
BIDEN NOMBRA A UN GENOCIDA PARA EL DISEÑO DE SU POLÍTICA EXTERIOR
POR M. RELTI PARA CANARIAS SEMANAL.ORG
La reciente nominación de Elliot Abrams por parte del presidente Joe Biden, para que encabece la Comisión Asesora de Diplomacia Pública de Estados Unidos, encargada de esculpir la imagen internacional del país, es una nominacion que desafía la conciencia.
Que Abrams, con un pasado en las Administraciones de Trump y Reagan, sea considerado el personaje adecuado para desempeñar rol de tal envergadura, es un completo escarnio para la diplomacia, incluso para la norteamericana Aun estan a tiempo los sectores de opinion estadounidense más progresistas para que presionen al Congreso de su país, el mismo que fuera engañado por el mismo Abrams durante el famoso escándalo Irán-Contra, para que este enmiende el gravísimo error y le de con las puertas de esa institución en las narices.
EL AZOTE DE AMÉRICA LATINA
La masacre de El Mozote, donde cerca de un millar de civiles, incluyendo 195 niños, fueron exterminados, es una de las páginas más oscuras de la biografía de Abrams. Fueron muchos los testigos, en 1985, de las violaciones contra los derechos humanos, con la utilización de torturas, desapariciones y asesinatos sistemáticos en El Salvador. Los cuerpos abandonados en las calles eran el macabro recordatorio de un terror impuesto. Pronto la gente empezó a entender como "El Mozote" constiituía solo un capítulo de una campaña más amplia para desplazar comunidades rurales, una estrategia militar salvadoreña y estadounidense que Abrams ayudó a diseñar, buscando "drenar el mar para matar a los peces", según el mismo llegó a expresar
Elliott Abrams, en una flagrante muestra de desdén, descartó entonces estos informes como "propaganda comunista" ante el Senado estadounidense el 8 de febrero de 1982. La guerra civil en El Salvador se cobró 75,000 vidas. En 2019, Abrams tuvo la audacia de referirse a la política de Estados Unidos en El Salvador durante esos años como un "logro fabuloso".
Pero el legado preocupante de Abrams no se detuvo ahí. Enfrentó repercusiones legales por ocultar información al Congreso en 1986 durante el caso Irán-Contra, lo que suscita serias dudas sobre su alegada "integridad". Tres años antes, había estado apoyando con entusiasmo al dictador guatemalteco Efraín Ríos Montt, condenado por genocidio y crímenes contra la humanidad, convirtiéndose en cómplice de un genocidio legalmente definido.
Su postura contra la creación de un Estado palestino independiente y su defensa de la expansión israelí y los asentamientos ilegales en Cisjordania, ponen de manifiesto de manera fehaciente un patrón de desprecio por los derechos humanos y el derecho internacional. Abrams ha tenido, igualmente, un protagonismo de primera el rango en las decisiones de política exterior y conflictos relacionados con Venezuela, Libia, Irán e Irak.
Resulta imperativo que los actores que los Estados Unidos imperativo se reivindican como Pertenecientes a la izquierda, exijan rendición de cuentas a este criminal de guerra.
El Senado de Estados Unidos por puro prestigio de esa institución, debería rechazar la nominación deUn personaje con una trayectoria tan siniestra como la de Abrams. La diplomacia debe ser ejercida por quienes ponen los derechos humanos, la transparencia y la rendición de cuentas en un primer plano, no por aquellos que han sido Los artífices de las atrocidades ejecutadas luego por gobiernos al servicio de los intereses del imperio.
Defender la integridad de la diplomacia estadounidense debe ser sinónimos de Nombramientos que sintonicen con la paz y los derechos humanos, no con la revalidación de individuos como Elliott Abrams con una biografía teñida en sangre.
POR M. RELTI PARA CANARIAS SEMANAL.ORG
La reciente nominación de Elliot Abrams por parte del presidente Joe Biden, para que encabece la Comisión Asesora de Diplomacia Pública de Estados Unidos, encargada de esculpir la imagen internacional del país, es una nominacion que desafía la conciencia.
Que Abrams, con un pasado en las Administraciones de Trump y Reagan, sea considerado el personaje adecuado para desempeñar rol de tal envergadura, es un completo escarnio para la diplomacia, incluso para la norteamericana Aun estan a tiempo los sectores de opinion estadounidense más progresistas para que presionen al Congreso de su país, el mismo que fuera engañado por el mismo Abrams durante el famoso escándalo Irán-Contra, para que este enmiende el gravísimo error y le de con las puertas de esa institución en las narices.
EL AZOTE DE AMÉRICA LATINA
La masacre de El Mozote, donde cerca de un millar de civiles, incluyendo 195 niños, fueron exterminados, es una de las páginas más oscuras de la biografía de Abrams. Fueron muchos los testigos, en 1985, de las violaciones contra los derechos humanos, con la utilización de torturas, desapariciones y asesinatos sistemáticos en El Salvador. Los cuerpos abandonados en las calles eran el macabro recordatorio de un terror impuesto. Pronto la gente empezó a entender como "El Mozote" constiituía solo un capítulo de una campaña más amplia para desplazar comunidades rurales, una estrategia militar salvadoreña y estadounidense que Abrams ayudó a diseñar, buscando "drenar el mar para matar a los peces", según el mismo llegó a expresar
Elliott Abrams, en una flagrante muestra de desdén, descartó entonces estos informes como "propaganda comunista" ante el Senado estadounidense el 8 de febrero de 1982. La guerra civil en El Salvador se cobró 75,000 vidas. En 2019, Abrams tuvo la audacia de referirse a la política de Estados Unidos en El Salvador durante esos años como un "logro fabuloso".
Pero el legado preocupante de Abrams no se detuvo ahí. Enfrentó repercusiones legales por ocultar información al Congreso en 1986 durante el caso Irán-Contra, lo que suscita serias dudas sobre su alegada "integridad". Tres años antes, había estado apoyando con entusiasmo al dictador guatemalteco Efraín Ríos Montt, condenado por genocidio y crímenes contra la humanidad, convirtiéndose en cómplice de un genocidio legalmente definido.
Su postura contra la creación de un Estado palestino independiente y su defensa de la expansión israelí y los asentamientos ilegales en Cisjordania, ponen de manifiesto de manera fehaciente un patrón de desprecio por los derechos humanos y el derecho internacional. Abrams ha tenido, igualmente, un protagonismo de primera el rango en las decisiones de política exterior y conflictos relacionados con Venezuela, Libia, Irán e Irak.
Resulta imperativo que los actores que los Estados Unidos imperativo se reivindican como Pertenecientes a la izquierda, exijan rendición de cuentas a este criminal de guerra.
El Senado de Estados Unidos por puro prestigio de esa institución, debería rechazar la nominación deUn personaje con una trayectoria tan siniestra como la de Abrams. La diplomacia debe ser ejercida por quienes ponen los derechos humanos, la transparencia y la rendición de cuentas en un primer plano, no por aquellos que han sido Los artífices de las atrocidades ejecutadas luego por gobiernos al servicio de los intereses del imperio.
Defender la integridad de la diplomacia estadounidense debe ser sinónimos de Nombramientos que sintonicen con la paz y los derechos humanos, no con la revalidación de individuos como Elliott Abrams con una biografía teñida en sangre.
juane | Lunes, 06 de Noviembre de 2023 a las 20:36:51 horas
No extrañen, Biden es otro demente genocida igual que Abrams. Nadie en su sano juicio contaría con un personaje tan siniestro y con semejante currículo.
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