
LOS DATOS QUE NADIE TE DIO PARA QUE ENTENDIERAS POR QUÉ SE MUERE EN UCRANIA
Las "discretísimas" verdades que pocos medios de comunicación han contado sobre la Guerra Ucrania
En el complicado tablero de la geopolítica, donde la verdad a menudo se difumina en la nebulosa de intereses ocultos, la guerra en Ucrania emerge como un espejismo de desinformación. ¿Quiénes son realmente los titiriteros de este conflicto que ha desangrado a Ucrania? Un análisis revelador de Roger Keeran, que desmantela mitos y pone al descubierto cómo esta guerra está menos cerca de ideales y más próxima al ajedrez global de influencia y control.
POR ROGER KEERAN.-
Cualquiera que se moleste en prestarle un poco de atención a la guerra de Ucrania, podrá constatar la absoluta falsedad que contiene la narrativa argumental estadounidense sobre cuáles han sido las causas del conflicto.
A saber, que el dictador Vladimir Putin se embarcó en una guerra “no provocada”, en un denodado esfuerzo sanguinario por restaurar el imperio zarista ruso. Lamentablemente, la mayoría de los estadounidenses, que no prestan ninguna atención al tema, han permitido que esa narrativa continúe progresando en este país, sin que apenas existan réplicas contra la misma.
Afortunadamente, académicos como John Mearsheimer y Jeffrey Sachs y The Nation han explicado como este conflicto fueprovocado realmente. Provocado por los Estados Unidos, un país que desde que colapsó la Unión Soviética ha ido expandiendo, imprudente y amenazadoramente, la influencia y dominio OTAN hacia toda la frontera occidental de Rusia.
Ahora, Estados Unidos no oculta su intención de incluir a Ucrania en el seno de la OTAN, y desde el año 1991 ha venido interfiriendo de forma descarada en la política interna de Ucrania, apoyando, sin ocultarlo, a las fuerzas que en ese país se manifestaban favorables al compromiso militar con Occidente. Tal política incluyó apoyar un golpe de Estado contra el presidente electo Víctor Yanoukovitch, en 2004, respaldar la llamada rebelión del Maidan, de 2014, socavar los llamados Acuerdos de Minsk (I y II de 2014 y 2015) y respaldar al actual presidente corrupto Volodymyr Zelenski.
A LA CONQUISTA DE EUROPA
Un libro recientemente publicado en francés del economista italiano Giulio Palermo, Le Conflit Russo-Ukrainien: L'imperialisme US à la conquete de l'Europe (Ediciones Delga, París, 2022), no solo relata prolijamente la historia de lo que ha ocurrido, sino que va mucho más allá de todo lo que hasta ahora hemos podido conocer en lengua inglesa. En el libro se explica con todo lujo de detalles cuáles son los intereses económicos del imperialismo estadounidense en la promoción de este conflicto.
La verdad es que no hace falta ser un genio en Economía para ver con toda claridad que el gran ganador en este conflicto no es ni Rusia ni, tampoco, Ucrania, sino la industria armamentista estadounidense. Desde que comenzó el conflicto, Ucrania ha recibido más de 75 mil millones de dólares, lo que la convierte de lejos en el principal receptor de ayuda exterior estadounidense en el mundo.
A esta cantidad deben añadirse 18.300 millones de dólares en asistencia de seguridad, 23.500 millones de dólares en armas y equipos y 4.700 millones de dólares en subvenciones y préstamos para armas. (Consejo de Relaciones Exteriores, 10 de julio de 2023).
Ni que decir tiene que la mayor parte de estas ingentes cantidades van directamente a los bolsillos de los fabricantes de armas estadounidenses. Lockheed Martin suministra misiles antitanque Javelin y lanzacohetes Himars. Raytheon suministra misiles Javelin y misiles antiaéreos Stinger, etc.,etc.,etc.
Pero Giulio Palermo va más allá de este obvio despojo del contribuyente estadounidense para adentrarse en el tema explicando que dos de los principales beneficiarios de este conflicto son los intereses bancarios y de inversión estadounidenses vinculados a la agricultura y las compañías estadounidenses de petróleo y gas.
Los Bancos y las Compañías de inversión estadounidenses tienen desde hace mucho tiempo un interés en hacerse con el control de la agricultura ucraniana, el llamado granero de Europa. Ya en 2014, el presidente pro occidental Petro Porochenko negoció un préstamo de 15.500 millones de dólares del Fondo Monetario Internacional (FMI) que insistentemente pedía a cambio la liberalización de las ventas de tierras, es decir, la venta de tierras estatales a inversores privados. Esto significó el fin de una moratoria gubernamental sobre dichas ventas, que existía desde 2001.
Bajo Volodymyr Zelensky, la privatización de la tierra se amplió. El 31 de marzo de 2020, el gobierno de Zelensky impulsó una ley impopular que legalizaba la venta de tierras agrícolas, una medida exigida durante mucho tiempo por el FMI y otros inversores internacionales.
De acuerdo con un informe de febrero de 2023 del Instituto Oakland, realizado por un grupo de expertos, alrededor de cinco millones de hectáreas (el doble del tamaño de Crimea) de la tierra más fértil del mundo “han sido 'robadas' a Ucrania por intereses privados.
"En total, más del 28 por ciento de la tierra cultivable está ahora controlada por “oligarcas, individuos corruptos y grandes agronegocios”.
Los intereses financieros estadounidenses, -así como los europeos y los de Arabia Saudita-, son los principales inversores y beneficiarios de este proceso. Entre ellos se encuentran Vanguard, -una empresa financiera con sede en Pensilvania que es el mayor proveedor de fondos mutuos del mundo- y NN Investment Partners Holdings, propiedad de Goldman Sachs.
Según el Instituto Oakland,
“varios grandes fondos de pensiones, fundaciones y fondos universitarios estadounidenses también están invertidos en tierras ucranianas a través de NCH Capital, un fondo de capital privado con sede en Estados Unidos, que es el quinto mayor terrateniente del país” (Ucrania).
El informe del Instituto Oakland no pudo ser más claro:
“Lo anterior apunta a que las tierras agrícolas de Ucrania son un factor importante en la guerra”.
EL GAS Y EL PETRÓLEO
Otro interés en la guerra, quizás incluso mayor que el de las tierras agrícolas ucranianas, es el mercado europeo de gas y petróleo. Al igual que las tierras de cultivo, los intereses del gas y el petróleo han sido ignorados casi por completo por los comentaristas estadounidenses. El gran merito del libro de Palermo es que explica cómo la guerra ha encajado perfectamente en las estrategias de las grandes compañías estadounidenses del gas y el petróleo, que aún actúan como auténticos lobbies en las decisiones de cualquier Administración que se encuentre en Washington, sea esta del signo político que sea. Históricamente, el mercado europeo dependía en gran medida del gas y el petróleo rusos. Al comienzos de la guerra de Ucrania, la Unión Europea importaba el 40 por ciento de su gas natural y el 25 por ciento de su petróleo de Rusia.
Las compañías petroleras estadounidenses llevan mucho tiempo sedientas de este mercado europeo. Esa "sed" se multiplicó después de la crisis financiera de 2007-2009, cuando nuevas y masivas inversiones en petróleo y en gas aumentaron la producción estadounidense. La producción de gas natural se incrementó en un 70 por ciento -entre 2011 y 2014-, convirtiendo a los Estados Unidos en el mayor productor de petróleo del mundo, llegando a superar tanto a Rusia como a Arabia Saudita .
Las empresas estadounidenses de petróleo y gas requirieron, pues, dar una salida a todo su gigantesco excedente. Después de haber atacado militar o económicamente a los proveedores históricos de Europa en gas y petróleo, -Irán, Irak, Libia y Venezuela-, a los Estados Unidos sólo le quedaba un rival para el mercado europeo: Rusia.
En nombre de los intereses de las grandes compañías petroleras estadounidenses, el gobierno de Washington se dispuso a atacar la dependencia europea de la energía rusa. Washington se opuso obsesivamente a la construcción del gasoducto Nordstream. Se trataba de un proyecto que pretendía abastecer las necesidades europeas de gas natural mediante la construcción de un gasoducto que iría desde Rusia hasta Alemania (Nordstream I (dos conductos reales) y Nordstream 2 (dos conductos).
El gasoducto proyectado comenzó a funcionar en 2011. Rusia invadió Ucrania en febrero del 2022. El oleoducto Nordstream fue volado por tres explosiones distintas el 26 de septiembre de 2022. Nadie se atribuyó la responsabilidad, pero cualquiera podía ver que los únicos beneficiarios de su destrucción iban a ser las compañías estadounidenses de gas y petróleo. Como así, efectivamente, fue.
LOS EFECTOS REALES DE LAS SANCIONES ECONÓMICAS
Después de la invasión rusa de Ucrania, Estados Unidos reaccionó imponiendo tres estrictas sanciones económicas, diseñadas con el fin expreso de lograr la paralización de la economía rusa.
- La primera de ellas fue la congelación de los activos del Banco estatal ruso en el extranjero.
- Con la segunda trataba de excluir a Rusia del principal sistema de intercambio monetario internacional conocido como Swift.
- La tercera medida fue la imposición de sanciones contra la importación de gas y petróleo rusos, sanciones que Washington presionó a Europa para que las siguiera.
Dada la considerable dependencia europea del petróleo y del gas ruso - (Estados Unidos prácticamente no importó gas o petróleo ruso), la ausencia de infraestructuras suficientes para manejar las importaciones estadounidenses, así como el precio más alto del petróleo estadounidense, a Europa le ha resultado extremadamente difícil poder cumplir este "mandato" sancionador. Sin embargo, las empresas estadounidenses de gas y petróleo no han dejado de incrementar sus suculentos beneficios, tanto los que obtienen de sus negocios con la guerra, como del manejo de las sanciones subsiguientes.
En 2022, Europa se convirtió en el principal destino del gas natural licuado estadounidense, representando el 65 por ciento de todas las exportaciones de ese producto, alcanzando su máximo histórico en las exportaciones de gas estadounidense a Europa.
UN FRACASO... ¿TOTAL?
Cualquier evaluación objetiva de la política estadounidense en relación con Ucrania tendría que convenir que, en términos estrictamene militares, esta guerra ha resultado un fracaso total. La cantidad ingente de armas, así como su asesoramiento y entrenamiento militar, no han servido para cambiar un ápice el rumbo de la guerra ucraniana. La fallida ofensiva de primavera y verano así lo demuestra. Desde el punto de vista militar, la ayuda en armas a Ucrania sólo han provocado más muerte y destrucción.
Las sanciones económicas impuestas a Rusia tampoco han logrado ningún efecto sobre la política o la economía de ese país. Rusia reemplazó sus exportaciones a Europa con nuevos mercados en China, India y otros lugares del planeta. El rublo, después de haber experimentado una ligera caída tras el inicio del conflicto, ahora es más más fuerte que nunca lo fue antes.
Los europeos pagan ahora más por la energía, y apenas han llegado a beneficiarse de las sanciones impuestas por Estados Unidos a Rusia. Los africanos también han sido perjudicados por la escalada de los precios de los cereales provocada por la misma guerra. Tampoco el conflicto bélico ha servido para beneficiar a los contribuyentes estadounidenses, que ahora empiezan a pagar el mayor despilfarro militar desde desde la guerra de Afganistán.
¿TODOS PIERDEN ES ESTA GUERRA?
Sin embargo, ha habido un ganador. El gran ganador de este sangriento pugilato en Ucrania ha sido el imperialismo estadounidense. Para ser más específicos: los grandes beneficiarios de la guerra de Ucrania han sido la industria militar estadounidense, los bancos y las empresas de capital estadounidenses vinculados a la agricultura ucraniana, y las compañías estadounidenses de gas y petróleo, que han logrado engullirse casi entero al mercado europeo. Ese es el balance real.
POR ROGER KEERAN.-
Cualquiera que se moleste en prestarle un poco de atención a la guerra de Ucrania, podrá constatar la absoluta falsedad que contiene la narrativa argumental estadounidense sobre cuáles han sido las causas del conflicto.
A saber, que el dictador Vladimir Putin se embarcó en una guerra “no provocada”, en un denodado esfuerzo sanguinario por restaurar el imperio zarista ruso. Lamentablemente, la mayoría de los estadounidenses, que no prestan ninguna atención al tema, han permitido que esa narrativa continúe progresando en este país, sin que apenas existan réplicas contra la misma.
Afortunadamente, académicos como John Mearsheimer y Jeffrey Sachs y The Nation han explicado como este conflicto fueprovocado realmente. Provocado por los Estados Unidos, un país que desde que colapsó la Unión Soviética ha ido expandiendo, imprudente y amenazadoramente, la influencia y dominio OTAN hacia toda la frontera occidental de Rusia.
Ahora, Estados Unidos no oculta su intención de incluir a Ucrania en el seno de la OTAN, y desde el año 1991 ha venido interfiriendo de forma descarada en la política interna de Ucrania, apoyando, sin ocultarlo, a las fuerzas que en ese país se manifestaban favorables al compromiso militar con Occidente. Tal política incluyó apoyar un golpe de Estado contra el presidente electo Víctor Yanoukovitch, en 2004, respaldar la llamada rebelión del Maidan, de 2014, socavar los llamados Acuerdos de Minsk (I y II de 2014 y 2015) y respaldar al actual presidente corrupto Volodymyr Zelenski.
A LA CONQUISTA DE EUROPA
Un libro recientemente publicado en francés del economista italiano Giulio Palermo, Le Conflit Russo-Ukrainien: L'imperialisme US à la conquete de l'Europe (Ediciones Delga, París, 2022), no solo relata prolijamente la historia de lo que ha ocurrido, sino que va mucho más allá de todo lo que hasta ahora hemos podido conocer en lengua inglesa. En el libro se explica con todo lujo de detalles cuáles son los intereses económicos del imperialismo estadounidense en la promoción de este conflicto.
La verdad es que no hace falta ser un genio en Economía para ver con toda claridad que el gran ganador en este conflicto no es ni Rusia ni, tampoco, Ucrania, sino la industria armamentista estadounidense. Desde que comenzó el conflicto, Ucrania ha recibido más de 75 mil millones de dólares, lo que la convierte de lejos en el principal receptor de ayuda exterior estadounidense en el mundo.
A esta cantidad deben añadirse 18.300 millones de dólares en asistencia de seguridad, 23.500 millones de dólares en armas y equipos y 4.700 millones de dólares en subvenciones y préstamos para armas. (Consejo de Relaciones Exteriores, 10 de julio de 2023).
Ni que decir tiene que la mayor parte de estas ingentes cantidades van directamente a los bolsillos de los fabricantes de armas estadounidenses. Lockheed Martin suministra misiles antitanque Javelin y lanzacohetes Himars. Raytheon suministra misiles Javelin y misiles antiaéreos Stinger, etc.,etc.,etc.
Pero Giulio Palermo va más allá de este obvio despojo del contribuyente estadounidense para adentrarse en el tema explicando que dos de los principales beneficiarios de este conflicto son los intereses bancarios y de inversión estadounidenses vinculados a la agricultura y las compañías estadounidenses de petróleo y gas.
Los Bancos y las Compañías de inversión estadounidenses tienen desde hace mucho tiempo un interés en hacerse con el control de la agricultura ucraniana, el llamado granero de Europa. Ya en 2014, el presidente pro occidental Petro Porochenko negoció un préstamo de 15.500 millones de dólares del Fondo Monetario Internacional (FMI) que insistentemente pedía a cambio la liberalización de las ventas de tierras, es decir, la venta de tierras estatales a inversores privados. Esto significó el fin de una moratoria gubernamental sobre dichas ventas, que existía desde 2001.
Bajo Volodymyr Zelensky, la privatización de la tierra se amplió. El 31 de marzo de 2020, el gobierno de Zelensky impulsó una ley impopular que legalizaba la venta de tierras agrícolas, una medida exigida durante mucho tiempo por el FMI y otros inversores internacionales.
De acuerdo con un informe de febrero de 2023 del Instituto Oakland, realizado por un grupo de expertos, alrededor de cinco millones de hectáreas (el doble del tamaño de Crimea) de la tierra más fértil del mundo “han sido 'robadas' a Ucrania por intereses privados.
"En total, más del 28 por ciento de la tierra cultivable está ahora controlada por “oligarcas, individuos corruptos y grandes agronegocios”.
Los intereses financieros estadounidenses, -así como los europeos y los de Arabia Saudita-, son los principales inversores y beneficiarios de este proceso. Entre ellos se encuentran Vanguard, -una empresa financiera con sede en Pensilvania que es el mayor proveedor de fondos mutuos del mundo- y NN Investment Partners Holdings, propiedad de Goldman Sachs.
Según el Instituto Oakland,
“varios grandes fondos de pensiones, fundaciones y fondos universitarios estadounidenses también están invertidos en tierras ucranianas a través de NCH Capital, un fondo de capital privado con sede en Estados Unidos, que es el quinto mayor terrateniente del país” (Ucrania).
El informe del Instituto Oakland no pudo ser más claro:
“Lo anterior apunta a que las tierras agrícolas de Ucrania son un factor importante en la guerra”.
EL GAS Y EL PETRÓLEO
Otro interés en la guerra, quizás incluso mayor que el de las tierras agrícolas ucranianas, es el mercado europeo de gas y petróleo. Al igual que las tierras de cultivo, los intereses del gas y el petróleo han sido ignorados casi por completo por los comentaristas estadounidenses. El gran merito del libro de Palermo es que explica cómo la guerra ha encajado perfectamente en las estrategias de las grandes compañías estadounidenses del gas y el petróleo, que aún actúan como auténticos lobbies en las decisiones de cualquier Administración que se encuentre en Washington, sea esta del signo político que sea. Históricamente, el mercado europeo dependía en gran medida del gas y el petróleo rusos. Al comienzos de la guerra de Ucrania, la Unión Europea importaba el 40 por ciento de su gas natural y el 25 por ciento de su petróleo de Rusia.
Las compañías petroleras estadounidenses llevan mucho tiempo sedientas de este mercado europeo. Esa "sed" se multiplicó después de la crisis financiera de 2007-2009, cuando nuevas y masivas inversiones en petróleo y en gas aumentaron la producción estadounidense. La producción de gas natural se incrementó en un 70 por ciento -entre 2011 y 2014-, convirtiendo a los Estados Unidos en el mayor productor de petróleo del mundo, llegando a superar tanto a Rusia como a Arabia Saudita .
Las empresas estadounidenses de petróleo y gas requirieron, pues, dar una salida a todo su gigantesco excedente. Después de haber atacado militar o económicamente a los proveedores históricos de Europa en gas y petróleo, -Irán, Irak, Libia y Venezuela-, a los Estados Unidos sólo le quedaba un rival para el mercado europeo: Rusia.
En nombre de los intereses de las grandes compañías petroleras estadounidenses, el gobierno de Washington se dispuso a atacar la dependencia europea de la energía rusa. Washington se opuso obsesivamente a la construcción del gasoducto Nordstream. Se trataba de un proyecto que pretendía abastecer las necesidades europeas de gas natural mediante la construcción de un gasoducto que iría desde Rusia hasta Alemania (Nordstream I (dos conductos reales) y Nordstream 2 (dos conductos).
El gasoducto proyectado comenzó a funcionar en 2011. Rusia invadió Ucrania en febrero del 2022. El oleoducto Nordstream fue volado por tres explosiones distintas el 26 de septiembre de 2022. Nadie se atribuyó la responsabilidad, pero cualquiera podía ver que los únicos beneficiarios de su destrucción iban a ser las compañías estadounidenses de gas y petróleo. Como así, efectivamente, fue.
LOS EFECTOS REALES DE LAS SANCIONES ECONÓMICAS
Después de la invasión rusa de Ucrania, Estados Unidos reaccionó imponiendo tres estrictas sanciones económicas, diseñadas con el fin expreso de lograr la paralización de la economía rusa.
- La primera de ellas fue la congelación de los activos del Banco estatal ruso en el extranjero.
- Con la segunda trataba de excluir a Rusia del principal sistema de intercambio monetario internacional conocido como Swift.
- La tercera medida fue la imposición de sanciones contra la importación de gas y petróleo rusos, sanciones que Washington presionó a Europa para que las siguiera.
Dada la considerable dependencia europea del petróleo y del gas ruso - (Estados Unidos prácticamente no importó gas o petróleo ruso), la ausencia de infraestructuras suficientes para manejar las importaciones estadounidenses, así como el precio más alto del petróleo estadounidense, a Europa le ha resultado extremadamente difícil poder cumplir este "mandato" sancionador. Sin embargo, las empresas estadounidenses de gas y petróleo no han dejado de incrementar sus suculentos beneficios, tanto los que obtienen de sus negocios con la guerra, como del manejo de las sanciones subsiguientes.
En 2022, Europa se convirtió en el principal destino del gas natural licuado estadounidense, representando el 65 por ciento de todas las exportaciones de ese producto, alcanzando su máximo histórico en las exportaciones de gas estadounidense a Europa.
UN FRACASO... ¿TOTAL?
Cualquier evaluación objetiva de la política estadounidense en relación con Ucrania tendría que convenir que, en términos estrictamene militares, esta guerra ha resultado un fracaso total. La cantidad ingente de armas, así como su asesoramiento y entrenamiento militar, no han servido para cambiar un ápice el rumbo de la guerra ucraniana. La fallida ofensiva de primavera y verano así lo demuestra. Desde el punto de vista militar, la ayuda en armas a Ucrania sólo han provocado más muerte y destrucción.
Las sanciones económicas impuestas a Rusia tampoco han logrado ningún efecto sobre la política o la economía de ese país. Rusia reemplazó sus exportaciones a Europa con nuevos mercados en China, India y otros lugares del planeta. El rublo, después de haber experimentado una ligera caída tras el inicio del conflicto, ahora es más más fuerte que nunca lo fue antes.
Los europeos pagan ahora más por la energía, y apenas han llegado a beneficiarse de las sanciones impuestas por Estados Unidos a Rusia. Los africanos también han sido perjudicados por la escalada de los precios de los cereales provocada por la misma guerra. Tampoco el conflicto bélico ha servido para beneficiar a los contribuyentes estadounidenses, que ahora empiezan a pagar el mayor despilfarro militar desde desde la guerra de Afganistán.
¿TODOS PIERDEN ES ESTA GUERRA?
Sin embargo, ha habido un ganador. El gran ganador de este sangriento pugilato en Ucrania ha sido el imperialismo estadounidense. Para ser más específicos: los grandes beneficiarios de la guerra de Ucrania han sido la industria militar estadounidense, los bancos y las empresas de capital estadounidenses vinculados a la agricultura ucraniana, y las compañías estadounidenses de gas y petróleo, que han logrado engullirse casi entero al mercado europeo. Ese es el balance real.
Octavio | Sábado, 28 de Octubre de 2023 a las 09:06:23 horas
Es INMORAL e incluso PORNOGRAFICO que ustedes suban este tipo de artículos que BLANQUEAN a Putin. Ahora resulta ser que los ucranianos mueren por "MUERTE NATURAL". Están haciendo lo mismo que determinada prensa hacía con la Gran Hambruna de Stalin, justificar a RUSIA. SON UNOS MISERABLES.
Octavio (octhdz44@outlook.es)
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