, que debería ser un “poder blando” capaz de incidir sin violencia, se ha convertido, bajo la supervisión de Borrell, en una potencia militar de segundo rango, que ni siquiera puede armarse por sí sola, demostrando que, lejos de la autonomía, su defensa seguirá estando en manos de otros.
Un legado de dependencia
La ironía final de Josep Borrell es que su mandato deja a Europa en la misma posición de dependencia en la que estaba al inicio. Aunque proclama defender la independencia de la UE, su política no ha hecho sino reforzar los lazos de sumisión a Washington. El “jardín” europeo de Borrell es un espacio vulnerable, expuesto y custodiado no por sus propios valores, sino por los intereses ajenos de quienes mueven los hilos desde lejos. En su defensa de la autonomía, Josep Borrell no hizo otra cosa que diluirla, dejando a Europa más lejos que nunca de cualquier soberanía real.
Aquellos que tenemos preferencia por el cultivo de la ironía y la caricatura lo echaremos muchísimo de menos.
POR LA AVISPA COJONERA PARA CANARIAS SEMANAL.ORG
Josep Borrell, Altísimo Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, se despide de su mandato con aires de “defensor de Europa”. En Ucrania, el reconocimiento es notorio hacia él ha sido notorio: Volodímir Zelenski lo celebra como un aliado leal y estratégico. Pero en el resto del continente, no pocos se cuestionan si Borrell ha defendido realmente la autonomía europea o si, entre sus declaraciones sobre jardines, dependencias y tabúes, ha hecho algo más que reafirmar la sumisión de Europa a los intereses estadounidenses.
Porque, a pesar de sus insistencias sobre la “autonomía estratégica”, su legado deja a la UE tan dependiente de Washington como siempre.
El jardín europeo: una metáfora reveladora
Quizá la afirmación más célebre de Borrell fue aquella en la que describió a Europa como un “jardín” rodeado por una “jungla” exterior desalmada, envidiosa y agresiva, que según él justificaba la necesidad de una política exterior más dura y robusta.
La imagen no solo evocó el eurocentrismo de tiempos remotos - y no tanto-, sino que también desveló la visión de Borrell tiene sobre una Europa supuestamente "civilizada" en contraste con un mundo “salvaje” que debe ser contenido y mantenido a raya.
En teoría, esta es una llamada a la acción, a fortalecer la defensa de Europa; pero en la práctica, su "jardín" parece más un espacio de obediencia ciega a las políticas estadounidenses, que un refugio de independencia estratégica. ¿De qué autonomía habla Borrell cuando, para mantener el orden en su jardín, recurre a las herramientas de quienes lo rodean de bases y acuerdos impuestos?
El "humor" de los electores yanquis
Recientemente, Borrell expresó su preocupación por la dependencia europea del “humor” electoral estadounidense, sugiriendo que Europa debería protegerse de las fluctuaciones políticas de Washington. Se trata de una observación irónica viniendo de alguien que ha acatado sin rechistar cada directriz de la OTAN, desde el apoyo incondicional a Ucrania hasta el aumento de los presupuestos de defensa.
A pesar de que los electores en Estados Unidos puedan alternar entre estrategias y posturas, Europa sigue siendo el alumno obediente que en cada elección se adapta a las directrices del maestro. Para Borrell, el problema no parece estar en la estructura de poder de la OTAN, sino en quién es el que manda al otro lado del Atlántico.
Es curioso que Borrell identifique como una amenaza el “humor” de los votantes estadounidenses cuando Europa, con él a la cabeza, ha permitido que las bases y políticas estadounidenses dicten su seguridad. Al final, Europa sigue y seguirá dependiendo de Washington, sin importar cuántos presidentes vengan y vayan.
Romper tabúes o financiar guerras ajenas
Entre sus “logros”, Borrell se enorgullece de haber roto el tabú de financiar ayuda militar europea para Ucrania. Según él, esta decisión transformó la política de la UE, poniendo a Europa al frente de la defensa continental. Sin embargo, el “tabú” que ha roto es, en realidad, una rendición más al capitalismo militar. Lo que Borrell llama "independencia" es una Europa que desvía recursos sociales a la maquinaria de guerra, renunciando a la neutralidad que alguna vez fue su pilar diplomático. Con cada incremento en defensa, el continente pierde una oportunidad de invertir en el bienestar de sus propios ciudadanos, sometiéndose a la misma lógica armamentista que tanto critica en sus rivales geopolíticos.
Lo irónico es que Borrell reclama la necesidad de “autonomía” para Europa cuando el gasto militar de la UE depende enteramente de las tecnologías y licencias estadounidenses. En otras palabras, la independencia que él defiende no es más que el derecho de Europa a financiar las guerras que otros inician e indican.
El mito de la independencia europea
El último capítulo en esta paradoja es la promesa de Borrell de entregar un millón de proyectiles a Ucrania, una cifra lanzada al aire sin tener la capacidad de producción necesaria. Su reacción frente a la dificultad fue casi cómica: Europa, simplemente, no estaba preparada para fabricar tal cantidad de armamento en tan corto plazo. En este “logro” simbólico de Borrell no se ve la independencia europea, sino un continente atrapado entre promesas y compromisos que no puede cumplir por sí mismo.
Mientras tanto, otros países, con una economía mucho más limitada, han enviado más apoyo material a Ucrania sin tanto bombo y espectáculo. Europa, que debería ser un “poder blando” capaz de incidir sin violencia, se ha convertido, bajo la supervisión de Borrell, en una potencia militar de segundo rango, que ni siquiera puede armarse por sí sola, demostrando que, lejos de la autonomía, su defensa seguirá estando en manos de otros.
Un legado de dependencia
La ironía final de Josep Borrell es que su mandato deja a Europa en la misma posición de dependencia en la que estaba al inicio. Aunque proclama defender la independencia de la UE, su política no ha hecho sino reforzar los lazos de sumisión a Washington. El “jardín” europeo de Borrell es un espacio vulnerable, expuesto y custodiado no por sus propios valores, sino por los intereses ajenos de quienes mueven los hilos desde lejos. En su defensa de la autonomía, Josep Borrell no hizo otra cosa que diluirla, dejando a Europa más lejos que nunca de cualquier soberanía real.
Aquellos que tenemos preferencia por el cultivo de la ironía y la caricatura lo echaremos muchísimo de menos.
Chorche | Jueves, 14 de Noviembre de 2024 a las 10:28:58 horas
El "socialista" Borrell y el socialismo ilegalizado en Ucrania:
Izquierdistas ucranianos escriben a Pedro Sánchez y a la socialdemocracia internacional. (Rafael Poch de Feliu)
El izquierdista ucraniano Maxim Goldarb firma esta carta abierta a la Internacional Socialista en nombre de la izquierda ucraniana. Por petición de Goldbard la web alemana NachDenkSeiten la ha publicado. En ella se hace un llamamiento al regreso a los ideales socialistas y socialdemócratas de grandes políticos como Olof Palme y Willy Brandt. El autor se muestra desconcertado por la falta de apoyo a las organizaciones y activistas de izquierda del país, azotadas por el terror y las represalias del gobierno ucraniano y menciona varios casos de detenciones, torturas y asesinatos de políticos, activistas y periodistas ucranianos de izquierdas en los años transcurridos desde 2022.
.... hemos seguido la reunión del Buró de la Internacional Socialista, sus declaraciones unificadoras y progresistas con alegría, buena envidia y algo de desconcierto.
Con alegría porque el movimiento socialista mundial, siguiendo el ejemplo de la Internacional, no se ha extinguido, sino que, por el contrario, ha declarado que está creciendo y fortaleciéndose, consolidándose, afrontando tareas modernas que son vitales para toda la humanidad, está en camino de alcanzar objetivos globales y tiene todas las posibilidades de ser un actor global en contraste con los neoliberales y los oligarcas y sus satélites. Envidia por el simple hecho de que los socialistas ucranianos no están representados en la Internacional Socialista y no participan en sus actividades. Una de las razones es que los partidos socialistas ucranianos y otros partidos de izquierdas han sido aplastados y prohibidos por el régimen del presidente Zelensky y no hay nadie que pueda presentar una solicitud oficial.
Nuestra perplejidad proviene de la absoluta falta de respuesta de la Internacional Socialista en general y de sus miembros en particular ante la persecución del movimiento de izquierda ucraniano, de sus dirigentes y de sus miembros en Ucrania por parte de las actuales autoridades ucranianas, que dura ya casi tres años, y que resulta incomprensible para nosotros.
La Internacional Socialista, su líder y muchos de sus partidos miembros europeos deben saber que desde el comienzo de la guerra el gobierno ucraniano ha prohibido a todos, ¡¡¡subrayamos !!! ¡¡¡TODOS !!! los partidos de izquierda ucranianos desde el comienzo de la guerra. Fueron prohibidos – ¡bajo acusaciones descabelladas y absolutamente absurdas e infundadas! Aquellos de sus líderes y miembros que no pudieron abandonar el país fueron asesinados o encarcelados: 6 de marzo de 2022 – detención y encarcelamiento de los comunistas hermanos Kononovich; 10 de marzo de 2022 – detención del periodista socialista Jan Taksyur; 19 de marzo de 2022 detención de la política de la oposición y activista de derechos humanos Olena Berezhnaya; 22 de febrero de 2022 – detención del bloguero y publicista Dmytro Skvortsov; 19 de marzo de 2022 – detención del periodista de izquierdas Yuri Tkachev; 31 de marzo de 2022 – detención de Gleb Lyashenko, periodista y bloguero de la oposición. Un año después, Ilya Kiva, ex presidente del Partido Socialista de Ucrania, fue asesinado en Moscú por un agente de los servicios de seguridad ucranianos. La lista podría continuar durante dos páginas más. Las sedes de los partidos de izquierda fueron objeto de actos vandálicos por parte de nacionalistas y radicales.
Los partidos de izquierda ucranianos, en particular la Unión de Fuerzas de Izquierda de Ucrania, fueron prohibidos únicamente porque abogaban por la paz, el cese inmediato de las hostilidades y el inicio de negociaciones de paz; porque declaraban que una catástrofe nuclear era inminente; porque señalaban directamente a los beneficiarios de la guerra en Ucrania: la oligarquía y el complejo militar-industrial; porque despotricaban sobre la corrupción a escala catastrófica, sobre el apogeo del neonazismo en el país, sobre la destrucción de la economía nacional y el enriquecimiento de los oligarcas y funcionarios próximos al presidente; en general, sobre todo lo que también proclaman hoy los medios de comunicación de masas al servicio de la oligarquía mundial.
Nuestros numerosos llamamientos a muchos partidos de izquierda en Europa, en particular al PSOE y personalmente al Presidente de la Internacional Socialista, Pedro. Sánchez, simplemente han quedado sin respuesta. ¿A qué se debe?.....
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