¿UNA REBELIÓN PACÍFICA? EL SINGULAR MOVIMIENTO ANTI-RECLUTAMIENTO CANARIO CONTRA LAS LEVAS MILITARES
El Impacto del colapso colonial en la sociedad canaria
¿Cómo marcó la peculiaridad canaria su rechazo al servicio militar obligatorio durante las últimas fases del Imperio colonial Español? ¿Fue su singular identidad, forjada por un cruce de influencias culturales, la razón principal de su resistencia pacífica, o existieron otros factores que mitigaron el ardor revolucionario en estas islas? Adéntrate en un relato de resistencia y singularidad, donde la lucha contra el colapso imperial se entrelazó con la construcción de una identidad insular única y una resistencia marcada por su desconexión con los problemas delContinente
POR M. RELTI PARA CANARIAS SEMANAL.ORG
A finales del siglo XIX y principios del XX, España se encontraba en la última fase del colapso de su Imperio colonial y acosada por frentes de batalla tan intensos como lo fueron la Guerra de Cuba, la de Filipinas y la de Marruecos.
Estas dramáticas confrontaciones bélicas, sumadas a narrativas de jóvenes soldados isleños que partían hacia ignotos frentes de lucha, de los que quizá jamás regresaran o podían hacerlo gravemente mutilados, en condiciones deplorables de salud y como una onerosa carga familiar añadida, dejaron una impronta profunda en el imaginario colectivo del conjunto de la sociedad canaria.
En el Archipiélago canario se produjo un importante movimiento de resistencia social a los reclutamientos obligatorios al servicio militar.
En cualquier caso, Canarias no fue, en este sentido, una excepción. En otros territorios de Estado se produjeron igualmente fuertes e, incluso, violentas resistencias a los reclutamientos. Pero, ¿qué fue lo que sucedió específicamente en estas Islas que las diferenció del resto del territorio del Estado?
¿Por qué resultó tan fuerte su rechazo al "sistema de quintas"?
LA PECULIARIDAD CANARIA
A diferencia del resto del Estado español, Canarias había forjado una identidad peculiar, única, en su población. Su ubicación geográfica había colocado a las Islas en un cruce estratégico de influencias entre culturas indígenas, africanas, americanas y europeas, dando lugar en el seno de la sociedad isleña a un tejido cultural muy particular.
Esta identidad diferenciada generó en su población un fuerte sentimiento de desconexión con los conflictos continentales y, por ende, con el servicio militar. La riqueza multicultural existente en las Islas creó un sentimiento de lejanía y desconexión con las guerras que entonces España había emprendido en tierras lejanas. Este sentimiento se vio acentuado por la resistencia social generalizada a que los jóvenes isleños fueran reclutados en misiones suicidas carentes de sentido.
¿POR QUÉ ENVIAR A NUESTROS JÓVENES A LA GUERRA?
El Archipiélago se encontraba fuertemente ligado a la agricultura. La mayoría de los jóvenes veían más su futuro en la tierra o en la emigración que empuñando las armas en contra de desconocidos "enemigos", en tierras remotas.
Además, para no pocas familias canarias enviar a sus hijos al Ejército significaba perder una valiosísima e irremplazable mano de obra que resultaba vital para el sustento familiar.
España contaba con un método de reclutamiento llamado el "sistema de quintas". En un sorteo público se elegían al azar a los jóvenes que debían realizar el servicio militar.
A pesar de que existían unas pocas exenciones para aquellos que eran el único sustento económico familiar, -los "mantenedores"- este sistema ponía al descubierto evidentes desigualdades. Las familias adineradas del Archipiélago tenían la posibilidad legal de pagar sustitutos o "rescates", para que sus privilegiados vástagos no fueran movilizados, ni corrieran el peligro de perder la vida en los últimos frentes de batalla de un imperio en abierta bancarrota.
En cambio, aquellos que no disponían de medios económicos para eludir el servicio militar, que eran la inmensa mayoría, tenían que pasar por las horcas caudinas del reclutamiento forzoso.
LA RESISTENCIA A LAS LEVAS MILITARES
En las Islas la resistencia de la sociedad a que sus jóvenes fueran reclutados como carne de cañón en las guerras coloniales españolas, no se expresó solamente como una evasión individual. Resistirse contra el “sistema de quintas" se manifestó en el Archipiélago a través de múltiples formas: desde la emigración masiva clandestina, a las presiones sociales y expresiones culturales de rechazo, pasando, también, por las protestas pacíficas.
Sin embargo, en Canarias, el movimiento en contra de los reclutamientos no tuvo el carácter de auténticas rebeliones populares que, en cambio, sí se produjeron en otros puntos de la geografía peninsular.
¿A QUÉ OBEDECÍA EL CARÁCTER PACÍFICO DE LA OPOSICIÓN A LOS RECLUTAMIENTOS?
Existen múltiples argumentos que nos permiten entender por qué en las Islas no tuvieron lugar ese tipo de rebeliones sociales, como sí sucedió en muchos puntos del resto del territorio del Estado.
La fragmentada geografía insular y el aislamiento secular del Archipiélago limitaron la difusión de ideas revolucionarias y movimientos de masas que, en cambio, ya se habían iniciado a lo largo del siglo XX en el resto del Estado.
Conviene, asimismo, recordar que los componentes de la estructura social de las Islas estaban menos polarizados, existiendo, además, una fuerte cohesión comunitaria. Aunque en la sociedad canaria existían evidentes contradicciones de clase entre los grandes terratenientes y los trabajadores agrícolas, el antagonismo entre estos grupos no alcanzaba los niveles de otras regiones altamente industrializadas del Estado español.
Por otra parte, la alternativa de la emigración, escogida como un medio para "aliviar" las tensiones sociales, desempeñó un papel crucial en la amortiguación de la protesta social, en la conflictividad latente que se produjo en el curso de aquellos años. La emigración, en efecto, funcionó como una excelente válvula de escape que ofrecía a la fragmentada sociedad canaria una alternativa al enfrentamiento directo.
Desde una perspectiva marxista, podría afirmarse que la ausencia de una “polarización clasista” clara en la sociedad canaria, sujeta a una economía mayoritariamente agraria, a la que se agregaba, además, componentes semifeudales, junto con otros factores que los límites de este trabajo no nos permiten abordar aquí, fueron cruciales a la hora de poder entender la ausencia de grandes revueltas sociales en el Archipiélago en contra de las últimas levas de un imperio que se estaba hundiendo por momentos.
POR M. RELTI PARA CANARIAS SEMANAL.ORG
A finales del siglo XIX y principios del XX, España se encontraba en la última fase del colapso de su Imperio colonial y acosada por frentes de batalla tan intensos como lo fueron la Guerra de Cuba, la de Filipinas y la de Marruecos.
Estas dramáticas confrontaciones bélicas, sumadas a narrativas de jóvenes soldados isleños que partían hacia ignotos frentes de lucha, de los que quizá jamás regresaran o podían hacerlo gravemente mutilados, en condiciones deplorables de salud y como una onerosa carga familiar añadida, dejaron una impronta profunda en el imaginario colectivo del conjunto de la sociedad canaria.
En el Archipiélago canario se produjo un importante movimiento de resistencia social a los reclutamientos obligatorios al servicio militar.
En cualquier caso, Canarias no fue, en este sentido, una excepción. En otros territorios de Estado se produjeron igualmente fuertes e, incluso, violentas resistencias a los reclutamientos. Pero, ¿qué fue lo que sucedió específicamente en estas Islas que las diferenció del resto del territorio del Estado?
¿Por qué resultó tan fuerte su rechazo al "sistema de quintas"?
LA PECULIARIDAD CANARIA
A diferencia del resto del Estado español, Canarias había forjado una identidad peculiar, única, en su población. Su ubicación geográfica había colocado a las Islas en un cruce estratégico de influencias entre culturas indígenas, africanas, americanas y europeas, dando lugar en el seno de la sociedad isleña a un tejido cultural muy particular.
Esta identidad diferenciada generó en su población un fuerte sentimiento de desconexión con los conflictos continentales y, por ende, con el servicio militar. La riqueza multicultural existente en las Islas creó un sentimiento de lejanía y desconexión con las guerras que entonces España había emprendido en tierras lejanas. Este sentimiento se vio acentuado por la resistencia social generalizada a que los jóvenes isleños fueran reclutados en misiones suicidas carentes de sentido.
¿POR QUÉ ENVIAR A NUESTROS JÓVENES A LA GUERRA?
El Archipiélago se encontraba fuertemente ligado a la agricultura. La mayoría de los jóvenes veían más su futuro en la tierra o en la emigración que empuñando las armas en contra de desconocidos "enemigos", en tierras remotas.
Además, para no pocas familias canarias enviar a sus hijos al Ejército significaba perder una valiosísima e irremplazable mano de obra que resultaba vital para el sustento familiar.
España contaba con un método de reclutamiento llamado el "sistema de quintas". En un sorteo público se elegían al azar a los jóvenes que debían realizar el servicio militar.
A pesar de que existían unas pocas exenciones para aquellos que eran el único sustento económico familiar, -los "mantenedores"- este sistema ponía al descubierto evidentes desigualdades. Las familias adineradas del Archipiélago tenían la posibilidad legal de pagar sustitutos o "rescates", para que sus privilegiados vástagos no fueran movilizados, ni corrieran el peligro de perder la vida en los últimos frentes de batalla de un imperio en abierta bancarrota.
En cambio, aquellos que no disponían de medios económicos para eludir el servicio militar, que eran la inmensa mayoría, tenían que pasar por las horcas caudinas del reclutamiento forzoso.
LA RESISTENCIA A LAS LEVAS MILITARES
En las Islas la resistencia de la sociedad a que sus jóvenes fueran reclutados como carne de cañón en las guerras coloniales españolas, no se expresó solamente como una evasión individual. Resistirse contra el “sistema de quintas" se manifestó en el Archipiélago a través de múltiples formas: desde la emigración masiva clandestina, a las presiones sociales y expresiones culturales de rechazo, pasando, también, por las protestas pacíficas.
Sin embargo, en Canarias, el movimiento en contra de los reclutamientos no tuvo el carácter de auténticas rebeliones populares que, en cambio, sí se produjeron en otros puntos de la geografía peninsular.
¿A QUÉ OBEDECÍA EL CARÁCTER PACÍFICO DE LA OPOSICIÓN A LOS RECLUTAMIENTOS?
Existen múltiples argumentos que nos permiten entender por qué en las Islas no tuvieron lugar ese tipo de rebeliones sociales, como sí sucedió en muchos puntos del resto del territorio del Estado.
La fragmentada geografía insular y el aislamiento secular del Archipiélago limitaron la difusión de ideas revolucionarias y movimientos de masas que, en cambio, ya se habían iniciado a lo largo del siglo XX en el resto del Estado.
Conviene, asimismo, recordar que los componentes de la estructura social de las Islas estaban menos polarizados, existiendo, además, una fuerte cohesión comunitaria. Aunque en la sociedad canaria existían evidentes contradicciones de clase entre los grandes terratenientes y los trabajadores agrícolas, el antagonismo entre estos grupos no alcanzaba los niveles de otras regiones altamente industrializadas del Estado español.
Por otra parte, la alternativa de la emigración, escogida como un medio para "aliviar" las tensiones sociales, desempeñó un papel crucial en la amortiguación de la protesta social, en la conflictividad latente que se produjo en el curso de aquellos años. La emigración, en efecto, funcionó como una excelente válvula de escape que ofrecía a la fragmentada sociedad canaria una alternativa al enfrentamiento directo.
Desde una perspectiva marxista, podría afirmarse que la ausencia de una “polarización clasista” clara en la sociedad canaria, sujeta a una economía mayoritariamente agraria, a la que se agregaba, además, componentes semifeudales, junto con otros factores que los límites de este trabajo no nos permiten abordar aquí, fueron cruciales a la hora de poder entender la ausencia de grandes revueltas sociales en el Archipiélago en contra de las últimas levas de un imperio que se estaba hundiendo por momentos.





























Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.44