EL GOBIERNO INCREMENTA EL ARSENAL MILITAR DE ESPAÑA: OBEDIENCIA CIEGA A LA OTAN
Nuevas inversiones significativas en equipamiento y tecnología militar
En un esfuerzo por dejar en evidencia su compromiso establecido con la OTAN de elevar el gasto militar, el Gobierno español en funciones ha anunciado, sin apenas repercusión mediática, nuevas inversiones significativas en equipamiento y tecnología militar (...).
Por A. RAMÍREZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
En un esfuerzo por dejar en evidencia su compromiso establecido con la OTAN de elevar el gasto militar, el Gobierno español en funciones ha anunciado, sin apenas repercusión mediática, nuevas inversiones significativas en equipamiento y tecnología militar.
Entre las adquisiciones más destacadas se encuentran 16 aeronaves C295, que se ensamblarán en Sevilla, destinadas a patrulla y vigilancia marítima.
El Gobierno ha aprobado, igualmente, la adquisición de tecnología de combate aéreo, apoyo operacional a aeronaves y vehículos logísticos multipropósito.
Según la versión gubernamental, "estas inversiones buscan mejorar la eficiencia y capacidad de respuesta de las fuerzas armadas en diversas situaciones".
El Ejecutivo también ha destinado nuevos fondos para el desarrollo de nuevos programas de armamento, incluyendo el lanzacohetes Silam, que tiene un alcance de hasta 300 kilómetros. Además, se ha financiado la modernización de sistemas de misiles antiaéreos y la adquisición de misiles contra-carro.
La ampliación del presupuesto militar se destinará también a la adquisición de cazas Eurofighter, que reemplazarán a los veteranos F-18 en las próximas décadas y la remodelación de aviones A330 para uso militar.
El anuncio del Gobierno de Coalición sobre el incremento en el gasto militar se convierte en una nueva evidencia de la sumisión española a los intereses de EE.UU., representado por la Alianza Atlántica.
Y es que, lejos de ser, como se pretende, una simple alianza defensiva, la OTAN ejerce como el brazo militar del imperialismo occidental.
Su historia está plagada de intervenciones en países que buscan ejercer su soberanía y resistir la imposición de intereses foráneos.
Estas intervenciones, muchas veces justificadas bajo el manto de la "defensa de la democracia", no son más que estrategias para asegurar el control de recursos y mercados, y para neutralizar cualquier amenaza a la hegemonía occidental.
Por A. RAMÍREZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
En un esfuerzo por dejar en evidencia su compromiso establecido con la OTAN de elevar el gasto militar, el Gobierno español en funciones ha anunciado, sin apenas repercusión mediática, nuevas inversiones significativas en equipamiento y tecnología militar.
Entre las adquisiciones más destacadas se encuentran 16 aeronaves C295, que se ensamblarán en Sevilla, destinadas a patrulla y vigilancia marítima.
El Gobierno ha aprobado, igualmente, la adquisición de tecnología de combate aéreo, apoyo operacional a aeronaves y vehículos logísticos multipropósito.
Según la versión gubernamental, "estas inversiones buscan mejorar la eficiencia y capacidad de respuesta de las fuerzas armadas en diversas situaciones".
El Ejecutivo también ha destinado nuevos fondos para el desarrollo de nuevos programas de armamento, incluyendo el lanzacohetes Silam, que tiene un alcance de hasta 300 kilómetros. Además, se ha financiado la modernización de sistemas de misiles antiaéreos y la adquisición de misiles contra-carro.
La ampliación del presupuesto militar se destinará también a la adquisición de cazas Eurofighter, que reemplazarán a los veteranos F-18 en las próximas décadas y la remodelación de aviones A330 para uso militar.
El anuncio del Gobierno de Coalición sobre el incremento en el gasto militar se convierte en una nueva evidencia de la sumisión española a los intereses de EE.UU., representado por la Alianza Atlántica.
Y es que, lejos de ser, como se pretende, una simple alianza defensiva, la OTAN ejerce como el brazo militar del imperialismo occidental.
Su historia está plagada de intervenciones en países que buscan ejercer su soberanía y resistir la imposición de intereses foráneos.
Estas intervenciones, muchas veces justificadas bajo el manto de la "defensa de la democracia", no son más que estrategias para asegurar el control de recursos y mercados, y para neutralizar cualquier amenaza a la hegemonía occidental.
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