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Domingo, 10 de Septiembre de 2023 Tiempo de lectura:

LA ESPAÑOLIZACIÓN DE CANARIAS A TRAVÉS DE LA PROPAGANDA FASCISTA

La dictadura franquista trató de uniformar y centralizar todos los territorios

En su estudio “La españolización de Canarias a través de la propaganda falangista (1936-1945)”, los historiadores Ricardo A. Guerra Palmero y Aarón León Álvarez analizan en profundidad este proceso de españolización de Canarias durante la guerra civil española y la inmediata posguerra a través de la propaganda desplegada por el partido único del régimen franquista, la Falange Española Tradicionalista y de las JONS (...).

 

Por EUGENIO FERNÁNDEZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-

 

  En un tiempo como el actual, caracterizado por launiformización cultural impuesta por la industria global del entretenimiento y los grandes medios de comunicación, las peculiaridades culturales de los pueblos corren un serio peligro de desaparición. Cuando las series de Netflix, y otras plataformas similares, llegan a tener más peso en la socialización de las nuevas generaciones que instancias tradicionales como la escuela resulta comprensible que un joven de Canarias acabe teniendo los mismos referentes e incluso un lenguaje muy similar a cualquier otro joven de León o de Madrid.

 

  Esta realidad, sin embargo, es relativamente reciente en términos históricos.  En el caso de Canarias, la lejanía del Archipiélago con respecto a la Península Ibérica dio lugar a un desarrollo muy particular y a una idiosincrasia cultural que, aunque sometida al proceso de homogenización, primero mediante la acción estatal y más tarde por los mecanismos “globalizadores” mencionados, ha logrado pervivir en el tiempo.

 

  Esta idiosincrasia canaria, sin embargo, se encontraba muchísimo más marcada en el pasado siglo XX, y más concretamente, durante su primera mitad.

 

  Según explican los historiadores los historiadores Ricardo A. Guerra Palmero y Aarón León Álvarez - en su estudio “La españolización de Canarias a través de la propaganda falangista (1936-1945)”- en la década de 1930 Canarias presentaba numerosas particularidades y diferencias respecto al conjunto del Estado español.

 

  Su posición geográfica en el noroeste de África, a más de 2.000 kilómetros de distancia de la Península Ibérica; su modelo económico basado en el régimen de Puertos Francos y la exportación agraria a mercados europeos, que había propiciado una mayor vinculación económica con el exterior que con la propia España; la importancia de los movimientos migratorios con dirección a América, que también diferían de otras regiones del país; y la destacada presencia de masonería y de colonias de extranjeros, especialmente británicos, que controlaban servicios estratégicos y compañías relevantes en las islas.

 

  La dictadura franquista, por su parte, trató de uniformar y centralizar todos los territorios mediante un exacerbado centralismo político, económico y cultural, y una visión excluyente de lo español.

 

  En este complejo contexto histórico, el Archipiélago Canario fue sometido a un intenso proceso que los autores denominan como de “españolización”.

 

  Ricardo A. Guerra Palmero y Aarón León Álvarez analizan en profundidad este proceso de españolización de Canarias durante la guerra civil española y la inmediata posguerra a través de la propaganda desplegada por el partido único del régimen franquista, la Falange Española Tradicionalista y de las JONS.

 

  Y es que  -según estos historiadores – el propio discurso político de los falangistas se podría calificar como extraño y ajeno a la sociedad canaria de la época, dada la muy escasa presencia e implantación del partido en las islas antes del golpe de Estado de julio de 1936 y a las propias características y peculiaridades del archipiélago.

 

  Los principales estudiosos del tema señalan que los jerarcas e informes falangistas mostraban una “gran extrañeza y desconocimiento ante las prácticas y costumbres de la población isleña”, emitiendo juicios sumamente negativos sobre las islas.

 

  Especialmente contra los sectores sociales más pudientes y poderosos, que trababan de imitar las costumbres anglosajonas debido a la presencia de una influyente colonia de ingleses en el Archipiélago.

 

  Así, las costumbres tildadas de "extranjerizantes", la arraigada tradición ideológica liberal y las expresiones de regionalismo político de una parte sustancial de la burguesía canaria, la muy destacada influencia histórica de la masonería en la etapa anterior, los vínculos económicos y culturales con el exterior -fundamentalmente con el Reino Unido- y la numerosa presencia de elementos burgueses de origen extranjero en puestos destacados, fueron factores que concitaron duras críticas de los principales jerarcas falangistas destinados en Canarias durante esos años.

 

  Estas valoraciones negativas se justificaban, más allá de los prejuicios ideológicos propios del falangismo, en las evidentes dificultades que estos dirigentes encontraban para hacerse con el efectivo control político del archipiélago, las constantes tensiones y conflictos internos dentro de la propia Falange y entre ésta y otras instituciones y destacados individuos del poder económico y la alta sociedad insular.

 

 Por todo ello, la lucha contra las influencias foráneas y contra aquello rotulado despectivamente como "extranjerizante" se convirtió en una prioridad para la Falange en Canarias durante esos años, con vistas a reforzar los lazos económicos y culturales de las islas con la España peninsular.

 

  El estudio de Ricardo A. Guerra Palmero y Aarón León Álvarez señala, en este sentido, que:

 

  "La búsqueda de elementos que definieran la españolidad de las Islas Canarias centró una parte considerable del esfuerzo de los servicios técnicos y de propaganda de Falange durante el período de la guerra civil y de la posguerra".

 

  "Se asistirá - explican los autores - a la elaboración de un discurso tendente a resaltar la condición del archipiélago como territorio español, fundamentalmente a partir de la difusión de una serie de mitos castellanos y de la conexión de los valores de la guerra y de los conceptos de victoria y de paz para la retaguardia canaria, cuestión esta que, por ejemplo, en el caso de la prensa fue una constante durante el período estudiado".

 

  En las comunicaciones de los dirigentes falangistas se apreciaba - añaden Guerra Palmero y León Álvarez - "una clara preocupaciónpor reducir cualquier influencia exterior –especialmente británica– y por reforzar los lazos económicos y culturales de Canarias con la península".

 

  La conclusión de los historiadores es que el "éxito de la propaganda y de la política falangista de cara a la divulgación de su ideario, la españolización de Canarias y la exaltación de los «valores eternos» isleños en el seno de la unidad del país fue desigual".

 

  En lo referente a la  integración económica con la Península y al intendo de expulsar las influencias británicas fracasaron en gran media, mientras que si lograron  una mayor integración comercial con la península y se reservó el mercado peninsular para los plátanos canarios.

 

  Según apuntan Ricardo A. Guerra Palmero y Aarón León Álvarez, el propósito de los falangistas cohocaba con el sentimiento de  buena parte de la población, que identificaba la presencia de extranjeros, principalmente británicos, con la normalidad económica y con la etapa puertofranquista por oposición a la crítica situación creada a partir de la sublevación militar por las medidas tomadas por el poder central.

 

  "La «españolización» económica y administrativa de Canarias no era bien vista por muchos y se manifestaba en un incipiente sentimiento antipeninsular".

 

  "Sin embargo -opinan los historiadores - ello no implicaba necesariamente un sentimiento separatista, sino más bien de malestar".

 

  "En periodos pretéritos la población se consideraba española, solo que abandonada por el poder central, y en los años cuarenta se sentía agredida por unas políticas que empobrecían aún más a las islas y por la prepotencia de algunos elementos de origen peninsular".

 

   La conclusión fue - explican los historiadores - "que las jerarquías del partido, salvo excepciones, acabaron asimilando y apoyando buena parte de las demandas tradicionales de la burguesía canaria".

 

 
 
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  • Maribel Santana

    Maribel Santana | Martes, 12 de Septiembre de 2023 a las 15:13:49 horas

    Pues movimientos separatistas hubo y existe aunque ahora no estén organizados.

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