EUROPA EXPECTANTE ANTE UN CICLO DE TORMENTAS GIGANTESCAS EN EL ATLÁNTICO
¿Están los europeos preparados para afrontar el ciclo de  tormentas colosales provenientes del Atlántico Norte?    
   
	    
	
    
        
    
    
        
          
		
    
        			        			        			        			        			        			        			        	
                                
                    			        			        
    
    
    ¿Qué misterios esconde el comportamiento metorologico desbocado del Atlántico Norte? ¿Serán las costas europeas testigos de un cambio climático abrupto y violento? ¿Hay  alguna manera de predecir el impacto de  las súper-tormentas que ya están en camino?
	
	
        
        
        			        			        			        			        			        			        	
                                
                    			        			        			        
        
                
        
         
LUIS ALBERTO PÉREZ ENCISO PARA CANARIAS SEMANAL.ORG.-
 
     Este año, el océano Atlántico nos ha estado contando una historia bien distinta a la que  históricamente nos tenia acostumbrados.   Y ha sido un relato este, cargado de giros inesperados y de  fenómenos que están captando, por momentos, la atención tanto de meteorólogos  como de aficionados .
 
   Mientras los trópicos  permanecen en un silencio inusual, es el norte Atlántico  donde  bullendo  una energía desenfrenada, que alberga una suerte de maquinaria del clima que parece no querer detenerse.
 
LA FÁBRICA DE TORMENTAS DEL ATLÁNTICO NORTE
 
    Imagine el lector por un momento, una fábrica en el corazón del océano, que en vez de producir bienes manufacturados, genera tormentas. Y no   cualquier tipo de tormentas, sino aquellas que alcanzan la magnitud de leyendas, bautizando con nombres que pronto podrían ser recordados por causar estragos en las costas del Viejo Continente. Una de estas, la tormenta Ciaran, ha barrido con la furia de un huracán todas las costas de Europa Occidental, dejando a su paso algo más que solo una impresión en la memoria de los afectados.
 
 LA DANZA DE LA CORRIENTE EN CHORRO: VELOCIDAD Y CONTRASTES
 
       Pero, ¿qué hilos se están tirando detrás del telón para  poder provocar este caos? Según los científicos, no es una cuestión de una única causa, sino más bien un concierto de causas, una combinación de factores que convergen. Martín León, un meteorólogo  que tiene el ojo puesto en estos vaivenes, nos guía a través de este laberinto de causas y efectos.
 
     Primero, tenemos la corriente en chorro, ese río aéreo que parece tener más prisa que de costumbre, volando a velocidades que rozan los 300 km/h. Este aumento de velocidad se debe al marcado contraste térmico entre las zonas polares y tropicales, como si la naturaleza misma estuviera jugando con los termostatos del planeta.
 
    Adentrándonos en el centro activo del Atlántico,  puede observarse cómo las borrascas se forman con una facilidad pasmosa cerca de la costa este de Estados Unidos. Son estas tormentas las que, al ser recogidas por la corriente en chorro, se transforman, crecen y se profundizan, como si fueran amasadas por las manos de un gigante, para luego ser lanzadas con fuerza contra la Europa atlántica.
 
     No podemos hablar de esta cadena de eventos sin mencionar la gasolina que alimenta este motor climático: las anormalmente altas temperaturas superficiales del Atlántico norte. Estas aguas cálidas son las que dotan de vigor y potencia a las borrascas que, al encontrarse con tierra, ya han acumulado una energía formidable.
 
   Y como si fuera poco, a ello se suman los ríos atmosféricos, esas corrientes de humedad que, recorriendo distancias épicas, se unen al coro y contribuyen a la creación de estas borrascas, enriqueciéndolas con humedad y calor, añadiendo intensidad a la ya compleja melodía del clima.
 
 ANTE EL ESPEJO DE LA NATURALEZA: PREVISIÓN E IMPREVISIBILIDAD
 
     Frente a este panorama, uno podría preguntarse: ¿qué es lo que nos espera? La incertidumbre reina en las proyecciones a futuro. Los expertos sugieren que este fenómeno continuará su curso, quizás con fluctuaciones en su intensidad, pero siempre dentro de los límites de nuestra habilidad para predecir. Estas condiciones presagian tormentas de gran calado, eventos que podrían inscribirse en los registros como verdaderos hitos de la meteorología.
 
    Y así, en medio del otoño, estación de transiciones y cambios, la única certeza que tenemos es la imprevisibilidad. La naturaleza tiene sus propios planes y nuestro rol es mantener los ojos abiertos, prepararnos y, sobre todo, aprender a leer las señales que nos da este imponente y misterioso Atlántico.
 
 
 
        
        
    
       
            
    
        
        
	
    
                                                                                            	
                                        
                                                                                                                                                                                                    
    
    
	
    
LUIS ALBERTO PÉREZ ENCISO PARA CANARIAS SEMANAL.ORG.-
     Este año, el océano Atlántico nos ha estado contando una historia bien distinta a la que  históricamente nos tenia acostumbrados.   Y ha sido un relato este, cargado de giros inesperados y de  fenómenos que están captando, por momentos, la atención tanto de meteorólogos  como de aficionados .
Mientras los trópicos permanecen en un silencio inusual, es el norte Atlántico donde bullendo una energía desenfrenada, que alberga una suerte de maquinaria del clima que parece no querer detenerse.
LA FÁBRICA DE TORMENTAS DEL ATLÁNTICO NORTE
Imagine el lector por un momento, una fábrica en el corazón del océano, que en vez de producir bienes manufacturados, genera tormentas. Y no cualquier tipo de tormentas, sino aquellas que alcanzan la magnitud de leyendas, bautizando con nombres que pronto podrían ser recordados por causar estragos en las costas del Viejo Continente. Una de estas, la tormenta Ciaran, ha barrido con la furia de un huracán todas las costas de Europa Occidental, dejando a su paso algo más que solo una impresión en la memoria de los afectados.
 LA DANZA DE LA CORRIENTE EN CHORRO: VELOCIDAD Y CONTRASTES
Pero, ¿qué hilos se están tirando detrás del telón para poder provocar este caos? Según los científicos, no es una cuestión de una única causa, sino más bien un concierto de causas, una combinación de factores que convergen. Martín León, un meteorólogo que tiene el ojo puesto en estos vaivenes, nos guía a través de este laberinto de causas y efectos.
Primero, tenemos la corriente en chorro, ese río aéreo que parece tener más prisa que de costumbre, volando a velocidades que rozan los 300 km/h. Este aumento de velocidad se debe al marcado contraste térmico entre las zonas polares y tropicales, como si la naturaleza misma estuviera jugando con los termostatos del planeta.
Adentrándonos en el centro activo del Atlántico, puede observarse cómo las borrascas se forman con una facilidad pasmosa cerca de la costa este de Estados Unidos. Son estas tormentas las que, al ser recogidas por la corriente en chorro, se transforman, crecen y se profundizan, como si fueran amasadas por las manos de un gigante, para luego ser lanzadas con fuerza contra la Europa atlántica.
No podemos hablar de esta cadena de eventos sin mencionar la gasolina que alimenta este motor climático: las anormalmente altas temperaturas superficiales del Atlántico norte. Estas aguas cálidas son las que dotan de vigor y potencia a las borrascas que, al encontrarse con tierra, ya han acumulado una energía formidable.
Y como si fuera poco, a ello se suman los ríos atmosféricos, esas corrientes de humedad que, recorriendo distancias épicas, se unen al coro y contribuyen a la creación de estas borrascas, enriqueciéndolas con humedad y calor, añadiendo intensidad a la ya compleja melodía del clima.
 ANTE EL ESPEJO DE LA NATURALEZA: PREVISIÓN E IMPREVISIBILIDAD
Frente a este panorama, uno podría preguntarse: ¿qué es lo que nos espera? La incertidumbre reina en las proyecciones a futuro. Los expertos sugieren que este fenómeno continuará su curso, quizás con fluctuaciones en su intensidad, pero siempre dentro de los límites de nuestra habilidad para predecir. Estas condiciones presagian tormentas de gran calado, eventos que podrían inscribirse en los registros como verdaderos hitos de la meteorología.
Y así, en medio del otoño, estación de transiciones y cambios, la única certeza que tenemos es la imprevisibilidad. La naturaleza tiene sus propios planes y nuestro rol es mantener los ojos abiertos, prepararnos y, sobre todo, aprender a leer las señales que nos da este imponente y misterioso Atlántico.






























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